Joxan Rekondo Pyrenaeus-eko Talaian
1. Ayer se publicaron las conclusiones del Foro Social por la Paz. Una docena de puntos clasificados en cinco apartados. Vienen precedidas de una significativa campaña de comunicación que quiere otorgarles transcendencia como recomendaciones que servirían para reconstituir un proceso de Aiete que habría quedado bloqueado por la indolencia de los estados y de sus colaboradores.
Es cierto que para entender el Foro Social hay que recurrir al marco de Aiete. El conjunto de conclusiones se circunscriben a la ruta y temario marcados en aquella Conferencia Internacional. El PP estuvo ausente de aquel acto que interpeló a los estados. En el Foro Social, a esta exclusión conocida, se añadió la del PSE. En este contexto de adhesiones decrecientes, cabe preguntarse si no es el ceñirse estrictamente a la ruta y el temario marcados en Aiete lo que está realmente bloqueando el avance deseado. Es decir plantearse que, siendo el control de la agenda de la paz una de las más importantes fuentes de poder sobre el proceso, el problema puede residir en que la izquierda abertzale pretende detentarla con exclusividad.
Es que por muchos expertos internacionales que se hayan expuesto en el programa del Foro, no puede llegarse a compensar la ausencia evidente de fuerzas con arraigo social contrastado en el país. Así es imposible de verificar la demanda, presente en las alocuciones de aquellos, de incorporar la complejidad vasca a ese proceso que los organizadores del Foro querrían impulsar. Además, ¿no es precisamente este recurso constante a guiones de paz foráneos una de las causas que más desconfianza provoca en una parte de esa complejidad social vasca que no se siente convocada a estos eventos tan pomposos?
2. De hecho, debido a que no puede haber un único guion, los conferenciantes llegan a presentar experiencias diferentes y contradictorias, de las cuales finalmente se seleccionan algunas para elaborar el documento de conclusiones. No nos engañemos, esta selección es el típico acto de voluntad política. Es decir, se selecciona lo que sirve a la posición del seleccionador. Y se excluye lo que no sirve. Así de evidente.
Pongamos un ejemplo. Dos expertos situados ante el mismo panel (Desarme y desmantelamiento), interrogados sobre una cuestión esencial del proceso (el papel de las instituciones y la sociedad civil), lo explicaban de modo diferente. Una (Veronique Dudouet) tenía al Foro Social como representación visible de la sociedad civil, mientras el otro (Aaro Suonio) apelaba a la búsqueda de un mandato democrático, como forma de implicación popular. Teniendo en cuenta que éste sí es un debate político real en Euskadi, puede llamar la atención que la cuestión no se haya dilucidado con una breve mención en el Dodecálogo del Foro Social.
3. Las recomendaciones del Foro pasan a tientas sobre otro debate también transcendental en el país, referido a cómo se afrontan la verdad y la memoria. De inicio, no es mala cosa que no se haya recogido la experiencia, que según el experto Brandon Hamber debió ser útil en otros conflictos, de “pactar mentiras para avanzar en la paz”. El ‘suelo ético’ para la paz que propone la ponencia parlamentaria obliga a abordar la injustificabilidad y las responsabilidades concretas de las vulneraciones de los derechos humanos, demanda que no llega a expresarse en las recomendaciones citadas.
¿Se puede emprender la reparación de las víctimas sin aceptar la injustificabilidad de la estrategia violenta? A mi modo de ver las cosas, la responsabilidad sobre la decisión de recurrir a una estrategia condenables para lograr objetivos políticos no recae tanto en los individuos como en el colectivo. La injustificabilidad de las estrategias y las acciones habría de ser reconocida, por lo tanto, por los responsables de las organizaciones emplazadas. Es mentira que ETA no tuviera alternativa a la lucha armada cuando decidió comenzar a ejercerla, por lo tanto debe asumir su responsabilidad. De la misma manera, el estado debe afrontar sus responsabilidades por recurrir al terror paraestatal, fuera de la mano del GAL, de las fuerzas de seguridad o de otros grupos.
La aceptación por parte de estos agentes colectivos de la injustificabilidad del uso de estrategias criminales sí que podría habilitar un nuevo tiempo en el que fueran realizables a la vez la reintegración social de presos y huidos, mediante mecanismos de justicia transicional, y la máxima reparación posible de la víctimas. Objetivos que, en tanto no se dieran esas circunstancias, son imposibles de compatibilizar.
4. Hace pocas fechas, GARA instaba al PNV a entender adecuadamente la unilateralidad a la que constantemente se refiere el MLNV: “el PNV ha perdido la noción de lo que quiere decir unilateralidad en este contexto: no es hacer lo que quiere tu adversario, sino lo mejor para tus intereses y los de los tuyos, independientemente de lo que haga el otro”. La izquierda revolucionaria vasca y sus ‘fuerzas vivas’ han creído (ahí están sus declaraciones para probarlo) que el Foro Social era escenario propicio para el despliegue de sus intereses. Sería lamentable que estas 12 recomendaciones, que se presentan como neutrales, acabaran como han acabado invariablemente otras tantas iniciativas, plegadas a esa ceremonia de la unilateralidad, que el editorialista del periódico explica con claridad. Es decir, como ‘arma arrojadiza’ en esa confrontación contra los que el movimiento citado sigue declarando adversarios y enemigos. De ser así, sólo se habría conseguido cavar una nueva trinchera en la actual ‘guerra’ de posiciones que nos bloquea.
Este foro, que es la continuación de Aiete, ha tenido que modular el asunto porque veía que no se movía ni el tato. En lugar de desarme después de negociarlo «con los estados» ahora ya desarme unilateral, a ver si se consigue enganchar a alguien.
El nuevo concepto de «justicia transicional», es la siguiente vuelta de tuerca del lenguaje.
¿A quién representa el «foro social»? ¿Dónde está su legitimidad? Los «huídos», es también una cosa que me hace gracia. ¿No hay que juzgarlos para ver si han participado en crímenes y que paguen por ello? ¿O es que en la «justicia transicional» los presos y «húidos» deben salir a la calle «por el bien de la paz»?
Ya va siendo hora de que se hable claro, a ver qué se está planteando realmente y no esconderse detrás de eufemismos, «mapas de relatos» y otras tintas del txipirón.
digamos que el esfuerzo de lokarri/foro social es importante. ellos lo intentan, lo cual es de agradecer, pero me temo que no son conscientes de que la mayoria de esas vias que proponen no son compatibles con los postulados de ETA ni con el proceder del estado español.
Miremos la botella media llena, mesedez. De la socialización del sufrimiento en los 90 hay un paso importante. Jauzi egingo ote dute bortxakeriaren motxila amildegira botata? herrizaleagoak izango dira 36ko reketeak eta hauen gaurko ondorengoak baino?
Poko a poko se akaba el invento. Primero era poner al estado de rodillas luego la negociacion, despues solo hablaban de los presos, despues solo de las konsekuencias de konflikto y ahora 1 reinsercion individualizada y por favor…
El «muro» k iban a levantar los boltxes kontra el estado ha sido d risa, la peña pasa de reirles las gracias y ya pueden organizar los lokarris y Jonan el autovias los cirkos k kieran trayendo los expertos del pais de los hobbits inventando nuevos terminos: la ciudadania pasa d ETA, k les den morcilla, y no se preokupa ni 1 minuto x kerer tener 1 trato especial kon los presos o los k estan en buskeda y kaptura.
La konferencia d Aiete, el Foro Social y su abuela son 1 brindis al sol. Vamos a dejar d gastar dinero en txorradas y emplearlo en krear 1 poko de empleo k es lo k nos preokupa. Si eso implika k los Jonan y derivados tengan k kambiarse d trabajo seran «las konsekuencias del konflikto» (k ironia).