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Políticas impositivas en fiestas patronales (I)

Mikel Arriaga (Profesor e investigador)

Hay que tener la mente abierta. Pero no tanto como para que se te caiga el cerebro al suelo.”  Richard Feynman

A menudo, muchas más veces de las que creemos, pensamos que todo cambio es progreso y avance, y con esta creencia muchas personas optan por el cambio sea cual sea y venga de donde venga. Esta es la sensación que están intentando generar el nuevo grupo de jóvenes de Hondarribia (Guztion Alardea), y que está intentando dar a conocer a la ciudadanía amplificada por los medios de comunicación. Y la idea es transmitir, que en poco tiempo, el Alarde de Hondarribia será unitario y mixto porque así lo quiere la juventud de Hondarribia. Sin embargo, la realidad es otra, y un grupo diferente de jóvenes del mismo municipio, a priori mayoritario (Gure Alardea), ha contrarrestado esta opinión saliendo a la palestra diciendo lo contrario, pero no han contado con el apoyo de los medios, y su postura no se ha visto tan amplificada. Sí ha habido una pequeña nota de Alarde Fundazioa agradeciendo su apoyo (1).

Esto suele pasar a menudo, a pesar de que no es justo. En el fondo, subyace la opinión de que aquellas personas que optan por el cambio, sin ningún otro argumento convincente, están en posesión de la verdad. Y la verdad, no tiene sitio en este tipo de posiciones. Todas las opciones son válidas. Esto es un requerimiento de pluralidad para construir una convivencia sana que cohesione una comunidad. Y la pluralidad sí es sinónimo de libertad y de progreso, como recientemente cita el Manifiesto por la Convivencia del Gobierno Vasco.

En el tema de los Alardes, ya lo comentamos en escritos anteriores, hay una diferente interpretación de lo que puede ser un ritual representativo, pero en este asunto no hay respuesta correcta, ni más sana, ni más moderna, ni más idónea, ni siquiera más evolucionada. Cualquier actitud es válida. Tampoco es ilegal o no ajustada a derecho una de las actitudes (concretamente la del Alarde Tradicional), como ya se comentó anteriormente, y así lo avala una sentencia del Tribunal Supremo.

El universo ritual representativo que aflora en los Alardes conforma un espacio apto para la expresión de un ethos  que, en tanto conjunto de emociones culturalmente organizadas de un grupo o comunidad concreta, se constituye como una forma de educación sentimental de su historia como pueblo y de ligazón con los antepasados. Si bien no se puede considerar este universo ritual como una religión, sí se le asemeja mucho, y sin duda, es parte inequívoca de ese ethos  necesario en toda naturaleza humana.

De esta forma, subrayamos la importancia de esta entidad sobre la que estamos glosando unas líneas, y podemos recordar una frase de Durkheim: “Así pues, en el fondo, ninguna religión es falsa. Todas son verdaderas a su modo, y todas responden, aunque de formas distintas, a condiciones dadas de la existencia humana.» (Durkheim).  Y la religión es parte del ethos como lo son las fiestas, las costumbres, los rituales y todo acto cargado de simbología. No podemos hablar de ninguna actividad de este tipo que se superponga o tenga más veracidad o razón de ser que otra cualquiera. Todas son válidas y necesarias, y atentar contra alguna de ellas es atentar contra la libertad, el derecho más básico y fundamental. De ahí la importancia de respetar todas y cada una de las opciones diferentes que necesiten las diferentes comunidades. Esto también es aplicable a la mayoría de los ámbitos de la vida y de nuestra cotidianeidad. También en las fiestas.

El ethos se construye en un contexto simbólico y ecológico de cualquier comunidad humana, por eso es indispensable para cualquier colectivo humano tener un ethos definido con el que sienta cierta ligazón, por pequeña que sea; de ahí la indisoluble naturaleza del ser humano con el símbolo y las simbologías. Reitero estos pequeños apuntes para subrayar la importancia de eventos y actos rituales o representaciones rituales como son el Alarde de Irun y Hondarribia.

También es muy importante el respeto a las diferentes comunidades que conforma una sociedad tan plural como la nuestra. No obstante, parece que hay cierto interés desde algunas instituciones en querer eliminar la diversidad en las fiestas patronales del Bajo Bidasoa. Puede sonar improcedente, pero es así. Recientemente hemos sabido, que con la excusa de buscar una solución para el problema del Alarde de Hondarribia, sectores de las instituciones guipuzcoanas, están siendo manipulados y haciendo eco en los medios de comunicación, para hacer ver que una parte del conflicto es la que está socialmente más aceptada y es la que será completamente mayoritaria y única en un futuro (Guztion Alardea), para así dar paso y vía libre a la implantación de una opción única. A día de hoy la realidad es justamente la contraria, y el futuro es completamente abierto e impredecible. Mediante estas prácticas se intenta crear una opinión interesada, y apoyada por los medios de comunicación, para posteriormente implantar una ley no ajustada a derecho y justificar un cambio impositivo. A estas prácticas y a estas actitudes se las encuadra dentro del totalitarismo.

Todo esto contrasta con la actitud del Gobierno Vasco que hace unos días acaba de presentar un plan para impulsar la pluralidad y la convivencia entre las diferentes comunidades religiosas que integran la Comunidad Autónoma Vaca, el Manifiesto por la Convivencia.

Así, mientras el Gobierno Vasco y el Lehendakari impulsan la pluralidad y la convivencia, con su proyecto presentado el 17 de Enero, Iñigo Retolaza, impulsa este grupo de jóvenes (Guztion Alardea) para reforzar una visión monolítica y única del Alarde de Hondarribia intentando provocar una fractura social en la convivencia y en la cohesión de Hondarribia.

Sería labor del Lehendakari y del Gobierno Vasco asegurar la pluralidad y la convivencia también en este asunto, y no seguir directrices de otro tipo, con el brazo ejecutor de Iñigo Retolaza, y promover la convivencia en Hondarribia con dos Alardes, tal y como se hace en Irun. Pero claro, vende mucho más salir en el Teleberri hermanándose con la comunidad musulmana (como pasó el 17 de Enero). Efectivamente, y eso es lo que llamamos lo políticamente correcto. En cambio, promover eso mismo en Hondarribia, no es políticamente correcto.

Después de tanto planteamiento y discusión, una cosa está clara, mientras los partidarios del Alarde Tradicional reconocen el derecho y la libertad de un Alarde mixto a desfilar y expresarse a su manera, los partidarios del Alarde mixto, Jaizkibel Konpainia y asociaciones coadyuvantes, en cambio, no admiten ni reconocen el derecho y la libertad de un Alarde Tradicional y sus partidarios, a poder tener las mismas opciones en el ejercicio de la libertad. Esta es la clave de bóveda de esta encrucijada, es decir, por una parte del conflicto no se admite el que exista un Alarde Tradicional. No, es impensable, solo tiene que existir y quedar uno: El Alarde al estilo Jaizkibel Konpainia.

La cuestión del Alarde, desde los años 90, ha sido históricamente promovida por los organismos que son derivaciones de la propia izquierda abertzale que a falta de mayoría social ha querido imponer su hegemonía por medio de la muy mala utilización de la ideología de género, tratando de destruir la convivencia y de imponer su criterio de forma unilateral. ¿Cómo es posible que, en estos momentos, instancias institucionales de otra coloración política sean manipuladas de una forma tan flagrante?

(1)          https://www.hondarribikoalardea.com/comunicado-de-alarde-fundazioa-6/?fbclid=IwAR30_uJDceRuBvLW1Lhlg_I1Rs89XEvXKSPmR7uOCmSCuwdoTPpY779Uznk

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2 comentarios en «Políticas impositivas en fiestas patronales (I)»

  1. Gracias Mikel, por tu esfuerzo en reivindicar esta fiesta con todos sus significados y defenderla frente a los que quieren destruirla y manipularla.

    Quiero contribuir con mi opinión y lo que aparece en este link me parece una pasada:

    https://www.diariovasco.com/bidasoa/hondarribia/guztion-alardea-responde-20200121012020-ntvo.html

    Estos que responden al «guztion alardea» se pasan toda la noticia haciéndose los buenos y no dicen lo que realmente quieren; quieren que haya un «solo» alarde, no dos opciones como ahora.

    Es necesario decirlo bien alto. No al fascismo de Guztion Alardea.

  2. JELen agur

    Sincretismo religioso es la pretensión de que todas las religiones tienen algo en común que es lo válido, con otras cosas adicionales, pero que todas son buenas en su contexto. Bueno, pues esto no es correcto. Cada uno que tenga sus creencias, pero no todo es igual.
    De la misma manera y por los mismos grupos que promueven el sincretismo religioso, buscan también la uniformidad hacia los usos y costumbres menospreciando lo propio y auténtico de cada sitio, hacia el mestizaje cultural universal. Y esto se promueve desde organismos internacionales y grupos poderosos económicos que pretenden la gobernanza mundial.
    Tendríamos que ser capaces de distinguir lo propio de lo añadido. Por tanto no aceptar como idóneo lo añadido porque sí. Pueden coexistir, pero reconocer claramente la diferencia.
    No se puede aceptar la imposición apoyada por los medios de comunicación que además parece que obedecen a esos intereses mundialistas. Debemos sobrevivir a ese imperialismo cultural y relativista.

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