Koldo San Sebastián
Cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo, dice el refrán popular. Y Jon Juaristi está aburrido. Así que nos obsequia con una Historia mínima del País Vasco que se dispone “acabar con los mitos” que, según el catedrático sietecallero, solo buscan “justificar privilegios”. Sus exégetas solo dicen cosas buenas, claro. A partir del ahora, “la gente podrá saber la verdad”, asegura Savater, mientras que Félix Azua se despereza con este libro después de tanta historia soporífera. El nuevo libro se parece bastante a una ablución, según la definición del inimitable Ambrose Bierce.
Leyendo el libro, a uno le asaltan dudas sobre cómo y cuándo escribió el texto. Si lo hizo de seguido o está hecho de pegotes, o de los retales de su magnífica biografía de Unamuno. Además, se multiplican errores de bulto, algo que no es normal en la obra de un escritor tan meticuloso como Juaristi. Comencemos por el marco (geográfico). Nuestro hombre tiene de antiguo una obsesión con latitudes y longitudes: “De hecho Bayona se halla en la misma latitud que Bilbao, y la mayor parte del País Vasco de Francia cae al sureste de la costa de Vizcaya y Guipúzcoa”(página 47). Afirmación cierta (por supuesto) que, según el poeta, demuestra la distorsión nacionalista cuando se distingue entre “Iparralde” y “Hegoalde”. El sabe bien que esto está lleno de matices en los que el pérfido nacionalismo tiene poco que ver. Además, ¿cuál es la trascendencia ideológica de este asunto?. Hay una larga nómina de escritores franceses y británicos (especialmente, viajeros y militares del principios del XIX) que distinguen entre “norte” y “sur” (nord y midi) en la primera mitad del XIX: Stendhal, Flaubert, Victor Hugo o el mismísimo Mérimée.
Seguimos con la geografía. Afirma el bueno de Jon: “Todo el antiguo vizcondado de la Soule (Zuberoa) ascendido a séptima provincia vasca (Zuberoa) en el imaginario nacionalista”(página 46). En un texto de 1836, citando a otro anterior, se habla de “trois petites provinces, dont la plus occidentale se nommait Labourd, la plus orientale Soule, et celle du centre Basse Navarre”.
En la Francia republicana se utiliza más el término “Pays de Soule”. Ya no hay vizcondes. Por otro lado, la “petite province” ha sido nombrada de formas diversas: Sybillates (Plinio), Subola (Fredegario), Sola (gascón y castellano), Soule (francés), Sul (Baroja, 1928), Xiberoa o Xiberua (en dialecto suletino). Zuberoa es el término recogido por la Academia de la Lengua Vasca y que aparece en obras como las de Vinson o Gallop, o en el Dictionaire Topographique de la France (1883): “On dit en basque Suberoa”.
Sorprende que el otrora meticuloso catedrático unifique en uno dos valles del oriente vizcaíno: el valle de Aulestia (que es el del rio Lea) y del Artibai. Se olvida de otros valles característicos como los del Oria, la Nivelle o la Nive (página 49). Y eso que en las cuestiones geográficas contaba con la asesoría de una autoridad indiscutible, la de su propio hermano Joseba. ¿Seguro?. Uno tiene la sensación que el autor de esta “historia mínima” no ha leído completo el texto de la fraterna autoridad que cita en la bibliografía de esta mínima disertación.
No se cómo el sufrido lector entiende este párrafo: “El tardío Chant d’Annibal, obra en realidad de la poetisa inglesa Violet Alford, vertida al francés por Joseph Augustin Chaho”. Yo soy muy bruto, pero he entendido que fue la señorita Alford la autora original y Chaho, el traductor. Si no estoy en un error, Joseph Augustin Chaho (1810-1858) habría “vertido al francés” la obra de la folklorista Violet Alford (1881-1972). Para que quede claro: cuando murió el suletino, doña Violeta no estaba ni en proyecto. Eso sí, el Canto lo publicó Chaho en 1845. Que tenga deslices en otros apartados, pero, ¿en éste y con Chaho?.
Hay otros deslices en materia de emigración (página 19) y exilio (páginas 303 y 304) con saltos de fechas incluidos. Por ejemplo, cuando sitúa el regreso de José Antonio Agirre de Nueva York a Paris en 1952: lo hizo en 1946. No se si esta parte corresponde a la asesoría del profesor Fusi. Lo de la bibliografía merecería una serie de artículos.
A esta “Historia mínima del País Vasco”, le falta la fuerza (y la tradicional mala leche) del autor del “Diario de un poeta recién cansado”. Parece desganado. De ahí esa sensación de parcheo, de canto pisano extraviado. En ocasiones, incluso, da la impresión que se despista en el “mundo euscalerriaco”, al modo unamuniano. Sigue en ese viaje de Hobswan a Menéndez Pelayo, pero con el freno puesto, como si quisiera recuperar sus “huesos espirituales vascos”. En fin.
No dejéis que pase ni un solo minuto sin relatar vosotros la historia máxima…….
oh que sorpresa, un articulo que no gira en torno a la IA.
Pobre Juaristi con lo mucho que peleo las prebendas del PP y ahora ya nadie le hace caso.
El caballero en cuestión sigue en bando totalitario. Solo ha cambiado la posición: antes “disparaba” desde dentro y ahora “dispara” desde fuera.
Yo este artículo lo inscribo, también la lucha democrática contra el totalitarismo.
Eutsi goiari!
Jon Juaristi es un señor que a falta de nuevas cosas que decir vuelve sobre el rollo patatero de siempre, porque sabe que escriba el chorro que escriba le harán siempre una buena publicidad en los medios de la España eterna (y verdadera, según parece).
En general no acostumbro a leer libros escritos con la ley del mínimo esfuerzo. Al menos tiene la honestidad de avisarlo en el título.
Pues a mi me ha gustado mucho la historia mínima, mantiene la estructura de la colección- recomiendo la historia mínima de España de Fusi.
Es coherente con Juaristi y su tradición de separar la mitología y la mitomanía de la historia, algo mas que necesario debido a la manipulación de la historia por parte del nacionalismo vasco. Juaristi destapa las falsificaciones de la historia -abundantemente descritas en su obra ensayística- y hay que reconocer que esta tarea tantos años en contracorriente es de elogiar (por el esfuerzo que supone optar por decir la verdad y convertirte en un outsider dentro de Euskadi).
Es también muy interesante el razonamiento de Juaristi desenmascarando la necesidad de justificar privilegios a base de mitos y leyendas. Todo esto lo he comentado yo también en este foro basándome en sus argumentos, magistralmente explicados en Sacra Némesis y El Bucle melancólico.
En resumen Juaristi defiende que el País Vasco no tuvo entidad histórica hasta el siglo XIX, a no ser como vagina de pueblos (palabras suyas literales), esto es, una región que bombeaba su población hacia el exterior, cuyos habitantes destacaban cuando se alejaban del territorio. Era una historia sin grandes dimensiones, muy doméstica, destacaban fuera, asevera Juaristi, quien añade que hasta el siglo XVI no se empieza a hablar de una identidad vasca y que es a partir de entonces cuando se comienzan a crear los mitos que, en buena medida, son anteriores al nacionalismo.
Juaristi tritura los convencionalismos, los lugares comunes y las manipulaciones que han marcado la historia del País Vasco, caracterizada por haber sido romantizada, manipulada y etnificada para hacerla pasar como la historia del pueblo vasco.
Yo discrepo con Koldo San Sebastián y creo que frente a la somnolencia que provocan la mayor parte de los libros de historia, la Historia mínima del País Vasco es el libro de un extraordinario ensayista vasco, que tenemos en España.
Es coherente con Juaristi el cometer los atropellos que describe KSS y quedarse tan pancho. Juaristi va más allá de la manipulación, falsea directamente, sabiendo que hay entes sectarios como Hamaikatimo prontos a deglutir la papilla que vomita. Juaristi escribe para ese segmento de lectores españolistas a los que les gusta que les canten una nana determinada, el villancico de que no hay que hacer ningún esfuerzo intelectual para analizar el caso vasco.
La tarea de Juaristi no es a contra corriente, es a corriente de Iñaki Ezkerra, Mikel Azurmendi, Fernando Savater, Felix de Azua, Aurelio Arteta y tantos y tantos otros que chupan de la piragua de los gloriosos tiempos del Foro de Ermua y que son los paniaguados del estado que les llena de prebendas a cambio de que digan «España sí, nacionalismos no».
No he leído que Hamaikatimo ni ningún otro ente del españolismo haya explicado medio argumento magistral del Bucle Meláncolico o Sacra Nemesis y todavía menos en esta intervención. ¿dónde estarán esos argumentos? ¿encerrados en el instituto cervantes?
Que el Pais Vasco tenga entidad histórica o no es irrelevante, es un pueblo sin entidad histórica que es un pueblo anterior a otros con entidad histórica. Juaristi está defendiendo la teoría de Engels de que Euskadi igual que Bretaña o Escocia es un pueblo sin historia. Ay, este chico que va de derechón y que le sale el aliento marxista cada vez que tiene que descalificar a los vascos.
Hamaikatimo, ¿en qué discrepas con KSS?
Kaixo guztioi,
El Instituto Cervantes da clases de vasco, catalán y gallego en varias de sus sedes internacionales porque son lenguas españolas. Lo podéis consultar aquí:
Desde 2007 ha habido cursos de euskera en Bruselas, Burdeos, Dublín, Moscú y Munich. Para nosotros las lenguas hispánicas son importantes
JELen agur
Ya me fijé con anterioridad en el título de «su» historia de ,los vascos.
En el título encierra la trampa: historia mínima, significa que pone lo que le da la gana, seleccionando lo que le conviene para conseguir el efecto de influenciar en la opinión del que lo lee. Lo mínimo, como excusa de lo burdo, de lo manipulado.
No merece mucho más este personaje que escribe lo que le da la gana, subjetivamente y seleccionando los contenidos bajo la denominación de «mínimo».
Lo contrario de exhaustivo y objetivo.
Minima historia, máximo desprecio.