Azala / Portada » ¿La cuestión navarra?

Ander Muruzabal

Escribía Koldo San Sebastián el otro día en un comentario a un artículo suyo aparecido en este mismo blog:

El artículo no tenía nada que ver con las miserias partidistas. Se trata de saber si la “cuestión navarra” debe tratarse en las “mesas de negociación” (tipo Loiola) o la solución, si la hay, debe nacer de los propios navarros. Si Nafarroa es el sujeto o lo es el conjunto vasco…

…Pero, insisto, ¿cómo se soluciona lo de Nafarroa?.

Y esa pregunta que se hace Koldo me parece que necesita una respuesta razonada desde un punto de vista navarro. Esta es la mía:

No seré yo quién sea partidario de “resucitar” miserias partidistas aunque en algunas ocasiones sean elementos imprescindibles para hacer lecturas políticas correctas so riesgo de que a uno le falten piezas en el puzzle. Es por eso, entiendo, que has intentado situar el artículo en un contexto concreto, y en ese contexto estaban esas miserias.

Y por poner la pieza en su sitio, más que nada, habrá que analizar primero, y antes que buscar la solución, que es lo que hace que exista una “cuestión navarra” y si es que de verdad existe tal cuestión. Más que nada porque algunos nacionalistas navarros creemos que si que existen diferencias entre el nacionalismo vasco en la CAPV Y la CFN, diferencias de ritmos, de posicionamientos políticos, de mayorías o de alianzas, pero no creemos en absoluto que exista una “cuestión navarra” puesto que la cuestión es una cuestión nacional vasca.

Por hacer un poco de “memoria histórica”, y más ahora que tan en boga se ha puesto el término, tendremos que reconocer que desde que se suscita la cuestión fuerista las soluciones siempre han sido distintas en Navarra y en el resto del país. La Paccionada o la Abolitoria, piezas fundamentales en el devenir de este país, resultan tan conocidas a unos como ajenas a los otros. Ahora bien, ninguna de las “soluciones” parciales que se adoptaron en un sitio u otro tuvieron la virtualidad de solventar la cuestión foral ni estructurar mínimamente el país, y ese fue precisamente el principal mérito de Arana; dotarlo de un proyecto de futuro común, Euskadi.

Tanto fueristas navarros (Campión, Oloriz, Aranzadi…) como vizcaínos habían emprendido el camino desde su propia perspectiva histórica y social y fue la visión panvasquista de Arana la que permitió hacer confluir ambos recorridos con la creación del Partido Nacionalista Vasco al que ambas corrientes se sumaron con entusiasmo, pero cometiendo el primer error del nacionalismo vasco, y en mi opinión el principal dado que de él nacen todos los demás, y es olvidar el objetivo, y la razón legal e histórica no lo olvidemos, que había aglutinado el sentimiento nacional vasco; el Fuero.

Si ya el proceso estatutario del 32 fue un error a medias, las prisas son casi siempre malas consejeras, el segundo proceso estatutario se hizo todavía con más prisa y con menos visión a largo plazo, creando lo que algunos llaman la cuestión navarra y que otros llamamos la cuestión vasca.

Resulta evidente que la vía estatutaria nos ha ayudado a avanzar como país, o por lo menos a una parte del País, pero no es menos evidente que esa vía creaba ritmos distintos, y no confluyentes, entre las tres realidades institucionales que componen Euskadi, podemos mirar todo lo que queramos hacia otro lado pero existen, que la famosa teoría del “Polo de Atracción” funcionó en la forma contraria a lo que habíamos previsto y que el propio concepto estatutario creo una corriente de pensamiento en el nacionalismo contraria a sus principios fundacionales, y que en cierta medida se puede ver en la cita que he remarcado del amigo Koldo, cambiando nuestros conceptos fueristas y confederales por conceptos ajenos a la tradición democrática vasca como es el de “soberanía”.

Tampoco debemos olvidar que los principales problemas del nacionalismo democrático en estos últimos treinta años han venido propiciados por la existencia de esa corriente de pensamiento; la disolución del partido en Navarra, la tristemente célebre L.T.H. o la misma escisión.

Así pues no existe una cuestión navarra, existe una cuestión vasca, y esa cuestión es como institucionalizamos nuestro País: desde conceptos soberanistas que nos son ajenos y que con bastante mala fortuna han importado las gentes de la IA, ahora de EA, de la más pura tradición españolista, o desde nuestra propia tradición de organización social, es decir desde el Fuero.

Afortunadamente para todos, la Constitución española dejo una puerta abierta, la Disposición adicional primera (jamás podremos agradecerles lo suficiente a aquellos senadores jeltzales que se lo pelearon) que permite movimientos mucho más interesantes que el tan cacareado “derecho a decidir” o el “soberanismo” de la IA, y sobre todo permite acompasar el proceso en Navarra y en la CAPV sin ahondar la brecha institucional y fomentando la cooperación interinstitucional.

Cualquier Estatuto Común dentro de la legalidad española tiene un techo y ese techo no lo marcamos nosotros, el Fuero en cambio es preconstitucional y es nuestro. Así pues cualquier intitucionalización común debe ser posterior a la Reintegración Foral Plena de todos los territorios forales y en su marco. Ese y no otro debe ser el objetivo del PNV, H1 y quien se quiera sumar en la CAPV y el de Nafarroa Bai en Navarra. Y ese concepto foral no parece que case muy bien en el debate sobre quien debe ser el sujeto político, más que otra cosa porque es algo que es inherente al propio fuero.

De lo contrario correremos el riesgo de poner la guinda estatutaria sobre un pastel foral que no tenemos…

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8 comentarios en «¿La cuestión navarra?»

  1. JELen agur

    No puedo menos que felicitar a Ander.
    Suscribo el 100% de lo expuesto.
    Recalcar el fundamento foral y propio de los vascos: la unión en base al Pacto Confederal, frente a la unidad estructural soberanista de la IA, del fascismo español, etc.

  2. Ander, chapeau, y sobre todo, muy valiente en el desorden ideológico que vive el nacionalismo. Porque una cosa sí que me gustaría decir para la reflexión. No hay nada más anti-jeltzale que la visión de la Euskadi jacobina.

    Sabino Arana lo dejó muy claro. Primero había que conseguir la LIBERTAD de los Estados Vascos, y después, conseguir Euzkadi como la confederación de las mismas. Por tanto, el principal objetivo de JEL es la LIBERACIÓN de navarra del yugo de la soberanía española.

    También quiero decir que la propuesta de Euzkadi confederal no quiere decir que sea homogénea. Es decir, que los navarros, una vez recuperada su libertad, y los demás vascos, pueden llegar a un acuerdo para formar Euzkadi (o no) de forma ASIMÉTRICA. Puede ser una dieta, una confederación una federación navarro-vascongada, o cualquier otra forma. Lo único que importa es que sea un pacto hecho en libertad. Lo Jeltzale es respetar la libertad de los navarros y no obligarles, sino pactar con ellos para llegar a una entente comúnmente beneficiosa.

    La campaña «Nafarroa Euzkadi da» fue una aberración, no por la frase, pues la frase se puede decir en muchos sentidos y matices, y muchos positivos, sino en el trasfondo jacobino que encerraba. Los navarros lo vieron como una invasión, una pérdida de libertad, cuando debe ser todo lo contrario.

    Para terminar voy a poneros una gran frase de Sabino Arana en su artículo «Ir por lana y volver trasquilado (http://www.sabinetxea.org/libro/libro/8.html), frase nunca mejor dicha para el caso de la campaña «Navarroa Euzkadi da»:

    «Este partido nacionalista sólo ha nacido y vive para la Patria, que es Bizkaya libre en Euskeria libre»

    Es decir, el Partido Nacionalista sólo ha nacido y vive para la Patria, que es Navarra Libre en Euzkadi Libre.

  3. Ander,

    alguien ha escrito en un comentario de otra entrada que lo que habría que hacer es cumplir con el Amajoramiento. Ya sabemos cómo se hizo el Amejoramiento y la visión caciquil que tiene la derecha españolista de su gestión y la de la Diputación-Gobierno, pero -con independencia de las interpretaciones radical-fueristas y jeltzles que comparto- no deja de ser una ley con rango similar al Estatuto de Gernika, y unas instituciones, Parlamento y Gobierno de Navarra tan vascas para un abertzale como las instituciones comunes del Estatuto de Gernika. Por ello creo que los nacionalistas deberíamos trabajar en esos ambitos con lealtad y sin estar mirando de reojo hacia la otra comunidad autómoma vasca. Creo que deberíamos esforzarnos en que a los ciudadanos les llegue el mensaje de que se trabaja para ellos desde esas institucione y no para que algún día se llegue a un institución común (sin ocultar que lo veríamos bien pero sin dedicarle tiempo ni excesivos argumentos a ello).

    Agur

  4. Ander,

    he estado leyendo los posts de los últimos 8 dias y me he liado un poco. Ciertamente esta entrada tiene otro hilo.

  5. El que entiende la «cuestión navarra» como cuestión «nacional» vasca, pero desde la perspectiva del MLNV, es Rafa Larreina, que desde su retiro espiritual hoy nos daba una entrevista enternecedora en Vocento y decía a cuenta de NaBai:

    – En Euskadi EA apuesta por colaborar con Batasuna, mientras que en Navarra ustedes defienden la opción de Nafarroa Bai, con Aralar, en la que Batasuna no tiene hueco.

    – La apuesta de EA tiene la misma filosofía en toda Euskal Herria, se llame Na-Bai, EH-Bai… El proceso de conformación de Na-Bai para las próximas elecciones sigue abierto y habrá que ver si somos capaces de que la coalición tenga la mayor amplitud posible. Desde luego no se puede decir que no tenga hueco en Nafarroa Bai quien defienda única y exclusivamente las vías políticas.

  6. Por cierto que ahora hasta en La Razon critican a UPN y su reforma del amejoramiento:

    El fuero de Navarra

    http://www.larazon.es/noticia/7166-el-fuero-de-navarra

    En Navarra ha ocurrido lo que en pocas comunidades autónomas con su Estatuto. En Cataluña, los partidos políticos se pusieron de acuerdo para aprobar su nuevo Estatuto, obviando y aislando al segundo partido de España, el Partido Popular. En Castilla-La Mancha, el PSOE retiró a última hora la propuesta de reforma de su Estatuto con excusas muy poco serias.

    En la Comunidad Foral, aunque haya pasado desapercibido, se ha reformado el llamado Amejoramiento del Fuero navarro, que viene a hacer las veces de Estatuto de Autonomía navarro. Son pocas las materias que se pretenden reformar. Entre otras cosas, modificar el lenguaje del texto para que «no sea sexista»; incluir al Defensor del Pueblo navarro (lo que implica aumentar para siempre el gasto fijo y estructural de Navarra); o regular de forma más completa la participación de Navarra en Europa.

    Esta reforma limitada, reducida a poner algunos «parches», ha servido al menos para dejar al descubierto que algunos han dejado atrás viejas reivindicaciones históricas sobre la posible incorporación de Navarra al País Vasco, que prevé tanto el Amejoramiento como la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución, algo que hasta ahora era la razón de existir de alguna fuerza política, en concreto, de Unión del Pueblo Navarro (UPN). Parece que ahora a este partido ya no le importa que los vascos pudieran anexionar a los navarros, puesto que de lo contrario habría aprovechado para suscitar el debate sobre la modificación o supresión de la citada disposición y, sin embargo, no lo ha hecho.

    La reforma ha sido consensuada por los gobiernos de Navarra y de España. En definitiva, sólo se ha pactado por dos partidos: UPN y PSOE. Aunque no sea el Amejoramiento navarro un Estatuto de Autonomía en sentido estricto, sí se puede afirmar que es la segunda vez en la historia constitucional de España, tras el Estatuto catalán, en la que no se cuenta con el Partido Popular para nada, ni tan siquiera para que pueda dar su humilde opinión acerca de la reforma de un texto de gran importancia para Navarra como éste.

    La reforma debe ser sometida a la aprobación no sólo en el Parlamento foral de Navarra, sino también en las Cortes Generales. En el Congreso de los Diputados, los precursores de la reforma sólo cuentan con 170 diputados (169 del PSOE y 1 tan sólo de UPN) y no llegan a la mayoría absoluta de 176 votos que se requiere para su aprobación. Entiendo que PSOE y UPN son conscientes de que la reforma del Fuero navarro no va a contar con el apoyo de los nacionalismos vasco o catalán. Resultaría impensable, pues el nacionalismo vasco siempre ha anhelado que el Fuero de los navarros desaparezca.

    Hubiera sido deseable por tanto haber contado desde el inicio de este proceso con el mayor consenso posible entre las fuerzas políticas constitucionalistas, como ya se hizo en su firma original en el año 1982 y en su posterior reforma.

    UPN y PSOE, por el contrario, han preferido hacer las cosas a hurtadillas, con una actitud que, en mi opinión, roza el sectarismo, y que sólo ha servido para alimentar las críticas de los nacionalistas vascos en Navarra, que siempre han acusado al Fuero de una falta de legitimidad popular y social, porque no se sometió en su día a referéndum en Navarra. Una acusación, por cierto, completamente absurda, pues elección tras elección ha quedado más que demostrada la clara y firme voluntad de la inmensa mayoría de los navarros de considerarse, a través de su Fuero, navarros y españoles.

    Alguno podía pensar que el cambio en la presidencia de UPN, cuando Miguel Sanz pasó el testigo a Yolanda Barcina, iba a cambiar las cosas y, sobre todo, su relación con el PP. Un año después, vemos que este partido regionalista sigue igual que antes, empecinado en aislar al PP en Navarra para satisfacer los intereses políticos del PSOE; no sólo en Navarra, sino también en el resto de España, donde UPN se ha convertido, día tras día, en el triste cooperador necesario de la errática política de Zapatero.

    A pesar de todo, cuando la reforma se someta al voto en las Cortes Generales, el PP actuará con altura de miras, posición constructiva e institucional y obrará por el exclusivo interés de los navarros y del resto de los españoles. Hay 153 diputados y 122 senadores del Partido Popular de toda España, cuyos votos son imprescindibles para cualquier reforma que se pretenda sacar adelante sobre el Fuero de Navarra y eso es así, aunque alguno insista en que no lo quiere ver.

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