Mikel Ubillos
Acaba de comenzar una nueva legislatura de las Cortes españolas (2008-2012), con el PSOE en el poder “necesitado” de apoyos para poder gobernar con tranquilidad. Esta es una coyuntura que se debe aprovechar para abrir una nueva oportunidad de búsqueda de la paz y de la normalización política en Euskadi.
Son tiempos de reflexión, sobre todo para el nacionalismo después de la hecatombe electoral. Creo que no debemos perder la perspectiva, y mirar a largo plazo. ¿Cuál es el futuro de Euskal Herria? ¿Qué Euskal Herria queremos para dentro de 20 o 30 años? Por otro lado, no tenemos que olvidar que la construcción de la nación vasca es una labor diaria. ¿Los nacionalistas con nuestra acción diaria estamos construyendo nación vasca? Creo que algo nos falla porque sino no hubiéramos logrado los últimos resultados. Hemos de constatar el hecho de que en lugar de ir cada día recibiendo mayores apoyos desde el año 2001 vamos perdiéndolos. El mensaje que damos y la venta del mismo no se está haciendo bien.
Y ante esta coyuntura ¿Qué?
Tenemos una difícil respuesta. Por un lado, las adhesiones al nacionalismo tienen algo de onírico, de lograr un sueño, de una Euskadi o una Arcadia feliz. De una aspiración legitima, pero inalcanzable, porque nuestra sociedad es muy plural, y gran parte de ella no participa de ese sueño. Un sueño que está en nuestro subconsciente, y en nuestros sentimientos más profundos. Es como una tragedia griega, es como el mito de Sísifo, que nos mueve día a día a trabajar para nunca llegar a alcanzar el objetivo. Cuando subimos a la cima con la piedra, ésta vuelve a caer hasta el fondo del valle.
Creo que desde finales del siglo XX, no sólo nosotros sino, por lo menos, la civilización occidental se encuentra sin rumbo, sin verdaderos lideres que marquen una línea a seguir. Estamos viviendo una época de crisis en la que a cada uno de nosotros nos toca salvarnos como podemos. De alguna forma se está perdiendo el altruismo, el trabajar por las ideas, y se vive con el objetivo de salir adelante. Por cierto, un objetivo bastante complicado en algunos casos. Las nuevas generaciones (en general, porque hay sus excepciones) piensan más en sí mismos que en la comunidad, no por egoísmo, sino porque la situación de la sociedad ha cambiado. Aquí quiero dar un agradecimiento a la generación anterior a la nuestra, la que ahora está rondando los 80 años, que vivió la guerra civil y el franquismo, y que no ha dejado de luchar nunca. Una generación que por desgracia nos está dejando, porque se les va terminando la vida. Nuestra generación ha visto este ejemplo de trabajo y solidaridad, pero a las generaciones que no vivieron el Franquismo, no les llega ese mensaje.
Por otro lado, el nacionalismo institucional (PNV-EA) está liderando las instituciones vascas, está trabajando día a día por el logro de las necesidades básicas de la población vasca, está siendo pragmática y centrada en los problemas. Y en esta labor hay que seguir trabajando, porque los jóvenes lo tienen muy difícil para poder lograr una estabilidad económica necesaria para vivir dignamente. Por un lado, empleos precarios y sueldos bajos, y por otro, la adquisición de los productos caros, sobre todo, la vivienda que es casi inalcanzable.
La primera pregunta a la que hay que responder, es cómo generar ilusión para renovar ese sentimiento onírico en nuestros jóvenes. En esta línea hay dos trabajos por hacer. Primeramente, continuar desde las instituciones mejorando el nivel de vida de nuestra sociedad. Por otro, dar un ejemplo de vida, de trabajo, un ejemplo que marque liderazgo.
Ante las nuevas elecciones al Parlamento Vasco, el nacionalismo no debe poner la máxima importancia en lo onírico, sino en saber comunicar el trabajo que desde las instituciones se está realizando por la mejora el país. En este sentido debe de haber un cambio de prioridades en el mensaje que se transmita.
En este contexto, hay una sensación que flota en el ambiente, de que los políticos vascos mucho hablan, pero en realidad no saben responder al problema político vasco más importante, que es la violencia y la normalización política.
¿La sociedad vasca y la española serán capaces en esta nueva legislatura de lograr un acuerdo o compromiso duradero, verdaderamente histórico?
El lehendakari en su hoja de ruta habla del año 2008 como un año importante en este sentido. Quizás este año se den pasos, ahora bien, no creo que en la coyuntura actual (con ETA realizando atentados) se pueda llegar a un acuerdo histórico de normalización del conflicto vasco dentro de este año, porque creo que es condición necesaria que con anterioridad ETA haya dejando el uso de las armas.
¿Pero como conseguimos que ETA deje las armas? Para ello debe darse un proceso de maduración del conflicto, que posibilite la transformación de los objetivos de la lucha a unos objetivos de búsqueda de acuerdo. Los objetivos que son buenos para conducir el enfrentamiento son malos para superarlo, por lo que debe de haber una transformación de los mismos. La fijación de unos objetivos, que definan las bases para superar el conflicto, y la posibilidad de aceptación de los mismos por las bases sociales de cada parte, es la clave fundamental que muestra que el conflicto está maduro para su solución.
Esto que exige que los dirigentes de las partes en el conflicto, superen la dinámica del enfrentamiento, cuando están insertados en él, pongan su pensamiento en la forma de llegar a acuerdos, y sean capaces de convencer a los suyos de la conveniencia de esa nueva estrategia. Debe pasarse de un contexto en el que prima el enfrentamiento a un contexto en el que prima el diálogo. He de decir que este hecho es muy difícil dentro de una contienda política permanente, aunque la experiencia irlandesa nos dice que es posible. ETA debe de darse cuenta que no puede continuar con la dinámica de la muerte.
Creo que una negociación con ETA es necesaria y debe crear una nueva situación que permita desvincular para siempre el conflicto político y el conflicto violento, permitiendo que en el futuro el conflicto político se conduzca por procedimientos democráticos. La separación de ambos conflictos debe ser un logro de la negociación. No es su condición previa sino su resultado más importante. La negociación no significaría el fin del conflicto político, ni mucho menos, pero sí representa la posibilidad de que éste pueda ser afrontado de modo democrático.
No obstante, si observamos la historia comprobaremos que todo proceso de negociación con ETA, después de haber comenzado ha tenido una duración de 2 ó 3 años: 1980-1982 Disolución ETA (pm); 1986-1989 Argel ; 1990-1991 República Dominicana; 1998-1999 Zurich; 2005-2006, Oslo-Suiza). La historia nos dice que un proceso de negociación no surge de un día para otro, y que necesita varios años para llegar a una etapa resolutiva.
Por todo ello, y viendo la situación actual, en la que ETA está dispuesta a actuar con contundencia, utilizando el terrorismo como instrumento, no creo que se dan las condiciones idóneas para ningún tipo de acuerdo normalizado. Aunque haya alguien que trabaje para lograr un nuevo proceso de diálogo con ETA, éste tras el fracaso del último proceso durará tiempo y mucho trabajo.
¿Qué nos queda entonces?
En primer lugar, trabajar para mantener el liderazgo en las instituciones vascas, no para mantenerse en las poltronas, sino para consolidar el trabajo que se está realizando desde las instituciones.
En segundo lugar, seguir enviando el mensaje al mundo de la izquierda abertzale, de que debe abandonar para siempre el uso del terrorismo, porque está generando que el abertzalismo no avance sino que retroceda en el país.
En tercer lugar, acercar posturas entre la sociedad vasca y la española para que a medio plazo ambas podamos llegar a un consenso que dé salida al conflicto vasco. El 24 de junio de 1412 se firmó en el Reino de Aragón lo que ha sido conocido en la historia como el Compromiso de Caspe. En el 2012 se cumplirán 600 años de aquel acuerdo histórico para el devenir de aquel reino. Trabajemos para que el 2012 sea posible un nuevo compromiso o acuerdo que desbloquee el conflicto político vasco.
Me a gustado tu artículo Mikel, pero quiero hacerte el siguiente comentario
La normalización politica debe de tomarse como algo con sustantividad propia, no sujeto a condiciones conyuntarales como las posibles treguas, y debe ser vista como algo que obedece a cuestiones estructurales. Una democracia moderna alcanza su normalización cuando ha sido capaz de alcanzar un consenso respecto a cual es su identidad nacional, atemas como el bilinguismo por esos se llama normalización linguistica, (y a mi que hecho todos mis estudios en Euskera, carrera incluida se me exija la creditación del perfil 3º y 4º no me parece normal) un país se normaliza cuando se tiene claro cual es su territorio.
Una sociedad se normaliza también cuando la alternancia política a la hora de gobernar es vista como algo natural y no como una forma de reconquista, y cuando dicha alternancia se articula mediante un sistema bipartidista perfecto o imperfecto en la que los partidos tienen una apertura tal, que concurren con naturalidad entre sí las diferentes sensibilidades encabezadas por distintas candidaturas. Nada de esto existe en la sociedad vasca, por lo que la posibilidad de alcanzar la normalización política se antoja algo que, además de resultar difícil, va a dilatarse mucho en el tiempo, pero es absolutamente necesaria que empezemos a coger el toro por los cuernos a bajarnos del guindo y empezar a tratar las cosas y asumir ciertas realidades unos y otros entre los que estamos nosotros también, y ello con el objetivo de que podemos empezar a encarar el futuo con esperanza, con la esperanza que va ser de todos gobierne quien gobierne.
Insisto estas condiciones no se dan todavía, aunque esta sociedad tenga un conflicto menor del que trasladan sus políticos.
Lo que tenemos que hacer es trabjar en estas cosas al margen de lo que haga ETA, y con la idea clara de que ETA tiene que desaparecer y que no puede condicionar estas cuestiones cuyo arreglo corresponde a la sociedad democrática, y mientras lo que corresponde es dejar hacer a la policia y a los demás mecanismos del Estado de Derecho y apoyar a los gobiernos en su lucha contra el terrorismo siempre y cuando dicha lucha se realice con métodos legales.
Es sólo una opinión.
Totalmente de acuerdo con Iñigo Lizarri. Una cosa es resolver el conflicto entorno al estatus jurídico- político de Euzkadi y otra cómo logramos neutralizar al MLNV en todas sus expresiones.
AGUR JELpean
Estimado Iñigo:
He leído con atención tu comentario, y creo que estamos en la misma línea.
El problema es que la actuación armada de ETA condiciona y distorsiona cualquier posible acuerdo entre los partidos políticos vascos y españoles. No permite que se den las condiciones mínimas de confianza política. Los partidos políticos estatales, en defensa de su electorado, se les hace muy difícil confiar en el futuro del País Vasco, mientras persista la violencia. La historia del pacto de Ajuria-Enea lo demostró. Queramos o no, el proceso de pacificación es previo a la normalización.
Por eso mismo, creo que hay que separar los procesos de pacificación (desaparición de la violencia) y normalización política (consenso básico para la estructuración política del país)
Yo preferiría que el Estado español, por principio democrático, independientemente de la existencia de ETA o no, modificase la Constitución, y que en su artículo primero punto dos, en lugar de que la soberanía residiese en el pueblo español, lo hiciera en los distintos pueblos que habitan en el Estado (vascos, catalanes, gallegos, gitanos, etc.) pero este cambio no va a ocurrir, por lo menos, mientras siga existiendo ETA.
Mientras la Izquierda Abertzale, persista en anteponer como condición necesaria el derecho de autodeterminación, para la desaparición de la violencia, el pueblo vasco está en un callejón sin salida, porque no habrá ningún movimiento por parte del Estado español en el sentido de generar mayor democracia. Por esta razón es tan importante, que ETA desaparezca, por su propia convicción, y deje que actúen los partidos políticos libremente.
Estoy de acuerdo contigo, en que hay que trabajar al margen de que exista ETA, en el logro de un consenso político; tanto en el País Vasco como a nivel español. Sin embargo, en este proceso largo, estaremos a corto plazo en una etapa de acercamiento, de generación de confianza, pero no de un acuerdo histórico, que es el que nos interesa.
Estimado Mikel y Telmo:
Yo sí creo en el dialogo entre democrátas.
No tiene que ser para alcanzar un acuerdo histórico.
La sed de normalización y la sequía de soluciones que padecemos no se va a resolver con la tempestad de una consulta, a pesar de la buena intención de quien la propone.
Tampoco la va a resolver una tormenta de verano por más que caiga en la villla de nuestro santo patrón y cuente con la bendición de su basílica. Claro que esas lluvias ayundan a llenar pantanos vacíos! Pero eso no trae la normalización del suministro que necesitamos.
Nosotros somos vascos, y aquí lo que funciona es el sirimiri. Estos es lo mejor para el campo, lo mejor para los embalses.
Si nos reunimos entre nosotros, si salimos de nuestras trincheras, si aceptamos que tenemos que acabar pareciendonos a cualquier sociedad normalizada, podemos sentar las bases para aceptar los pasos que tengamos que dar para aceptar al otro.
Muchas de las declaraciones del anterior presidente del EBB fueron muy valientes a la hora de de hacer planteamientos integradores, y eso es apuntar a la noramalización.
El PP más renovador de Euskadi ya se está cuestionando su discurso aquí. Ya están empezando a decir que con el antivasquismo no se va a ninguna parte. Esta aceptación de la realidad ya es un paso, y ojito! porque como cojan la delantera y nos plle a contrapie igual ya no recuperamos un voto que hemos perdido como PNV. Pero esa aceptación incipiente y tímida de un vasquismo es también un paso en la normalización
Yo la normalización lo veo como un fenomeno complejo y de mucho calado. No es cuestión de mágia política, yo creo que tenemos que desmitificar esto, aquí no va a ver Reyes Magos.
Creo que deberiamos plantear un debate monográfico sobre ¿Qué es normalización en los Paises Vascos?
Un saludo.
Me ha parecido muy intersante el artículo firmado por Mikel Ubillos, y tengo que decir que lo podría suscribir casi al completo. Pero hay una aspecto con el que discrepo: la posibilidad de separación digamos entre el la «negociación técnica» (ETA-Estado) y la «negociación política» (conflicto histórico). Según la gran mayoría de análisis realizados tras el conocido como «Discurso de Anoeta», la separación de ambos carriles parecía evidente. Yo soy de la opinión que de una lectura correcta de aquel discurso, complementada con la de ciertos posicionamientos públicos posteriores de Euskadi Ta Askatasuna, se desprende que para el MLNV NO HAY SEPARACIÓN POSIBLE y que EL AVANCE EN UN CARRIL condicionará EL AVANCE EN EL OTRO.
En consecuencia, que los demás pensemos que se deben separar, no es más que un ejercicio de voluntarismo. Cosa bien diferente es que los demás no nos resignemos a que la normalización se tenga que desarrollar, al margen de ETA.
Y aquí coincido en que la persistencia de la violencia de ETA y el MLNV que reivindican los mismos items que el nacionalismo de PNV y EA pero DOTÁNDOLOS DE UNA ESENCIA DISTINTA, NO ES UN FACTOR POSITIVO a la hora de GENERAR UN CLIMA DE CONFIANZA con las formaciones estatales, asunto este clave a la hora de afrontar un ejercicio de normalización del país.
Tienes razon, el nacionalismo institucional esta perdiendo terreno desde 2001 y añadiria que perdemos poder institucional desde que el PNV se rompio en dos (PNV y EA).
Un tema que en nada nos a favorecido a sido el coqueteo que en muchos momentos se a producido no la izquierda abertzale, que el conjunto de la sociedad cada vez rechaza mas.
Otro aspecto a considerar es el poder absoluto que los medios de comunicacion españoles tienen en la sociedad vasca. Creo que hay que reflexionar sobre porque en una sociedad que se supone mayoritariamente nacionalista vasca, los periodicos mas leidos son los del grupo Vocento que es rabiosamente españolista desde la primera hasta la ultima pagina (salvo en las paginas de Relax). El ultimo ejemplo es la campaña diaria sobre la educacion en euskera, en la que el Grupo Vocento no se dedica a informar sino que trata por todos los medios de crear un estado de opinion contrario a la politica linguistica del Gobierno Vasco.
La realidad puede ser una, pero mientras la inmensa mayoria de los vascos la vea con las gafas que le ponen los medios de comunicacion del nacionalismo español, los nacionalistas vascos lo tendremos muy dificil.
Es mi opinion, Bildu.
No se si sera casualidad, pero como bien dices perdemos votos desde 2001 que es cuando comenzamos a gobernar con IU, que casualidad.
Saludos