Fernando Mikelarena bere blogean
Hemos repasado las encuestas y sondeos sociológicos existentes en Internet y que contienen datos sobre el respaldo a las diferentes opciones identitarias presentes en Navarra (a la menos, a aquéllas sobre las que preguntaban los encuestadores, en todos los casos con un cierto sesgo distorsionador, de diferente grado si se quiere, de las respuestas). Hay que subrayar que los datos que hemos recabado son menos amplios y actualizados que lo que quisiéramos, señal de que los poderes públicos no parecen mostrar excesivo interés en la cuestión que estamos abordando. Como es obvio, no habrá que olvidar que nos limitamos a lo que hemos podido recabar en la red, pudiendo haber otros estudios no presentes en ella con datos más actuales y completos.
En la página web del Centro de Investigaciones Sociológicas disponemos de cinco estudios en los que constan datos de encuestas con preguntas sobre sentimiento identitario en nuestra Comunidad. Los datos del Barómetro Autonómico (II) de 2010 referido a Navarra contienen una tabla con el apoyo a unas opciones identitarias (“Me siento únicamente español”, “Me siento más español que navarro”, “Me siento tan español que navarro”, “Me siento más navarro que español”, “Me siendo únicamente navarro”, “no sabe” y “no contesta”) sobre las que también se pregunta en el Barómétro Autónomico (I) de 2005, en la encuesta Instituciones yAutonomías (II) de 2002 y en la encuesta Instituciones yAutonomías I de 1998. Todas esas encuestas cuentan con un universo de algo más de 400 encuestados.
Como es fácilmente constatable, esa encuesta está sesgada de partida porque, presuntamente de forma interesada y bastante miope, los diseñadores de la misma marginan dos adscripciones identitarias que cualquier persona mínimamente conocedora de la realidad navarra estimaría como de obligada inclusión: la de “Me siento vasco y navarro” y la de “Me siento únicamente vasco”. También a título particular considero, aunque al lector le pueda parecer peregrino por cuanto en las últimas décadas ha predominado el escenario absoluta o mayormente dicotómico en relación con las identidades en Navarra, que no sería baladí preguntar por la opción “Me siento navarro, vasco y español”.
De esas cuatro encuestas del CIS se desprende que es la opción compartida en sentido estricto de españolidad y navarridad la mayoritaria. La opción de “tal español como navarro” es en los cuatro casos la mayoritaria: 41,0 por ciento en 1998, 55,1 en 2002, 42,6 en 2005 y 38,9 en 2010. En segundo lugar se ubica la opción híbrida de españolidad y navarridad, aunque con predominio de la segunda: “me siento más navarro que español” registra un 25,2 en la primera fecha, un 20,3 en la segunda, un 26,3 en la tercera y un 30,7 en la tercera. La tercera posición en todos los casos es para la adscripción “Me siento únicamente navarro”, si bien de una relativamente elevada cota de apoyo del 18,5 por ciento en 1998, se asienta en los demás cortes cronológicos en niveles estables del 11,3 en 2002, del 20,5 en 2205 y del 10,4 en 2010. Respecto a las demás opciones concurre un problema: somos de la opinión que los elevados porcentajes de “no sabe” o “no contesta” (del 9,4 por ciento en 1998, del 6,8 en 2002, del 13,4 en 2005 y del 11,8 en 2010) acogen las opiniones de quienes se sienten vascos y navarros simultáneamente o vascos en exclusividad y a quienes los encuestadores no les dan opciones de ubicación. Si esto es así, y hay claros indicios de que lo sea, las opciones en las que se introduce la identidad vasca, en conjunción o no con la navarra, tendrían más arraigo que las de aquellos que solamente se siente españoles o que se sienten más españoles que navarros. Los de sentimiento exclusivamente español eran el 4,3 en 1998, el 2,9 en 2202 y el 2,4 en 2005 y en 2010. Quienes dan preeminencia a su condición española antes que a la de navarros, han ido al alza: el 1,7, el 3,6, el 4,9 y el 5,9 son sus porcentajes respectivos en las respectivas fechas.
Otra encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, la de Uso de lenguas en comunidadesbilingües (II). Navarra. 1998 suma a las opciones de la encuesta anterior (“Me siento únicamente español”, “Me siento más español que navarro”, “Me siento tan español que navarro”, “Me siento más navarro que español”, “Me siendo únicamente navarro”, “no sabe” y “no contesta”) otras dos: “me siento tan vasco como navarro” y “me siento únicamente vasco”. Realizada sobre 449 encuestados, la ordenación, de más a menor apoyo, de los diversos sentimientos identitarios es la siguiente: “Tal español como navarro”, 41,2 por ciento; “Más navarro que español”, 20,5; “Tan vasco como navarro”, 10,0; “Únicamente español”, 5,3; “Únicamente vasco”, 5,3; “Más español que navarro”, 3,3”. Es decir, las opciones monoidentitarias tienen un apoyo muy exiguo (entre el 7,3 por ciento de quienes se afirman como “únicamente navarros” y el 5,3 de quienes se reconocen como “únicamente español” o “únicamente vasco”). Por contra, la identidad compartida al 50 por ciento llega a más de 4 de cada cien, y entre las identidades mixtas asimétricas, la opción navarroespañolista con predominio del primer componente es la opción con la que se identificaba a la atura de 1998 uno de cinco navarros. Aunque para ser estrictamente neutral, la encuesta también debería haber alberdado la posibilidad “más navarro que vasco”, los que se consideran tan vascos como navarros suponían el 10,0. La otra posibilidad de hibridación, la de “más español que navarro” era muy marginal.
Aunque esa última encuesta conoció una primera edición en 1993, no hemos podido acceder a ella por no estar disponible en Internet.
Otros datos sobre las identidades de Navarra pueden encontrarse en los Estudios sobre la actualidad de Navarra encargados por el Parlamento de Navarra (también conocidos popularmente como “Navarrómetros”), aunque solamente en los de 2001 y de 2002. Es reseñable que en las demás ediciones de esta encuesta no constan esas preguntas.
Las opciones identitarias que se consideran en estas encuestas son las de “Sólo Navarro”, “Navarro y Español”, “Navarro y Vasco”, “Navarro Vasco y Español”, “Ninguna de ellas” y “No sabe”. Por lo tanto, no se consideran gradaciones de las identidades compartidas ni tampoco se abre la posibilidad de afirmación para aquéllos que se sientan exclusivamente españoles o vascos. La identificación mayoritaria es la navarro-españolista (44 por ciento en 2001 y 50,2 en 2002). La segunda posición es para la navarrovasquista (21 por ciento en la primera fecha y 19,1 en la segunda). La identificación exclusivamente navarrista es del 18 y del 11,6 por ciento en uno y otro momento. Simultáneamente navarros, vascos y españoles se reconoce el 6 y hasta el 10,2 por ciento de la muestra y el 8 y el 5,1 rechazaba las etiquetes planteadas, asumiendo otras no planteadas.
Otra virtud de esa última encuesta, al menos en la versión de 2001, es la de que permite desagregaciones por edad, merindad y sentido del voto. Por tramos de edades la nota más distintivo es el decrecimiento del sentimiento navarroespañolista conforme descendemos en la pirámide (de apoyos del 50/60 por ciento en los tramos superiores a los 45 años a niveles en torno al 35 por debajo de esa edad) y el aumento de la identidad navarrovasquista entre los más jóvenes (pues es del 31 por ciento entre los 18 a 25 años, del 25/26 entre los 26-25 y 36-45, del 17 entre los de 46-55 y del 11 entre los de más de 56). Las otras opciones registran variaciones menos significativas ya que los que se perciben como sólo navarros se mueven en una horquilla decreciente según la edad de entre el 21 y el 16 por ciento.
Por zonas, el sentimiento de “sólo navarro” se movía en parámetros parecidos del 19/22 por ciento en las Merindades de Olite y Estella y en la Cuenca de Pamplona y bajaba al 12/14 por ciento en las merindades de Pamplona-Resto y de Tudela. Los que autoenunciaban como navarros y españoles eran el 79 por ciento en la merindad de Tudela, el 50 por ciento en las merindades de Olite y Estella, el 42 en la merindad de Sangüesa, el 36 en la Cuenca de Pamplona y el 22 en el resto de la merindad pamplonesa. El sentimiento navarrovasquista llegaba al 41 por ciento en la Merindad de Pamplona descontada Pamplona y su Cuenca, oscilaba entre en 18 y el 24 por ciento en las merindades de Sangüesa y Estella, así como en la capital y su hinterlan, y bajaba al 9 en la merindad de Olite y al 1 en la Tudela.
Por intención de voto el sentimiento navarro-español estaba afianzado en el 73 por ciento de los votantes de UPN-PP, en el 61 de los del PSN y en el 20 de los de IUN. La autoenunciación navarrovasquista era del 83 por ciento en el caso de los votantes de Batasuna, del 72 en los de EA/PNV, del 27 en los de IUN. El sentimiento exclusivamente navarro se daba entre uno de cinco votantes de UPN/PP, del PSN y de IUN. Los partidos más transversales eran IUN y CDN, partidos en donde todas las opciones tenían presencia importante.
Una última encuesta de la que nos haremos eco es la realizada por Eusko Ikaskuntza dentro del estudio Identidad y cultura vascas a comienzos del siglo XXI, realizada en 2002. Aquí las categorías son diferentes y también los resultados: predominantemente navarros se reconocían el 38 por ciento, navarro-españoles el 19, vasconavarros el 15, predominantemente vascos el 10 y predominantemente vascos el 5.
El caso de Navarra sirve para concluir sobre la escasa operatividad de pensar en términos de identidades monocompuestas y monolíticas. Es mucho más realista hablar de identidades híbridas, de identidades compartidas, de identidades superpuestas. Yendo más allá, considerando el curso de vida de los propios individuos y de las propias sociedades, también convendría recurrir a las imágenes de identidades poliédricas, de identidades jerarquizadas de forma no rígida, de identidades cambiantes.
Consecuentemente con ello, es más oportuno asumir enfoques constructivistas y no esencialistas, apostar por las identidades construídas en lugar de por las identidades heredadas, por las identidades cambiantes y como algo que se construye continuamente por efecto de la acción de múltiples agentes en vez de por las identidades fijas, estáticas e inmutables de una comunidad. Reconociendo la posible trascendencia de un sustrato de factores objetivos de diferenciación, sobre él actuarían los procesos de construcción identitaria cultural y política para que una comunidad se identifique como diferenciada (en el caso navarro de manera diversa, según una pluralidad de discursos) y para que sus miembros se perciban subjetivamente como tales y para que un imaginario o diversos imaginarios terminen siendo compartidos por colectivos más o menos amplios de la población.
Tal y como ha sido indicado por numerosos autores, en Navarra coexistirían, con implantación disímil, dos corrientes identitarias, una orientada hacia lo vasco y otra centrado en lo español -en la doble esfera de lo político y de lo cultural-, caracterizándose ambos por hacer compatible con lo navarro su respectivas lealtades. Hoy en día, las mencionadas dobles lealtades siguen siendo, una con mayor presencia que la otra y junto con la de navarro a secas, las etiquetas identitarias preferidas de los navarros, muy por encima de las etiquetas vasco o español. Esa constatación no es atributo exclusivo del presente, ya que, como señalamos, el hecho de la duplicidad de lealtades se asienta con firmeza en nuestra tierra en las dos primeras décadas del siglo pasado, paralelamente a la primera implantación del nacionalismo vasco hacia 1910 y al surgimiento de una corriente reactiva contraria de signo navarrista en los años posteriores.
La vigencia de esas dos identidades híbridas y superpuestas es tanta que para cada uno de los elementos identitarios emblemáticos para la sociedad navarra se han generado dos versiones por parte de cada una de esas dos formas de ser navarro, conformándose tramas separadas a partir de la asignación de significados diferentes a objetos y aspectos diversos. Pero esa es otra historia.
Barcina tu que te sientes?.
Me siento en una silla y me llevo 36k euros.
Eso si que es sentimiento.
barcina es natural de angulo, provincia de burgos. luego se instalo en portugalete, aspirando pateticamente a ser neguritica, se caso en neguri y luego emigro a nafarroa. una personalidad severamente traumatizada por sus complejos de clase. a ese enjendro tienen los navarros.