Enrique Ayerbe
1. Oportunidad para la convivencia política. Mejorar la convivencia es asegurar la paz social, y la resolución adecuada del autogobierno político la favorece. Si entendemos que la participación política es uno de los fundamentos de una convivencia saludable, hemos de concluir que necesitamos modelos institucionales que favorezcan una gobernanza participativa. Sin los medios (o con los medios limitados) para desarrollar esa buena gobernanza, no será posible completar una plaza pública en la que quepamos todos. ¿Gobernamos o nos gobiernan?
Además, desaparecida la violencia de la escena, aflora el antiguo contencioso vasco, identificado con la insatisfacción de amplios sectores de la población con el estatus de autogobierno de que disponen. Este es un debate que se está extendiendo por todos los territorios de la nueva Vasconia. El tema no es nada pacífico. Las visiones sobre el citado contencioso son diversas y enfrentadas, en el mismo ámbito vasco-navarro. Por eso, se demanda un avance en el autogobierno basado en el pacto entre diferentes. El acierto en la resolución de esta cuestión favorecería la convivencia entre las instituciones vasco-navarras y entre éstas y el Estado.
¿Es irresoluble el contencioso histórico vasco? Muchos viven el debate sobre los nuevos estatus de Vasconia como una gran oportunidad para la mejora de la convivencia política. Una oportunidad que es un gran reto para los que desean una mayor integración entre sociedad y política vascas, unas relaciones de convivencia entre instituciones (vasco-navarras y estatales) basadas en el consentimiento y el respeto mutuo, y la adecuación del autogobierno vasco-navarro a los nuevos marcos, tanto europeo como global.
2. ¿Nuevo proceso instituyente? Cesadas las violencias, la apuesta del convivir nos exige plantearnos si la realización de un nuevo proceso instituyente, con el objetivo de redefinir nuestra realidad a partir de fundamentos sociales e institucionales compartidos, puede ser plausible y puede tener efectos positivos duraderos.
Con el objetivo de responder a esta pregunta, la Fundación Oreki ha reunido en Deusto el segundo Seminario Pako Garmendia, que se ha desarrollado bajo el título general “Pactar entre diferentes para mejorar nuestra convivencia político-institucional en una nueva Vasconia”, tema que se ha podido abordar a partir de las ponencias presentadas por Kepa Bilbao, Gregorio Monreal, Asier Aranbarri y Juanjo Álvarez.
Los objetivos que la Fundación ha buscado realizar con esta iniciativa son varios. En primer lugar, realizar una acción práctica de aproximación de la sociedad civil a los temas de la agenda político-institucional. En segundo lugar, promover el conocimiento y la adaptación de los fundamentos de la doctrina jurídico-institucional que respaldan nuestro estatus diferencial, en el que se fusionan la expresión de la voluntad democrática con la identidad política histórico-foral. Y, en tercer lugar, sensibilizar acerca de la necesidad de actualizar un proyecto común que, sin perder su sentido histórico, debería integrar los valores que portan las nuevas generaciones y acomodarse a la situación presente del marco europeo y global.
3. Consocionalismo ad intra. Las aportaciones de los ponentes han sido muy interesantes y variadas. A través de ellas, hemos podido valorar las viabilidades y las dificultades con las que se pueden encontrar las iniciativas de cambio de estatus político que ya están en marcha. Las dificultades se refieren al logro de una Unión transversal en el interior y la predisposición del Estado a un nuevo pacto de estatus. El debate sobre las viabilidades, por su parte, se produciría entre la vía bilateral que apela a los derechos históricos y la vía autodeterminista pura y dura.
Que los integrantes de la sociedad vasca moderna no se mueven en una única dirección es una dificultad conocida a la que hay que prestar toda la atención si queremos promover una convivencia sólida ad intra. Esta realidad nos obliga a conjugar un pluralismo de signo integrador frente a faccionalismos (de carácter ideológico o territorial), que pueden recrear escenarios de confrontación agudizada.
¿En qué medida la idea de nación foral, y su consecuencia como transformación de la CAV en Comunidad Foral, puede ayudar a este objeto? La realidad de un modelo institucional interno de matriz federativa foral y la previsión de un escenario de consolidación de prácticas consocionales pueden contribuir a crear confianzas transversales e institucionalizar pautas de integración entre diferentes que serán fundamentales para la construcción de proyectos de futuro.
4. Derechos históricos. En la evolución del constitucionalismo español vamos a encontrar un impedimento de más difícil solución. ¿Qué cabe hacer ante una Constitución construida sobre la base de un único sujeto constituyente, que plantea un déficit de legitimidad irresoluble, y que está resguardada por una dogmática sacralizada que se ha hecho predominante entre los constitucionalistas españoles?
La acción político-institucional debe buscar permanentemente la creación de oportunidades. Pero, para lograrlo, debe contar con un relato que inspire y estimule un proyecto de mejora de lo conocido, que cree la legitimidad popular que aspira a ser instituida y legalizada. En algunas de las ponencias se ha apelado a la vía de los derechos históricos como relato legitimatorio. De esta manera, la nación foral sería la nación que se articula mediante la actualización de los derechos históricos que configuran el régimen foral.
Lo fundamental es que la cláusula de reserva del Estatuto faculta al Pueblo Vasco y a sus representantes para tomar la iniciativa de reclamarlos. Y esta vía necesita que, en el lado del Estado, haya un interlocutor dispuesto al pacto que interprete de manera dúctil la Adicional Primera de la Constitución Española, tal y como sucedió durante la negociación del pacto estatutario. La búsqueda de esta interpretación dúctil podría exigir desconstitucionalizar el discurso, situándolo más en el plano de la bilateralidad política que en la inserción en el marco jurídico constitucional.
En este plano bilateral se abriría la posibilidad de un Concierto Político, que debería estar provisto de garantías y condiciones de lealtad. Este enfoque conllevaría el reconocimiento recíproco y la aceptación de la mutua dependencia, abandonando “la obsesión por derechos soberanos excluyentes”, como diría Pako Garmendia. Pero, así se podría evitar también que rubriquemos una norma constitucional con un claro déficit de legitimidad y que quedemos capturados en el magma multilateral de la organización territorial del Estado.
5. Visibilidad de Euskal Herria en Europa y el mundo. A pesar del agarrotamiento del constitucionalismo español, la realidad europea abre otras opciones para la transformación de la realidad social e institucional vasca. La Unión Europea es el marco referencial del siglo XXI. Sin lugar a dudas, esta referencia a Europa complementa y fortalece el discurso delimitado en el punto anterior, puede adquirir una gran relevancia en la defensa de una flexibilización del derecho y abre grandes posibilidades prácticas en los ámbitos transfronterizo e internacional.
En Europa, se está difuminando el concepto de soberanía estatal en favor en favor de una concepción menos vertical, menos jerárquica y menos rígida de la detentación del poder político. La soberanía clásica no es, por lo tanto, la clave en torno a la que ahora se debieran alinear nuestras fuerzas. La cuestión central se dilucidaría en torno a situarse en una posición de interdependencia lo más favorable posible o aceptar la dependencia y la subalternidad hasta incluso perder la propia identidad como pueblo.
En este contexto, habría que aprovechar las potencialidades de las eurorregiones. En concreto, la eurorregión Aquitania-Euskadi-Nafarroa tiene posibilidades inexploradas para articular experiencias y mecanismos institucionales de cooperación que hagan visible la realidad de una Euskal Herria situada a ambos lados de los Pirineos, y que podría contribuir a resaltar el papel de los pueblos en la construcción europea.
Finalmente, al margen de las capacidades que se desprenden de las instituciones formales (que nos pueden permitir acordar convenios y tratados), los vascos tenemos una tradición diplomática -la creada en torno al Gobierno de Agirre- que nos habría de servir de referencia para ser capaces de organizar una amplia red de intereses que potencie nuestra dimensión internacional.
Abandonando “la obsesión por derechos soberanos excluyentes”, “Esta realidad nos obliga a conjugar un pluralismo de signo integrador frente a faccionalismos (de carácter ideológico o territorial), que pueden recrear escenarios de confrontación agudizada.”
El análisis desde un punto de vista político-institucional es inmejorable, pero yo sigo pensando que sin activar la “Herrigintza” no conseguiremos ser burujabes.
Bere buruaren jabe izan nahi duen euskal aberriaren etorkizuna ezin da Estatugintza “perfektuaren” joko zelaian bakarrik jokatu, gure etxeetan, eskoletan, elkarteetan, auzoetan e.a. ditugun joko zelaietan ere, subordinatu gabeko, partiduak jokatu behar dira. Orixeren poema honek ondo baino hobeto adierazten du abertzale baten nahia:
EIZU NEREKIN LAN,
ERRI BATEN ARNASA.
MAMITU DEZADAN.
GEROAK ESAN BEZA:
ERRI BAT IZAN ZAN;
EDO-TA ATS EMAIOGUN.
ONTAN IRAUN DEZAN.
El discurso de la «visibilidad» es un tanto freudiano. Refuerza la posición de quienes ven lo identitario como un narcisismo desbocado.
Cuando para ser reconocidos como personas hemos de recurrir a atributos míticos, mal andamos de sustancia.
Yo soy contrario a la fragmentación de lo existente y lo soy no por español o por donostiarra sino por la que se nos viene encima en la UE. En un tiempo en el cual las grandes naciones del mundo se refuerzan como tales.
Con los problemas que ya tenemos. Con un Brexit en marcha, con Alemania dejando que su ejército explore en sus planes estratégicos la hipótesis plausible de que en 2040 la UE haya dejado de existir. Con una Francia preagónica, una Italia que ya veremos en muy poco tiempo, una Polonia y una Hungría decepcionadas porque ven a la US sovietizada cada día un poco más……………….A dónde vamos en este escenario.
¿A salir al mundo pidiendo un Habsburgo que nos maneje con 300 Autoctonías que son las que legítimamente podrían emerger en Europa´?
A ver si usamos la cabeza para pensar en cómo vamos a mejor los trabajadores y las familias. A ver cómo podemos dar a nuestros hijos y nietos un horizonte que sea distinto del actual.
Una forma sería revertir la tendencia y dar más libertades personales. Más decisiones personales.
Ya está bien de secuestrar libertades personales con el rollo de la Larga Marcha por el Desierto.
No es adecuado hablar ni de “grandes naciones”, ni de “grandes personas”, si se entiende que lo que las hace grandes es su tamaño. Lo importante es su espíritu solidario, la apuesta por la dignidad humana, eso es la que las debe de hacer grandes.
Los lemas del Gobierno Vasco que ha utilizado de “Pertsona, helburu” y que utiliza ahora “Euskadi, auzolana”, “Euskadi, bien común”, para enlazan perfectamente con la tradición vasca:
“Según nuestra forma de ver las cosas, en la manera de ser del País encontramos algo anterior y de raíces más profundas que el parentesco, y es la vecindad. Para que Euskalerría fuera Pueblo, nos unió más la vecindad que el parentesco mismo. En nuestras costumbres que son ley, en nuestra sociología, si se llegan a comparar el «parentesco» y la «vecindad», siempre lleva la primacía la razón de vecindad”. Manuel Lekuona. INSTITUCIONES VASCAS, serie Euskaldunak.
Hoy también, la vecindad natural y concreta, la reacción de nuestros vecinos ante el cierre de empresas, la reubicación de la negociación colectiva en los centros de trabajo…, las iniciativas de reconstrucción local de la convivencia tras los años de violencia…, las demandas de participación social en decisiones de ámbito municipal…, son ejemplos, de distinto alcance y consecuencias, de la predisposición de la gente corriente a movilizarse y protagonizar procesos sin esperar a que sean resueltos en exclusiva por agentes económicos o por representantes públicos.
¿Fragmentación? No seas tan freudiano y tan narcisista en tus obsesiones, Manu, que lo que aparece en el magnífico artículo de arriba es un simple análisis de lo particular. Pero bajarte de tus abstracciones obsesivas es que te cuesta, Manu. Pues haz el esfuerzo, que merece la pena.
También es hora de perder esas obsesiones imperiales por las macroestructuras. Si realmente crees en el individuo y en como se gobierna tendrías que atender más a la libertad que nos permite gestionar aquello que los burócratas pretenden imponer sin tener en cuenta al ciudadano de a pié que, quieras o no, tiene sus propios sistemas de indentificación, sin que nadie le tenga que imponer su agenda de trascendencia.