Iñaki Anasagasti bere blogean
En octubre de 1975, con Franco moribundo, un grupo de jóvenes del EAJ-PNV estuvimos en Berlín. La CDU había organizado unos cursos de técnicas electorales. El hotel en el que estuvimos estaba pegado al Muro, un Muro ignominioso que separaba la ciudad. Una de las lecciones fue conocer como una ideología totalitaria es capaz de romper familias y condenar a un pueblo al ordeno y mando y a la miseria porque “nadie puede escapar del paraíso”. De su paraíso. Catorce años después, el 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro y quince días más tarde, la misma CDU, nos invitó a una reunión, en Berlín este. Los alemanes pasaban por la puerta de Brandemburgo una y otra vez incrédulamente ya que un mes antes no podían ni acercarse a ella. Me vine a casa con un trozo de Muro.
En agosto, hace solo mes y medio, se cumplieron sesenta años de la construcción del Muro, una pared impenetrable que dividía al país en dos y en donde murieron 140 personas que trataban de huir del paraíso comunista. ”La libertad y la democracia necesitan un compromiso firme y mucha pasión” dijo el presidente alemán. Fue hace dos meses. La noticia ha pasado desapercibida. No hay que mirar al pasado. En Euzkadi se cumplen diez años de la desaparición del muro de ETA y algunos agradecen vivir en paz. No hay que agradecer nada. ETA no debió de existir. Es la historia de un fracaso no asumido y la clave del por qué sigue Sortu sin condenar ese deplorable pasado. Esto nace de lo que dijo la propia ETA en su despedida. No se iban como consecuencia de una reflexión ética sino estratégica. Una ideología totalitaria produce hechos totalitarios. Diez años después, ETA no existe, pero si su mentalidad. Ramón Zallo lo resumía muy bien en 2007 en este periódico. ”El imaginario de la Izquierda Abertzale sigue pegado a la rémora armada que le ha impedido durante 30 años pensar en criterios, principios y estrategias políticas propias de una democracia”. Mejor resumen, imposible.
Ya sé que la ETA de 1960, no era la ETA de 1980 el año que mató una persona cada tres días, pero aquella ideología totalitaria que la hizo nacer, está ahí en el ADN de Sortu. Los rasgos fundamentales son los mismos. En su día grupos de jóvenes inquietos y audaces que se radicalizaron en el clima político de los años cincuenta y adoptaron, en muchas formas, los principios básicos de la concepción marxista leninista. Las ideas eran definidas y casi obsesivas. Implantar la lucha de clases como bandera, aunque no existieran clases en el sentido de la industrialización, aunque si nacidas en la dictadura. Exaltación de un proletariado en algunos casos preindustrial, hostilidad abierta a la empresa privada, a la propiedad privada, a la libertad económica y a la formación de capital. La finalidad más definida era alcanzar una situación más o menos socialista, ampliar la intervención del posible estado vasco en todos los aspectos de la vida económica y social, cerrarse a toda forma de desarrollo capitalista, mantener una actitud de desconfianza y rechazo hacia los países industriales y sus formas políticas y sostener un vago criterio de orden económico en el cual lo importante no era producir riqueza sino implantar artificialmente sistemas de bienestar social sin base económica. En todo el tercer Mundo, tomado como Faro, y en la América Latina, de manera espectacular este fondo ideológico está en la base misma del fracaso económico y social de casi todos esos estados muchos de ellos fallidos. En nombre de esas ideas no se hizo lo que era necesario para crecer y progresar sino para afirmar la lealtad a una ideología, se formó una mentalidad de estatismo a ultranza y de dar al gobierno y al estado, la misión de prodigar todos los beneficios sociales posibles sin ninguna retribución del ciudadano en esfuerzo y en productividad. Esta ideología paralizante está en el fondo de la actuación de Sortu, de ELA y LAB. No invento nada. Lo estamos viendo cómo tras crear a Bildu como Coalición y tragarse a Aralar y a Alternatiba, a quien discrepe de EA se le expulsa por no aceptar se rompa el centralismo democrático de la luminosa guía de Sortu, el típico “partido comunista de las tierras vascas” como así se denominaron, tras estar callados como estatuas en la época de la “socialización del sufrimiento” el gran invento de esta tóxica ideología. Lo que ocurrió con el Puerta a Puerta, en Corrugados en Azpeitia, en Tubacex con 235 días de huelga, en rechazar las elecciones el año pasado, en no condenar los “ongi etorris” no es más que producto de esta ideología que camuflan, mientras entonan la milonga de que están listos en pactar con el PSE, para abrir más la Izquierda. Lo malo es que hay gente ingenua que siguen creyendo que si se diera la situación de 1985 en la que Benegas, ganador en escaños, y el PNV, ganador en votos, el PSE votó la Lehendakaritza en favor del José Antonio Ardanza. No veo ni en dos generaciones semejante pacto mientras Sortu no se sacuda el pelo de la dehesa que he descrito. Pero les sirve para su propaganda, Su obsesión sigue siendo el PNV. Y el PSE les hace el juego.
No mirar al pasado
En el Génesis, la mujer de Lot es mencionada porque se convirtió en una estatua de sal después de mirar hacia atrás cuando escapaba de Sodoma con su familia. Es lo que le pidió al EAJ-PNV la portavoz de Bildu el 2 de octubre en Durango. Dijo que hay en la política vasca formaciones que miran permanente al pasado tan solo para hallar únicamente réditos electorales. ”Este es un país para ofrecer soluciones ante los retos colosales que tenemos”. ¡Que buena idea!. Es lo que hizo el PNV apostando por un estatuto de autonomía en 1979 que, por ejemplo, le ha permitido a ella ser una profesional de EITB, mientras ese pasado del que al parecer abjura apostaba por el todo o la nada. Se equivoca pues la Sra. Iriarte si cree que el ciudadano no desea conocer quien le ofrece el paraíso, de donde se viene para saber a donde se va. Y es que al PNV no le importa hablar de su pasado, del presente y del futuro. Todos los días lo hace. ¿No será que el pasado que oculta la portavoz es un pasado lamentable que sigue pesando sobre ellos hasta el punto de que no creamos de verdad que son una opción democrática de valores?. Háganlo y se les creerá. Tienen diez años pendiente no un ajuste estratégico y no decorados con colorines, sino una auténtica convulsión de ideario, estrategia, metodología, repaso de la historia. Y eso es imposible diciendo que no hay que mirar atrás y vendiendo motos sin frenos.
Recuerdo una entrevista que le hizo a Xabier Arzalluz el semanario austríaco Profil. Trataba el “separatismo” en Europa ”Soy un nacionalista pragmático-decía-aunque me ven como un nacionalista radical. Eso también lo soy. Pero no soy tonto. Solo una persona inteligente puede ser radical, porque un radical estúpido es un peligro público”. Ante la pregunta de si sus objetivos coincidían con ETA y HB afirmó. ”Mire usted. El PNV fue fundado en 1895 y ETA en 1960. Al nacionalismo vasco lo creó Sabino Arana, persona a quienes estos grupos desconocen como si la historia comenzara con ellos. De hecho le han cambiado el nombre de Euskadi a su creación nacional y la han sustituido por Euskal Herria, vocablo permitido por el franquismo. Y contesto a su pregunta diciéndole que son ellos los que desde el punto de vista territorial coinciden con nosotros, sí, pero ellos se definen como revolucionarios marxistas leninistas. No sé qué es lo que ha quedado de eso, aunque en algunos veo más el estalinismo por su brutalidad, pero yo en esos conceptos que acaban en una dictadura no he creído nunca y no se olvide que he vivido en Alemania y conozco un Muro que se ha construido para que la gente no se vaya a lo que ellos llaman sociedad burguesa”. El periodista le pregunta entonces si se diferencia en el método. ”No solo en el método, sino en la concepción de la sociedad. No los considero demócratas. Como nacionalista radical, le diré que ellos están cercanos a nosotros y yo cercano a ellos, pero yo soy demócrata y ellos no. No quiero tener nada que ver con gente que quiere imponer su opinión con la pistola y la violencia. Es algo inadmisible”. Pocas palabras mejores que Sortu debería introducir en su coctelera a la hora de hacer una oferta a la sociedad. Ser demócratas.
El clan de Eibar
Un clan es un grupo de personas unidas por un interés común. Un partido es otra cosa más amplia y articulada, aunque en los partidos haya clanes, pero si quieren ser efectivos y no causar rechazo, tienen que ser secretos porque son sectarios. Un clan, me parece, es lo que están haciendo respetables dirigentes eibarreses, causando gran recelo en el resto de una organización que nació en Bizkaia. Me lo han comentado varios socialistas. El acuerdo municipal con Bildu en Eibar y antes en Irún, ¿alguien piensa que se podía haber llevado a cabo sin que, además del eibarrés Eneko Andueza, el presidente del PSE Iñaki Arriola, el secretario de Organización del PSE Miguel Ángel Morales, el ex alcalde Miguel de los Toyos, hoy viceconsejero con Iñaki Arriola, todos ellos de Eibar, no estuvieran de acuerdo?. Efectivamente, hacen lo que quieren y pueden, faltaría más, pero dejan la puerta libre a que el PNV haga lo propio, mientras se le pide a los jelkides apoyen las cuentas de Sánchez.
Se han cumplido 85 años del primer gobierno vasco formado en Gernika el 7 de octubre de 1936 entre el PNV y el PSE, junto a otros. Es una fórmula acreditada de avance gradual, que entiendo les canse a los que les gustan nuevas experiencias y en un momento dado propongan el suicidio político, difícil de reverter. Mejor sería hacer una brillante gestión en sus competencias, saber venderlas, ser un buen interlocutor con una administración madrileña llena de frenos y no dar cancha a una Izquierda Abertzale que sigue sin hacer su necesaria perestroika. Pero, no pasa nada. Allá ellos. Los clanes son así, Sra. Baronesa. Nadie huye del Paraíso.