Iñigo Lizari
Con la cuestión del cambio climático se nos dice una media verdad, y a cuenta de la misma se soslaya además otra gran verdad incuestionable, mucho más acuciante y con repercusiones mucho más inmediatas.
La media verdad que se nos cuenta respecto a la cuestión del cambio climático tiene que ver con la simple constatación de su existencia y la posible influencia que tiene sobre el mismo nuestras emisiones de CO2. La otra media verdad que se nos oculta es la existencia cambios climáticos que tiene su otra causa en otra serie de factores que van más allá de nuestras emisiones, que tienen que ver con fenómenos naturales que escapan a nuestro control y que son susceptible de de potenciar grandes alteraciones climáticas sin que nada podemos hacer hoy por hoy para evitarlas. En otras palabras, lo que se nos oculta con el tema del cambio climático – cuestión que ha resultado muy polémica- es que puede que este cambio climático no vaya a poder detenerse, especialmente si es debido a causas naturales.
Señoras, señores, por si alguno de ustedes no lo sabía aún, cambios climáticos de magnitudes continentales como la que llevo a la formación de Sahara hace 10.000 años han ocurrido sin que la actividad humana jugará ni pudiera jugar ningún papel crítico. Donde hoy no hay más que un puro desierto de arena mayor que todo el continente europeo, ayer en términos climáticos, es decir, 8.000 años antes de Cristo, había vasta extensiones de sabanas con grandes ríos que lo surcaban, árboles, lagos etc… donde antílopes, jirafas y otros grandes herbívoros servían de caza a toda una serie de pueblos que vivieron allí y cuyo legado son los miles de pinturas rupestres que existen desde Marruecos hasta Egipto que reflejan estás escenas y nos dan cuenta de la vida que habitó aquellas tierras.
Aquel cambio climático de ayer se produjo sin la intervención humana, y hoy ninguna intervención humana podría hacer nada para impedir tampoco un cambio climático así. Aquel cambio climático obligo a toda la humanidad a emigrar de un lado a otro masivamente aunque tal migración se diera de modo paulatino. La cuestión es que la tierra es está mucho más habitada que entonces. Hoy tiene unos 6.727.000.000 habitantes.
Con la cuestión de cambio climático el reto no es por tanto luchar con él. El reto es luchar para que de ser necesario se puedan dar migraciones masivas en un mundo como este con semejante población sin que ello genere un colapso del orden mundial. Ello exige la existencia de una gobernanza global capaz de organizarla, hoy inexistente. Ello exige la existencia de un sistema común referencial de valores, que apenas existe. Ello exige la existencia de una conciencia global que no lleve a pensar que en la tierra estamos de paso, que donde hoy nos toca ver inmigrantes llegar a nosotros, mañana podemos ser nosotros los que se vean obligados a emigrar. Y esa conciencia tampoco existe.
Pero frente al cambio climático que es impredecible, existe otra gran verdad acuciante que nos afecta ya, que está a la vuelta de la esquina y que no se presta a especulaciones. Me refiero al tema de la sostenibilidad global, al reto que nos plantea nuestra huella ecológica. Me refiero a los hechos contrastados empíricamente por la cual hemos llegado a concluir que si los habitantes de la tierra se acercan a los estándares de consumo de los EEUU se necesitan 5 Tierras. Que por el contrario, si el resto de los habitantes de la tierra desean parecerse a los europeas hace falta entonces 4 tierras. Me refiero a que para el año 2010 China e India superarán juntas en PIB a los EEUU y que para 2020 cualquiera de los dos por separada estará por delante.
Si Obama en su gran discurso habló del estancamiento racial de los EEUU al que no se le podía dar la espalda precisamente para poder superarlo, no podemos proyectar ese estancamiento racial internacionalmente sobre los habitantes de la India porque son más oscuros y no son cristianos y negarles su derecho a equipararse a los países blancos cristianos. ¿Cual es la cuestión?
Señoras y señores el tema de la sostenibilidad exige un freno a nuestros hábitos de consumo, y sobre esto hablaré otro día. La sostenibilidad exige una nueva economía que abandone el fetiche del crecimiento, y eso no exige la producción de más bienes de inversión ni de más bienes consumo, más bien a la inversa, por eso no se hablará a nivel oficial de ello hasta que tengamos el problema encima.
Por el contrario la cuestión del cambio climático y la reducción de las emisiones (que deberían de tener un valor en si mismas al margen del cambio climático debido simplemente a las afecciones pulmonares que generan) sí tiene un impacto positivo sobre la producción de bienes de consumo y sobre todo de bienes de inversión, pues existe toda una industria detrás que nos permite comportarnos aún sin renunciar al fetiche del crecimiento. La cosas como son, al pan pan y al vino vino, y la pela Euro. Pero las cosas será como nos vengan dadas. (Continuará…)
Me ha gustado el artículo.
Creo que el Gobierno Vasco debería de implicarse al respecto por medio de la publicidad institucional y con anuncios que inciten a no comprarse esos audis tan caros y de tantos caballos para vivir más holgado y tner más tiempo para la familia, para los amigos y para el compromiso soical.
Podía ser algo así como :
No te compres lo último en decoración comprate tiempo para estar con tu mujer.
No le compras a tu hijo la última PlayStation, comprate tiempo para ir con tu hijo al monte.
No te compres un Merces para fardar delante de tus amigos, comprate tiempo para estar más tiempo con ellos.
Si reducidos nuestros consumo, si empleamos el dinero que nos sobra en pagar a un empleado que nos libere de nuestra carga de trabajo podemos comprar tiempo, creamos empleo también pues tiramos de los recursos humanos, sin embargo al consumir menos reducimos la utilización de los recursos naturales que es lo que la tierra necesita.
Si alguién lee a Sabino Arana verá también como en aquel entonces a él ya le preocupaba la perversión de las buenas costumbres que estaba generando aquel desarrolo económico desaforado de entonces y la aculturación que se estaba dando en nuestra tierra.
Me asusta la forma en el que el materialismo está acabando con los valores de nuestras vidas, y creo que un partido humanista como el PNV debería de hacer bandera de esto.
La austeridad es lo más difícil de vender. Lo entendemos en términos dietéticos o de salud general. Pero la austeridad es un alimento real para el espíritu que, al fin y al cabo, es el que a su vez alimenta los valores.
No nos ponemos de acuerdo acerca de los «intangibles» (los valores) que nos unen y eso repercute en políticas concretas y en la forma que tenemos de mirar la vida.
Decía Chesterton que un nihilista no tenía por que lavarse al cara frente al espejo, pues era un acto totalmente absurdo, que respondía a unos valores, de decencia, de imagen de uno mismo frente a sí mismo o los demás. Vivimos una sociedad en la que no somos conscientes de lo que hacemos o que lo que hacemos responde a un conjunto de cosas que no conocemos.
Sin conocer el valor de la vida, y eso lo digo por experiencia es cosa que muchas personas no llegan hasta muy tarde, no podemos saber el valor del cambio climático, de la ecología o de la austeridad (que es un valor clásico, con raíces cristianas y humanista-filosóficas).
Aqui lo q pasa es q la reduccion tarde o temprano tendra q llegar y en un entorno tan industrial puede hacer mas daño q en uno de servicios.
No se cuanto impacto tendra, pero os habeis fijado la cantidad de material q se usa para embalaje y cajas?
La union europea deberia estandarizar las cajas con una cantidad maxima de material porq es demencial la cantidad de mierda q se almacena cuando compramos algo.
Casualmente hoy en el telediario de TVe con motivo de la crisis han entrevistado a varios economistas, una era Emilio Ontiveros y el otro era José Luis Sampedro que alguno lo conocerán más por su faceta de escritor.
José Luis Sampedro ha insistido justo en lo que planteais. El problema de esta sociedad no es la crisis que le ha venido encima, el problema de la sociedad es la sostenibilidad que exige una reformulación de los planteamiento de nuestra economia.
El ha dicho que más que la crisi finaciera, la crisis es alimentario, la crisis es energética, la crisis es de materias primas. Ha dicho lo que se dice aqui, no hay recursos para responder a estos hábitos de consumo. el ha hablado de la necesidad de cambios profundos, y mucho me temo que no lo estamos abordando.
Y esto que es una cuestión global requiere estrategias locales de comunicación para el cambio de hábitos.
Enhorabuena por el artículo.
Interesante la inevitable apuesta por la reducción del consumo para provocar la reducción de la producción. O quizás haya que hacerlo al revés.
Lo que da lugar a que los países que menos necesiten consumir para su desarrollo, serán los más competitivos. Los países que sean energéticamente más eficientes, reduzcan empaquetados, etc. podrán hacer frente a la previsible subida de precios que ocurrira cuando India y China vayan acercandose a los indices de consumo europeos y estadounidenses.
Esto tiene implicación también en las actuales políticas de «stock cero» donde el almacén está realmente en el camión y en vez de fletar barcos completos se mandan camiones uno a uno. Llegará un momento (que seguramente será cuando las cosa no pinte muy bien) en el que eso dejará de ser rentable y habrá que minimizar transporte por su precio y consumo energético.
Lo mismo podemos decir del problema de los residuos, que se alivia con el reciclaje pero no hay nada mejor que reducir la producción para no tener que reducir, o aumentar la reutilización para no tener que producir tanto. Pero al fin y al cabo somos la sociedad que cambia de coche cada poco tiempo y de movil no digamos ya.
Agradeceros vuestros comentarios y en respuesta quiero añadir lo siguiente.
Aquí no se trata de proponer ninguna revolución ni de liarnos a hacer ningún ensayo de ingeniería social desde un dirigismo que considere a la gente menor de edad. Ya sabemos esas actitudes a donde nos conducen y quienes andan siempre detrás queriendo ponder todo patas arriba.
La sociedad es como es y lo es por algo, por la propia libertad, que siempre habremos de preservar, aunque sirva a veces para equivocarnos.
La cuestión es que al igual que el marketing influye en nuestras vidas y en nuestro afán por consumir como bien ha dicho Julen un marketing institucional bien orientado puede estimularnos a introducir cambios y reformas en nuestras vidas que no empujen a unos hábitos menos consumistas, a ganar en tiempo para nosotros, para los nuestros y para nuestra sociedad mediante la particpación activa en asociaciones.
Si ya no vamos a poder consumir tanto, produciremos menos?
Entiendo que simplemente es cuestión de pasar de una producción material a una inmaterial en donde el capital intelectual y la condensación de la inteligencia dispersa de la gente por la integración en disintas redes marcará la diferencia.
Es simplmente mi particular convicción: Entiendo que las sociedades opulentas como las nuestras una vez alcanzado un umbral de PIB ya no se compararán entre sí por quien tiene más PIB en términos materiales sino por quien tiene más activos inmateriales, más elmentos intangibles que hoy no somos capaz de evaluar metodicamente aunque lo intuimos, pero que estoy seguros que daremos con la formula.
Nos mediremos por la producción de satisfacción personal o de felicidad compartida. Pero esa satisfacción ya no dependerá del consumo de bienes y servicios materiales.
Consumir más ya nos nos hace más felices, en los paises pobres donde falta lo básico es evidente que sí, pero aquí ya no- me remito al artículo que hice sobre el economista Clive Hamilton- por tanto me parece muy oportuno el comentario de Charly respecto al valor de la austeridad que al margen de ser un valor cristinano es un «valor vasco» como ningún otro.
Salir a conocer las experiencias del mundo a modo del Think Gaur 2020 me parece imprescindible. Es un ejercicio de modestia necesario el pensar que de los demás podemos aprender mucho.
Pero entiendo que debemos de esforzarnos también en ganar la confianza suficente en nosotros mismos para pensar que podemos hacer en este sociedad algo nuevo que pueda servir a los demás para aprender de nosotros.
Yo digo que si nosotros aquella gente del PNV que tuvo que exiliarse después de la guerra supo a medias del siglo XX conformar la primera democraciacristina de Europa, porque el PNV fue el primer partido democratacristinano, hoy en pleno siglo XXI desde nuestro humanismo y desde nuestros valores particulares vascos frente a tanto materialismo deshumanizante que sólo valora al individuo por lo que tiene podemos constituirnos en un partido que haga la primera apuesta por un inmaterialismo político, por hacer una apuesta por tejer una sociedad de gentes compremtiddas en diferentes asociaciones de todo tipo (de desarrollo, de barrio, de ciencias, de deportes, del saber etc….) que luchen por ganar tiempo en sus vidas para dedicarselo a este tipo de actividades en el que se pueden sentir más realizadas y contribuir a su vez al desarrollo social.
Max Weber en su libro «la ética protestante y el esíiritu del capitalismo» trata de explicar como frente al monje monástico que supo crear el catolicismo, el protestantismo supo crear la figura del monje económico, ese personaje austero del capitalismo ético que amasaba su fortuna ganada con su trabajo para reinvertirlo en la empresa y lograr su crecimient. Nada que ver con este capitalismo especulativo que hoy nos ha azotado con esta crisis financiera.
Es tal vez una utopía, pero a mi me guataría que supieramos crear algún día la figura del monje político: personas con voto de sobriedad que no tengan afanes materiales porque tienen cubierto lo básico y dediquen su tiempo a la mejora de esta sociedad a través de disintas asociaciones porque disfrute de ello.
Saludos a todos.
Tu reflexión es a mi entender bella y certera. La cuestión es topar con el espíritu particular que rije unas relaciones humanas y económicas. Aquí el nacionalismo vasco tendría mucho que aportar. El propio impulso de hacer pervivir lo vasco, la continuidad de lo particular, también un intangible tangible en la conciencia vasca de cada vasco, con el reto de la globalización, de la internacionalización de las sociedades y del darwinismo uniformista y universalista, que quiere hacer pervivir unas cuantas grandes culturas a costa de lo peculiar y pequeño, pero cualitativamente tan importante para que nuestro mundo no pierda tampoco de la riqueza de los pueblos pequeños pero duraderos como el nuestro.
Son la peculiaridad y riqueza de las relaciones humanas y económicas que han regido el País Vasco las que han permitido hacer perdurar al pueblo vasco a través de los siglos. Es una paradoja que nuestra riqueza y bienestar se cimente en los hábitos de nuestros mayores, con una vida y una etica de trabajo totalmente diferente a la nuestra.
Me da la impresión que aportas Lizari una clave para la renovación del espíritu del político nacionalista. El problema es con que alimentar la conciencia de los vascos para que estos se sientan impulsados a plantear una entrega.
Es también una realidad que somos corresponsables desde nuestra autonomía como pueblo e individuos de los males y bienes del planeta, y que debemos contribuir en ello, como vascos, como aportadores de nuestra experiencia particular. Pues lo local es raíz duradera, extensible a otras partes.
Un saludo.
Los problemas complejos exigen soluciones complejas en la mayoría de los casos.
Se han comentado varios aspectos interrrelacionados entre sí que introducen gran cantidad de variables a analizar y con interactuaciones entre ellas no siempre claras y fáciles de entender. Una aproximación al problema a través de un análisis multivariante permitiría quizás diseñar un modelo que nos permitiera el ir avanzando en las soluciones… Esta es la aproximación clásica a los problemas y la manera de encontrar soluciones a los mismos. Pero parte de un error de base: en qué valores sustentamos la visión de lo que entendemos como un mundo mejor?.
No quiero entrar a analizar las posibles vías de solución a los problemas de sostenibilidad (nos llaman cínicos desde el tercer mundo cuando los occidentales usamos este concepto), o los problemas derivados de un consumismo desaforado (es también paradójico hablar de esto en un medio, internet, que es el mayor propagador del consumismo) o conocer el porqué los niveles de «felicidad» detectados en la sociedad occidental son cada vez menores (hay que provocar infelicidad en las personas para ofertarles a continuación un remedio en forma de consumo…). No. Creo que desde un análisis político humanista lo que hay que intentar es definir los cimientos en los que basar nuestra forma de entender la vida. Eso tan denostado por algunos «progresistas» que son los valores.
Tengo claro que es necesario cubrir mis necesidades vitales y las de los míos para poder querer aspirar a algo más. Creo que todos nosotros, en mayor o menor medida, podemos considerar cubiertas esas necesidades. Y también sé que es tremendamente injusto el hacer apología de la austeridad desde la satisfacción. Nuestra autoridad moral frente a los que no tienen nada está por los suelos en este caso. A mi entender, la austeridad es una consecuencia de entender la vida, la mía, como algo más que un pasar por este mundo. Cuando se piensa y reflexiona sobre las cosas que realmente le hacen a uno feliz, se descubre que lo material está en un plano muy secundario. No es despreciable, por supuesto que no, pero sí es secundario. La reflexión sobre lo que nos hace felices, sobre el sentido de nuestras vidas, exige ante todo sinceridad con uno mismo. Sólo en el momento en el que vas descubriendo el sentido de tu vida vas poniendo a lo material en el lugar que relamente le corresponde. Curiosamente, cuanto menos dependiente eres de lo que tienes más fácil es tener el control sobre lo que consigues.
La política es, o debiera ser, la forma de intentar trasladar los valores humanos en los que basamos nuestras vidas al resto de la sociedad. Y digo debiera ser porque realmente pocas veces vemos eso en la acción política.
Lo más interesante de este blog es, para mí, el intento de llevar al centro del debate político los valores humanos que dieron origen al Nacionalismo Vasco. La sostenibilidad de este planeta es un obligación para todos aquellos de nosotros que hemos firmado un «contrato» con las siguientes generaciones. Porque no debemos de olvidar que hubo antepasados nuestros que también firmaron un contrato con nosotros. Se comprometieron a hacer de Euskadi la Patria de los Vascos. Y lo hicieron desde los valores humanistas que consideraban a la persona por encima de otras cosas.
El día a día, la lucha política, el enfrentarnos a gentes que, en muchos casos, no tienen ningún tipo de consideración hacia las personas ha provocado que nos centremaos en lo urgente, la lucha política, olvidándonos de lo importante: porqué estamos en esa lucha política.
Por mi parte, considero que el deber intergeneracional que estamos obligados a asumir nos lleva a desarrollar políticas que hagan que dentro de 150 años los vascos del futuro, cuando analicen su historia, puedan esgrimir orgullosos el mundo que les dejaron sus antepasados. Debe ser la visión a largo plazo la que marque nuestra estrategia política.
Alguien hablaba de alimentar las conciencias de los políticos nacionalistas. Tener una concepción transcendente de la acción política es un alimento poderoso para enfrentar el día a día.
Un saludo en JEL
Estos son los debates
¿Que coño tiene esto que ver con la imagen que proyectamos?
Pero algunos opinan que para tratar más temas que el monotema ya están los otros partidos.
!Así nos va!