Mikel Arriaga, Profesor e investigador
Un problema de convivencia enmascarado.
El profesor Zulaika se aproxima al problema de los Alardes en el capítulo dedicado a ellos en su último libro entrando directamente a citar el libro de Arantxa Urretabizkaia y enfocando sin dilación la problemática como un asunto de género. No se digna a hacer ni siquiera una introducción de corte sociológico, o una pequeña introducción recapitulando los hechos o dando una visión cronológica de lo que allí ocurrió al comenzar el problema.
Joseba Zulaika apenas realiza análisis antropológicos en todo el capítulo, ni aporta datos al papel. Se dedica sobre todo a ensalzar el relato de Urretabizkaia y no entra en su discurso a mencionar la prioridad que ha tenido la política en el devenir y desarrollo continuo de este problema.
La alusión al argumento de que se cuestiona la masculinidad en este cambio con la entrada de las mujeres en el alarde (que aparece en el libro) es falso, ya que son las mujeres de Hondarribia las principales defensoras del Alarde Tradicional.
Constantemente parece estar defendiendo el relato de Urretabizkaia, aludiendo a las vivencias y experiencias negativas que tuvo Urretabizkaia y mostrándose contrario a estas vivencias de la propia escritora, pero en modo alguno entra en la cuestión política y no aborda ni discute las razones antropológicas (que es precisamente su especialidad). Curioso, y también llamativo.
Al hilo de esto, dice que los Alardes son una fiesta (en la página 98 de su libro), son también una representación ritual (pág. 99), y junto con estas definiciones se dice que también son solamente un juego (pág. 99), “jolas hutsa” llega a decir. Desde el punto de vista científico esto no es serio, ni es profesional. Todo es una caricatura, la caricatura es la que aparece en las líneas donde se dice esto, la caricatura del Alarde y la caricatura de quien ha dicho todo esto. Los alardes no son juegos, no son un partido de pelota, ni una sesión de “txorro- morro-piko-taioke”, ni apuestas de traineras, y tampoco estamos ante una partida de mus. Los alardes son representaciones rituales, también lo cita Zulaika y en eso estamos de acuerdo, rituales serios llenos de simbología, que avalan las identidades culturales de algunas comunidades, como son Irún y Hondarribia, y que confirman los compromisos de sus antepasados. Y éste no es un tema de juego o de frivolización. Estamos ante una rememoración, ante una conmemoración, ante un acto que sirve para recordar.
Es una representación ritual, pero nunca es un acto festivo, no es un evento con carácter lúdico o de fiesta. Su origen son las antiguas Milicias Forales, que posteriormente convergieron con los votos cívico-religiosos para la conmemoración de las Batallas de San Marcial en Irún de 1522 y 1813, y en Hondarribia, lo mismo pero convergiendo estas Milicias Forales con los votos hechos a la Virgen de Guadalupe por haber superado el sitio de Hondarribia de 1638.
Nuestro trabajo de campo realizado con personas de más de 60 años preguntándoles acerca de su visión y su sentir sobre el Alarde, en ningún caso nos lo describieron como fiesta, y además tampoco lo viven como fiesta. Las palabras más utilizadas para describir su sentimiento acerca del Alarde fueron conmemoración y rememoración. En otros casos los encuestados utilizan una perífrasis como recuerdo a los ancestros, recordar lo que nuestros mayores prometieron, cumplimiento del voto de nuestros antepasados, y alguna más de corte similar. En todos los casos aparece un elemento de respeto hacia los antepasados, a sus mayores, hacia la esencia de la identidad de la que provienen estas personas encuestadas, y en algunos casos incluso nos apareció la palabra veneración. Pero jamás una palabra con connotaciones lúdicas. Nunca aparece la palabra fiesta. Este no es un acto, como desde el Alarde Mixto se dice, igualable a otras celebraciones. No es la Tamborrada de Donostia, no es la Axeri Dantza de Hernani, Andoain o Aduna, no es la procesión de los faroles de Vitoria, tampoco es la Bordon Dantza de Tolosa, y podríamos seguir con otros muchos ejemplos. Quizá, podría relacionarse con los Errebonbillos de Elorrio, o con el Alarde del Moro de Antzuola, hoy día deslabazados por la acción política ya citada en el libro Reflexiones sobre los Alardes de Irún y Hondarribia. Una mirada crítica. (2) (3). Y que no se me malinterprete, siempre con todo nuestro respeto hacia estos municipios y a estas celebraciones citadas, pero los Alardes de Irún y Hondarribia tienen otros matices y otra esencia. No son FIESTA. Por ello, me sorprende mucho la ligereza con la que Zulaika utiliza la palabra “fiesta”. Es evidente que pocas veces ha estado in situ para valorar la representación ritual que suponen los Alardes del Bajo Bidasoa.
En otro orden de cosas, el llamado Alarde integrador, así llamado por Zulaika, se refiere al Mixto, y lo que ha promovido con su proposición y reivindicación ha sido la creación de un problema en la sociedad de Hondarrribia, e incluso en algunos ámbitos incluso la ruptura de la cohesión social. ¡Menuda acción constructiva para un grupo social denominado integrador por un científico de renombre!
Indudablemente el profesor Zulaika no hace referencia a la parte más importante de lo que es la representación ritual del Alarde y a su simbología asociada. Otro antropólogo importante del siglo XX, Maurice Godelier, nos recalca la importancia del ritual en sus estudios antropológicos, destacando su papel fundamental en la vida social y cultural de las comunidades. Según Godelier, los rituales no solo son prácticas simbólicas, sino que también cumplen funciones sociales y estructurales. (4)
Los rituales ayudan a crear y mantener la cohesión social, a establecer identidades colectivas y a regular las relaciones entre los individuos y su entorno. Además, Godelier sugiere también que los rituales pueden transmitir valores, creencias y sentimientos identitarios de generación en generación. En su análisis, Godelier también señala que los rituales pueden ser un medio para enfrentar y dar sentido a situaciones de crisis o cambio, proporcionando un marco dentro del cual las personas pueden encontrar estabilidad y significado. En resumen, para Godelier, los rituales son esenciales para comprender la complejidad de las sociedades humanas y su funcionamiento.
Del mismo modo, el anteriormente citado Philippe Descola ha explorado también la importancia del ritual en el contexto de las relaciones entre humanos y no humanos, así como en la construcción de mundos sociales. Según Descola, que coincide bastante con Godelier, los rituales son fundamentales para establecer y mantener las conexiones entre las personas y su entorno, ya que permiten la creación de significados compartidos y la cohesión social. Descola argumenta que los rituales no solo son actos simbólicos, sino que también son prácticas que estructuran la vida cotidiana y las interacciones sociales. A través de ellos, las comunidades pueden expresar sus creencias, valores y cosmovisiones, lo que les ayuda a enfrentar desafíos y a dar sentido a su existencia. Destaca que los rituales pueden ser un medio para establecer vínculos con el mundo natural y espiritual. En resumen, para Descola, los rituales son esenciales para la organización social y la comprensión de cómo las culturas interactúan con su entorno.
A mi entender es esto lo que ocurre con los Alardes. Y recordamos que no había ningún problema hasta que la ideología política hizo acto de presencia en escena. Todo este asunto, en un principio empujado por la izquierda abertzale, y posteriormente remolcado a favor de corriente mediante la ideología woke y el feminismo de última generación, ha desembocado en un supuesto problema de género. Ayudado, por supuesto, por la connivencia de los medios de comunicación, que solo hacen hincapié en lo políticamente correcto. No obstante, el problema no es tal, demostrado por la solución de los dos Alardes en Irún y también por otros análisis de prestigio, como por ejemplo el de la mediadora internacional Jenny Pearce, que definen al asunto de la disputa en Hondarribia como un problema de convivencia.
De todo ello, se concluye claramente que la naturaleza de este problema es puramente de convivencia, enmascarado por razones de género que buscan rentabilizar una acción política que tenga como desenlace la imposición de unos ideales, sobre todo políticos, haciendo un trágala de manera subrepticia a toda una población.
Aun así, Zulaika en un momento parece que enfoca bien el asunto citando el impasse antagonista. Recuerdo lo citado en el artículo anterior sobre este asunto: “Resulta llamativo que dando Zulaika una perspectiva, a mi entender correcta, de ETA como «sujeto revolucionario», al que pertenecía también la izquierda abertzale, a la hora de analizar el fenómeno concreto del Alarde, pierda de vista que fue de esa matriz, en 1996, con textos de ETA donde el tema figuraba, desde la que promovió el «problema» del Alarde. Aquí, además, se aplican los términos de Zulaika, del «antagonismo radical como estrategia revolucionaria» dentro de un contexto local, en el cual salta a ojos vista, como lo demuestro en el libro “Reflexiones sobre los Alardes de Irún y Hondarribia. Una mirada crítica”, que el «antagonismo radical» se produce por la negación de la convivencia de dos Alardes, porque uno de los Alardes, el «renovador», no quiere que haya dos alardes, sino uno sólo. Y no ceja en el «antagonismo radical» para conseguirlo. Esto es real y verdadero, sobre todo en el caso de Hondarribia, donde se hace patente todos los años con las declaraciones y noticias que aparecen en los medios de comunicación, que interesadamente centran su foco en este aspecto.”
El profesor Zulaika es capaz de ver correctamente la vertiente política silenciada por los medios de comunicación, y pocas veces abordada y desarrollada al hablar de este tema. Sin embargo, ¿por qué la cita simplemente de pasada, pero luego huye de su posterior profundización? ¿Tiene noticias del libro “Reflexiones sobre los Alardes de Irún y Hondarribia-Una mirada crítica”? Me resulta muy curioso y sorprendente la actitud de este investigador a la hora de no tener en cuenta la diversidad de datos existentes sobre el tema.
(2) https://biblioteca.ararteko.eus/Record/23782
(4) Maurice Godelier. L’imaginé, l’imaginaire et le symbolique, Paris, CNRS Éditions, 2015
Con la mirada puesta en el futuro, el 45,6% optó por un único Alarde igualitario, el 18,4% se decantó por dos Alardes independientes, como en Irun, y el 15,7% abogó por un único Alarde tradicional.
El 18,4 % y del 15,7% van en negrita , no así el 45,6% . Sois unos fenomenos .
No Monsieur, el fenómeno eres tú.
Vete a la fuente original, a la encuesta a la que hace referencia la prensa, y en la pregunta 15 que está en la página 31, cuando la encuesta pregunta: “Solución posible al conflicto del Alarde”, se dice que solamente el 7’7’ % de la población está a favor del Alarde Mixto.
¿Quién está mintiendo, fenómeno?
Revisa lo que lees y no manipules, o no te dejes manipular.
Disculpas , es en Noticias de gipuzkoa .La que en todo caso , sería la que manipula .
Tamariz Rien de Rien pour toi
Respecto al origen del conflicto, el 31,3% de las personas encuestadas respondieron que este se halla en cuestiones o intereses políticos, y el 30,9% lo relacionan con la vulneración del derecho de las mujeres a participar en el Alarde.
Con la mirada puesta en el futuro, el 45,6% optó por un único Alarde igualitario, el 18,4% se decantó por dos Alardes independientes, como en Irun, y el 15,7% abogó por un único Alarde tradicional.
Además, prácticamente el 80% de quienes respondieron el cuestionario afirmaron que lo importante es buscar nuevas soluciones para superar el conflicto, optando para ello por vías como el diálogo y los acuerdos. También muchas de ellas declararon la necesidad de que las opiniones de la ciudadanía sean escuchadas.
Para terminar, el 40,1% cree que en 2050 el Alarde de Hondarribia contará con la participación de las mujeres en todos los roles.
La encuesta, en su modo de plantear las preguntas, y en las preguntas en sí es la que manipula.
Tiene varios sesgos muy marcados. En nombre de la objetividad, está invalidada ella misma desde el principio; pero, en fin, es el Ayuntamiento al encargarla lo que busca: MANIPULAR MEDIANTE INFORMACIONES FALSAS Y ENCUESTAS CON SESGO LA OPINIÓN DE LA CIUDADANÍA.
Lo verdaderamente limpio y claro sería hacer un referéndum de única pregunta con una respuesta corta, como, por ejemplo: “¿Estarías de acuerdo en hacer dos Alardes, uno Mixto y otro Tradicional? SI o NO.”
Ahí sí que veríamos un dato más objetivo. Lo que está haciendo ahora el Ayuntamiento son malabarismos dialecticos para confundir y conseguir lo que desde un principio quería: que haya un único Alarde Mixto. Y ya lo dijo desde el principio, antes de llegar a la alcaldía. Pero a los Onddarbiarras no nos engaña, ya los conocemos.
Sabemos que están el arte del engaño y la falacia con la ayuda de Bildu, con los que gobiernan.
El Ayuntamiento es tramposo y quiere conseguir un referéndum sin hacerlo, mediante manipulaciones de todo tipo.
Sospecho que no será ni la primera ni la última manipulación en los meses venideros. Y si no… ¡al tiempo!
Y en cuanto al futuro… ¡el futuro está abierto, y ya se verá!
Agur bero bat.
De la encuesta poca realidad se puede sacar. Ya desde el comienzo nos dicen en sus acotaciones que es una encuesta hecha a 400 personas. Ese no es un número como para sacar datos significativos. Para sacar titulares y salir en prensa, eso sí. Además, creo que es eso lo que está buscando el Ayuntamiento. Una justificación de antemano para posibles acciones unilaterales antidemocráticas. Típico movimiento de la izquierda abertzale. No olvidemos el origen político del problema del Alarde, como nos lo recordaba el autor del artículo.
La realidad es que han creado un problema donde no lo había, y como el conflicto lleva ya varios años estancado, los del Alarde Mixto han presionado para hacer realidad aquella frase de: “Qué hay de lo mío?”
El ejemplo más claro está en Irún, llevan años sin problemas. ¿Aquí por qué no se hace lo mismo? ¿Qué intenciones o intereses ocultos hay para que en Hondarribia no se plantee una solución como la de Irún? Yo todavía no lo entiendo, y desde el Alarde Mixto nadie quiere dar ninguna explicación. Parece que lo que les interesa es la gresca continua destructiva y nada constructiva. Deconstruir, destruir, y luego rehacer o volver a hacer, pero de manera impositiva y totalitaria. Como lo dice el Alarde Mixto. ¡Al más puro estilo Putin! Y sin que nadie rechiste. Eso sí, después venden la moto de la democracia.