Mikel Arriaga, Profesor e investigador
Veracidad y precisión en la recolección de datos.
Recientemente se ha publicado una entrevista en el Diario Vasco al profesor Joseba Zulaika (DV, 7-1-2025) teniendo como eje central su último libro publicado en la editorial Alberdania.
En el citado libro, en el capítulo dedicado a los Alardes del Bajo Bidasoa, casi exclusivamente se hace referencia al libro de Arantxa Urretabizkaia que escribió sobre el Alarde. Tremendamente curioso, y a mí personalmente me ha llamado poderosamente la atención la falta datos de campo, la ausencia de observaciones antropológicas, ¿dónde está el trabajo de campo, pieza fundamental de esta disciplina científica?
La antropología, como disciplina que estudia al ser humano en su contexto cultural, social y biológico, se basa en la recolección y análisis de datos para comprender la diversidad de experiencias humanas. Ignorar estos elementos puede llevar a varios errores significativos en la investigación. Esta ciencia se fundamenta en la comprensión profunda de las culturas y sociedades humanas, y para lograrlo, es imprescindible contar con un enfoque riguroso y basado en evidencias. Por lo tanto, como disciplina dedicada al estudio de la diversidad cultural y social de la humanidad, se enfrenta a desafíos significativos en la forma en que se lleva a cabo la investigación. Philippe Descola, un influyente antropólogo contemporáneo, ha abordado de manera crítica la importancia de la observación, la recolección de datos y el uso de bibliografía en este campo. Los puntos más importantes que destaca este autor a la hora de desarrollar una investigación serían: 1) La base empírica de la antropología, 2) La etnografía como método central, 3) La relevancia del marco teórico, 4) Ética y responsabilidad en la investigación, y 5) Interdisciplinariedad y enriquecimiento del conocimiento. (1)
En el punto cuatro destaca la ética como un componente esencial de la investigación antropológica. Descola aboga por una práctica que respete y represente adecuadamente a las comunidades estudiadas. No hacerlo puede resultar en la explotación o la distorsión de las voces de las comunidades, lo que es un error grave en la práctica antropológica. Un enfoque ético implica un compromiso con la veracidad y la precisión en la recolección de datos, lo que es fundamental para evitar la perpetuación de estereotipos y malentendidos.
En conclusión, el error de no utilizar datos, observaciones y bibliografía en las investigaciones antropológicas, según Philippe Descola, puede tener consecuencias significativas en la calidad y la ética de la investigación. La antropología, para ser efectiva y relevante, debe basarse en un enfoque riguroso y empírico que respete la diversidad y complejidad de la experiencia humana. Al hacerlo, los antropólogos no solo enriquecen su propio trabajo, sino que también contribuyen a un diálogo más significativo y respetuoso entre culturas.
Parece que todo esto, y alguna cosa más, se le han quedado en el tintero al profesor Zulaika. Como anteriormente se ha dicho, se cita casi exclusivamente el libro de Arantxa Urretabizkaia. Y no es que el libro de Arantxa Urretabizkaia sea de ficción, pero no es más que un relato de su visión subjetiva del hecho, es decir, su relato personal del problema y de los hechos. Científicamente no aporta nada, ningún dato, ni ninguna referencia contrastada.
Todo respetable. Sin embargo, este libro de Urretabizkaia no debería ser bibliografía representativa para un científico. No es así, parece, ya que para el profesor Zulaika es su única referencia, o casi única (aparecen solamente dos referencias más) en el capítulo de su libro al que hago referencia.
Con esta base y estos mimbres, ¿se puede tejer o hilvanar alguna investigación y conclusión que merezca la pena, así como en un futuro sirva para tenerse en cuenta?
Incluso ilustres antropólogos como Joseba Zulaika opinan sobre los Alardes del Bidasoa sin tener amplios datos sobre el hecho etno-folklóriko o si se quiere también socio-antropológico. Es fundamental tener datos de los hechos, de las diferentes visiones y versiones de ambas tendencias del problema, y por supuesto, manejar una amplia bibliografía. Ninguna de las premisas citadas aparece reflejada cuando el profesor Zulaika habla de los Alardes tanto en su último libro publicado en la editorial Alberdania como en la entrevista hecho en el Diario Vasco.
Y no solo eso, desconoce también, o deja de lado, la verdadera esencia de los Alardes y su forma de ser en sí mismos. Su esencia originada en las milicias forales derivadas de los antiguos derechos vascos, y su forma de ser un ritual identitario en el sentimiento de todo un pueblo.
Así mismo, no entra a analizar las causas políticas del enfrentamiento social, que son la clave de bóveda en este tema ampliamente manipulado y tergiversado.
Personalmente recomendaría un poco más de cuidado y seriedad al profesor Zulaika a la hora de abordar un tema que en principio desconoce y no domina, y que no se dejara arrastrar por testimonios unilaterales, subjetivos y personales, que sintonizan con lo políticamente correcto.
(1) Philippe Descola. Par-delà nature et culture, Paris, Gallimard, Bibliothèque des sciences humaines, 2005.