Imanol Lizarralde
La división entre lo que Mario Zubiaga llama “complejo político-militar” y “rama civil” del MLNV respecto al uso de la violencia queda subsanada también por las diferentes labores que tocan a ETA y a Batasuna. Los primeros tienen que demostrar que el uso de la violencia sirve para algo; los segundos que los caminos políticos son igualmente eficaces. En ese casi amoroso debate transcurre la convivencia en unión de ambas opciones a lo largo de los años.
En el caso del proceso de Anoeta, además, ETA (La autocrítica de ETA, El País) crítica a la “rama civil” del MLNV:
“La ofensiva política que tenía prevista con la ruptura del proceso quedó neutralizada con la intensificación de la represión del Estado”. Admite que “han salido a la luz los problemas de estructura” intensificados tras la ruptura de la tregua, que se traducen en “una falta de claridad sobre la apuesta política”.
La organización armada censura la falta de iniciativa política de Batasuna que no ha cumplido su labor: crear un conjunto de fuerzas que ETA, en otro documento, denomina “Alianza de Fuerzas Independentistas” y que vulgarmente se conoce como el “polo soberanista”.
En este punto, entramos en la tercera teoría, aquella que señala siempre, entre los líderes del MLNV, alguno que destaca como “Mesías Salvador”, como factotum que encauzará al movimiento por la vía de la paz y convencerá a los violentos de que dejen las armas. El candidato señalado por los medios de comunicación españoles por Aizpeolea y los socialistas, concretamente, por Jesús Eguiguren, no podía ser otro que Arnaldo Otegi. Esta es la misma persona que decía desde la prisión de Martutene que el MLNV tenía “un reto histórico: construir la alternativa organizativa, política e institucional que lidere la mayoría social de Euskal Herria. Este reto exige tomar decisiones y adecuar líneas de trabajo político e institucional” (Antoni Segura, Euskadi: Crónica de una desesperanza, 2009, Alianza Editorial, p. 136).
Las características del “Mesías Salvador” del MLNV son análogas a la del no violento que forma parte del MLNV e incluso podría decirse que lo representa en su estructura ideológica básica, en la cual hay un rechazo discursivo por la violencia como instrumento pero se reconoce también una labor pendiente, que es demostrar que mediante medios puramente “políticos” pueden conseguirse los objetivos que tiene el MLNV. Otegi es el sujeto personal encargado de demostrar a ETA que por las vías políticas son posibles concretarse los fines que busca la organización por las armas. ¿Cuál es el fin común de ambas vertientes y por el cual compiten en sus diferentes ámbitos? Ese objetivo nos lo explicaba Mario Zubiaga en su artículo de Junio de 2007 «Mira quién baila (I)» (Gara) es, evidentemente, “arrastrar al Estado a sus posiciones”. Es Jesús Eguiguren el que conforma los rasgos mesiánicos de Otegi, planteándolo como casi una figura trágica, crucificado por una contradicción personal que emerge en truncado proceso de Anoeta-Loyola. Así nos lo muestra en el libro de la periodista María Antonia Iglesias:
“Por parte de Otegi creo que hubo honestidad intelectual e intentó llevar las cosas al terreno de lo posible, del realismo y del pragmatismo (…) llevó la discusión a un terreno que hacía viable la paz y la normalización en Euskadi. Puso de su parte lo que pudo; las personas tienen una capacidad limitada de influir. Pero no fue capaz de dar un puñetazo encima de la mesa. No fue capaz de enfrentarse a ETA. A lo que me refiero es que, una vez que se vio que la cosa se iba a romper, por una fidelidad mal entendida a ese mundo no fue capaz de discrepar o enfrentarse (…) Pero si eché en falta ese puñetazo, que Batasuna hubiese dicho claramente lo que pensaban, mas allá de lo que hubiera decidido ETA. O igual pensaban lo mismo, no sé… La verdad es que tampoco creo que hubiesen cambiado las cosas por parte de ETA”.
La teoría del Mesías Salvador se combina aquí, también, con la teoría del “puñetazo en la mesa”, que alguno de los valedores civiles del MLNV tiene que dar frente a ETA para decirles que deben dejar ya las armas. Si no fuera por ese rasgo de pusalinimidad, la función mesiánica de Otegi sería perfecta. Eguiguren muestra también dudas (“o igual pensaban lo mismo, no sé…”) pero tal cosa significaría admitir que le habían estado tomando el pelo durante cinco años.
Eguiguren expone el último rasgo o característica de la figura del Mesías Salvador de los procesos de paz: “Otegi nunca se va a desmarcar de ETA. Ya es muy mayor para desistir”. Pero pese a que nunca se va a desmarcar de ETA nunca va a dejar de intentar demostrar que las vías políticas son más efectivas que las vías armadas. Para que esta figura cumpla su función salvadora, nos quiere decir Eguiguren, es imprescindible que siga dentro del recinto del MLNV. Ya que Eguiguren es consciente de que “es como si ETA tuviera una religión, algo que no se puede criticar”.
La caracterización última de Otegi como Mesías Salvador depende de que en los momentos culminantes, cuando vaya a ser mensajero de un planteamiento de ruptura o cuando ocurra alguna acción especialmente cruenta de ETA, aparezca delante de Eguiguren o algún interlocutor similar, con cara de pesadumbre o trauma. El propio Josu Jon Imaz describe a Arnaldo Otegi y a Rufi Etxeberria (este último asumiendo el inesperado papel de ayudante del Mesías Salvador) en el santuario de Loyola, trayendo la última propuesta, cuando todos pensaban acordadas ya las denominadas “Bases para el diálogo y el acuerdo político”. Una propuesta que exigía la constitución de una única autonomía para la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral Navarra en dos años y que los acuerdos tomados por la Mesa de los Partidos no tuviera que pasar por el refrendo de las Cortes Españolas.
Decía Josu Jon Imaz que ambos interlocutores de Batasuna se mostraban avergonzados de cambiar su postura 180: “Otegi y Rufi Exeberia escenificaron el mensaje de ETA de una forma patética, pasándose la pelota el uno al otro…Es muy difícil, cuando has compartido tantas decenas de horas de diálogo con determinadas personas, justificar que cambias tus posiciones de manera radical de un día para otro”. Ese cambio significaría, de hecho, la ruptura de las conversaciones y la retirada de los socialistas. Pero tanto Josu Jon Imaz como Jesús Eguiguren interpretaron que la nueva propuesta de Batasuna significaba una intromisión de ETA. Así lo reiteró Imaz en su último Alderdi Eguna: “De la noche a la mañana, Batasuna cambió todo cuanto había defendido con convicción durante las semanas anteriores. Mejor dicho, ETA se lo hizo cambiar”.
¿Por qué lo interpretaron así? Por qué las caras compungidas de Otegi y Etxeberria mostraban, aunque nunca lo dijeran verbalmente ni lo vayan a decir, que se veían forzados a tomar esa decisión. Aunque a los días siguientes Jone Goirizelaia, preguntada por el tutelaje de ETA dijera que “la izquierda abertzale actuó total y absolutamente con las manos libres (…). Cualquier otra cosa no soluciona el conflicto político. Ya hemos tenido demasiados parches”. Y acusaba a socialistas y nacionalistas de que “ahora se está intentando explicar, manipulando los datos y no ajustándose a la realidad, lo que pasó dando una versión muy interesada para intentar tapar sus propias miserias” (GARA, 30-7-2007). Según la abogada del MLNV:
“La izquierda abertzale hizo una propuesta, que fue la propuesta de marco democrático, la propuesta de un Estatuto a cuatro con derecho a decidir, que es eminentemente democrática y que tiene su base y su fundamento en la decisión de los hombres y las mujeres que la tienen que sustentar. Y ante esto, el PNV y el PSOE no hicieron una contrapropuesta, no dijeron por qué les parecía mal y lo que hicieron fue levantarse de la mesa”.
El hecho indudable es que las conversaciones políticas se rompieron porque Batasuna presentó una propuesta política que el PSOE no podía asumir. Tras cinco años de reuniones con representantes del PSOE, el MLNV veía que había sacado todo el beneficio que podía al “proceso de paz”. Arnaldo Otegi, tras la ruptura de Loyola, mantuvo conversaciones con el PNV, en diciembre del 2006, y mostró “arrepentimiento” por las propuestas de modificación, aludiendo a que “sus propias bases en Navarra los tiraron de las orejas por proponer algo “inasumible e irreal” (Diario de Noticias de Navarra, 30-7-2007). Otegi planteaba que “cualquier debate sobre territorialidad cuente con un margen de desarrollo mínimo de dos legislaturas”. La última propuesta de arrepentimiento de Otegi casi coincidió con la acción que iba a cortar la posibilidad de acuerdo a corto plazo: el atentado de ETA contra el aeropuerto de Barajas el 30 de diciembre del 2006.
Pese a que conversaciones posteriores, en las que representantes de ETA y de Batasuna negociaron de forma directa y paralela con los socialistas y el Gobierno Español, el llamado “proceso” no daba para más. Y ETA volvió a abrir todos los frentes.
Pero para el MLNV, no hay ningún “proceso de paz” sin avance. Los articulistas de GARA, Ramón Sola e Iñaki Iriondo decían claramente (GARA, 31-1-2008) que “puede entenderse que el borrador de Loyola queda como una especie de “campamento base” a la espera de la definición jurídico-política que posibilite alcanzar por fin la cumbre de la resolución definitiva del conflicto”.
¿Y qué papel cumple Otegi, mientras el MLNV pone los medios para avanzar desde el «nuevo campamento base”? Su gran logro en el proceso de Anoeta-Loyola es el de mantener la credibilidad intacta frente a sus antiguos interlocutores socialistas y, sobre todo, frente a Jesús Eguiguren. Pues este decía: “A pesar de todo pensé que estábamos a punto de conseguir el acuerdo con ETA. No es algo que haya dicho sólo yo, también ellos, también Otegi. Pero en ningún momento ETA decidió dejar las armas definitivamente” (Maria Antonia Iglesias, «Memoria de Euskadi», p. 896). El consuelo de Eguiguren es que, a su entender, ETA también le había tomado el pelo a Otegi, porque Otegi le dijo, lo dice Eguiguren, que eso iba a ser así. Resulta obvio que si el Mesías Salvador no planteara la casi seguridad de que ETA iba a dejar las armas, su función como creador de procesos de paz hubiera fallado desde la base.
Y repite: “Insisto en que Otegi creo que hizo todo lo que pudo, aunque al final nos echara la culpa a nosotros (…) con relación a el no tengo una valoración negativa” (Idem p. 897). De una forma inconsciente, Eguiguren se va acercando a marcar los trazos trágicos del Mesías Salvador, su crucifixión: “Personalmente, tampoco me cabe ninguna duda de que Arnaldo quiere que esto acabe. Lo que ocurre es que cuando llega a una determinada edad un político prefiere hundirse con los suyos que discrepar con ellos”.Esa es otra característica del Mesías Salvador: que aunque quiera que “esto acabe” esté dispuesto a “hundirse con los suyos” de tal manera que aunque Eguiguren lo sepa lo que realmente piensa el no vaya nunca a pronunciarse al respecto. Es una idea que Aizpeolea la planteaba más claramente en una de sus crónicas (El País, 27-8-2008). Según el periodista, Otegi
“siempre ha defendido, y ahora mantiene la misma tesis, que estas cuestiones hay que dirimirlas en los ámbitos internos y no llevarlas al debate público”. Por eso, “al igual que otros históricos de la izquierda abertzale, Otegi fue muy crítico con el asesinato por parte de ETA del ex edil socialista de Mondragón Isaías Carrasco” pero “nunca ha querido expresar en público sus diferencias con la dirección de la banda. Ahora tampoco”.
El Mesías Salvador compatibiliza un rechazo a algunas acciones de ETA con el silencio frente a ellas, dando por hecho que gentes como Eguiguren y Aizpeolea entenderán ese silencio (e incluso comprenderán que les eche la culpa públicamente del fracaso del “proceso”) como un aval para que al lado de los “duros” del MLNV trabaje por la paz en el futuro.
El Mesías Salvador del MLNV concita la comprensión y otra de sus funciones es también la de dar pena a sus interlocutores. Cuenta Eguiguren que “cuando se produce el atentado de la T-4” estuvo ese mismo día con Otegi:
“A la media hora de producirse el atentado Otegi me llama. Nos reunimos para decir: “Oye, qué cojones… ¿De qué va esto?”. Ellos estaban muy preocupados por transmitir al Gobierno la idea de que no había una decisión de romper la tregua (…). Otegi quería transmitirnos, estaba empeñado en que aquello no suponía la ruptura y que había que hacer lo que fuera para que esto no fracasara, pero, en fin, creo que sin demasiada convicción, porque todo estaba ya muy difícil. Vi que se le había caído todo, todo lo construido en ocho años se había ido abajo. Estaba realmente hundido, jodido, diría yo” (Idem, p. 895).
Digamos que las muecas contritas de Otegi consiguieron que las conversaciones entre los socialistas y ETA y Batasuna se alargaran durante unos meses más. Conversaciones en diversas localidades del mundo, con intermediarios internacionales que levantaban acta de las mismas y guardaban estas en cajas de seguridad de Suiza, aunque toda esa parafernalia no moviera un ápice las posturas de ETA y de Batasuna. Tras el atentado brutal, los representantes armados y civiles del MLNV consiguieron estirar el chicle del proceso de paz durante más tiempo, dando, además, un paso adelante pues se cumplió su reclamación de principio del “proceso” y se juntaron en el mismo cuarto la Mesa de negociación ETA-Gobierno y la Mesa de negociación política.
Arnaldo Otegi, gracias a esa actuación, consiguió mantener su credibilidad y la confianza de los socialistas. Hay veces que el Mesías Salvador debe dar pena y aparecer, acaso, como un pardillo. Eso sirve para que sus interlocutores no tomen conciencia de que realmente los pardillos son ellos.
Joder, Lizarralde, vaya artículo…Egiguren, al que todos tomabamos como una especie de Clarck Klein, que luego se convertía en Superman, resulta que es más pardillo que Gargamel…
La verdad que hasta me he reído con lo de que Otegi les daba pena. Joder con Arnaldo, «el rostro impenetrable»…tantos años dando la parrala en Euskalherria y todavía nadie le ha dado La Concha de Oro del Festival de Cine al mejor interprete masculino.
La verdad que tu relato es como de película de los Hermanos Marx, pero me lo creo todo…a estos tíos los engañan hasta la extenuación y los hechos que planteas son irrefutables.
«…Despúes de volar el aeropuerto de Madrid, va y le dice que es muy importante mantener las conversaciones y va Egiguren y se lo cree…». Vaya primera linea de la democracia el Presidente del PSE y compañia….
¿los socialistas pardillos? A mí me parece que no. Si alguno fue pardillo en esas conversaciones fue el pnv.
El objetivo de esas conversaciones era echar al pnv del poder para siempre mediante la entente psoe-hb. Y el pnv es el encargado de que esas conversaciones fructifiquen. Es el colmo de la estupidez.
El psoe, al no conseguirlo de esa forma, lo consiguió despues por medio del pp. O sea, que de pardillo nada.
Y esas conversaciones fallaron porque eta no dejará las armas hasta que el mlnv supere en votos al psoe. Porque mientras el psoe tenga más votos el que dirigiría esa ententa psoe-hb sería el psoe, como sucede en Cataluña. Si hb superara en votos al psoe, esas conversaciones habrían dado fruto, pues en esas condiciones el que dirigiría la entente sería hb.
De modo que ni psoe ni hb son pardillos. El único pardillo es el pnv en todo este episodio.
Los socialistas son pardillos respecto según a quienes, navarro, es evidente que el PNV es el perdedor primero de toda esta jugada, pero los socialistas creían que venía la paz a cambio de la libertad de los presos y de legalizar Batasuna y claro se tragaron esa trola y la posibilidad que les vendía Otegi de que ETA dejara las armas. Para ello removieron Roma con Santiago, pusieron las Cortes españolas con una decisión de negociar con ETA y a los dos mesas de que las conversaciones secretas que tenían Batasuna y los socis se hacen públicas el proceso empieza a hacer aguas por todas partes por que claro la voluntad de paz de ETA y de Batasuna pues no era tan firme cuando las cosas estaban a la luz pública. Que es otra forma de decir que les engañaron como a chinos aunque la legalización del PCTV-EHAK benefició a ambos en contra del PNV. Es habilidad del PSOE que los del PP se hayan tragado el sapo del proceso de paz fiascoso pero el hecho es que la cagaron, no hay paz, y por menos de ello el PNV se encuentra criminalizado y todavía tenemos que escuchar a periodistas de cuarta fila como Toñita Etxarri de Lizarra-Garazi. Pero el hecho simple es que los socis no consiguieron la paz después de lanzar botafumeiro durante años. Y todavía se creen que Otegi es la Madre Teresa de Calcuta en la mansión del Conde Drácula convenciendo a los vampiros para que se hagan frailes.
Pello, no confundir a Calvin Klein con Clark Kent, aunque este último se ponga los calzoncillos por fuera.
Ahora les leo.
El PNV cayó en la trampa de Loiola porque no comprende que la negociación es un instrumento revolucionario que utiliza ETA para avanzar.
En cuanto a los socialistas, qué queréis que os diga, que son capaces de negociar con ETA, mientras entierran a compañeros de partido y a la vez acusar al PNV de no querer la derrota de ETA.
No t olvides merry, del ayudante del mago Arnaldo Txan, el duende Rafita, gran konocido komo sindikalista en Michelin mientras Arnaldo sekuestraba a su jefe. De ahi surgio 1 gran amistad k han decidio emplear en obras benefikas komo montar 1 nuevo polo soberanista, hablar d «nuevos tiempos» dejando en funciones de treato infantiles a Marlon Grando y al Metodo del dl Aktor’s Studio. y komo dicen los grandes artistas: mucha mierda!!!
GAZTAÑAGA, tu ke eres otro krak, creo que deberiamos analizar lo que esta ocurriendo con el
supuesto blindaje, del concierto.
Me parece destacable el amplio consenso que existe entre los partidos vascos, al respecto.
Arrano, que tú no eres el administrador, si quieres que se hable de un tema concreto escribe un articulo, pero sino sigue el tema del que se está hablando, carajo!!!!
Doña Laura, en este blog, no nos gusta las persdonas que estan encantads de esconderse debajo de un burka taliban, y caraja la suya.
Muy buen articulo y sobre todo muy atinado. Coincide exactamente el relato con lo que me comentaron algunos dirigentes. Abertzales sobr lo que paso e Lizarra. Que engano