Antton Costa
Tras las últimas negociaciones, el Gobierno español parece ser que ha decidido completar el Estatuto de Gernika. Ya era hora. ¿O es qué alguien piensa que una ley aprobada hace 30 años no debía de haber sido aprobada antes? En el caso de Gobiernos democráticos ¿qué mejor ejercicio de la democracia que haber completado el Estatuto? Un Estatuto que, por cierto, los nacionalistas democráticos siempre han exigido su cumplimiento. No cuela eso de que lo teníamos olvidado. Lo que pasa es que siempre hemos dicho que era un medio y no un fin.
Asimismo, en estos momentos surge una incertidumbre: y después del Estatuto ¿qué? Evidentemente no tengo la varita mágica para saber ese qué ni tampoco dispongo del poder de decidirlo yo solo. Pero tengo la ocasión de aportar mi opinión, por sí sirve para abrir un poco el debate.
Entiendo que en Euskadi habrá, entre otros, colectivos que piensan que con este autogobierno ya es suficiente. Habrá otros que piensen que estábamos mejor sin completarlo. Recordemos que había políticos socialistas que pretendían guardar las facultades no desarrolladas del Estatuto como moneda de cambio de una negociación política con ETA. Y finalmente existe el grupo, en el que me incluyo, que considera es un paso muy importante para nuestro autogobierno. Pero que el tope del autogobierno lo tienen que poner las personas que componemos este país.
Para un nacionalista vasco es evidente que lo que se decide en un próximo futuro debería de tener en cuenta los elementos fundadores de nuestra historia política como son los fueros y los derechos históricos. No, como falsamente alegan algunos, para volver a otro periodo de la historia, sino para dar fundamento y contenido a nuestro Buru-Jabetza, adaptándolo a los tiempos actuales con un mercado común en Europa. Y con un Estado español que ya no es el de Franco. Si no tenemos en cuenta nuestra historia podríamos ser un pueblo libre pero no un pueblo vasco libre.
Por otro lado: a mí no me gusta el término “derecho a decidir” por que considero que el derecho tendría que ir aparejado con el “deber”. Y para decidir hay que saber qué se decide. Y además de decidir tendríamos que tener en cuenta los colectivos citados que no comparten nuestros ideales. Pero que forman parte de esta sociedad, por suerte amplia y compleja.
En este debate sobre las prerrogativas de nuestro autogobierno y de nuestra sociedad, tampoco puede faltar el debate interno del país que queremos. Como van a funcionar nuestras instituciones, Diputaciones, Ayuntamientos, Gobierno Vasco, etc. En mi modesta opinión, en este debate interno debemos de dejar que nuestra gente opine con libertad y sin cauces pre establecidos. Pienso que como estamos nos ha ido bastante bien. Las diversas instituciones han actuado como órganos plurales de representación y como contrapeso unas de otras, así como órganos de control de la gestión pública. A mí entender el paso que nos queda es clarificar la función de cada ente para que no caer en duplicidades. Los ciudadanos queremos que trabajen para solucionar nuestros problemas. Cuanto la decisión esté más cerca del ciudadano es siempre mejor.
Tendríamos que aludir también al MLNV. Con su rupturismo y su violencia creo sinceramente que ellos, desde su representación social y política, también tienen cosas que aportar. Pero, por supuesto, primero ETA tendría que abandonar las armas, cosa que sólo depende de ellos y que además lo tienen fácil, sin estar constantemente mareando la perdiz para marearnos a todos. Tratar de mezclar la sangre y la libertad nacional es un error que destruye esa libertad nacional, como hemos visto hasta ahora.
Para concluir, y teniendo en cuenta el tema de la pacificación, para mí hay conceptos que hay que definir y no tocar.
a) Ante la violencia o amenaza de violencia tolerancia cero.
b) Lo que ha construido este país con sus instituciones es algo intocable. Esa es la pista de aterrizaje y no otra.
c) Las cuestiones políticas las deciden los políticos elegidos democráticamente por los ciudadanos.
d) Debe existir una transparencia total en las conversaciones políticas dirigidas a conseguir la paz o un mayor autogobierno.
e) Las decisiones se deben tomar en el Parlamento Vasco o en el Parlamento Navarro (o en el órgano de Iparralde correspondiente).
f) Se debe tener muy en cuenta la opinión y la situación de las víctimas.
Todo ello no debe darse más que en el marco de que dejen definitivamente las armas, dejen de extorsionar y de coaccionar.
En este contexto, es una pena que haya gente nacionalista que pretenda compartir iniciativas de acumulación de fuerzas, alejadas del cauce central, como es el caso de Batu Gaitezen, sin previamente definir y concretar los puntos anteriormente citados que parece que estarían más a gusto en el polo soberanista que en la centralidad del nacionalismo. Es más incomprensible aún que esto ocurre después de los ejemplos de Lizarra y Loyola, pues ya tenemos un aviso para navegantes: ante la ola que amenaza convertirse en Tsunami hay que ponerse salvavidas o chaleco antibalas y flotante. Tenemos ejemplos recientes de engaños y frustraciones y ejemplos de de buena voluntad que han terminado manejados y utilizados. Pues como dice un viejo amigo: “ojo y pestaña que la vista engaña”.
Mucho decían que el Estatuto estaba muerto, pero no pueden estar más equivocados. El estatuto está vivo y avanzando y además, el Nuevo Estatuto era una reforma del mismo.
Si se apela a los derechos históricos el estatuto está vivo pues es parte esencial de dicho plantamiento con las reservas de derechos correspondientes.
El Estatuto está vivo, cuando se cumpla su parte transferencial, entonces habrá que plantear su actualización como han hecho el resto de comunidades, que al parecer, pueden cambiar su estatuto aunque llegaran los últimos a la fiesta.
¿Ahora qué?
Esto depden de hacia donde se mire.
Yo lo advierto desde ya: Se prepara una nueva LOAPA, el PP la tiene en sus manos, y esta vez no va estar el Tribunal constitucional de entonces para echar ningún capote. El TC de hoy va estar para apuntalar esa vuelta al centralismo que se revestirá de racionalización del gasto público..