Ekonomiaren txokoa: Cooperación, autoridad moral y salida de la crisis

Juan Manuel Sinde

Hace ya medio año, en su discurso de despedida después de más de 30 años como Presidente de Elkargi, Victoriano Susperregui destacaba aquellos valores que, en su opinión, son claves para la salida de la crisis en las empresas vascas: innovación, internacionalización y cooperación.

Además de dos valores genuinamente empresariales (innovación e internacionalización) citaba la cooperación, valor que hasta hace no mucho tiempo los empresarios situaban en el terreno “social” y consideraban algo casi exclusivo de las empresas cooperativas.

Ciertamente, la cooperación tanto en el interior de la empresa como entre distintas empresas es la característica más diferencial de la Corporación Mondragon y posiblemente una de las claves de su reconocido éxito (“La cooperación es la poderosa palanca que multiplica la eficacia de nuestros esfuerzos”, repetía Arizmendiarrieta hace ya más de 35 años).

La cooperación es también un valor que se reclama a nivel de la vida social, a fin de que sean asumidos por los ciudadanos sacrificios que se presentan como necesarios y para que todos colaboremos en resolver los problemas colectivos superando los intereses particulares de cada uno.

Sin embargo, la implantación de esa cooperación, probablemente imprescindible tanto en la empresa como en la sociedad  actual  no es algo sencillo y, según la experiencia cooperativa, precisa de “héroes” que la practiquen en grado extremo, sacrificando sus propios intereses personales.

“Practica lo que predicas” es un lema que los especialistas en culturas corporativas y en cambio organizacional destacan. “Tus hechos hablan tan alto que no me permiten escuchar tus palabras” es una frase que resume una realidad frecuentemente olvidada por dirigentes de todo tipo de instituciones públicas y privadas: sólo los comportamientos personales coherentes tienen la capacidad de modificar el comportamiento de los demás.

En el caso las cooperativas, especialmente en los primeros años, los valores de cooperación, prevalencia de los intereses colectivos, austeridad y ahorro, críticos para el desarrollo inicial no sólo se predicaban sino, sobre todo,  se practicaban.

La rigurosa austeridad personal de Arizmendiarrieta y su desapego al poder (nunca tuvo otro nombramiento eclesiástico ó civil distinto del de modesto coadjutor de la parroquia de Mondragon incluso  después de contar con un grupo empresarial de dimensiones espectaculares), le permitieron mantener un liderazgo moral incuestionable en su actividad permanente en favor de la cooperación.

Lo mismo que la entrega sin límites al proyecto común y la renuncia a retribuciones más que merecidas cimentó el liderazgo ético de sus primeros discípulos, que perduró durante más de 30 años.

¿Se pueden separar estos comportamientos ejemplares de los sacrificios asumidos más tarde por los trabajadores de las cooperativas, en momentos críticos, para la supervivencia de las mismas?¿O son precisamente la base para explicar que un grupo que comenzó sin apenas capital haya generado unos Fondos Propios superiores a los 4.200 M. de €?

Ahora bien, desde otro punto de vista ¿Es posible extender ese liderazgo ético a la vida social hoy aquí, entre nosotros?

Unas minorías transformadoras

Ciertamente, es difícil que ese papel pueda ser asumido por los líderes políticos. Aparentemente atrapados por la contradicción entre el discurso necesario  para alcanzar el poder y el que la realidad les exige cuando lo han alcanzado, la credibilidad de los partidos políticos entre los ciudadanos es la más baja entre todas las instituciones consultadas en el Barómetro de Confianza Ciudadana 2011 (con una valoración de 2.6 sobre 10)

Tampoco las organizaciones sindicales llegan a los mínimos en la valoración  a nivel general (3.3, sólo dos décimas por encima de la denostada Banca) ¿Quizás por preocuparse casi en exclusiva de los intereses de sus afiliados, pero alejados de las necesidades generales cuando entran en conflicto con los mismos?.

En el caso de otras instituciones como la Iglesia, se da una gran diferencia entre la valoración de los Obispos ó la Institución, en general (valoración de 3.0 y 4.0 puntos, respectivamente) de alguna de sus actividades más comprometidas en la resolución de los problemas sociales, como Cáritas (con una valoración de 5.8 puntos, en el puesto 14, de 43). ¿Tal vez también por valorar  los ciudadanos las acciones efectivas con las personas necesitadas más que los discursos o las ceremonias?

No va a ser fácil encontrar instituciones con prestigio suficiente como para liderar el rearme ético que reclamábamos en un artículo precedente. Es quizás, por ello, el momento de algunas “minorías transformadoras” que tengan la capacidad de actuar, en lugar de discursear, y de hacerlo si cabe de forma contracultural, anteponiendo los intereses colectivos sobre los individuales, aceptando sacrificios solidarios sin que nadie se los imponga, renunciando a derechos por sentido de la responsabilidad y ofreciendo servicios gratuitos sin esperar contrapartida.

De forma que puedan suponer un referente con capacidad transformadora de las conductas colectivas y contribuir así a impulsar la solidaridad y la cooperación necesarias para salir de un marasmo económico en el que las carencias éticas han jugado un papel central.

(*) Vocal de la Asociación “Arizmendiarrietaren Lagunak”

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3 comentarios en «Ekonomiaren txokoa: Cooperación, autoridad moral y salida de la crisis»

  1. Realmente interesante el articulo.

    La sección de Ekoberri del Grupo Noticias se esta convirtiendo en un verdadero referente del análisis económico en Euskadi. El ultimo articulo del domingo pasado, con un análisis en plena jornada electoral sobre la necesidad de retomar la política industrial, en el que se exponía de una forma brillante el porque de la necesidad urgente de replantearse en Euskadi una estrategia en esta area.

    De lo mejor que he leído al respecto en los medios generalistas en bastante tiempo:

    http://m.deia.com/2012/10/21/economia/una-estrategia-industrial-laborcentrica-vasca

    Aberriberri hace bien en reproducir estas reflexiones de Ekoberri y es que, con las cosas de comer no se juega y cada vez es mas importante centrarse en ellas, en los tiempos que corren …

  2. Uno de los grandes problemas que tienen los partidos de «izquierda» en Euskadi es que no pueden situar en el imaginario práctico de la sociedad al PNV con «la derecha». Lo han intentado asociándolo con el PP, pero la sociedad no es tonta y sabe bien que el PNV ha montado el mejor Estado del Bienestar de nuestro entorno, se identifica como un partido humanista y social, que no socialero.

    Uno de los grandes logros de la política empresarial en Euskadi ha sido la cooperación, ya sea mediante participación de los trabajadores en el accionariado de una S.A, como las cooperativas.

    Además se ha demostrado que las cooperativas responden bien a la crisis, son ágiles a la hora de tomar decisiones de restricción de salarios para recuperar la competitividad, porque son conscientes que el mantemiento de la empresa debe suponer no dejar a nadie en el camino.

    Creo que en el camino de la participación empresarial hay mucha labor que hacer, y que puede tener un impulso institucional, via fiscal, etc. si podemos hacer que los trabajadores puedan tener una parte del beneficio y de la responsabilidad de la empresa. El sindicalismo se ha demostrado como una de los mayores cánceres del mundo actual junto con la política mal llamada neoliberal (porque de «liberal» tiene muy poco, más bien de robo de recursos públicos para tapar agujeros privados).

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