Iñigo Lizari
…Aunque llamen al gobierno democracia, no podemos encontrar aquí toda la autoridad centralizada; hay, al contrario, tantos gobiernos distintos como hay ciudades y merindades. El gobierno general tiene dos órdenes al menos; el señor o gobernador, y un parlamento bienal. Cada una de las trece divisiones subordinadas tiene su gobierno organizado, con su magistrado principal a la cabeza de ello. Podemos juzgar de la forma de todos ellos por ée de la metrópoli, que se llama, en todas sus leyes, la república noble e ilustre de Bilbao. Esta ciudad tiene su alcalde, que es tanto gobernador como presidente del tribunal, sus doce regidores o consejeros, fiscal general, y compañía y todos estos, reunidos en el palacio consistorial bajo los títulos de consejo, justicia, y regimiento, las leyes son hechas en nombre del señor de Vizcaya, y confirmadas por él.
Estas autoridades, es verdad, son elegidas por los ciudadanos, pero ellos deben ser elegidos por Ley también como diputados de un parlamento bienal o junta General, teniendo que ser escogidos dentro de unos pocas nobles familias, no manchadas, ni por parte materna o paterna de ninguna mezcla de sangre mora judía o conversa ni por penados por la inquisición. Tiene que ser nativos y residentes, tener mil ducados, y no tienen que tener ninguna relación con empresas, manufacturas o comercio, y por convenio fundamental entre todas la merindades, todos los diputados a la Junta General, todos los regidores, síndicos, secretarios y tesoreros, deben ser nobles, como mínimo caballeros, no haber ejercitados nunca labores mecánicas ni ellos ni sus padres. De este modo podemos ver como la gente por ellos mismos ha instaurados mediante ley una aristocracia contractual, bajo la apariencia de una democracia liberal, Americanos tened cuidado!
Aunque vemos aquí en su gobierno general, y en todas las ciudades y meridandes, los tres ramas del poder, en unas y otras, aunque pudiera ser tan democráticas como es afirmados por muchos, no podemos bajo ningún concepto inferir, que en esta congregación bajo unos impracticables montañas y sobre diez leguas a la redonda de diámetro, dicho gobierno pueda ser útil o practicable en cualquier otro país.
Esta disposición a la división, tan presente en todos los gobiernos democráticos aunque atemperado con los poderes monárquicos o aristocráticos, se ha demostrado aquí con la división de Gipuzkoa y Alaba, lo único que les preserva de más divisiones, han sido sus vecinos (los españoles). Ellos (los bizkaitarras y por extensión los vascos) siempre han sabido que, tan pronto como cayeran en facciones, o realizaran innovaciones (en sus leyes de gobierno), la Corte de España se interpondría, y les prescribiría un gobiernos que ya no sería de su agrado.
Este último párrafo es perfectamente descriptivo de nuestro actual drama desde el punto de vista de la seguridad jurídica de nuestro sistema constitucional material vasco, pues no me cansaré de decir que nuestro Derechos Históricos no son privilegios sino Leyes, «ez dira eskubide historikoak zuzenbide histórikoa baizik«, y nuestras Leyes como sucede con el Derecho Inglés constituyen nuestro Constitución Material.
Como decía Joseba Arregi recientemente, los Derechos Históricos de los vascos son de todos los vascos, no sólo de los nacionalistas vascos, y el Derecho Histórico de Bizkaia, es decir su Ordenamiento Jurídico privado y sobre todo público es patrimonio de todos los Bizkaitarras incluso de los abolicionistas.
Aunque lo haga por razones de aprovechamiento político propio, Joseba Arregi nos recuerda también que la defensa de dicho derecho histórico era llevada a cabo de manera efectiva sobre todo por los liberales vascos, efectivamente lo defendían los liberales vascos frente a los liberales españoles que pretendían su abolición. Pero estos foralistas liberales vascos como Fidel Sagarminaga y Ramón de la Sota fueron los euskalerriacos que confluyeron con la rama Aranista en la formación del PNV confiriéndole su talante posibilista y su vocación de centralidad. Confiriéndole su integración y posterior profundo arraigo en la sociedad Bizkaitarra y luego por extensión en todo el país vasco incluido el país vasco navarro. Así que para desgracia de Arregi, él mismo nos ha recordado los orígenes del PNV y lo mucho que la recuperación de ese Derecho Histórico (que es de todos) debe al PNV. Eso que muchos (incluso desde el nacionalismo) parecen olvidar, y que muchos estamos empeñados en que se haga recordar.
Creo que el PSOE no se caracterizo por su participación activa en la negociación de nuestro Estatuto de Gernika ni en la negociación de la Disposición Adicional Primera y de la Disposición Derogatoria de las abolicionistas leyes de 1839 y 1876. Creo que el PP entonces AP se opuso a todo esto, y votó en contra del actual Estatuto de Gernika.
Los Derechos Históricos son de todos, pero hacernos creer que su defensa va a poder ser llevada a cabo por quienes han pretendido su abolición o nada se han preocupado por la recuperación de su vigencia, es tanto como hacernos creer a estas alturas que unos lobos van a saber cuidar del rebaño que se les confíe. Algo que los vascos ya conocían tal como nos advierte John Adams en el siglo XVIII: «siempre han sabido que (…) tan pronto como (…) realizaran innovaciones (en sus leyes de gobierno), la Corte de España se interpondría, y les prescribiría un gobiernos que ya no sería de su agrado.»
Además de los lobos otro tanto podrá decirse sobre la confianza que nos deben de merecer aquellos que han antepuesto siempre la causa de sus intereses personales particulares a los de la causa de su partido que nació para dar cauce a la causa del pueblo vasco por sobrevivir a la perdida que supuso la abolición foral. Confiar en éstos sería tanto como confiar un corral a un zorro. No nos hace falta ni lobos ni zorros, pues quiero pensar que no hay ni ovejas ni gallinas, solo vascos y vascas con una historia que aún no se quiere terminar de reconocer al igual que no se le quiere reconocer todavía del todo sus derechos.
John Adams en la portada de su obra nos deleita con una cita del gran poeta londinense Alexander Pope que reza lo siguiente: «All nature’s difference keeps all nature’s peace»: Toda la diferencia de la naturaleza guarda toda la paz de la naturaleza. Me permitiría parafrasearla para decirles estos a ciertos señores y señoras: si no se guarda la diferencia de la naturaleza vasca que resulta de sus leyes, lengua e ingenio, no podrán guardar toda la paz de la naturaleza de aquella realidad en la que pretendan forzadamente integrarla.
Estimado Lizari:
Un aplauso por la acertada conjunción entre cita histórica y reflexión política actualizada por que pienso que estás describiendo la clave del desajuste político-institucional en Euskadi: la existencia de un autogobierno sujeto a modificaciones externas, erosionado por la capacidad legislativa española, y, por tanto, en constante estado de precariedad.
Estas son cuestiones de identidad y de estilo vasco auténticamente importantes porque nos dan noticia de la originalidad vasca y su verdadero parentesco filosófico-político, que es con los pueblos anglosajones y no con los latinos-jacobinos. Esos pueblos han sabido reflexionar desde hace tiempo acerca de las relaciones entre la voluntad particular y la general y como tienen que articularse como coadyuvantes de la sociedad a la que sirven.
En cuanto al artículo de sesudos intelectuales proclamándose defensores o propietarios del fuero, no produce más que irrisión sarcástica. Nos dicen que el Estatuto es un «concierto político», que es un «pacto». Lo que pasa es que no dicen que es un pacto incumplido y modificado por una de las dos partes, la suya, que además se arroga ese derecho y tiene la desfachatez de reivindicarlo.
Haces muy bien Lizari en señalar otro punto que es el de prescindir que fue y es el nacionalismo la fuerza que defiende al fuero, su espíritu y su cumplimiento. Esa es la verdadera historia de Euskadi y no otra.
Un saludo cordial
Oso artikulu interesgarria, Iñigo. Gutaz hainbatek esandakoak ere ez dakizkigu eta gure tradizio demokratikoa goraipatu eta gogorarazi behar dugu. Besteek errege absolutuak zituzten bitartean, gu demokrazian ginen iada.
Besarkada bat JELen
Los dos artículos me han parecido muy interesantes, sobre todo porque trasladan la visión del sistema foral de uno de los padres de la democracia de Estados Unidos. Creo que sería este un tema que tanto EAJ como EA deberían de difundir al máximo nivel, tanto entre la militancia, que a buen seguro desconoce siquiera que John Adams escribió en su época sobre el tema, como frente al jacobinismo español y su querencia natural a «loapizar» todo lo vasco.