Koldo Martínez Urionabarrenetxea, Pello Salaburu, Andoni Serrano y Juana García (*)
Bajo este título, en 1992 Xabier Lete publicaba un breve recopilatorio de 12 canciones, en su mayoría ya publicadas anteriormente. Se trataba de una relectura de su obra, siguiendo un estilo más suave y melódico, que suavizaba los tonos y afirmaciones realizadas con anterioridad.
Entre las obras reeditadas se encuentra “Xalbadorren Heriotzean”. Curiosamente, Lete escribió esta canción a pesar de no haber trabado amistad con la persona a quien se la dedica, el bertsolari de Urepel Fernando Aire, “Xalbador”. Sin embargo, una intuición le hacía sentir una profunda conexión con él. El poeta oiartzuarra veía reflejada en Xalbador su propia introspección, y lo reconocía como un igual, como un artista que al igual que él, creaba desde un dolor profundo.
El “non hago, zer larretan” nos continúa emocionando casi 50 años después. La vigencia de esta canción queda patente cuando, un artista de la talla de Pello Reparaz decide incluirla en sus multitudinarios conciertos. El polifacético artista de Arbizu había conseguido llenar dos noches seguidas el Navarra Arena, un hito que todo el movimiento euskaltzale siente como propio y que logra acercar esta lengua a muchas personas que no la dominan.
A los pocos días del concierto, llegaba a la pantalla del teléfono móvil de alguno de nosotros un fragmento de vídeo, cantando esa misma canción a dúo con Erramun Martikorena. Quien la enviaba conocía la predilección del receptor por esa canción. Al reenviar el vídeo, y contribuir así a su viralidad, quien lo recibió se percató de que el mensaje no provenía de un espectador, sino de la cuenta oficial de EH Bildu.
Es lógico que los espectadores del video, que a día de hoy cuenta con casi 80.000 visualizaciones, infieran que existía una relación íntima con el autor de la obra. No obstante, tal y como el concierto de Zetak ha supuesto un hito, hace 45 años se celebró otro festival a favor del euskera, denominado “Euskadi 24 ordutan”, en el que el propio Xabier Lete, a pesar de ser invitado, no pudo participar, pues había sido señalado por Herri Batasuna como “enemigo del pueblo”. La izquierda abertzale (ahora izquierda independentista), en un comunicado lo definió como un “intelectual que se ha vendido a los planes de la burguesía que persigue la destrucción de Euskal Herria”, y tuvo que pasar varios días fuera de casa a raíz de estas amenazas.
La construcción de la memoria es un proceso social, es decir, depende de las acciones y decisiones del ser humano, pero no puede ser dominado por la subjetividad.
El pasado 3 de marzo, se cumplían 49 años de la muerte, a manos de los grises, de 5 trabajadores de Vitoria–Gasteiz. La coalición soberanista recordaba esta efeméride y denunciaba, bajo el título “ahazten ez dugulako” (“porque no olvidamos”), la inexistencia de encausados por este crimen.
La impunidad a la que se enfrentan estos crímenes es patente, y la Ley de Secretos Oficiales, de origen franquista y que data de 1968, supone un callejón sin salida. Se ha intentado hasta 4 veces su modificación y, a pesar de que en febrero de 2024 el PNV presentó la quinta propuesta de reforma, lleva más de 12 meses en la Mesa del Congreso, esperando ser admitida a trámite. El “bloque de progreso” tiene otras prioridades, lo que perpetúa un agravio entre sus socios de investidura más fieles.
Hasta que no se produzca esta reforma, los necesarios actos de reconocimiento y reparación de víctimas por tortura, iniciados gracias al trabajo de Geroa Bai, tendrán un componente simbólico y de justicia, pero no podrán ir más allá en el esclarecimiento de estos crímenes.
Escribió Karl Marx que la historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa. Dice la misma cuenta oficial de EH Bildu sobre la masacre de Gasteiz que “estos muertos son de todo el pueblo de Vitoria”. Exactamente los mismo escuchó en 1981 María Izaguirre cuando le iban a entregar el cadáver de su hijo, Joxe Arregi, brutalmente torturado durante 9 días en una mazmorra de Madrid. La asamblea popular de Zizurkil decidió que el cadáver era del pueblo, y bajo este pretexto arrebataron el féretro a la familia. Las imágenes del féretro abierto que todos tenemos en nuestra retina son fruto de esa coacción.
Gure iragan hurbila. Nuestro pasado reciente. Si conformamos la memoria a base de un parcheado de relatos, ¿en qué espacio de la memoria tendrá lugar la pobre María, madre de un hijo muerto por torturas, y a la que además sus compañeros de militancia le arrebataron la posibilidad de darle el último adiós?
Resulta difícil alzar la voz en un contexto en el que parece que la “alarma antifaxista” requiere un “prietas las filas”. A pesar de que Xabier Lete nos ofreció su último aliento en el planetario de Pamplona un frío día de diciembre de 2008, algunos de los abajo firmantes no pudimos llegar a conocerle -otros sí-, del mismo modo que él tampoco conoció a Xalbador, pero estamos seguros de que, del mismo modo que no guardaría rencor, tampoco permanecería callado ante la injusticia.
Esta entente de la memoria parcial y parcheada ha sido también bendecida por UPN, quien, de manera espuria, necesita una izquierda independentista fuerte para que la aritmética parlamentaria le permita volver a acceder al Palacio de Navarra.
De manera complementaria, el recientemente elegido Secretario General de la coalición EHBildu (superando la antigua figura de coordinador), planteaba la necesidad de “programas mínimos, frentes amplios”, un planteamiento de carácter hegemonista y que busca asignar un papel residual a quienes quedan fuera del frente.
Si nuestra “Nafarroa, arragoa” se va a construir a través de una memoria parcial, de una suma de relatos de parte que no abarquen íntegramente todos los sufrimientos acontecidos, que pretendan hacer una relectura de nuestro pasado reciente, y que no abracen, desde un humanismo integral, todas las vulneraciones de derechos humanos, no merecerá la pena formar parte de ese frente.
La construcción de la memoria debe ser un proceso integral, o de lo contrario, no será. Nuestra apuesta es inequívoca: la convivencia debe trascender a planteamientos de carácter táctico–político de las memorias parciales, y fundamentarse en el imperativo ético-moral que supone una memoria integral.
(*) Miembros de Geroa Bai