Joxan Rekondo
Estos días se ha estrenado la película El hombre cooperativo, dirigida por Gorka Urresti, que viene a narrar la vida y la visión de José María Arizmendiarrieta, promotor del movimiento cooperativo. La visión que se ofrece de la vida del mismo es tremendamente humana, de apertura y predisposición hacia los demás, y refleja el desapego a las comodidades mundanas que caracterizó su vida.
Desde su modesta condición de ‘solo y siempre sacerdote’, representa el espíritu vivo de un movimiento social transformador que hoy tiene resonancia mundial. Transformación social que, como resalta Joxe Azurmendi en el mismo documental, únicamente puede hacerse desde abajo y sin esperar al Estado, por medio de la acción que surge desde la propia comunidad, al haber fracasado en su versión de socialismo desde arriba.
Al hilo de lo que nos sugiere el filme de Urresti, procede que nos preguntemos por la fortaleza actual de la acción que surge de la comunidad. Y por la posibilidad de recuperar la pujanza e innovar esa capacidad de acción para ponerla al servicio de la transformación social, en el marco de un Herrigintza potente.
Contra esta pretensión, se dice que el marco cultural que se ha hecho dominante se inclina hacia el individualismo. No es, además, una cultura que promueva un tipo de individuo que se hace cargo de sí mismo, sino que predomina un individualismo dependiente, a la espera de que sean otros -agentes del mercado o del estado- los que provean de los bienes y servicios necesarios para su existencia y bienestar.
Hemos de reconocer que la cultura que podría identificarse con la generación de Arizmendiarrieta se ha debilitado como consecuencia de un proceso de institucionalización que ha llevado a que muchas de las funciones que cubría la acción comunitaria no-pública se hayan dejado exclusivamente en manos de la administración pública o el management empresarial.
Sin embargo, no hay razones para pensar que un enfoque menos dependiente de tutelas dominicales o públicas y más comunitario puede ser menos eficiente en la respuesta a las necesidades sociales de las personas, en su doble vertiente individual y grupal. De hecho, esta perspectiva realzaría el valor de la participación directa desde la misma base social, entendiendo que la centralidad de las personas solo puede mostrarse desde la plena capacitación de éstas como sujeto activo principal de su propia autorrealización en todas las esferas de lo social. En este sentido, cabría reinterpretar el auzolan o trabajo en vecindad para darle un significado más moderno, que sea socialmente integrador, pero no a partir de estrategias sustentadas en derechos absolutos, sino en base a obligaciones sociales compartidas o a una extensión de la cooperación que contrapesen esa cultura de derechos en las comunidades de vida (hogares, vecindades, empresas, …) que compartimos.
A partir del principio comunitario puede comprenderse también la identificación inseparable entre comunidad humana y ecosistema, a través del vínculo de la persona con el territorio concreto en el que está enraizada. O que la consideración del acceso y disfrute de los bienes económicos esté fundamentalmente asociada a los factores de trabajo y servicio que proporcionan al bien común (entendido como bien de todos y de cada uno) más que a la titularidad de la propiedad.
“Conjuguemos el TRABAJO y la CULTURA, mantengámoslas vinculadas al servicio de una comunidad progresiva, para bien del hombre”, dijo el ‘hombre cooperativo’. La revolución diaria que postuló Arizmendiarrieta está plenamente vigente. Hoy también hay que saber “actuar en el ámbito de las posibilidades sin renunciar a los ideales“. Así, cada acción, por pequeña que sea, que cada uno, individual o asociadamente, podemos dar en cada uno de esos ámbitos donde convivimos, es revolucionaria. Acciones que se pueden emprender en el ámbito de la educación, de la cooperación empresarial, del barrio o del municipio, de las instituciones sociales o políticas… Son muchos pequeños compromisos que están al alcance de todos. Ahí es donde hemos de mostrar que somos capaces de ejercitar autogobierno y responsabilidades.
La mejora de la condición humana solo puede provenir del impulso de personas y comunidades, desde la base social en la que se vive unas responsabilidades compartidas que se aplican a las tareas cotidianas de la vida. “Inork emotekoari edo egindakoari begira dagona iñoren mende dago, naiz erri edo gizon soil”, es otra expresión arizmendiana que representa esta idea de autogobierno personal y colectivo. En esta se manifiesta la esencia del principio de subsidiariedad. Este es el auténtico significado de la hoy tan popularizada idea del ‘gure esku dago’, que nos habría de valer para extenderla en la práctica social del día a día.
Estamos obligados a hacer todo lo que podemos hacer, aunque podamos esperar la ayuda de instancias sociales e institucionales, obligadas a su vez a darnos auxilio en aquello que no podemos hacer nosotros solos. Es un principio que puede aplicarse a todas las dimensiones de la vida social (gobernanza y participación públicas, relaciones vecino-comunales y actividades económicas) y que podemos integrar en un paradigma que catalice al máximo nuestras energías sociales al servicio de un proyecto convivencial común.
La elevación de la condición humana no es cosa de elites y vanguardias que tutelen la vida social. No hay más remedio que bajar para elevarse. Así es, hay que bajar a los lugares donde vivimos la cotidianeidad para elevar las condiciones morales y materiales de la existencia humana, que solo pueden alcanzar toda su potencialidad cuando se establecen, de manera libre y participativa, por las mismas personas que están afectadas por ellas. Esta es una de las lecciones esenciales que podemos extraer del legado que nos deja la generación de Arizmendiarrieta.
El cooperativismo mantiene un gran atractivo humano y quizás también económico.
El gran cooperativismo oficial español fue el vasco pero no debemos olvidar el inmenso tejido intensamente «cooperativo» de la industria de Valencia y Alicante. Su estructura «fabril» «artesanal» y «familiar» estaba organizada según las exigencias de la economía semi-sumergida y de la maquila y todavía sostienen hoy día pujantes industrias en Levante que han resistido muy bien las embestidas de la globalización y del euro.
En paralelo hemos visto cómo se desmoronaban las estructuras construidas bajo la legislación políticamente correcta.
Hoy el crecimiento mundial solo ocurre en Zonas Económicas Espaciales, unas 2000 en todo el mundo. Es decir, zonas sin los costes inasumibles del Estado Socialdemócrata que genera paro y pobreza tras solo cincuenta años de rodaje.
El tema está muy bien traído por el Sr. Rekondo y merece un tratamiento en profundidad y abierto. Es decir, analizando los efectos destructivos de la fiscalidad exacerbada o las razones ocultas de la destrucción de Yugoslavia donde el sistema cooperativo era la norma.
Saludos
..Zonas Económicas Espaciales como el inmenso tejido «cooperatico» de Valencia y Alicante + costes inasumibles del Estado Socialdemócrata + fiscalidad exacerbada + Destrucción de Yugoeslavia..
..sencíllamente Galáctico (Espacial )…
Decía el Ortuzar en el Aberri…, «nuestra posición es clara, es una cuestión de principios, con el 155 no jugamos….» APLAUSOS de las masa enardecidas…, muchas masas.. Copiado .
El cabreo de la batasunada por el pacto del PNV con el PP es natural. Es necesario defender el derecho al pataleo de los inútiles fracasados.
Qué manía con creer que las alimañas que hace ya unos años tomaron el control del Partido son el centro del mundo…
Que no hombre, que no. Para empezar, la mayoría de diputados en el congreso que eligieron los vascos han votado no a mantener a M.Rajoy en el cargo. Al fin y al cabo, los representantes de las alimañas sólo obtuvieron 5 escaños de 18, y fueron segundos en esas elecciones.
Es más, hoy mismo el parlamento vasco a rechazado el apoyo a esos presupuestos de la Gurtel. Ya sabemos el respeto que tienen algunos por el parlamento vasco, empezando por las alimañas que ocupan Sabin Etxea. Pero guste o no, el parlamento representa a los vascos.
Lo de ayer es un negociete particular entre unos poquitos (muy poquitos) que sólo buscan llenarse los bolsillos. Y resulta que a la mayoría de vascos ese descaro y esa forma de reirse del Pueblo Vasco no les resulta agradable.
Es de dominio público que para triunfar en política hay que tragarse muchas pollas. La de ayer es otra más, pero por Dios, limpiaros la boca antes de besar a vuestras madres
No hemos cumplido la palabra dada y no calculamos adecuadamente nuestra capacidad limitada», ha manifestado Egibar el día después de que sus cinco parlamentarios votaran a favor de las cuentas de 2018. Egibar ha intentado justificar la decisión final de su partido en el Congreso intentando poner en valor que fue el único partido que se «auto impuso» conseguir que se suspendiera la aplicación del artículo 155 en Cataluña frente a otros como EH Bildu.
capacidad limitada y «auto impuesto»…prodigioso en la mente del «Alma soberanista»…insuperable..
Creo que del sistema cooperativo que hubo en Yugoslavia … se pueden analizar los hechos y sacar conclusiones.
No todo lo que se hizo ahí fue malo pero de lo que no podemos olvidarnos es que se trataba de un sistema controlado con mano férrea por el Estado UNI nacional, socialista marxista leninista.
O sea que fue una baturrada de signo yugoslavo.
Poco o nada que ver con lo que fundaron gentes lideradas por JM Arizmendiarrieta, modelo que ha servido y sigue sirviendo a escala mundial como ejemplo de gestión, eficaz, humano, autogestionado, al día en las herramientas de management, … , su universidad, entidad financiera, etc.
Cuando buscamos referencias para afrontar nuestros problemas, tenemos la tendencia a mirar hacia fuera. Veo dos razones para ello:
1.- La consideración de que las referencias externas son mejores que las propias. Pero lo cierto es que ni el capitalismo individualista ni el socialismo colectivista están para tirar cohetes porque el criterio de la verdad, que es la práctica, ha puesto a cada uno en su sitio.
2.- Desconocimiento de nuestras propias referencias, o su rechazo por entender que son soluciones particularistas (baserrikeriak). Trabajos como este de Rekondo, pueden sernos de gran utilidad para profundizar y actualizar en las aportaciones que nos ha proporcionado nuestra identidad tradicional.
No me parecen acertadas las críticas de aldeanismo que se hace a nuestra lógica tradicional, porque:
1. Plantear la relación entre los bienes y las personas en función del trabajo directo realizado no está fuera de tiempo ni de lugar.
2. Plantear la relación entre lo personal-individual con la cohesión social de un modo antagónico y no complementario, nos lleva a la confrontación y no a la cooperación.
Veo que por aquí abundan mentes que creen en lo excepcional de su ombligo identitario. Aconsejo un largo viaje con inspección acular incluida para verificar el axioma de que la esencia de todos los ombligos es idéntica.
Se ha hecho mucho daño educando para la diferenciación umbilical.
Me parece tan esperpéntico que una comunidad se crea absolutamente diferente en todo a las demás, como la se cree que todas son absolutamente iguales. Los vascos; como el resto de pirenaicos, tenemos, además de hermanos, primos en otros lugares con costumbres parecidas. Aceptando la creencia cristiana de que todos somos hermanos, personas con los mismos derechos, ello no nos debe de llevar a decir que todos somos primos.
“…el comunismo coincide con el área de la familia comunitaria indivisa.
La familia autoritaria (indivisa y troncal) sería predominante en las zonas en las que se desarrollaran la social democracia alemana y escandinava y el radicalismo francés. La familia nuclear igualitaria corresponde al ideal democrático de la Francia del Norte y la familia nuclear absoluta coincide con el parlamentarismo inglés (versión inglesa y americana).
Esta equiparación entre estructura, valores del grupo doméstico e ideología, ayuda a resolver, según H. Mendras (1984), ciertos enigmas del mapa electoral europeo: la Italia roja es un área en la que predomina la familia nuclear. En zonas del centro de Francia, en las que la clase política se asombraba de que el campesinado votara a la izquierda y a la extrema izquierda desde 1848, corresponde al área de la familia indivisa. A nivel europeo, las democracias socialistas no han tenido éxito más que en los países de familia indivisa: Rusia, Ukrania, Bulgaria, Albania, ex-Yugoslavia, Hungría. Polonia, lugar de familia nuclear, ha sido siempre rebelde al comunismo. Polonia tiene un régimen de campesinado individualista que resiste a un régimen político aceptable para los mujiks comunitarios. Las diferentes formas del mir pueden ser una buena prefiguración de los soviets y de los kolhoses. En Polonia, en cambio, nunca hubo colectivización de tierras ni cooperativización. Las estructuras familiares y aldeanas explican su resistencia a las formas colectivistas. Si estas teorías las aplicamos
al caso vasco, el fenómeno de Mondragon podría explicarse mediante un análisis similar. Es decir, el cooperativismo (y no socialismo) industrial, se explicaría por el sistema tradicional de cooperación vasco (comunitario, autoritario –familia troncal–) No habría desembocado en el socialismo ya que la vida tradicional vasca no es igualitaria sino desigualitaria (herencia a un solo hij@)….” (Domestic and community logic in the traditional pyrenaic society, Martínez Montoya, J.)
Mira Manuoquendo, creo que tu análisis es parcial.
Empezaré manifestando que sí, que soy de pueblo y que me siento identificado con él.
Lo cual no quiere decir que estoy cerrado al exterior y que no aprecie su riqueza y valor.
Te agradezco tu consejo de la conveniencia de viajar, me gusta hacerlo, pero lo hago en la medida de nuestras posibilidades. Desde hace años varias parejas realizamos anualmente nuestra salida vacacional que, aunque sea de duración semanal y abarque relativamente poco, hacia el sur hasta Jerez, al norte hasta Londres y lo más lejos a Budapest, en todas ellas lo que más he apreciado y más me ha gustado ha sido precisamente …. LA DIVERSIDAD.
LA DIVERSIDAD ES UN PATRIMONIO UNIVERSAL y desde nuestro pequeño pueblo contribuimos a enriquecerlo, sin considerarnos por ello superiores sino simplemente diferente. La diversidad no debería entenderse como algo conflictivo sino enriquecedor. Lo realmente empobrecedor es la pretensión uniformizadora y asimiladora que se opone a la diversidad.
Después de tanto viaje, quiero volver a referirme al “cura cashero” de Arizmendiarieta, que ha sabido trasponer la cultura rural vasca al desarrollo industrial moderno.
El cooperativismo no es un proyecto exclusivo ni excluyente, porque:
1.- Está constituido por personas plurales y diversas.
2.- Desarrollando en común un proyecto integrador y enriquecedor.
Precisamente, desde el exterior es conocido como el modelo vasco de producción.
Deberíamos ser capaces de relacionar lo local y lo universal de un modo complementario y enriquecedor, buscando “convergencias viables”.
Txapela buruan eta ibili munduan.
Entre los alcaldes de las cuatro capitales de Hego Euskal Herria solo ha faltado Gorka Urtaran, regidor de Gasteiz, aunque los cuatro han mostrado su adhesión a la convocatoria de la cadena humana.
Esa cadena humana va a cambiar el mundo.
–tú no cambiarás , siempre tan insustancial…
Niri kateak etzaizkit gustatzen.Pertsona libreak ez du katerik behar.
Decir que la politica del EBB es agua borrajas y proponer como alternativa las domingadas y biribilketas de Gure Esku Dago es un insulto a la inteligencia. Estoy seguro que la cadena humana de GED va a ser un acontecimiento q va a cambiar el curso de la historia, algo asi como las 95 tesis de Martin Lutero en la puerta de la Catedral de Wurtenberg, el matrimonio de Enrique VIII o la teoria de larelatividad. La independencia vendra de los numeros de payaso de Pirritx y Porrotx o de una gran gynkana por los presos en la playa de Saturraran. Muy bien el PNV, poniendo un poco de cordura en el gallinero actual q es España. Al estilo de Agirre, el gran Lendakari.