Urtzi Astarloa
En el panfleto buzoneado en Hondarribia por parte de Abotsanitz, se intenta aparentar una imagen conciliadora usando buenas palabras. Nada más lejos. Todo el folleto está dirigido a manipular la opinión de la ciudadanía tergiversando ideas, maneras y opiniones de buena voluntad.
Se apela a la comunidad, a los derechos, a la flexibilidad y al diálogo, entre otros. Sin embargo, todo lo escrito tiene como objetivo principal manipular y tergiversar la realidad de los hechos. En la página 9 se habla de derechos y se dice: “Los derechos no obligan, los derechos posibilitan”. De acuerdo, siempre y cuando no supongan una imposición a una parte de la población. Lo que no dicen en el panfleto es que los derechos posibilitan también el hacer dos Alardes sin ningún problema, y que, además, respeten la voluntad de toda la ciudadanía. Ahí es donde hay que aplicar esa frase y la lógica de los derechos. No hay más vuelta de hoja, pero no, esto no lo admiten. El panfleto es un ejercicio de utilización de las palabras (comunidad, derechos) para darles un significado contrario al que realmente contienen.
En el mismo tono, también se habla de flexibilidad, específicamente en la página 4. No obstante, la mayor flexibilidad es la de aceptar la diversidad, y que cada uno viva y disfrute el Alarde según su idea, sin imposición de nada ni nadie, y sin cambiar y sin desvirtuar la idea que uno tiene y concibe de “su Alarde”. Aceptar un único Alarde como solamente unos quieren y conciben es totalitarismo puro y duro. Eso sí, ante todo flexibilidad, proclaman. Y para hacer el trágala de esta idea, manipulan e implementan el concepto de comunidad. Pero el Alarde es comunidad en el sentido en el que es el pueblo, su mayoría cualificada, aquella que sale a la calle a celebrarlo, la que interpreta qué es la tradición, que es tener en cuenta que el Alarde ante todo es legado y es celebración ritual. Y se celebra rememorando un hecho histórico mediante una representación ritual. Sin olvidar que nuestros mayores, y nuestros antepasados, también son parte de la comunidad.
Volviendo a la comunidad, en el folleto se habla de comunidad y de que hay que recomponerla. Pero no se cita que aquí ha habido un ataque contra la comunidad. Un ataque de la parte contra el todo comunitario. Ha sido una intervención políticamente dirigida. Con la intención de condicionar la vida comunitaria por medio de un decreto político. Es lo que ha ocurrido y ocurre desde los 90. Nuestro pueblo, Hondarribia (y también Irun), ha sido objeto de un experimento político, por parte de la Izquierda Abertzale cuyo legado defienden hoy Abotsanitz y Bildu.
Menos mal que el pueblo ha reaccionado y se ha defendido. La defensa de la comunidad ha sido convertir lo público en privado por un imperativo legal. Para que la comunidad pueda autoorganizarse. El folleto niega esta realidad histórica y sólo se remite a las consecuencias del experimento político al que se ha visto sometido nuestro pueblo. Como la consecuencia ha sido la división, Abotsanitz aboga por una unión comunitaria en abstracto. Apoyando la excusa de aquellos que rompieron la comunidad con la excusa de “los roles y lo del género”. La comunidad de nuestro pueblo ya se ha pronunciado y vive las fiestas como las quiere vivir. El folleto es un nuevo intento de reabrir el problema prescindiendo de las raíces del mismo pueblo, es decir, que una parte ha intentado someter al todo comunitario bajo su designio sin tener en cuenta la sensibilidad y el sentir de la mayoría.
También se nos habla de diálogo. Concretamente en la página 6 del folleto. Claro que hay que hablar. Concretamente para poner en marcha e implementar la representación de los dos Alardes, y para que todos y todas se expresen libremente. Para eso no hace falta juntarse en torno a ninguna mesa, simplemente hay que organizar y repartir unos horarios. La subjetividad y el libre pensamiento se practican y se muestran cuando ambas ideas, cualquier idea diferente y enfrentada, se puedan expresar en la conmemoración o fiesta, y en su concepción del Alarde sin trabas, amenazas, coacciones o presión de ideales que sean los que atenacen una parte a la otra.
Sin embargo, ante este ataque y manipulación de los hechos, lo último que conviene es sentarse en torno a una mesa a hablar en abstracto. ¿Hablar de qué? ¡Si ambas partes pueden desfilar, cada una por su lado, sin que exista el menor problema!
Recordemos las palabras de Igor Zulueta en las páginas 99-100 del libro de Mikel Arriaga (*):
“¿Cuál es el verdadero objetivo de proclamar un único Alarde reivindicativo impuesto a toda la ciudadanía de Hondarribia? Es evidente que no es la igualdad ni la libertad, ni tampoco cumplir con los votos cívico-religiosos que Hondarribia hizo en su día.
En una verdadera búsqueda de un acuerdo de “paz”, la parte más activa de un contencioso emplea el diálogo como forma de llegar a un punto medio mediante la razón y la interacción recíproca de los integrantes. Sin embargo, en este caso no se busca el punto medio, sino más bien que una parte englobe y subsuma a la otra (que además es mayoritaria) en su planteamiento inicial; es decir, intenta hacer un trágala para imponer su opción mediante el engaño y la manipulación mediática. Que la opción tradicionalista acepte pues el diálogo, la aboca a la sumisión y a cierta “esclavitud” ideológica.
David Mamet, adalid de la reacción serena contra la cultura woke, nos dice en su último libro “Himno de Retirada”, en el capítulo 35, que la parte más activa en un conflicto –en este caso, Guztion Alardea– “sugiere el diálogo como estrategia sin costos. Quien tome en consideración esta táctica de falsa bandera, ya habrá sido derrotado”.
El hecho de plantear la mesa de negociación cuando el asunto parece haber optado por una solución de convivencia, sin haber ahora mismo un ambiente de disputa, denota la voluntad última de abrir una nueva espita que permita canalizar e imponer de nuevo una ideología de género.
Sin embargo, en el caso que nos atañe, del Alarde de Hondarribia, no existe un problema de género, como prueba el antropólogo Mikel Arriaga en su último libro, de reciente publicación; aquí tenemos sólo un problema de convivencia que demanda respeto y tolerancia, y no imposiciones ni reivindicaciones. No es precisa ninguna mesa de negociación, sino un reparto equitativo de momentos y escenarios que permita celebrar las distintas expresiones de las milicias forales en el día de la Virgen de Guadalupe, como ya ocurre en Irún el día de San Marcial.
Un nuevo fantasma recorre Europa. Comprobamos que quien antaño luchaba por la libertad de expresión en Occidente, hoy justifica la censura en nombre de lo políticamente correcto. Hoy día sólo es válido lo que cabe dentro de lo políticamente correcto. Estamos en el supremo reino binario donde únicamente mandan las posturas absolutistas. Eres pro o anti, radical o fascista, ángel o demonio. Incluso pequeñas diferencias de opinión son tomadas y caracterizadas como fallas morales e intelectuales, inaceptables crímenes del pensamiento que cancelan cualquier otra cosa que puedas decir o hacer.
No puede haber dos Alardes (según Jaizkibel Konpainia), uno es políticamente incorrecto y, según los cánones del mainstream, censurable; en un futuro debería prohibirse y hacerse desaparecer. Esta es la justicia de los que ostentan el poder de la libertad de expresión. ¿Estará a favor de este planteamiento la nueva corporación municipal de Hondarribia? ¿O en cambio respetará la voluntad y libertad de toda la comunidad hondarribiarra?”
Igor Zulueta se refiere a Guztion Alardea, pero en esta postura también estarían Saindua Proposamen, Jaizkibel Konpainia y, en estos momentos Abotsanitz, Bildu y el alcalde de Hondarribia, que están utilizando la misma táctica para doblegar la voluntad y la opinión de la mayoría del pueblo de Hondarribia. No caigamos en este engaño que una vez más nos lo presentan con buenas palabras en formato de panfletillo, pero alberga una intención totalitaria de imposición clara e inequívoca.
Lo más lógico y de sentido común es que cada uno vaya por su lado, con mucho respeto y tolerancia, pero sin mezclarse. Y es ahí donde el Ayuntamiento, por medio de su Gobierno Municipal, tendría que tomar cartas en el asunto, poner medios para conseguir restaurar la cohesión y la convivencia, restando tensión y malas experiencias a la ciudadanía. En vez de eso, el alcalde está haciendo todo lo contario por medio de sus Decretos, y también Abotsanitz publicando un panfletillo que crispa a la mayoría de la ciudadanía. ¿Este es el alcalde que se merece Hondarribia? ¿Un individuo con claro sesgo ideológico que quiere hacer pasar por el aro, por su aro, a la mayoría del pueblo? No, esto no es justo ni de sentido común. Es algo evidente ante todos los ojos, las malas intenciones que tienen el alcalde y Abotsanitz. Y como prueba clara, recordemos un párrafo que nos transmite en el Decreto de Alcaldía del Gobierno Municipal:
“No obstante, y sin perjuicio del respeto a las distintas formas de ejercicio colectivo de los derechos individuales de la ciudadanía Hondarribiarra, esta Alcaldía en el marco de sus competencias, facilitará los cambios sociales adecuados para avanzar hacia la celebración del Alarde mediante roles indiferenciados.”
Esta es la intención del alcalde y el verdadero objetivo de su Gobierno Municipal de Abotsanitz-Bildu. Queda explícito y claro: conseguir un único Alarde con roles indiferenciados, es decir, sin roles o con roles unificados.
Es evidente que no puede ir en contra de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia, pero intenta e intentará por todos los medios torear y saltarse esta sentencia judicial.
Volviendo al folleto, en las páginas 24 y 25 se nos habla de Memoria y Generosidad. Pues sí, todos queremos mantener la memoria de nuestros antepasados, y por ello mantenemos su legado tal y como nos lo dejaron. Y también tenemos memoria para acordarnos de todo el sufrimiento y todos los hechos acaecidos desde los orígenes del problema hasta hoy, todos los tejemanejes que nos han venido infligiendo desde el año 1996 Jaizkibel Konpainia y todos sus adláteres.
Por otro lado, constatamos que HAOSE y los partidarios de Betiko Alardea tienen generosidad para compartir las calles de Hondarribia con otras opciones de representación en aras del respeto, la convivencia y la diversidad, manteniendo y cumpliendo con la Sentencia del Tribunal Supremo, cosa que no admiten y no comparten ni el Gobierno Municipal, ni Abotsanitz-Bildu, ni Jaizkibel Konpainia, ni los que piensan como ellos. Y también hablan de amor hacia nuestros hijos e hijas; por supuesto que sí, pero también hay que hablar del amor hacia nuestros abuelos y abuelas, hacia nuestros antepasados. Y ese amor no lo muestran ni lo demuestran, ni el Gobierno Municipal, ni Abotsanitz-Bildu, ni Jaizkibel Konpainia y sus correligionarios.
Más adelante incluso, en la página 27, el folleto tiene la desfachatez de hablar de conservación. Conservar el carácter integrador y popular del Alarde lo hace HAOSE. La fragmentación ya la ha creado Abotsanitz-Bildu y también Jaizkibel Konpainia; y todavía pretenden diluir más la esencia del Alarde con la colaboración y connivencia de la actual corporación municipal, quitándole su esencia más auténtica e íntima. La única manera de construir es que la idea del Alarde esté basada en el respeto y la cohesión social, y para ello es necesario la creación de otro Alarde. Con dos Alardes habrá respeto, tolerancia y cohesión social, como ya ocurre en Irun.
Para terminar, incluyen los temas de Reconocimiento y Futuro. Evidentemente lo único que hay que reconocer es el planteamiento de una solución factible. Instaurar los dos Alardes es la única solución, como en Irun. Esta es la solución y el reconocimiento que se espera. En cuanto al futuro, el futuro y la convivencia, con el planteamiento de dos Alardes, y con tolerancia y buena voluntad, la convivencia está asegurada. No hay nada más que hablar, nada más que hacer, si no es para organizar dos Alardes por separado, cada uno por su lado, pues tienen ideas contrapuestas en su representación. Todavía estamos esperando cuando, desde Abotsanitz, propiciarán propuestas válidas y de sentido común que posibiliten una solución duradera que respete los derechos de toda la población de Hondarribia.
Pero mucho nos tememos que esta concatenación de acciones por parte de la actual Ayuntamiento tenga como objetivo concretar el trágala de una parte a la otra. No otra cosa dice la práctica que está llevando hasta ahora. En todo caso, en la línea del contenido engañoso del panfletillo, pretenden solucionar el problema agrandándolo hasta la confrontación social. Eso es anti-comunitario y contrario a los derechos de los y las hondarribitarras, que quieren celebrar el Alarde en paz.
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(*) https://www.academia.edu/124300472/REFLEXIONES_SOBRE_LOS_ALARDES_DE_IR%C3%9AN_Y_HONDARRIBIA_Una_mirada_cr%C3%ADtica