Pilar Jaurrieta, Mikel Armendáriz, Koldo Martínez y Juana García (*)
Hay un viejo dicho en la Ribera para referirse a la masa enfurecida que se expresa aplicado a un determinado pueblo, que omitiremos para que nadie se moleste. A esa masa enfurecida se le moteja como «es la mayoría de los de «ese pueblo»; no tenemos razón, pero somos más». En esa misma línea cada cierto tiempo aparece la noticia o la afirmación de que «hay encuestas en España en las que una notable mayoría de españoles se muestra favorable a aplicar la pena de muerte a violadores y terroristas». Lo mismo cabe decir ante la cadena perpetua, y hasta de la trampa de la retroactividad en su aplicación.
¿Haríamos una excepción constitucional y/o penal para dar la razón a esa mayoría en favor de la pena de muerte, la cadena perpetua o la trampa de la retroactividad para determinados casos? No; rotundamente no. No estaríamos a favor de la pena de muerte o la cadena perpetua, aunque lo diga la mayoría, porque –como en ese pueblo ribero– «aunque fueran más, no tienen razón».
Sare –la red por los derechos humanos de las personas presas, exiliadas y deportadas– ha impulsado diferentes movilizaciones contra la vigencia de la Ley Orgánica 7/2003 de Aznar, que señala un tope de estancia en prisión de 40 años para terrorismo y delitos graves, y que SARE asimila a una «cadena perpetua encubierta». Esta ley afecta específicamente a varios miembros de ETA.
La Izquierda Abertzale y Sare llevan un tiempo midiendo mal sus declaraciones y movilizaciones en sus diferentes niveles de legitimización de la lucha de ETA, olvidando que «la sociedad se rebela cuando se le retuerce en el relato de lo que ha vivido y padecido». Algo de lo que también deben tomar nota determinados exégetas de la «alemanización de la sociedad vasca, a la que presuntamente habría que desnazificar».
El nombre de «Parot» unifica suficientes cosas como para pasar desapercibido. Con 39 asesinatos amparados por una organización que defendía la pena de muerte y sin juicio previo, Parot personifica como nadie la violencia ilegítima e injusta de ETA. Mientras llevaba 11 años preso acumulando disminuciones de pena por «buen comportamiento», comete su último delito en una carta a la cúpula de ETA exigiendo más muertes. Preso que tendría prevista su salida en julio de 2029. Preso que da nombre a una Doctrina jurídica ilegítima e injusta, la Doctrina Parot.
La llamada Doctrina Parot de 2006 es uno de esos atajos tramposos de los que se fue dotando la democracia española, probablemente adobada por esas encuestas aludidas y opinión pública y publicada. La Doctrina Parot dio una nueva interpretación del principio de acumulación de penas en un momento en el que presos de ETA, como Henry Parot tenía próxima la fecha de cumplimiento de la condena que se les impuso reinterpretando cómo se debían aplicar las redenciones de pena por trabajo que existían en el Código Penal de 1976, esa reinterpretación alargaba la estancia en prisión de estos presos. El ordenamiento jurídico español está concebido para la regeneración y reinserción de la persona presa, y prevé distintos modos de cumplimiento de acuerdo a un comportamiento y a una positiva evolución penitenciaria. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos puso fin a esa aberración jurídica y democrática, y salieron a la calle con sus sentencias cumplidas conocidos miembros de ETA, conocidos violadores y algún miembro del GAL que habían sido afectados por la citada Doctrina Parot.
La iniciativa de Sare y la IA en Mondragón y su marcha organizada en Navarra entre el 29 de septiembre y el 2 de octubre son como enormes ongietorris o agurras con tintes épicos. No seremos quienes limitemos la libertad de expresión de manifestaciones legales, pero sí quienes exijamos a las organizaciones convocantes que no se puede producir más daño innecesario a víctimas y familiares. Que antes de la Justicia y Reparación está la Verdad, y no se puede retorcer más el relato ante una sociedad como la nuestra que transita mayoritariamente por una memoria integral y activa. Unas iniciativas, las de Sare y la IA, que han tenido su lógico contrapunto por parte de Asociaciones de Víctimas y gobiernos de Madrid, Gasteiz e Iruña con un homenaje precisamente a las víctimas de Parot.
Digan lo que digan presuntas encuestas y opiniones publicadas o inducidas, la pena de muerte, la cadena perpetua y las trampas jurídicas, como la retroactividad o leyes de excepción permanente, no tienen cabida ni en nuestros valores ni en un sistema garantista de libertades. Ni para quienes ejercieron la violencia ilegítima e injusta de carácter político, ni para violadores, ni para otras personas que cometan delito. No negamos libertad de expresión a quienes retuercen el relato considerando que fue legítima la violencia de ETA hasta que por consigna ya no les era útil, ni la negamos a quienes retuercen el relato considerando los abusos de Estado como legítimos de origen y como vulneraciones legales. Pero no vamos a renunciar a nuestra libertad de expresión para denunciar como ilegítimas e injustas estas violencias.
La Izquierda Abertzale y Sare no quieren poner el retrovisor crítico de la Memoria sobre ETA con el que miramos la inmensa mayoría social. Nos presentan los derechos humanos de sus presos con cierta épica separados de las víctimas que produjeron, y pretenden que asumamos su propio espejo para que «no optemos por la venganza y contra la convivencia». ¡Allá vosotros y vosotras con vuestra opinión y vuestra manera de mirar! Nosotros, como miembros de Geroa Bai y la mayoría social, sí somos capaces de reconocer a las personas presas de ETA que, arriesgando su vida, han hecho el viaje ético de encontrarse con sus víctimas y servir a la sociedad (p.e. la Vía Nanclares). No podemos opinar lo mismo de unos y otros presos, pero sí reivindicamos la igualdad de derechos y oportunidades de todas las personas, también de todas las personas presas; sean de ETA o hayan cometido otros delitos, sean del EPPK o hayan optado por la Vía Nanclares o similar. Porque los derechos humanos son universales, no tienen siglas.
Esa es nuestra manera de pensar en Geroa Bai y éstos son valores que deben cualificar y atravesar el nervio social, la convivencia y la educación en valores para éstas y futuras generaciones… si queremos una sociedad sana y vital. Un reconocido dirigente de la IA, Arnaldo Otegi, tiene fijado un tuit que dice «¡Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar!». Pues que tome nota, porque en nuestro empeño de Memoria Integral para todas las víctimas de la violencia ilegítima e injusta, ¡ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar!
(*) Miembros de Zabaltzen, Asociación integrada en Geroa Bai
Que Sare pretende que la sociedad vasca se movilice por un personaje como Parot, que asesinó tantas personas (niños incluídos) raya lo impensable. Aunque la doctrina Parot haya sido declarada ilegal, en el mundo y en la sociedad vasca hay muchas miles de injusticias que merecerían una atención más prioritaria que la que pretende Sare.
Presentar a Parot principalmente como víctima cuando es un carnicero sólo puede ocurrir en la enfermiza mente del MLNV.
Porompompero , se manifiestan por lo que tú expresas ….»Que la doctrina Parot es ilegal «….Que…..sois ….y todo por las poltronas y los sueldos (Pesebre )..
JELen agur
Y cuántos crímenes de la mafia revolucionaria aún sin aclarar…
Y todo el dinero robado.
Y todo el dinero gastado en reparar los destrozos de estos descerebrados.
Y todo el dinero gastado en protección a la ciudadanía.
Y todo el dinero perdido por pérdida de oportunidades empresariales.
La mafia no va a reparar lo que en justicia debe.
Lo de Parot, ese nazi no es, al fin y al cabo, mas que un nimio perjuicio comparado con la deuda que tienen.
De entre los crímenes del homenajeado, recuerdo el de un par de niñas que vivían en la casa cuartel de Zaragoza que volaron por los aires. Recuerdo haber visto un documental sobre estas dos niñas. Que lo recuerden cuando le echen cohetes y le bailen la reverencia. Son los rostros inocentes del totalitarismo etarra. Que liquidó a mansalva con la careta de la defensa de los derechos del pueblo vasco.
Relato, memoria, dignidad y justicia.