José Manuel Bujanda Arizmendi
Los ámbitos estatales fueron en su origen áreas de mercado unitario con moneda y ejército propio, zona de producción, consumo y aduanas. El estado, ámbito que dominó la escena mundial desde hace un par de siglos, soporte de la revolución industrial que llevó a cabo en su provecho la colonización de gran parte del globo, soportó recuperándose con capacidad hercúlea la barbarie de guerras y revueltas. El Estado albergó en su seno el desarrollo cultural y tecnológico con decisivas aportaciones al arte y al saber. Ese Estado tan indiscutible, eficaz y creador en muchos aspectos, tan destructor en otros, tan conspicuo en la Historia, es el que se aparece hoy cuestionado por fisuras mal cauterizadas que parecían solapadas para siempre y por otras nuevas que la globalización económica y tecnológica han producido.
La historia fijó unos límites estatales que parecían definitivos y que se codificaron con el halo de lo indiscutible, como si fuera algo escrito desde los comienzos. Estas unidades estatales cumplían unas funciones que, incluso, fueron adecuadas a las exigencias del momento. Pero cuando ya no está tan claro que las cumplan y han perdido su carácter sacro son al menos motivo de evaluación y reflexión. En su surgimiento la forzada unificación lingüístico-cultural fue un habitual instrumento para conseguir la perseguida uniformización. Pero esta pretensión provocó efectos contrarios a la vertebración del Estado al generar en las naciones así tratadas un sentimiento de avasallamiento de lo propio e injusticia histórica.. Ese déficit de vertebración del Estado genera no fáciles relaciones entre realidades nacionales y el Estado en el cual las naciones se encuentran encorsetadas, y a menudo dividas como la nación vasca, Euskadi, lo está entre España y Francia.
No resulta fácil acotar con precisión una única definición de lo que es una nación. La variedad de formulaciones que ofrece el pensamiento académico es buena muestra de ello. Nación como formación social, producto del desarrollo social, y a la vez uno de los factores más potentes que inciden sobre dicho desarrollo. Es sabido que en la formación de la nación la economía ha desempeñado un papel importante, pero frecuentemente se ha simplificado demasiado afirmando con excesiva rotundidad, que es la única causa del hecho nacional. Pero este tipo de argumentación soslaya interesadamente cualquier otro análisis más complejo y poliédrico. Lo cierto es que en la génesis y características de una nación también existen otros factores con un peso específico muy notable, como pueden ser la historia, la lengua, la cultura, las instituciones, las relaciones históricas y de producción. Nación como relación social que se modifica constantemente y que se reviste de significados muy diferentes según las condiciones históricas en que se desenvuelve.
Nación como relación dialéctica, multilateral en el que existen factores que de una manera compleja generan el fenómeno nacionalista como explicitación operativa del sentimiento nacional consciente. No existe por lo tanto, un solo carácter fundamental, decisivo, inmutable o eterno que identifique a una nación. El perfil de la nación cambia conforme va desarrollándose la Historia, es un producto dinámico y cambiante. “Nación como elemento humanizador de la abstracción estatal, como resguardo integrador de la diversidad”, como gustaba afirmar Pi y Margall. Tal vez la Historia quite ahora lo que dio antaño y lo que fue una creación, el Estado, puede perecer cuando cambien las circunstancias que le dieron nacimiento.
La nación tuvo en el siglo XVII un significado muy diferente a lo que después ha adquirió, se refería a “la vinculación de cada persona a la tierra donde nació y a las gentes que en ella vieron luz primera” Así, Galicia, Castilla, Aragón, Vizcaya, Cataluña, Extremadura… eran tierras donde se nacía y quienes en ellas nacieran era de nación, esto es, de nacimiento. Porque pertenecer a una nación significaba haber nacido en una tierra y formar parte de las gentes que lo habitan. Tierras y gentes consideradas por muchos como naturales que los diferencian y hacen inconfundibles como paisaje, clima, cultivos, usos y costumbres y muy principalmente, la lengua. Este elemento lingüístico como parte importante de una nación es reconocida por el mismo Cervantes cuando en el Quijote afirma: “Todos los poetas antiguos escribieron en la lengua que mamaron en la leche, y no fueron a buscarlos extranjeros para declarar la alteza de sus conceptos y siendo esto así razón sería se extendiese esta costumbre por todas las naciones y que no desestimase el poeta alemán porque escribiese en su lengua, ni el castellano ni aún el vizcaíno que escribe en la suya”. Es evidente, como afirma J.L. Abellán en su Historia Crítica de Pensamiento Español, que para Cervantes había en la España de entonces varias lenguas nacionales y varias naciones.
Los siglos XIX y XX son testigos de lo que parecía una inapelable ecuación, nación igual a necesidad incuestionable de optar a ser estado independiente. Pero hoy y aquí, año 2016, en imparables procesos de globalización se plantean otros escenarios, y en cuanto existen otras variables sociopolíticas internacionales, el propio concepto de “frontera-independencia” decae de su acepción clásica. Hoy, la nación sin estado debería declinarse en cosoberanías compartidas, libres adhesiones e interdependencias.
Entonces lo mejor es permanecer dentro del Estado Español.
Por si acaso, verdad?
Pero hoy y aquí, año 2016, en imparables procesos de globalización se plantean otros escenarios, y en cuanto existen otras variables sociopolíticas internacionales, el propio concepto de “frontera-independencia” decae de su acepción clásica. Hoy, la nación sin estado debería declinarse en cosoberanías compartidas, libres adhesiones e interdependencias. (sic )
Y todos los nuevos estados surgidos de la desintegración de la antigua URSS , Yugoslavia , Checoslovaquia ? , ¿ son inmunes al influjo de la globalización ?
¿ Tienen noticias de que España , Francia , Alemania o EE.UU se vayan a globalizar al estilo propuesto por el señor Bujanda ?
¿ La globalización es un virus que solo afecta a los aspirantes a estados ? Qué raro , no ?
Otros dicen «sacrosanta unidad de la patria española» y se ahorran un montón de palabrería expresando lo mismo.
Si algún día por fin obtenemos nuestra no santa república vasca, recemos para que esté desunida.
Después de tanto raca raca, no soportaríamos que el estado vasco fuera uno. Lo querríamos en veinte cachos.
«Pero hoy y aquí, año 2016, en imparables procesos de globalización se plantean otros escenarios, y en cuanto existen otras variables sociopolíticas internacionales, el propio concepto de “frontera-independencia” decae de su acepción clásica. Hoy, la nación sin estado debería declinarse en cosoberanías compartidas, libres adhesiones e interdependencias».
El wishful thinking, como remedio a la resaca, puede ser una vía válida para algunos. Sin embargo, los EEUU de Trump no creo que opinen lo mismo. La Rusia de Putin no creo que opine lo mismo. La Alemania de Merkel (y el ala dominante de la la CDU) no creo que opine lo mismo. La China del PCC no creo que opine lo mismo. La Francia de Fillon o de Le Pen (tanto monta…) no creo que opine lo mismo. Del Reino Unido casi como que ni hablamos….
En fin, guste o no, las naciones con estado, ejército y poder económico tienen eso que se llama una «mala salud de hierro» que me da que va para largo
1. Recomendaría la lectura de la obra de Toynbee «A study of History» para enmarcar la evolución de Civilizaciones, Culturas y Sociedades de menor tamaño.
Esta obra estudia 5 grandes civilizaciones 21 culturas y alrededor de 650 subdivisiones de cierta homogeneidad. Creo que hay una versión española resumida en 2 Volúmenes.
Al hacerlo se enmarcan conceptos instrumentales importantes (pero contextualmente menores) como Estado o Nación.
2. El actual concepto de Nación es un Instrumento que se desarrolla en la Ilustración para Conformar la Estructura de Dominio sobre las sociedades asentadas en un Territorio.
En el Viejo Régimen el poder se ejercía desde unas instituciones que «tenían que morir» para acomodar las estructuras del nuevo poder.
Así mueren la idea Monárquica hereditaria, la Nobleza, la Religión como Pilar del Poder, emerge el Individuo (un ente frágil, muy manejable emocionalmente y con grandes carencias) y decaen las agrupaciones tradicionales (Estamentos, gremios, familias, parroquias, etc)
La Nación se crea como el ente abstracto necesario para seguir ejerciendo e incrementando el poder (Plenitudo Potestatis) sobre el individuo. La Patria es Grande, es Eterna, nos da la vida y se merece Todo porque todo es suyo.
Esto permite por primera vez que los Monarcas dejen de pagarse sus Guerras para pasar al reclutamiento obligatorio, al deber sagrado de dar la vida por la Patria y que el «Estado» adquiera el derecho (inexistente en el viejo régimen) de Imponer Impuestos sin la Aprobación previa del Sujeto Tributario Representado por Su Estamento.
3. Tras la muerte de Dios y de las Religiones como Poderes Estructurales la Nación pasa a ocupar su lugar con una fuerza emocional redoblada y atizada desde las estructuras de poder.
4. El poder hoy, en Europa (un ente de naturaleza colonial tras la postguerra) no puede analizarse sin tener en cuenta el Imperio. Es decir, el Poder externo. (Braudel et al)
Siempre fue importante desde los grandes imperios de Roma, España, Gran Bretaña y hoy de los EEUU.
De hecho salvo en cuestiones muy menores nuestras vidas están regidas por el Consenso de Washington y por los dictados de Instituciones de la UE que, con el beneplácito imperial, se trasladan a los parlamentos nacionales que los convierten en Ley local.
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¿Son eternas las globalizaciones?
Parece ser que no. Que las Globalizaciones en la historia nunca tienen éxito. Terminan en Grandes Guerras, nuevos Imperios y graves daños a la Cultura que las promueve.
Es el análisis de Harold James (Historia, Princeton) «The end of Globalization» y muchos otros autores lo atestiguan.
Comenzando precisamente por la de Alejandro Magno tras la cual se terminó la Hélade; o nuestra expansión por el orbe en el siglo XV y XVI.
Lo cual ya estamos comenzando a ver solo 36 años tras el final de los Acuerdos de Bretton Woods.
Así que ojito con las cosas de comer porque todo cambia y suele hacerlo de forma inesperada.
Los dos últimos párrafos del comentario de Urtine son rigurosamente ciertos.
Yo no fiaría mucho a unas estructuras coloniales como son las de la UE.
Tenemos la ventaja de que fuimos imperio y, si recurrimos un poco a nuestra memoria, veremos cosas que ya vimos y no beberíamos olvidar.
Entendiendo el pasado de verdad se puede dibujar horizontes.
Saludos y buenos días.
Historias, viejas historias las de Toynbee. Y mucha tonteria erudita.
Globalización es que una madre de Donosti se pueda comunicar cada día por Skype con su hijo que se ha ido a Australia a hacer surf.
Globalización es que una empresa pueda radiografiar y detecter fiisuras en tuberias de una central nuclear de Pakistan desde Euskadi.
Globalización es que yo pueda comprar libros especializados en California y recibirlos en 36 horas.
Globalización es que en 2016 haya 1400 millones de persones circulando turisticamente por el mundo.
Globalización es que cualquier persona, animal o cosa pueda circuncidar el mundo en menos de 24 horas y muchas de ellas casi instantaneamente.
Y nada de eso no se puede bucar en el pasado. Todo lo demas – ISIS, Trump, Brexit, Le Pen y los nacionalismos enclaustrados – pura viscosidad histórica que nos dará dolor de cabeza y bastante disgustos durante las proximas décadas cuando ya habremos llegado a los 10000 millones de habitantes, ¡ cómo cuando Alejandro !..
https://gaizkafernandez.com/2017/01/03/florencio-dominguez-presos-salvese-quien-quiera-el-correo-3-i-2016/
Creo, Sr. Odriozola, que su texto mezcla Técnica Instrumental con las Relaciones de Poder que rigen la globalización y en el proceso ésta se reduce a las prestaciones que la velocidad en el transporte físico y de datos se derivan de la motorización y la electrónica.
Esto es tan discutible que mejor lo aparcamos de momento.
Precisamente es Toynbee quien, en la obra citada, cita ambos procesos y, al igual que todos los tratadistas académicos de renombre, no confunde Relaciones de Poder con Técnicas por muy instrumentales que estas puedan ser en facilitar las primeras.
Por ejemplo: Los Imperios Franco-Belga-Alemanes y Holandeses en África y Asia fueron posibles por la invención de las ametralladoras Gatling. Esos imperios terminaron pero las ametralladoras no. Además dichos países han desaparecido del Mapa como Poderes relevantes.
Es decir, Harold James no anda muy desencaminado al decir que tras cada globalización viene el ciclo de colapso del globalizador.
Hoy estamos en una fase de explosión de determinadas topologías de redes que han aportado dos cosas importantes.
1. Compresión Temporal Impresionante en procesos de Transporte de Datos, Información y, en algunos casos, de Conocimiento.
2. Unas posibilidades Inauditas de Control por parte del Poder Social.
Una mirada fuera de la UE muestra claramente qué países han desarrollado redes propias y cuáles perpetúan su estatus colonial aceptando las topologías y los fielatos (Gatekeepers) del Imperio.
Ningún país con aspiraciones ha dejado de desarrollar su propio arsenal de Redes y Aplicaciones Sociales. Este proceso se está acelerando porque nunca en la historia ningún instrumento ha supuesto tanta dependencia como la que estas redes plantean hoy a los Estados Vasallos
Creo, Manu, que el salto actual de la humanidad, en todos los órdenes, es tan gigantesco (y exponencial) que no me parece adecuado extrapolar análisis y experiencias históricas del pasado. Y, sí, ese salto sin precedentes, que también está homogeneizando a la humanidad de forma irreversible, ha sido causado por la tecnologia y lo será aun mas en el imediato futuro.
Por cierto, creo que el desarrollo tecnológico refleja mejor que nada una de las caracteristicas mas potentes del ser humano: la curiosidad.
No sabemos si la homogeneización es irreversible.
Por ahora sabemos que es así, que no hay grandes diferencias entre un joven de Donosti, otro de Palencia y otro de Seattle. Pero no sabemos qué pasará después, igual nos des homogeneizamos.