Jon Argeder (*) Ekoberrin
En un artículo anterior reflexionábamos sobre el tamaño de las empresas. Mejor dicho, sobre el empeño en insistir en la falta de tamaño en nuestras empresas, que parece esencial para competir. Llegábamos a la conclusión de que más importante que el tamaño, es el poder de decisión y en qué personas se deposita ese poder. Y que para poder hablar de nuestras empresas, como pilar de nuestra sociedad, con propiedad, necesitamos que esas personas, que detentan ese poder sean nuestras personas.
Pero, un momento, ¿por qué son importantes “nuestras” empresas? Parece éste un tema olvidado por muchos. Tan fuerte es la presencia en los medios de la crisis y sus elementos, que nos hemos olvidado de lo básico. Lo importante es la actividad de las empresas, sean grandes o pequeñas, su capacidad de generar riqueza. Para poder “repartir” el pastel, mejor o peor, es preciso generar el pastel. Hacer ese pastel, o sea, esa riqueza a repartir, lo hacen las empresas, y será mejor si son nuestras, digo yo. Y con tanta discusión sobre la deuda pública, sobre impuestos y sobre consumo, nos olvidamos de los que generan el pastel. Lo escribo a pesar de ser muy sabido: repartir el pastel bien es importante, pero GENERARLO, crear riqueza, que es a lo que se dedican las empresas, es más importante todavía. Y me temo que la gran mayoría de la sociedad da por sentado que las empresas siguen ahí, como siempre, generando el pastel, y que seguirán ahí pase lo que pase. Y puede que no sea verdad. Porque todo cambia y el mundo empresarial también.
¿Cuál ha sido la evolución de ese mundo? Es sabido que las que han sobrevivido se han hecho más competitivas. Más modernas. Exportan e importan. Han incorporado herramientas, máquinas y tecnologías sofisticadas. Todas están más preparadas. Pero hay un tema más oculto. La propiedad. En algunas se han producido fusiones, absorciones y compras de otras empresas. Pero en muchas se ha producido un fenómeno que yo llamo de “financiarización”. Consiste en considerar la empresa más como un activo financiero que como un conjunto de personas que, trabajando, producen riqueza.
¿Por qué se produce ese cambio?
Veamos. Ocurre que las acciones, o sea la propiedad, en lugar de tenerlas una(s) persona(s), se traspasan a un holding, o sea otra empresa cuya única función es gestionar esas acciones que se le han traspasado. Para el holding, que posee acciones de la empresa X, esas acciones son un activo del holding. Una propiedad que produce beneficios, que tiene que producir beneficios.
Para el empresario implicado con su empresa, los beneficios son necesarios para sobrevivir en el largo plazo. Es su vida y la de su empresa claro. Aquí está la diferencia. Para un holding, por contra, los beneficios son necesarios para mantener la empresa entre sus activos y no proceder a su venta. Porque si no es suficientemente rentable se vende y ya está. Lo que le ocurra a esa empresa y a sus personas es otro problema……de otros, no del holding. Aumenta sustancialmente la distancia afectiva entre los propietarios y la vivencia de la empresa. ¿Y qué? Pues mucho. No se toman las mismas decisiones si la empresa es algo próximo y cercano que si es un activo financiero entre otros.
Con una crisis larga y difícil, y dadas las cifras de paro que tenemos, es crucial contar con empresas “nuestras”, cuya propiedad esté en manos de personas que pertenezcan a esta sociedad, y que la vivan como propia. Y mucho me temo que en este aspecto no estamos tan bien como antes. Creo adivinar un “reflujo empresarial”, aquí, en nuestro territorio, una menor cantidad y presencia de personas protagonistas en la vida empresarial.
Algunos consideran que hay que ser “realista”, que la evolución de las sociedades y las empresas en la globalización es así y no hay quien lo pare, y que qué se le va a hacer. Nada nuevo bajo el sol. Ahora bien, quiero recordar que en un reciente estudio se recogía el dato de que más del 60% de los DNI de los consejeros de transnacionales, eran de los estados origen de la empresa en cuestión. Y como decía un amigo, cuando una gran empresa, por ejemplo alemana, tiene problemas graves, no se cierra ninguna planta de Alemania, se cierra cualquiera de las otras.
Por todas estas razones es importante que las personas que tomen decisiones de “nuestras empresas”, vivan nuestra comunidad, sean locales. Y para ello es fundamental que las personas que trabajen en esas empresas, generando riqueza, participen en sus decisiones, participen en la propiedad, y en los resultados. Ya que hablamos de generar riqueza aludiendo a las tartas y a su reparto, bueno es recordar que hacen falta pasteleros comprometidos. La participación es un “plus” en esta crisis y en nuestro futuro.
(*) Kooperatibista
Un buen final del artículo: “La participación es un plus en esta crisis y en nuestro futuro”. Es una forma acertada para plantearnos la naturaleza de la empresa y su transformación.
Si consideraríamos a la empresa como un servicio público, como una asociación de personas trabajando conjuntamente, la participación democrática y responsable en sus decisiones y resultados sería su mejor garantía.
Contrariamente, en el actual modelo de empresa, la participación apenas se da, ya que la naturaleza de la empresa se basa en la propiedad, la cual da derecho a tomar decisiones en el sentido de acumulación y beneficio personal.
Inicialmente, hay que reconocer que son las empresas las que generan trabajo y riqueza y en este sentido hay que darles todo su valor y también hay que reconocer el trabajo de los sindicatos en las mejoras económicas y laborales de los trabajadores.
Finalmente, coincido con Jon Argeder en que la participación es un plus. Sería conveniente hacer un hueco en el pensamiento propieteril para ver que más al fondo hay una asociación de personas y que la cogestión de la empresa entre propiedad y trabajadores supondría un avance social y democrático.
Es una pena que empresas como BBV que antes de sumarse la puñetera A de Argentaria, eran de aquí, con gente de aquí, educada en la comercial de Deusto estén ahora en manos de otrso que no viven la identidad de dicha empresa ni comparte raíces. Me acuerdo de la corporación industrial IBV – Iberdrola Bilbao Vizcaya, cuanto se nos ha escapado
Estas empresas dirigidas por gentes como Francisco Gonzalez y sus adlateres cualquier día desaparecen porque las trocean sus accionistas, ya que nada que no sea el beneficio les une a nadie.
Esto no ocurría como el BB ni con el Banco de Vizcaya. Es una pena.
No hay como tner multinacionales de origen que hacen del orgen su bandera, menos mañ que nos queda MCC, CAF y alguna otra que vende sus máquinas con la ikurriña puesta sobre el bastidor
Estoy totalmente de acuerdo que hay que conjugar directivos del país que generen conciencia de nuestro «modelo» con el accionarado, que al final es el que arriesga.En la economía actual, todos tenemos dependencias que nos obligan a conveniar con «multis», alguna Pyme todavía del país esta virgen y mantiene su independencia.
Modelo de gestión y de País esa es la realidad,no se cuanto aguantará Bildu en las Instituciones sin modelo de gestión o cuanto le soportará la Sociedad y el resto de partidos.Ya vale de cuestionar todo, incineradora, Kutxabank,etc.El 70% de la población también retira su confianza a esta pésima gestión en la Diputación del Sr. Garitano y Bildu.
Del Gobierno López es mejor no hablar,PSOE y PP es como el Dúo Dinámico, con su canción «resistiré».
En economía y en política hay que pronunciarse con modelos de gestión y estilo propio con señas de identidad.
Hay que reaccionar rápido,porque así el futuro en Euskadi no es muy prometedor.