Ion Gaztañaga
Dejando que el Gran Hermano Google dirija mis destinos, me he topado con una serie de artículos de economía en los periódicos del Grupo Noticias. Uno de los artículos en cuestión, escrito hace un par de meses, titulado «Contención y Salarios» por Patxi Etxeberria ha llamado mi atención por lo acertado, en mi opinión, de su contenido.
Ahora que el PNV ha puesto cara de partido serio y a largo plazo, presentando su Think Gaur 2020, una de las preguntas que creo que debemos hacernos es (además de los conceptos etéreos de sostenibilidad, innovación etc…) qué pasa con los salarios. Que junto con la vivienda forman un tándem mortal de necesidad en la vida de cualquier vasquito de pie. Y entonces me pregunto por qué estaremos todo el día con el monotema cuando bien merece la pena centrarnos en algo que seguramente, les quitará el sueño a nuestros votantes más que el lloriqueo de ZP con su Constitución, Constitución, Constitución.
Dicho artículo comienza con un párrafo demoledor: «La cuestión que hoy se plantea, con una inflación del 4,2%, es si un nuevo ajuste de los salarios va a producir una mayor aceleración de la inflación. (…) En primer lugar, si fuéramos el único Estado bajo el control del Banco Central Europeo (BCE), (…) que podía haber subido los tipos de interés cortando de raíz la especulación inmobiliaria y poniendo en evidencia las debilidades del milagro español que, (…) de 1.995 a 2.007, tuvo un éxito de crecimiento del 3,4% con un fracaso de productividad de -0,2%.»
Y aunque la productividad vasca sea mejor que la española, no cabe duda que nos acecha el mismo problema. Y además de que haciendo trampas, el precio de la vivienda no entra en el cálculo del IPC. Y cada vez que se dispara la inflación, siempre se oye la misma cantinela: «contención, contención, contención». Y digo yo que la subida de la leche y el pan no se podrá achacar sólo a los biocombustibles, sino a ese liberalismo de trapo que algunos aplican cuando les interesa pero que no aplican cuando hay que controlar los tejemanejes contra la competencia, cárteles y demás jetas que campan a sus anchas haciendo de intermediarios.
Pero más allá de mi rabieta contra el liberalismo de palo de los oligopolios.que vivimos, Etxeberria apunta una respuesta al problema de la inflación: «la espiral inflación-salarios-inflación puede detenerse de dos maneras: con un aumento de los tipos de interés o con una mejora de la productividad.» La primera tiene mal futuro pues subir los tipos puede frenar el crecimiento y hacer una escabechina con las hipotecas. En Euskadi, más que escabechina, masacre. Queda entonces, la segunda opción que profundiza:
«(…)lo que parece seguro es que existen grandes diferencias de productividad en relación con la cualificación profesional y entre diferentes empresas. (…). Hay jóvenes cuya preparación y productividad es alta y reciben salarios inferiores a los de los prejubilados a los que sustituyen temporalmente.»
Ahí le hemos dado. El crecimiento de los salarios de los últimos años ha sido nulo, pero para que eso ocurra, el truco es prejubilar, sobre todo en grandes empresas, bancos y cajas, a los conocidos como«dinosaurios» y contratar un par de mileuristas. Que les pregunten a los trabajadores jóvenes de los bancos y cajas llamadas «sociales» si les llega la camiseta al culo. Claro que éstas cuestiones no se ven bien desde un puesto en el consejo de administración logrado a través la asignación digital vía partidos. Pero no nos desviemos porque el artículo prosigue:
«(…)hay trabajadores cuya productividad es superior al IPC, pero cuando la media es negativa o inferior al IPC quiere decir que hay también otros muchos que frenan a sus compañeros y logran arrastrar a todos hacia la espiral de la inflación. Tal vez sea un buen momento para fomentar la responsabilidad y hacer justicia aplicando la remuneración diferencial que se merecen el esfuerzo y la productividad.»
Totalmente de acuerdo si no fuera porque de lo dicho al hecho hay un trecho. Pues cuando se pide una recompensa dependiente del rendimiento empezamos con la trampa del sueldo variable con objetivos astronómicos (cuya cifra llueve desde las alturas) que se traduce, en la práctica, a una reducción de sueldo vestido de justicia. Y es que el cambio de mentalidad no sólo hay que aplicarlo a unos sindicatos que sólo piensan en sus liberados, en lo que pueden desviar de la formación continua y en los convenios de grandes empresas que luego suelen pagar los suministradores cuando se les aprietan las tuercas.
Es posible que casi todos conozcamos personas que simplemente trabajan mejor que otros y que después de un tiempo se desmotivan porque se ve que un mayor talento o esfuerzo no se traduce a un mayor reconocimiento sino principalmente a una mayor responsabilidad (llamado colocialmente «marrón») por el mismo sueldo.
Y llegados a este momento en el que algunos van a los países nórdicos a buscar reflexiones para el 2020, sería preciso preguntar qué es lo que mejor define la idiosincrasia vasca que define a ese etéreo Pueblo Vasco que algunos reclaman constantemente. ¿Se trata del café con pastas para todos? No lo creo, pues la tradición de lo vasco es la igualdad de oportunidad y la ayuda a las necesidades básicas con un reconocimiento al trabajo, como da cuenta el artículo «Comunales y política económica».
En vez de café con pastas para todos, tendrá que ser café para algunos y café con pastas para los que sean mejores y buffet libre para los que se salgan de la escala. Pero tampoco creo que conecte con lo vasco ofrecer aguatxirri para unos y aguatxirri «con mucho cariño» para otros. Debe ser que los vascos míticos tienen fama de trabajadores, honrados, y generosos. Pero también es sabido que a los vascos, chorradas, las justas e injusticias, ninguna. Y mientras algunos estarán reclamando 35 horas con plus de nocturnidad y alevosía olvidándose de los mileuristas y otros chicos del montón, otros nos seguirán dando la murga con «contención, contención, contención».
El problema querido Yon, es que estamos en una epoca de recesion economica, de desacelaración, que no de crisis como hemos conocido hasta ahora, gracias a Dios, con sus secuelas de paro y cierres etc, traumatico total `para el pais.
Como Euskalherri noes una isla, quieras o no, le afctan como al resto de España y de Europa, las turbulencias del mercado financiero, el aumento del precio del barril de Brent, las hipotecas subpryme… , en fin el contexto en el que está inmerso.
Cuando saldremos de esta situación, pues en la misma medida de que vayan saliendo los demás, poco podemos hacer los vascos, en esta situación de economia globalizada.
Los indices son los que son, y las cajas, son prudentes a la hora de contratar prestamos, el precio del dinero está subiendo, para mi lo que necesitamos es que baje el tipo de interes, como lo ha hecho la reserva federal, el Banco central, dirigido por el frantxute, TRICHET, todavía no los quiere bajar, SUS RAZONES TENDRA,no llego a su altura para poder opinar, y no decir chorradas como un sindicalista ignorante y falto de preparación.
Yon y la gente del pais, que, los jovenes que esos mileuristas, de acuerdo, QUE FUTURO ESPERAN NUESTROS JOVENES, EN ESTA SELVA EONOMICA, medio publica o semipública y medio liberal.
El artículo de «Comunales y Política Económica» creo que no es de Etxebarria sino de Pako Garmendia http://www.deia.com/es/impresa/2007/10/14/bizkaia/ekonomia/408548.php
Gracias Ekoberri por la aclaracion,
Es que parece ser que en Noticias de Gipuzkoa aparece Etxeberria como autor.
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/ediciones/2007/11/02/economia/gipuzkoa/d02gip52.792081.php