Imanol Lizarralde
Es importante recordar, aunque sea a grandes rasgos, la perspectiva del devenir histórico en el que ha surgido Sortu. Nos tenemos que remontar a la socialización del sufrimiento de los años 90, el proceso tregua de Lizarra-Garazi de 1999 y la ruptura de la tregua, por parte de ETA. Estos fueron intentos, por parte del MLNV, de embridar al PNV a su estrategia y «arrancarlo de las amarras del Estado». El objetivo también era, tras una etapa de tremenda presión político-militar, plantear una negociación con el Estado con una mayoría social y política detrás. La derrota electoral de Euskal Herritarrok en mayo del 2001 (con la pérdida del 40% de sus votos) supuso un gran bache para el MLNV, ya que el PNV pudo gobernar en solitario, erigiéndose en la referencia vasca frente a la ofensiva del PP. El Estado, además, decide plantear una nueva estrategia en contra del MLNV, que se encuentra más débil y aislado que nunca.
El Estado había decidido ilegalizar las estructuras legales y civiles del MLNV, por implicación de estas con ETA. Allá en el 2003, el Tribunal Supremo notifica la sentencia que ilegaliza a Batasuna, Euskal Herritarrok y HB, y ordena el cese inmediato de sus actividades. En ese momento se cerró el proceso puesto en marcha el 26 de agosto de 2002, cuando el PP y el PSOE en el Congreso de Diputados español instaron al Tribunal Supremo a que dejara fuera de la ley a la representación política del MLNV. Al mismo tiempo, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, decretó la suspensión de las actividades y el cierre de las sedes de la formación. La Fiscalía General del Estado también pidió la ilegalización de Batasuna por ser el brazo político de ETA. Mientras tanto, se habían cerrado los periódicos EGIN y Egunkaria.
Frente a la derrota electoral, pérdida de apoyo social, ilegalización, cierres de periódicos e indiferencia popular respecto al MLNV, el movimiento tuvo que adaptarse. Contaba con un as bajo la manga. Desde al menos el año 2000, existía una interlocución entre los socialistas españoles y el MLNV. El PSOE jugó al doble juego de apoyar la política de dureza del PP, que secundaron otros organismos del Estado, y, a la vez, mantenía, por medio de Jesús Eguiguren, una interlocución con Arnaldo Otegi, el representante político máximo del MLNV.
La interlocución entre el PSOE y Batasuna permitió que hacia el 2005 emergiera un nuevo proceso de paz. El fruto de este proceso, fue la presencia de EHAK-PCTV en las elecciones del Parlamento Vasco de aquel año. Y la pérdida de mayoría por parte de la coalición nacionalista presidida por el Lehendakari Juan José Ibarretxe. En el 2006 se planteó el proceso de Loyola que acabó en el 2007, con la vuelta de ETA a las armas. Como fruto de ese proceso hubo una legalización parcial de las listas del MLNV bajo la denominación de ANV.
Digamos que la ruptura fue propiciada por los políticos por razones políticas. Existía la posibilidad de un acuerdo político global que abarcara los 4 herrialdes y la negociación con ETA y la liberación de los presos. Pero al MLNV le faltaba una cosa: la representación mayoritaria del pueblo vasco. Este es el factor decisivo que ha generado las sucesivas adaptaciones y transformaciones del MLNV, la búsqueda de una representación mayoritaria, ya uniendo al PNV a su proyecto, ya derrotando al PNV en la contienda electoral.
En este nuevo contexto, de falta de representación política y poder institucional, el MLNV tuvo que plantearse un nuevo proceso de paz. Lo dijo Arnaldo Otegi al afirmar que, “no es posible una acumulación de fuerzas suficientes para alcanzar nuestros objetivos si se mantiene la lucha armada. No porque sea un capricho nuestro sino porque las fuerzas sociales y políticas que tienen que sumarse al proyecto dicen que no” (Jesús Eguiguren, Luis Rodríguez Aizpeolea, ETA, las claves de la paz, Aguilar, Madrid, 2011, p. 267). Con todo esto, siguieron las conversaciones entre los socialistas y Batasuna, aunque entre medio hubo episodios como la detención de Rafa Díez y el propio Arnaldo Otegi por el caso Bateragune.
Con la promesa de un nuevo proceso de paz y el cese de la actividad armada de ETA, se creó en el 2011 el llamado “polo soberanista”. La presencia en la coalición Bildu de dos partidos legales, EA y Alternativa, consiguió la legalización de la coalición el 5 de marzo (por decisión apretada del Tribunal Supremo de 6 votos contra 5), aunque antes Sortu había sido ilegalizada. Finalmente, en junio del 2012 Sortu fue legalizada por decisión del Tribunal Constitucional.
El relato
Nos es necesario, antes de entrar en la cuestión de Sortu, analizar, aunque sea brevemente el “relato” o la narración mediante la cual se justifica esta nueva etapa llamada de “proceso democrático”. En este sentido, vale la pena echar un vistazo a un texto de ETA del 2012, que es un texto de un debate todavía no concluido, en el cual se hace un trazado de los hechos que nos han llevado a la declaración de cese definitivo de la actividad armada por parte de la organización.
La organización armada reconoce que “fue la izquierda abertzale la que pagó la ruptura del proceso”. También, “después de que el proceso fue roto, la Organización no fue capaz de desarrollar una línea armada permanente”. Finalmente, constata que en el 2008 se da “el colapso de la línea política”. La ilegalización, la indiferencia popular acerca de la misma, la falta de poder político, la falta de operatividad militar trajo como consecuencia una situación, a la que había que dar salida.
Sin embargo, a pesar de todo, ETA, por un lado, contribuyó a la “acumulación de fuerzas” con una serie de acciones, como el asesinato del jefe de policía Eduardo Puelles en julio del 2009, la voladura del cuartel de la Guardia Civil de Burgos y el asesinato de dos guardias civiles en Mallorca. En este contexto, los políticos del MLNV consiguieron una serie de logros, como el Aberri Eguna unitario con EA y Alternativa, la declaración conjunta de la llamada “mayoría sindical” y los votos legales de las elecciones europeas. Estos factores hicieron pensar a los dirigentes del MLNV que podía iniciarse un proceso de paz con suficiente fuste. Es importante señalar “los elementos para estructurar el proceso democrático”, con los que cuentan en esa coyuntura. Se pueden sintetizar en tres: 1) Acumulación de fuerzas en torno al “derecho a decidir”; 2) extensión de la deslegitimación del marco autonómico vigente; y 3) la creación de las bases nuevo escenario político.
Es en este contexto, donde surge Sortu. Una vez puesta en marcha la coalición Bildu, surge con fuerza la idea de formalizar una especie de unidad popular, un centro dirigente ampliado y plural que abarque tanto la coalición como de los organismos populares del MLNV. Un aparato político que estuviera en ambos terrenos sin ser deudor de ninguno de ellos, sino, al contrario, pudiera ser, como dicen las Bases Ideológicas de Sortu, “la organización que recoge el caudal del MLNV”. Hablamos de algo ya existente, pero reforzado y reformulado, un bloque dirigente destinado a marcar el camino del Bloque Histórico con el que pretende el MLNV implantar su modelo social. Por ello:
“Sortu quiere ser la fuerza política que abarque todo el amplio espectro de la Izquierda Abertzale. La base militante y social de esa izquierda Abertzale que deberá aglutinar Sortu es muy amplia, está formada por personas que militan y trabajan en la lucha obrera, en el campo del euskara, en el ecologismo, en el movimiento juvenil, feminista, estudiantil… Podemos decir que hoy en día todas esas fuerzas están dispersas. El proceso de debate de Sortu debe poner fin a esa situación, creando la fuerza política que agrupe a todas las personas de la Izquierda Abertzale” (…).
De esta manera, Sortu debe de ser el eje vertebrador y homogeneizador de la diversidad del MLNV. Es como si KAS y Herri Batasuna se fundieran en uno:
“…además de ser el componente político central del sujeto revolucionario vasco, así como su expresión politíco-institucional, SORTU debe ser el espacio compartido plural e interclasista, tal y como lo ha venido siendo tradicionalmente la Unidad Popular en Euskal Herria, donde confluyen los intereses políticos y sociales del amplio Movimiento de Liberación Nacional y Social Vasco, así como sus militantes. Pero el hecho de que la militancia de SORTU esté presente en diferentes frentes de lucha y resistencia o numerosos organismos sociales, populares, sindícales… no conlleva su organización en corrientes internas organizadas dentro de la Unidad Popular. Es por eso que en Sortu no se permiten corrientes organizadas. Es por eso que Sortu no es solamente una organización de cuadros, es además una organización de masas con proyecto político estratégico: el Estado socialista vasco”.
Sortu no es el espacio para la pluralidad política y organizativa de la antigua Unidad Popular. Además de “componente político central” tiene vocación de ser también “una organización de masas”. Eso significa una doble función de dirección y de dinamización, en función de una perspectiva más horizontal de lo que tiene que ser la organización revolucionaria. Pero la horizontalidad, como se planteó a mediados de los 90, es una forma de acercar la cabeza a la base y de que la base esté más controlada por la cabeza. Sortu viene con la intención disciplinar y canalizar la variedad y desperdigamiento de los organismos populares del MLNV y a sus aliados sociales y políticos.
La creación de Sortu ha demostrado que la dirección del MLNV es muy estable, pues son los aparatos más estables los que dotan al movimiento sus líderes permanentes, ya sea el colectivo de abogados del MLNV, el grupo sindical o el aparato político. La mayoría de los componentes del Consejo Nacional de Sortu son antiguos miembros de la Mesa Nacional de Herri Batasuna. Ellos son Rufi Etxeberria, Joseba Permach, Juan José Petrikorena, Pernando Barrena, Marije Fullaondo, Maite Ubiria… El presidente Hasier Arraiz es otro aparatchnik, surgido de JARRAI, que trabajó en Egin, y fue cabeza visible de HB en 1998, siguiendo en la mesa nacional de Batasuna como uno de los líderes de Alava. Fue detenido en 2007 por ese motivo y pasó dos años en prisión. Por tanto, Sortu tiene la novedad de querer ser novedad, dentro de un nuevo contexto de alianzas y de coyuntura y dentro del transformismo habitual del MLNV que esconde una enorme continuidad de sus mandos y un sistema endogámico de creación de cuadros superiores. Su funcionamiento no permite ninguna autonomía a las iniciativas provenientes de la base. Esta directiva fue elegida al modelo soviético, a mano alzada, de forma masiva, y sin que hubiera opción a plantearle ninguna alternativa.
Estos de la IA son unos maestros en montar sus chiringos como si fueran champiñones. Sortu, Ernai, Independentistak, Zero Zabor… Si ves la ruedas de prensa de cada uno de esos grupos y te fijas en las caras todo responde a un esquema preconcebido. Hay que reconocerles la eficacia, aunque no la originalidad. Lo hemos montado por que se nos ocurrió por que pensamos, te dicen algunos militantes de esos chiringos. Pero las pautas las mismas, la gente o está recauchutada de antiguos órganos o son los pupilos de alguna madrasa. El caso de Sortu es realmente acojonante. Ver sus nombres es como nombrar a un grupo de funcionarios.
No hay k olvidar k tienen a Arni d sekretario general en el mako, es la part politika del frente de los makos.
Me ha extrañado tambien k no hayan nombrado komo presidentes honorarios a Jon Idigoras Txomin Ziluaga y otras figuras renovadoras del movimiento bolivariano euskalherriano. K poko homenajean estos a sus martires.
Pues creo que van a tener problemas para «coordinar» toda la lucha antiinstitucional desde una instancia puramente institucional (partido). No digo que sea imposible pero es una contradicción en que les será muy difícil de gestionar.
He oído que hay unos cuantos miembros de H11 que se han pasado a Bildu. Es cierto?
Los análisis de Imanol Lizarralde sobre la IA son tan certeros que si algún día toda esa gente de EHBildu, Sortu, niñatos de Ernai y grupúsculos asociados lograra hacer realidad su fantasía colectivista, con todas las consecuencias típicas de un régimen de esa naturaleza, el autor de este post sería el primer intelectual vasco en conocer los rigores del gulag.
Eaj ta ezker abertzalea elkar ulertzea kondenaturik daude, baldin eta benetan euskal aberria nahi badugu eraiki. Alde batera utzi beharko ditugu alderdikeriak, hegemonismoak eta elkar errespetatu. Tamalez, epe motzean oso zaila izango da, mesfidantza handia dago.
Ez bakarrik mesfidantza handia, ezker abertzalea luze darama EAJren kontrako eraso zitalean. Hoiek ez dira anai arteko harremanak, oportunismo merkez igortzen diren anaitasun mezu faltsu nazkagarriak baizik. Ezker abertzalea desgrazia handia da gure herriarentzat eta baita abertzaletasunarentzat ere. Hori da tamalez gure errealitatea.
Konforme nago azken honekin.
Nuevamente por estos lares Igandekoa? Informando para el CNI? Haciendo puntos para tu nuevo enchufe en las faldas del Partido Guía?
Bromas aparte, encuentro que además de poner al descubierto las deficiencias en la argumentación de la IA debería hacerse de vez en cuando mención a la dificultad no solo de implementar un sistema de relaciones económicas y sociales como el que persiguen, sino de hacerlo substituyendo al existente de tipo democrático liberal y capitalista. Esto, recurriendo a un símil de mi oficio, equivale a reemplazar Internet por un sistema local de telefonía incompatible con un standard ya instituido en todo el mundo. Las implicaciones son claras: renuncia a la globalización y a los mercados, disminución de los niveles de vida y confort, etc. Todo esto también debería formar parte del debate y de las consultas a la ciudadanía, en vez de darlo por supuesto o ignorarlo de continuo.
Una cosa está clara y es que en este planeta hay varias realidades. No me refiero a la realidad física que se mide con instrumentos físicos, pues esa es la misma para todos. Se trata de la realidad compuesta por valores, significados, ideas y perspectivas culturales, de esa realidad que según Paul Watzlawick y la Escuela de Palo Alto no tiene una existencia propia, sino que surge del mismo proceso de comunicación. BilduEH vive en una realidad y el resto de Euskadi en otra. Estas dos realidades deberían solaparse o estar conectadas en las instituciones democráticas, pero son de naturaleza tan dispar que el interfaz entre ambas se encuentra a veces en terrenos bastante raros, como la política penitenciaria, las fuerzas del orden público o, últimamente, también ese oscuro mundillo de tecnologías digitales que permite hacer copias a bajo nivel de los discos duros de los ordenadores.
Tal es el caso de Bidegi, donde ha tenido lugar un incidente que resulta preocupante y tiene una trascendencia mucho mayor de la que pensamos. El estado de derecho -y conste que no me refiero al estado español, sino al estado de derecho genéricamente- quiebra por completo cuando unas herramientas que deberían estar al servicio de la administración de justicia son utilizadas para fines privados o al servicio de intereses partidistas.