Imanol Lizarralde
Según veíamos en el anterior capìtulo, la “independencia” y la “soberanía”, desde el punto de vista apuntado hipotéticamente por la articulista de El País, Belén Altuna, (Soberanía y después, 27-4), y confirmado por el miembro de Alternatiba-Bildu Enrique Martínez Florez y el ideólogo Iñaki Gil de San Vicente, responden a un modelo de izquierda determinado, de izquierda revolucionaria, para el cual las energías desatadas por las problemáticas nacionales tienen que orientarse a la conformación de un nuevo orden global que rompa con los poderes vigentes. Esta es la perspectiva ideológica con la que el MLNV da un contenido a la independencia.
Y es por ello por el que la independencia y el socialismo, en la concepción del MLNV, están inextricablemente unidos, sin posibilidad de separación. Francisco Letamendia podía decir, y así lo hacia, a mediados de los 70, que su la “independencia” del MLNV no era “separatista”, pues unía a la clase trabajadora vasca con la española y con el resto de clases oprimidas del mundo en su lucha contra el capitalismo. Era una independencia respecto al “poder del Capital”, tal como nos la describen Enrique Martínez Florez de Albernatiba e Iñaki Gil de San Vicente. Esta concepción es aplicable a cualquier país del mundo y no depende de las características nacionales ni de la tradición nacional de ninguno de ellos. Es una concepción que nada tiene que ver con el nacionalismo de José Antonio Agirre o Sabino Arana. A pesar de todo, por razones seguramente inconfesables, el sociólogo y ex dirigente de HASI (partido rector del MLNV en las década de los 80), Francisco Llera tiene la desvergüenza intelectual de decir que ETA está “inspirada en el fundamentalismo sabiniano” (La hora de la unidad, 28-4, El País).
Por tanto, deberíamos hacer una reflexión sobre la historia reciente del País Vasco a la luz de la idea de la “independencia y socialismo” que esgrime el MLNV como lema histórico. No es casual la dicotomía entre el PNV, que apostó por las vías pacíficas, por el Estatuto y por la construcción de unas instituciones vascas, y el MLNV, que apostó por la vía político-militar, por la vía de la ruptura y de la agitación de contradicciones de la joven democracia española. Esta dicotomía nos muestra la diferencia entre el concepto de independencia que esgrimen los nacionalistas y el de los revolucionarios vascos del MLNV. Estos últimos aplican el esquema de una izquierda rupturista y revolucionaria al contexto vasco con su problemática nacional y subordinan la idea de independencia a la de la construcción del socialismo a nivel mundial, dentro de un proceso de lucha contra el capitalismo.
La pena es que Belén Altuna, tras apuntar el contenido de esta dicotomía, al final no le otorga credibilidad: “¿alguien lo propone seriamente?”, se pregunta, como queriendo borrar aquello que le sugiere el claro artículo de Enrique Martínez de Alternatiba-Bildu-Polo Soberanista. Es evidente que alguien lo propone, que de la aplicación de esa concepción se deriva el problema vasco en su vertiente de violencia y de deslegitimación del modelo democrático occidental. Es la concepción que tiene un determinado tipo de izquierda, aquí y en otras partes del mundo, de positivizar las contradicciones nacionales poniéndolas al servicio de un cambio de modelo de sociedad.
Pero Belén Altuna se obstina en seguir manteniendo unidos los fantasmas de la violencia y del separatismo. En el caso hipotético de una independencia vasca sigue preguntándose:
“¿En qué consistiría ésta? ¿Cómo se gestionaría el pluralismo de la sociedad vasca, cómo las tensiones que sin duda se habrían disparado en el proceso de secesión? ¿Se respetaría igualmente el derecho de autogobierno y de secesión de sus provincias o regiones? ¿Qué política cultural y lingüística se seguiría, y en qué se diferenciaría de la actual? Presumiblemente, una política nacionalista tendente a homogeneizar a los ciudadanos en un modelo de vasquidad predeterminado. En ese caso, ¿sería igualmente cooficial el castellano? Etcétera, etcétera. ¿Por qué los nacionalistas no hablan nunca de estas cosas?”.
Con estas preguntas, que no son más que el conjuro de una serie de temores, Belén Altuna cierra la puerta que antes abriera de forma tentativa. Estas preguntas no obedecen a ningún sentido racional. ¿Por qué? Por qué la respuesta a ellas ya está dada en el ahora, en el trayecto de las alternativas políticas puestas en práctica a lo largo de estas últimas décadas. ¿Ha planteado el nacionalismo institucional una mala gestión del pluralismo en su ejecutoria? El nacionalismo institucional, con el PNV a la cabeza, es la opción que más pluralmente ha gestionado el poder político en el País Vasco, llevando un gobierno común con los socialistas durante doce años y más adelante llevando un gobierno de coalición, en el que participaba una opción estatal como la de Izquierda Unida.
Belén Altuna presume, contra toda evidencia, de la existencia futura de “una política nacionalista tendente a homogeneizar a los vascos en un modelo de vasquidad determinado”. Y no aporta nada para avalar este juicio de valor, que queda desmentido por el carácter plural del Gobierno Vasco a lo largo del mandato nacionalista y por la efectiva cooficialidad del castellano. Poner en duda la cooficialidad del castellano en una hipotética Euskadi independiente sigue siendo un ejercicio de proyección de temores que no tienen una base real.
En lo referente a Enrique Martinez y a la concepción que une a la izquierda rupturista de Euskadi, el representante de Alternatiba lo deja bien claro: “no querer romper el modelo económico parece incompatible con el soberanismo”. El “soberanismo” revolucionario subordina la independencia a un cambio de “modelo económico”. Y concluye: “La confrontación entre constitucionalistas y el nacionalismo institucional es falsa en sí misma, pues ambos comparten el modelo de sociedad”. Es “falsa”, por que los nacionalistas institucionales no identifican la independencia con un cambio de modelo de sociedad en términos revolucionarios. Los temores de Belén Altuna vienen porque pretende incluir al nacionalismo vasco en el mismo concepto que tiene el “soberanismo” revolucionario de Enrique Martínez y del MLNV. Más de veinte años de transición democrática, de gobiernos nacionalistas, desmienten a la articulista de El País, aunque ella se empeñe lo contrario y omita lo que ya sugirió, que la independencia es, para algunos, un medio y no un fin y, en sus propias palabras “un cambio de modelo de Estado y de modelo de democracia”. Aquí está la verdadera madre del cordero. ¿Por qué Belén Altuna y tantos otros pretenden soslayar esta cuestión tan trascendente?
Bildu quiere crear un estado vasco con los 7 herrialdes desde la izquierda y el PNV quiere más autonomia y autogobierno para las provincias vascas; pero dentro del estado español (estado plurinacional, bla bla). Esa es la realidad. Todo lo demas son cuentos.
Basoilar, no se pueden simplificar las cosas.
Para el MLNV lo nacional es formal. Y necesita una alianza soberanista. Por eso se alía con EA. Pero el MLNV es sobre todo un movimiento izquierdista, de izquierda revolucionaria o transformadora. Lo nacional está al servicio de la lucha por romper el «sistema», entendido como sistema de democracia representativa.
Plantear un objetivo como el que tu planteas no es hacer una declaración de ideología, es plantear un horizonte. ¿El MLNV alguna vez ha estado cerca de ese horizonte? Nunca.
El autor del artículo se basa tanto en un ideólogo del MLNV, como Iñaki Gil de San Vicente, como en un representante de alternativa, que dicen lo mismo acerca de la independencia. Una cosa es la independencia de crear un estado y otra cosa es que la lucha de la independencia sirva para desestabilizar el estado español. Lo que vemos que es realidad es lo segundo.
Nestor, estaras deacuerdo conmigo en que la base social de la Izquierda Abertzale es sobre todo abertzale e independentista; y los votantes ni te digo. La izquieda abertzale poco a profundizado en ese socialismo; es como decir que EA es socialdemocrata y el PNV democristiano. Ante todo todos somos nacionalistas; algunos más autonomistas y otros más rupturitas.
JELen agur
En la base social de la IR hay un grupo consciente (minoritario) que vincula eficazmente lo nacional con la lucha por la revolucion socialista y una parte inconsciente (mayoritaria) donde lo primordial es la independencia nacional y lo d eizquierdas es secundario. Lo que pasa es que para la dirección las prioridades son la de lo nacional al servicio de la lucha de clases y la parte inconsciente no lo sabe (de ahí su nombre).
Basoilar, los nacionalistas nos hemos preguntado muchas veces acerca de la racionalidad del MLNV, ya que veíamos que sus acciones y las de ETA no reforzaban al abertzalismo, sino todo lo contrario. Eso pasa por que el MLNV como movimiento político, desde sus inicios, antepone su concepción revolucionaria a la causa nacional.
El MLNV tuvo la oportunidad de cerrar la cuestión de la violencia varias veces. En el 2006 se le propuso un organo común vasco-navarro, una eurorregión vasca, la admisión tácita del derecho a decidir… Todo eso fue rechazado.
El MLNV lleva 30 años de lucha y no nos ha acercado un milímetro a la independencia. La radicalidad nacionalista es, para ellos, una simple máscara. Y la ruptura no es ruptura con España sino ruptura con el modelo de Estado.
Una pregunta, ¿EAJ-PNV nos ha acercado a la independencia? Es un partido que no se define independentista. La cupula del PNV lo dirigen los «sotistas», los «kizkitza» y los «euskalerriakos». Creo que el PNV se ha desviado demasiado, más con la retirada de Arzallus, de la via independentista.
EAJ-PNV creó el gobierno vasco en 1936 y lo restauró en 1979. Y consiguió cosas que son imprescindibles para el estado vasco, como son la polícía, el concierto económico, una educación vasca, una universidad vasca, etc. Estas son cuestiones básicas que un abertzale no puede ignorar y que son la base de cualquier estado.
A mí me parece bien que el PNV no se defina de forma que limite el ámbito de implicación de mucha gente que siendo vasquista o nacionalista le entra vértigo con la cuestión de la independencia. No podemos ser absolutistas y cerrados como son los españoles.
El MLNV no ha conseguido nada. Es más, el MLNV trata de desvalorizar los logros de la autonomía, que son las bases de nuestra libertad y de una hipotética independencia. La cuestión es que existe un radicalismo que es simplemente formal pero que en la práctica ha sido un lastre para la causa nacionalista.
JELen agur
Se trata de un proceso.
El PNV ha conseguido en poco tiempo de democracia en España, lo que ya les gustaría en el pais vasco-frances en tantos años de maravillosa democracia (supuestamente).
Y eso que las zancadillas al proceso (incluídas las de la IR) son tremendas y continuas.
El conjunto ETA -MVLN son nacionalistas vascos o revolucionarios marxistas? Cual es su naturaleza? Es la eterna discusión.
Teniendo en cuenta su base, su fuerza, su número, es decir, desde un punto de vista cuantitativo, la mayoría de ellos se sienten naconalistas. Para ellos Euskalherria es su nación y tiene el derecho de constituir un estado propio.
Desde un punto de vista cualitativo, es decir, el núcleo dirigente, es claramente marxista y su objetivo es cambiar el sistema económico.
La cantidad solo da el tamaño pero la cualidad da la naturaleza.
Cantidad y calidad van unidos pero hay que saber diferenciarlos.
Oso ondo kaleume.
Basoilar, el autogobierno actual, tal y como significa la palabra «autogobierno», nos acerca a la independencia de Euzkadi que todos los petardos que ha puesto el MLNV. De hecho, para mí la libertad está por encima de la independencia y hoy día EAJ ha hecho más por la Libertad del Pueblo vasco que el MLNV (sobre todo porque los segundos NUNCA han respetado la voluntad de los vascos; sino que han sido en los últimos 50 años los que más vascos han asesinado).
¿Queda claro, no?
JELen agur
kaleume, ¿Cual es la esencia de los batasunos?, pues la esencia, el fondo. El resto es forma, la apariencia que se le quiera dar.
Los batasunos son en esencia, en el fondo marxistas revolucionarios (marxistas-leninistas) y la apariencia es la de abertzales. La apariencia sirve siempre al fondo.
En otro pais la apariencia será de antifascistas, antiterratenientes, antiUSA, antiglobalización, hiperislamicos, etc. Será por apariencias… Pero la esencia es la misma siempre: la lucha contra el sistema opresor capitalista.
Como bien dice Joseba, la diferencia o simbiosis (según para quien) entre independencia y socialismo es clara.
A mi me gusta el ejemplo del tren que se ha publicado en varias ocasiones.
Aquello de que la locomotora está programada por los ingenieros (líderes del MLNV) para que el tren vaya a Malaga. Sin embargo la mayoría de los pasajeros de los distintos vagones han comprado un billeta para ir a Paris.
De nada sirve que esos pasajeros (la mayoría) pataleen en el recorrido al percatarse que su objetivo no se está cumpliendo sino más bien lo contrario, ya que el tren seguirá su curso.
Claro que si trasvasmos eso en términos de realidad cotidiana, bueno sería que esa gran cantidad, la mayoría de los que siguen fieles a los reboltibaskos fueran despertando de un sueño macabro. Porque no cabe duda que el día que la inmensa mayoría se de cuenta que su deseo nacionalista vasco está siendo «chupado» por fines anti-vascos, españolistas, internacionalistas, de nuestros «amigos» del social fascismo, entonces muerto el perro (ya daría igual el collar que tuviera) se acabará la rabia.
Debemos seguir esforzandonos en explicar a la gente la trampa que tan sutilmente manejan desde el MLNV para destruir las ansias de libertad del noble pueblo vasco, precisamente escondiendo sus intenciones reales.
Que bueno, que bueno, que bueno Lizarralde!!!
Que necesario!!!
Que lástima que no te den un altavoz, o te ponga de tertuliano en una Radio!!