Aitor Fuente Incera

El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la policía.

Según la corriente psicoanalítica el síndrome de Estocolmo sería entonces una suerte de mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, que no puede responder la agresión de los secuestradores y que se defiende también de la posibilidad de sufrir un shock emocional. Así, se produce una identificación con el agresor, un vínculo en el sentido de que el secuestrado empieza a tener sentimientos de identificación, de simpatía, de agrado por su secuestrador.

Uno de los casos recientes y mas conocidos de este Síndrome seria el de Natascha Kampush, la joven austriaca secuestrada por Wolfgang Priklopil en 1998 cuando esta tenia diez años y retenida durante los siguientes ocho. Natascha consiguió escarpar de su raptor. Cuando este se enteró de que su secuestrada había conseguido fugarse, se suicidó. Natascha, cuando se enteró de la noticia, rompió a llorar.

Esta actuación de la joven nos puede sorprender, a mi al menos, me choca. También nos sorprende que personas maltratadas, menospreciadas, infravaloradas, ridiculizadas por sus parejas puedan no presentar denuncia o incluso ver cierta lógica en los actos de su agresor.

Personas incluso con un nivel de vida alto, con un nivel económico importante deciden permanecer atadas a su agresor y no emprender una vida nueva en la que solo habría mucho que ganar, todo por ganar, en la que dejarían de ser esclavas de un desgraciado.

A Batasuna, le sucede algo parecido con ETA, si no es lo mismo. Mientras los terroristas son los que matan, secuestran, extorsionan y hacen sufrir al pueblo vasco, Batasuna calla, o justifica sus acciones.

Mantienen un importante apoyo. 115.000 votos recibió en las pasadas Elecciones al Parlamento Europeo, 100.000 el 1M. EHAK obtuvo 150.000 votos en las elecciones al Parlamento Vasco en el año 2005, que se traducen en 9 escaños. Nada mas y nada menos. También están los votos recibidos por ANV, que por la aplicación de la Ley de Partidos (una ley justa o injusta, pero ley al fin y al cabo)  tiene que disolver todas sus formaciones municipales.

Son incapaces de desligarse de la serpiente. La Izda Abertzale se considera victima, perseguida sin descanso y fundamento por españoles incapaces de comprender que el pueblo vasco quiere la autodeterminación, quiere avanzar en el autogobierno, quiere ser libre. Pero la Izda Abertzale sabe que su principal enemigo, su verdadero palo en la rueda es ETA y sus acciones inhumanas. Y el que calla… otorga.

Hay que recordar que antes de la Ley de partidos, injusta o no, hubo una amnistía para todos los presos políticos, hará 30 años. Ahí se pudo demostrar valentía y escapar de acciones, iniciada la democracia, sin sentido. Iniciar una nueva andadura, que como he dicho antes, solo habría mucho que ganar, todo por ganar.

Pero con el paso de los años, Batasuna, ha dado y sigue dando síntomas del Síndrome de Estocolmo.

Yo… antes que el Síndrome de Estocolmo, lo llamaría Síndrome de Diógenes. Se ven con la casa limpia y no tienen mas que mierda que no hace otra cosa que ensuciar al pueblo vasco.

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4 comentarios en «El síndrome de Estocolmo»

  1. Yo creo que a Batasuna lo que le falta es voluntad. No reniega de ETA porque consciente y voluntariamente los dirgentes de la Unidad Popular son co-partícipes y co-diseñadores de la estrategia de ETA. No nos olvidemos de los militantes desdoblados que participan en una y otra organización. Y me creeré eso de que hay gente en ese mundo que no está de acuerdo con la violencia cuando 1º, descienda notoriamente el apoyo electoral y, 2º alcen su voz para decirle a ETA que desaparezca y entregue las armas.
    Lo dicho, cuestión de voluntad.

  2. En lo del Síndrome de Diógenes estoy de acuerdo. Sin embargo, no hay que olvidar que Batasuna y ETA son parte del MLNV. Te invitaría a leer el libro «Bietan Jarrai» de Joxan Rekondo. Es muy recomendable.

  3. Efectivamente lo de ellos los Batasunos es puro sindrome de Diógenes. Muy brillante por tu parte.

    Lo del sindrome de Estocolmo es lo de Egibar en tiempos de Lizarra respecto a los batasunos y de lo cual todavía no se ha recuperado. Ahí tenemos un serio problema los jeltzales todavía.

  4. Atencion a la noticia d El Pais k me ha hecho gracia, viva ANV, (akción dl negocio vasko):

    http://www.elpais.com/articulo/pais/vasco/empresario/debera/pagar/740000/euros/cierre/ilegal/fabrica/elpepuespvas/20090811elpvas_2/Tes

    Un empresario deberá pagar 740.000 euros por el cierre ilegal de su fábrica

    El industrial realizó contramanifestaciones en Lekeitio ante sus empleados

    ALBERTO URIONA – Bilbao – 11/08/2009

    Cerró la empresa en enero pasado sin avisar a sus 14 trabajadores y quiso indemnizarles sólo con 20 días por año trabajado y con cargo al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa). Incluso llegó a realizar contramanifestaciones frente a las protestas de los empleados. Sin embargo, un juzgado de lo Social de Bilbao ha declarado ilegal el cierre, en una sentencia ya firme, y le ha condenado a pagar casi 360.000 euros en indemnizaciones a su plantilla, que se unen a otros 180.000 euros que debe abonar por salarios impagados desde enero hasta agosto y otros 200.000 en sanciones impuesto de la Inspección de Trabajo. En total, a este empresario le va a costar 740.000 euros el cierre ilegal de su compañía.

    El protagonista es Javier Gutiérrez, fundador de la empresa Kautxo Tiuna Injección, sita un polígono industrial en Gizaburuaga -a escasos cinco kilómetros de Lekeitio- , dedicada a la transformación del caucho. Gutiérrez, conocido militante de la izquierda radical abertzale de Lekeitio, bajó la persiana de la fábrica el pasado 2 de enero. Durante los siguientes días empezó a retirar la maquinaria de la planta, pero se topó con la resistencia de los trabajadores, que durante cinco meses se encerraron en el interior de la planta.

    (…)

    La actitud empresarial ya motivó en enero una sanción de la Inspección de Trabajo, que le multó por el cierre irregular de la planta y por incumplimiento de la normativa laboral. Gutiérrez presentó un ERE a finales de enero, varias semanas después del cierre. También incumplió el fallo del Juzgado de lo Social número 10 de Bilbao, y cambió la cerradura de la fábrica para impedir el acceso de los trabajadores. Recibió una segunda multa, que ha elevado la sanción de Trabajo a casi 200.000 euros.

    «Desde el mes de enero el empresario ha venido utilizando medios torticeros o de mala fe para que los trabajadores no accedan a la prestación de servicos, no darles trabajo efectivo, intento de cambio de cerradura, desaparición de bienes, corte de suministro de luz», señala el fallo, dictado el 20 de julio y que es firme al no haber sido recurrido por el empresario.

    Gutiérrez traspasó la empresa en quiebra a su esposa y un hijo y alegó insolvencia para no pagar a los empleados, pero tiene otra fábrica, ubicada a apenas 15 metros, llamada Kautxo Ituna, que sigue funcionando. La sentencia señala que ambas forman parte del mismo grupo -hay un administrativo que trabaja para ambas, tienen la misma unidad de publicidad y, «sobre todo, movimientos de cuentas entre una otra sociedad»- y son administradas por Gutiérrez. Sólo «la ingeniería financiera ha determinado que la esposa controlara la mercantil Kautxo Tiuna y el esposo, la mercantil Kautxo Tiuna Injección», añade la sentencia.

    (…)

    «Quiso amedrentarnos», aseguran los empleados

    Los trabajadores de Kautxo Ituna Injección califican de «odisea» lo ocurrido en estos ocho meses, que les ha colocado en una situación límite, sin ingresos y sin poder cobrar el subsidio de desempleo, al no estar legalmente extinguidos sus contratos. Los empleados, cuyo comité copaban ELA y LAB, tuvieron que recurrir a otro sindicato, CCOO, ante la falta de respuesta de aquellas dos centrales sindicales, afirman. El 20 de mayo pasado presentaron la demanda que les ha dado la razón en la extinción de sus contratos y en la existencia de un despido improcedente.

    El encierro en la planta, que realizaron por turnos de los 14 empleados, resultó complicado, ya que se desarrollaba a oscuras cuando anochecía al haberles cortado Javier Gutiérrez el suministro eléctrico. Los actos de protesta se completaron con concentraciones todos los domingos en el centro de Lekeitio, donde reside el empresario, que se prolongaron hasta mayo. «A la segunda y tercera manifestación, vino él [Javier Gutiérrez] con su familia y varios conocidos y se puso enfrente, con la intención de amedrentarnos. Nos llegaron a increpar pero no les hicimos caso. Luego ya no vinieron más, seguramente porque veían que eramos muchos más», dice uno de los trabajadores afectados.

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