Fernando Mikelarena bere blogean
La última semana ha sido pródiga en informaciones relativas a los regímenes forales concertados de la CAV y de Navarra. En la última entrada de este blogvolvimos a recoger las referencias a dichos regímenes presentes en la propuesta federalista andaluza dada a conocer hace ya unos meses y se informaba de las propuestas en torno a los mismos consignada en la propuesta federalista catalana publicada hace unas semanas. También nos hicimos eco de una primera reacción del Partido Socialista de Euskadi en el que esta formación afirmaba su receptividad a una revisión de la forma de estimación del Cupo de la CAV que incrementara la solidaridad con las Comunidades Autónomas del resto del Estado.
Con posterioridad, el pistoletazo de salida del torbellino de declaraciones en torno al Concierto y al Convenio lo dio el Consejero de Economía de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, quien reclamó una mayor solidaridad financiera de los dos territorios forales con las demás Comunidades, suscitando automáticamente la crítica de UPN y del PP navarro. Ese mismo día los líderes del Partido Socialista de Euskadi y del Partido Socialista de Navarra se percataban del peligro derivado de las informaciones de 7 de junio que comprometían a su partido en la búsqueda de soluciones que compatibilizaran el régimen concertado con una mayor solidaridad hacia las restantes CCAA yrechazaban que dicho régimen fuera insolidario, manifestando que ni el Concierto ni el Convenio estaban o estarían en riesgo.
Al día siguiente dos portavoces del socialismo andaluz recordaron la postura de su partido, recogida en la propuesta federalista del mismo a la que ya dedicamos una entrada en su momento en el mes de febrero. En su artículo publicado el 11 de junio en El País Gregorio Cámara y Carmen Calvo afirmaban que dicha propuesta abogaba por «Establecer un sistema de financiación cuyos elementos esenciales estén en la Constitución, basado en los principios de suficiencia, corresponsabilidad, coordinación, solidaridad, equidad y estabilidad; y que ponga remedio a las desigualdades que por su aplicación y metodología producen el sistema de concierto vasco y de convenio navarro, singularidades históricas de cuño confederal que son asumibles democráticamente en tanto que sean neutras y no generen privilegio alguno».
Pero las reacciones más intensas las suscitarían las declaraciones de Pere Navarro del día 13 en el que solicitaba la supresión del Concierto y del Convenio. Personalmente creemos que sus manifestaciones fueron producto de un lapsus conceptual de alcance por el que se habría hecho un lío entre el concepto de concierto/convenio y el de cupo/aportación ya que la propuesta federalista que hace pocas fechas ha presentado el PSC desde Catalunya no habla de la eliminación de los primeros sino de la corrección de los segundos. En dicha propuesta, al hablar de la reforma del sistema de financiación autonómica, en relación con aquéllos regímenes se habla de “corregir las disfuncionalidades resultantes de los sistemas de convenio y concierto” y se propone de “establecer expresamente la inclusión de una aportación a la solidaridad interterritorial como nueva carga del Estado en los sistemas de convenio y concierto y prever un sistema de garantía constitucional de una aproximación gradual de resultados respecto del sistema común”.
Aparte de la reacción de la prácticatotalidad de los partidos de la CAV y de Navarra en defensa del Concierto y del Convenio, así como de la prensa, en muchos casos recordando a la Gamazada, el episodio que a finales del siglo XIX supuso la eclosión catártica de la foralidad y puso a ésta en el primer plano del discurso político en Navarra, lo más interesante de todos estos últimos días en relación con dicha cuestión hasido el decantamiento de la postura socialista del resto del Estado hacia el mantenimiento de dichos régimenes concertados, pero con la introducción estructural de mecanismos de revisión en las fórmulas de estimación del cupo por considerar las aportaciones actuales bajas e insolidarias. Así lo ha afirmado Óscar López, secretario de Organización y número tres del PSOE, así lo habrían expresado hasta cinco barones territoriales del partido (los de Andalucía, Comunidad Valenciana, Extremadura, Asturias y Madrid) y así se habría acordado por parte de todos los sectores de la misma formación ya que hoy mismo El País filtraba que en el documento de propuesta federal de modelo territorial que está ultimando un equipo dirigido por Ramón Jaúregui para su aprobación el 6 de julio hay un párrafo que reza: “Las instituciones del concierto y el convenio del País Vasco y Navarra deben seguir manteniendo reconocimiento constitucional, sin perjuicio de perfeccionar algunas de sus deficiencias en su aplicación práctica”.
Según se decía en la misma noticia, fuentes de la dirección federal explican que por “deficiencias” puede entenderse el hecho de que Euskadi y Navarra no aporten nada al fondo de solidaridad (sí participan del fondo de compensación, pero este es muy menor). “Es posible que se deba introducir en el cálculo del cupo algún mecanismo de equilibrio”, afirma un dirigente próximo al secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba. En cualquier caso, la posición del PSOE sería, según el mencionado medio, esa: “Concierto, sí. Cupo, revisable”. Esa postura habría sido corroborada por la socialista catalana Carme Chacón que habría afirmado “Ningún territorio debe quedar excluido del principio de solidaridad. Las singularidades deben seguir ahí, pero el resultado debe ser todos ejerciendo la solidaridad”.
Dicha postura del PSOE a nivel global coincidiría con la defendida a finales de abril por Carlos Solchaga, exministro de Industria (1982-1985) y de Economía (1985-1993) con el Ejecutivo socialista de Felipe González y quien negoció el índice de imputación del Convenio navarro, para el que los porcentajes del cupo de los Conciertos Económicos del País Vasco y Navarra «están desfasados» y estas autonomías «deberían pagar más» al Estado. Partidario de la pervivencia de la figura de los conciertos económicos dentro del sistema de financiación autonómico, por su «consagración constitucional», se ha expresó a favor de una revisión de los cupos, porque en su opinión, tanto vascos como navarros «han mejorado su posición relativa en la redistribución geográfica de la renta».
En sus propias palabras, «los porcentajes que en su día se calcularon de cuánto deberían aportar se han quedado desfasados, porque estos territorios han acabado mejorando su posición relativa en la distribución geográfica de la renta», por lo que entiende que «la cuestión sería negociar para tratar de que el resultado sea igual que en las llamadas comunidades de régimen común». No obstante, a tenor de la misma información, Solchaga no cree que las diferencias en la situación económica entre las provincias vascas o Navarra y el resto de España sea gracias al régimen concertado ya que éste puede «ayudar un poco, pero no es la explicación». Así, habría recordado que las provincias de Gipuzkoa y Bizkaia en el franquismo «fueron consideradas traidoras y desprovistas del Concierto Económico, y sin embargo llegaron a tener un nivel de renta mucho más elevado que la media del país».
Sea como sea, la situación deja en muy difícil situación al PSE y al PSN quienes rápidamente descalificaron a Pere Navarro, afirmando que “los problemas catalanes no son consecuencia del concierto económico”, y que paradójicamente han llegado a indicar que en la Conferencia Política del PSOE no se pondrá en cuestión el Concierto Económico.
De cualquier forma, tal y como apuntamos en la entrada anterior y por las razones que apuntamos allí (dificultades económicas por doquier, crecimiento de la pulsión niveladora, pelea por el voto unitarista en aumento), no parece que la cuestión vaya a finalizar aquí.. Con toda seguridad, en las próximas semanas y meses se continuará hablando del tema. De hecho, un indicador adelantado del carácter polémico de la cuestión son las complicaciones surgidas en torno a la negociación del Cupo de la CAV, a causa de la enormidad de la diferencia de las estimaciones de una y otra parte, en un contexto en el que el PP cuenta con mayoría absoluta, y que sin duda se trasladarán al caso navarro. Sin manifestar declaración negativa alguna, con su praxis negociadora, el gobierno de Madrid también estaría añadiendo presión a la cuestión suscitada.
En definitiva, sorprende que en los artículos en torno a la cuestión se apele tanto a las emociones, prescindiendo absolutamente de los análisis de índole más objetiva que comentaremos en la siguiente entrada.
El Concierto Económico (o Convenio en el caso de Navarra) ha representado, sin ninguna duda, una gran ventaja para los territorios de Vasconia peninsular. Pero podría haber sido lo contrario. Está en la Constitución, es cierto, como también lo es que su justificación descansa en la tradición foral. Pero también es el resultado de una negociación.
El PNV hizo en su día una apuesta que salió bien. Hubiera salido mal si la capacidad recaudadora de la haciendas vascas hubiese sido menor que la de la hacienda española. En ese sentido fue una apuesta arriesgada. Tanto es así que Pujol pudo haber acordado el mismo modelo y no quiso: dijo que recaudar impuestos era demasiado impopular (tenía razón, era 1979) y que era mejor que recaudase la administración central. El gran acierto del nacionalismo vasco fue arriesgarse en aquel momento, pero esa apuesta podía habernos conducido al desastre si el país no hubiese reaccionado como lo hizo a la crisis tan pavorosa que sufrimos a primeros de los ochenta, primero, y a primeros de los noventa, después. Ahora no sería justo que se rompiera aquel pacto, porque las apuestas se hacen para mantenerlas.
La crítica principal que recibe el concierto es que es insolidario, porque no aporta de forma diferencial como lo hacen otras comunidades autónomas ricas a las finanzas públicas del estado. Pero a eso cabe oponer dos objeciones: Una es la de que los acuerdos están para cumplirlos en su integridad…. hasta que se rompen; pero si se rompen por ahí, se podrían romper por cualquier otro sitio; quiero decir con esto, que el status quo actual tiene varios elementos, y el del Concierto, aunque es muy importante, no es el único. Y la segunda (y para mí más importante), es que esa acusación parte de una concepción simplista de la noción de solidaridad, porque puede ser más solidario aquel que acaba aportando más simplemente porque genera más riqueza y recauda más. Quiero decir que si la CAV tuviera que aportar más ahora, quizás su capacidad para generar riqueza se vería afectada y, a la postre, podría acabar aportando menos en términos netos. Es lo que ocurre con los sistemas complejos, que tienen «outputs» muy difíciles de prever.
Estrambote: políticamente, el actual debate sobre el Concierto vascongado o el Convenio navarro, es bueno para el PNV, neutro para PP y EH Bildu, y extremadamente tóxico para el PSE. Es alucinante que Navarro lo haya abierto como lo ha hecho. Y una muestra clara de la desorientación que tienen algunos en el PSOE.
Artículo de Jose Ignacio Perez Iglesias «A vueltas con el concierto. Empezar a romper pactos resultaría peligroso».
Principio de solidaridad que se respeta con la aportacion que se hace al fondo de compensacion interterritorial, un fondo discrecional del estado español que fija el montante que le da la gana y luego pasa la factura a los vascos que habran de pagar el 7.84%. En los ultimos 5 años mas de 460 millones de euros o de una forma mas perra y comparativa Euskal Herria sur ha pagado la totalidad de las compensaciones solidarias de todo el reino para las islas africanas de Canarias y para nuestros estimados vecinos de Cantabria que tanto nos quieren.
Respecto al artículo de Perez Iglesias, un apunte. El PSOE en estos momentos de entropía máxima que vive no deja de crearse a sí mismo contradicciones. Es normal que con unos líderes tanto vascos como españoles que por su ejecutoria de resultados tendrían que estar jubilados hace ya tiempo la tendencia a meter la pata una y otra vez sea ya la verdadera segunda alma del PSOE.
JELen agur
El gran valor de tener el Concierto, muchas veces no podemos ni evaluarlo suficientemente.
El simple hecho de que dentro de la negociación con el Estado, el dinero esta en nuestro lado de la mesa y no en el otro, vale un potosí.
Además, nos conciencia de que el dinero recaudado es de los vascos y negociamos con el Estado qué es lo que tenemos que abonar. No es un dinero que cae en un cajón común, para que «no sea de nadie» como decía aquella ministra.
Y en último lugar el concepto de solidaridad como se plantea, escondiendo un robo es nauseabundo. Debería estudiarse primero la corrupción de esos territorios receptores de dinero solidario antes de decidir si se debe dar algo más, como ocurriría en cualquier lugar o empresa decente.
Por “deficiencias” puede entenderse el hecho de que Euskadi y Navarra no aporten nada al fondo de solidaridad (sí participan del fondo de compensación, pero este es muy menor). “Es posible que se deba introducir en el cálculo del cupo algún mecanismo de equilibrio”, afirma un dirigente próximo al secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba
Yo podría estar de acuerdo en aportar al fondo de compensación ,pero entonces que ese fondo de compensación se calcule a partir de 4,64% de nuestro peso poblacional sobbre la del estado. No dice que todos los españoles son iguales…..
Estos quieren que al 6,24% equivalente a nuestra riqueza se añade otro porcentaje adicional para la solidaridad-expolio español de todos ellos que invirtieron en tierras míticas, expos universales y del agua. copas america, y campañas para ser olimpicos.
Que nos dejen en paz con nuestro impuestos y que se arreglo con los suyos y su equivada poltica económica y ausente política industrial.