Koldo San Sebastián
El Partido Nacionalista Vasco se presentó a los últimos comicios autonómicos con un programa, bien estructurado y pensado. Su título “Compromiso Euskadi” y contienen 607 propuestas concretas. Con él se trata de mejorar las condiciones de vida y trabajo de los vascos, profundizar en la democracia y avanzar en el autogobierno.
Para este empeño, se encuentra con no pocos obstáculos: su condición de mayoría minoritaria, la crisis económica o superar el período en el que se gobernó la Comunidad Autónoma desde la “mayoría central” al margen (y en contra) de la mayoría ciudadana (social y política). A su favor, la hibernación de ETA, aunque el cómo se cierre esta etapa sigue representando un problema. Lo cierto es la nueva etapa plantea retos ya no nuevos, sino diferentes que obliga, en la mayor parte de los casos, a poner el marcador a cero. Y esto parece molestar a algunos analistas que se resisten a certificar el estrepitoso fracaso de la “aldaketa” (cambio).
El lehendakari Urkullu y su Gobierno tienen ante así urgencias inaplazables: conocer la situación real de las cuentas públicas vascas, diseñar un presupuesto y sentar las bases de una economía nueva y diferenciada, basada en la formación, la innovación, la exportación y la internacionalización. Y, de forma paralela, una lucha decidida contra la lacra del paro. La otra urgencia tiene que ver con la recentralización puesta en marcha por el Partido Popular. Algo que, por cierto, coloca a este partido fuera de lo que Francisco Llera considera “autonomismo”. Está recentralización impulsada por el partido de Basagoiti también afecta a la lucha contra el paro. La sola sugerencia por parte del Gobierno de Urkullu de la posibilidad de usar el dinero de la extra de los funcionarios a mantener el empleo dio lugar a una serie advertencia del PP.
Pero, si el Gobierno de Iñigo Urkullu y el PNV tienen ante sí obstáculos ciertos, la oposición, como paso previo, debe leer con detenimiento los resultados de las últimas elecciones. Y no solo eso. Cuando por ejemplo, hablan de “racionalizar la administración”, no estaría de más que comparasen. La CAPV está entre las cuatro comunidades con menos funcionarios por cada mil habitantes. Por cierto, la que menos tiene (en este ranking) es Catalunya. A la cabeza, Castilla-León, Madrid y Castilla-La Mancha. Andalucía está, claro, sobre la media.
Es cierto que cuando se habla de “racionalizar la administración” en realidad se quiere decir “abolir la Ley de Territorios Históricos”. La vigencia de la LTH se convirtió en algo especialmente molesto durante el trienio López. Se percibía como un contrapoder que impedía que los gestores del “cambio” (aldaketa) hiciesen y deshiciesen a sus anchas. Sin embargo, en un periodo en el que las mayorías fueron marginadas, fue una forma de forzar algunos comportamientos más democráticos, como el pacto, aunque no siempre se lograse. En el mismo capítulo, los “racionalizadores” no mencionan, claro, el reparto de votos/escaños.
José Luis Zubizarreta criticaba el pasado domingo lo que él considera “adanismo ofensivo” del Gobierno Urkullu. Su corolario: «La pretensión de comenzar todo de nuevo, haciendo tabula rasa del pasado, daña la relación gobierno-oposición cuando más necesaria resulta». Por el contrario, yo pienso que tiene sentido hacer tabla rasa de todo aquello que, no solo no fue consensuado con la mayoría social y política, sino que fue exhibido como una imposición a esta y, en algunos momentos, como una forma de embridar al nacionalismo. Por su formación, Zubizarreta debería saber que la soberbia no es buena consejera. No se que tal juega al mus, pero tanto órdago…
Sabe este analista que las cosas no van a ser igual cuando salgamos de esta crisis económica (que saldremos): el sistema de partidos no va a ser el mismo. Tampoco lo serán el sistema fiscal, bancario,…autonómico. El Partido Socialista si quiere seguir “estando” solo lo podrá hacer con otros no estará. ¿Nadie se pregunta qué pasó realmente en Extremadura para el que “esté” el PP?.
Iñigo Urkullu está consolidando un equipo extraordinario en todos sus niveles. Por su formación, por su experiencia y, en general, por conocer muy bien el terreno en que se mueven. Al patrón, se le puede achacar de todo menos “adanismo ofensivo”, especialmente, porque veníamos de una etapa en la que todo ocurría “por primera vez”.
De momento el PNV tiene que aprobar presupuestos. Aunque puede prorrogar los anteriores, no daría una imagen de un gobierno sólido, que es lo que se prometió. Con un gobierno que no puede aprobar sus primeros presupuestos, la cosa se pone fea nada más comenzar.
Muchas habilidades van a tener que desplegar Erkoreka y Urkullu para salvar el primer escollo.
De momento se avecina 1 buena pinza kon la LTH entre Bildu + PSE + UPD, y algunas putadas + k ya tendran preparadas.
Asi k ojito k kien se pensaba k kon 27 se podia gobernar trankilamente, mejor k se vaya a 1s klases d aritmetika basika.
Lo k se necesita es 1 gobierno k gobierno, no komo el txapuzas d Lopez. Hay k aprobar 1 plan de reaktivacion ekonomika y k fluya el kredito xa las pymes kagando leches, se necesita 1 internacionalizacion galopante d las pymes + alla d Europa, k sigue en recesion, se necesita…
Es d esperar k Urkullu tendra su plan B bien preparado, no parece hombre d improvisaciones.
Iñigo Urkullu no va a poder gobernar criticando a sus críticos. Necesita aliados. Pero, poco le han ayudado sus compañeros alaveses al no votar en contra de la enmienda del PSE y Bildu. Ni le ayuda la columna de Mediavilla poniendo a caldo a todo quisque en materia de la Ertzaintza.