Azala / Portada » Partidos, militantes y votantes. ¿Separación o divorcio? (1)

Partidos, militantes y votantes. ¿Separación o divorcio? (1)

Ion Gaztañaga, Iñigo Lizari

Las últimas encuestas, tanto del  Euskobarómetro como las realizadas por las Diputaciones, indican que el distanciamiento entre los ciudadanos y los partidos se está acrecentando y es evidente que las razones del desapego son variadas, pero viendo el ambiente político reinante, no son nada sorprendentes.

En algún lugar entre la distancia que separa a los partidos y los votantes, se encuentran los militantes, viviendo su militancia en grados muy diversos. Algunos, seguramente la mayoría en el momento actual de desapego político, se encuentran alejados de la vida interna de los partidos en los que se encuentran afiliados. mientras otros, viven intensamente su militancia, dedicándole mucho tiempo desinteresado.

Sabemos que los partidos pueden convertirse en maquinarias que llegan a ignorar totalmente la voluntad de los votantes (especialmente después de las elecciones) y de los propios militantes. De la misma forma que algunas de las multinacionales más grandes están viviendo “una dictadura de los directivos”, cuando la masa accionarial está tan diluida que resulta imposible articular una alternativa al poder establecido (y los directivos campan a sus anchas bonus incluídos aunque la empresa esté en pérdidas), los partidos pueden funcionar en una endogamia orgánica. Tenemos el ejemplo de un amago de democratización de la elección de candidatos en el PSOE, con Almunia derrotado por la base ante Borrell, se resolvió al final con la marginación de este último y la imposición de la altenativa «oficial». El “frente del cambio” que actualmente dirige la CAPV es otra muestra de desconexión entre votantes, militantes y dirigentes de partidos. Ni los votantes socialistas, ni siquiera los militantes, tal y como sucedió en Nafarroa, han podido hacer nada ante un pacto decidido por sus dirigentes.

Un dirigente político, especialmente en partidos con militancia activa, tiene la dificultad y responsabilidad de nadar entre tres aguas bien distintas. La primera, formada por los militantes más activos, interesados y desinteresados, que quieren mantener esa “esencia” que durante tantos años han defendido, generalmente con unas formas más “activas” y plazos más apretados que los razonablemente política y electoralmente posibles. La segunda, la porción no activa de la militancia, que desencantada por variadas e incluso contradictorias razones (unos porque consideran insuficiente la acción, otros por considerarla excesiva) cuya no-participación es causante de la relación de fuerzas del momento dentro del partido.

La tercera, por si aún fuera sencilla la cosa, es la gran masa de votantes que generalmente no comparten el aguerrido instinto de la militancia activa, más aún en estos tiempos de desencanto y también de acomodación, de relajamiento de ideologías y de la preocupación del día a día. Unos votantes cansados de teatros y titulares diarios en prensa, televisión y radio. Les asedia el paro, la enfermedad, la guardería del niño, y otras preocupaciones que, en una época lejana ya del fin de franquismo, eclipsa casi totalmente su interés por la “macropolítica”. Y sin embargo, son los votantes los que aupan un partido al poder, salvo carambolas de última hora.

El dirigente político se encuentra ante la disyuntiva de que la militancia exige un tipo de política de gobierno u oposición que no quiere el electorado. Que para seguir siendo líder del partido tiene que satisfacer a la militancia activa aunque eso le haga perder posiciones electorales, pero que para poder tener acercarse a la sociología electoral tiene que desgastar su liderazgo interno. Hemos tenido muchos ejemplos de esta paradoja en el nacionalismo, con un partido como EA, que bajo la presión de la militancia activa ha llevado a cabo una política que le ha llevado al resultados electorales críticos y con el PNV, que primero ha tenido que sacrificar a su máximo dirigente porque la moderación que la sociología electoral requería llevaba a una fractura interna irremediable, para después perder a su máximo dirigente institucional por la situación electoral.

No faltan los amantes de las medidas drásticas que exigen “poner orden en la casa”. Sin embargo esto supondría tener que admitir que la casa se halla desordenada, y lo que hay en la casa de todos los militantes no es un problema de desorden, sino un problema de sintonía con el electorado y viceversa. Una falta de sintonía principalmente no en las ideas generales sino en las prioridades. Una situación de “separación” que lejos de poder resolverse “imponiendo” la autoridad, debe resolverse “ganando” esa autoridad con la toma de una serie de decisiones que se inserten en una misma línea de decisiones tomadas en el pasado en momentos críticos como en la incepción del estatuto. Se trata, tomando prestadas las palabras que citaba un político en una conferencia en la universidad de Deusto, de “volver a acertar”.

Mentiríamos si negáramos que muchos partidos sufren una división interna grave. El PSE después del fracaso del 2001 vivió su propia marea. El propio PP sigue en guerras intestinas que se reflejan un pulsos constantes. Qué decir de EA, de Ezker Batua, con escisiones recientes. La dialéctica interna se ve ampliada si la estructura interna del partido dibuja una bicefalia entre al partido y el gobierno, especialmente si sufre una alteración de la función estructural, una “bicefalia invertida”. Cuando el jefe institucional actúa más como líder del partido y arenga a las bases y el responsable del partido debe adoptar el papel de moderación institucional, la separación entre la militancia y el dirigente del partido y la separación entre el votante y el dirigente institucional, crece irremediablemente.

Incluso en partidos donde el secretario general es el presidente del gobierno, el partido puede convertirse en un “problema” para el dirigente institucional, que procurará rodearse de asesores procedentes incluso de culturas políticas ajenas a las su partido para crear un gobierno que funcione como un «partido paralelo». Conocemos los casos de gobiernos socialistas con un asesoramiento ideológico de sectores lejanos del socialismo como liberales y altos cargos de la gran banca. Lo mismo podemos decir de los gobiernos nacionalistas con asesores procedentes del socialismo vasco, o de sectores provenientes de la izquierda abertzale o sus aledaños, según la época vivida. La lucha entre el partido y el “partido paralelo” termina agotar las energías necesarias para un proyecto político exitoso.

El dirigente institucional puede convertirse en un problema para el partido, pues aparece el síndrome de infalibilidad de los largos años en el poder, y el partido intentará apartarse del mismo porque teme una pérdida electoral. Ahí están los casos de Bush para el partido repúblicano o de Blair con el partido laborista. O quizás Zapatero para el PSOE para las próximas elecciones. En el caso del nacionalismo, hemos tenido una figura como la del lehendakari que ha sido proyectada como el presidente virtual de un tripartito que tenia su particular consejo político al margen del propio partido jeltzale.

La “separación” partido-militancia-votante deja atrás a los retirados por voluntad propia ante la posibilidad de una fractura irremediable, a los retirados por desalojo del gobierno, e incluso a los que se resisten a ser retirados y pasean por Alsasua. Combinado con el cansancio en el poder y la trampa electoral, la «separación» puede haber contribuido a llevar al nacionalismo a una situación de pérdida de gobierno, con situaciones inéditas de peligro para las elecciones forales en gipuzkoa (qué decir de Araba), el peligro de desalojo en Bilbao o la impotencia en Gasteiz y Donostia. Pues el nacionalismo ha forjado en muchas ocasiones su primacía por el tirón del candidato y ha asumido que eso equivaldría a un trasvase de tirón al partido. Cuerda fue alcalde de Vitoria desde 1979 a 1999, primero por el PNV para luego ganarlo con EA, volviendo posteriormente en 1990, al PNV. Una vez acabado el “cuerdismo”, se ha visto que dicho trasvase “candidato-partido” no ha cuajado.

No cabe duda de que la separación conceptual entre la macropolítica (los proyectos como el de las modificaciones del marco legal) y la gestión del día a día abunda en la separación militancia-votantes. Nadie en Escocia piensa que la independencia vaya a ganarse por una cuestión de identidad sino de conveniencia económica, de mejora de las condiciones del día a día. La creencia de que una anticipación de los objetivos finalistas ayudan a su consecución pueden provocar precisamente lo contrario de lo que se busca. Así las cosas, por poner un ejemplo, en estos momentos nos jugamos en el cercano futuro la implantación modelo D, la propia concepción del Estatuto y de los instrumentos de autogobierno como la de las políticas de empleo, una involución de lo avanzado y es complicado discernir para el militante entre lo que pide el corazón y lo que dicta la cabeza, pues ahí está el anzuelo de una acumulación de fuerzas lideradas por aquellos cuyo objetivo es precisamente superar al nacionalismo institucional como referente.

La propia realidad del Euskobarómetro (del que hablaremos en el siguiente capítulo) ha venido a desanimar a aquellos defensores del frente PP-PSOE, que ante su política identitaria de banderas, carteles y mapas del tiempo se ha encontrado con un amplio rechazo. Y no sólo el social-populismo gobernante, pues la realidad sociológica nos muestra una radiografía de los votantes nacionalistas muy diferente a la de los militantes. Gestionar esta divergencia es sin duda el gran reto del nacionalismo, pues si la “separación” sigue su curso, puede ocurrir un “divorcio” que produce un partido doctrinalmente homogéneo, pero electoralmente minoritario. La huida hacia delante del gabinete López, asumiendo la doctrina Aznar de que “los vascos no están maduros” y achacando el rechazo a problemas de comunicación es un ejemplo claro de separación camino del divorcio. Porque, al igual que gobiernos, los partidos que actúan contra las urnas mueren en las urnas.

(Continuará…)

Partekatu sare sozalietan / Comparte en redes sociales

Gai honetako beste sarrerak / Otras entradas relacionadas

21 comentarios en «Partidos, militantes y votantes. ¿Separación o divorcio? (1)»

  1. Bien dicho, «los partidos que actúan contra las urnas mueren en las urnas». Demasiadas veces los partidos nacionalistas han actuado a espaldas del orden de las prioridades de la sociedad vasca. Y claro surge el problema que plantean los articulistas de que claro ahora el problema es que el autogobierno, tras el vendaval López, no quede como unos zorros, sin tener que mirar a las naranjas de la china de la independencia al alcance de la mano que vende el MLNV.
    Está claro que los niveles de participación interna tienen que subir dentro del nacionalismo y que la visión rígida de partido tiene que superarse. Y claro hay que ser consciente de que el microclima interno de dentro de los partidos puede causar auténticas aberraciones, el caso de EA es ejemplar.

  2. La labor de los partidos debe partir del principio de realidad si kieren ser efektivos. Pueden convencer a la sociedad de sus propuestas, siempre k sean posibles y realistas, generen ilusion y no pongan en peligro su bienestar. Otra kosa es kuando las kosas estan muy jodida, donde el populismo puede kampar a sus anchas.

    El k kiera independencia, k baje al mundo real y k vea lo k hay en la kalle. Solo entonces podra tener argumentos xa konvencer k muevan a la sociedad a respaldarlo. Tambien esta la frustracion, kaso de Kataluña, dond la kontinua puñalada trapera apañola esta kabreando mucho a los katalanas y la opcion de independencia krece. Xo hay 1 argumento klaro: el deficit ekonomiko, katalan, su falta de infraestrukturas y la katalanofobia reinante.

    Patxilo, kon su gobierno-gaseosa, pensando k kaga oro, es el primero k va a probar la medicina d la realidad. Han visto el euskobarometro y en vez d rekonocer su error, refuerzan el marketing, lo k es 1 huida hacia adelante. Kuando ni kon trampas pueda el PP-PSOE mantenerse en el poder, esperemos k el nacionalismo haya aprendido la lekcion.

  3. Los votantes estan desilusionados con la actitud de ciertos dirigentes que a la hora de la verdad, cuando hay que enfrentarse a la realidad del Estado que niega el pan y la sal, dan marcha atras. Eso produce mucho desencanto y frustracion. ¿Donde estan todas esas medidas que se iban a tomar cuando el Estado prohibiera tanto el nuevo estatuto como la consulta? No ha habido respuesta y los votantes reclaman que se cumpla con lo prometido. Ahi esta la cuestion, ser honestos con lo que se ha prometido.

  4. Que ke tal el week end, de descando, por lo que veo, ya es lunes por la mañana, Y HABEIS COMENZADO A METEROS con el LEHEDAKARI, no podia ser de otra manera.

    esta claro colegis, la CULPA, del alejamiento de los partidos de la SOCIEDAD, quien la tine, EL BUENO DE PTAXILO, pero bueno, y tambien va a tener la VIRTUD del ascenso de la REAL, y de la MUERTE DE MANOLETE, que se os habia olvidau.

    Pero que tios, hay que veros, en comnadita a desorestigiar las instituciones constitucionales vascas, y a su maximo representante.

    Pero si ademas NO LE HACEIS OPOSICION A PATXI, si le aprobais los presuspuestos, si estais con el, en todos, y desde leugo estia scon el EN EL MODELO NO SOLO DE SOCIEDAD y de PARTIDO, pero si estias muy bien en este ESTADO DE LAS COSAS.

    Que no que es el LERA, el que quiere desprestigir a la calse politica de Euskalherria, como vais a estar vosotros alejados de la sociedad,BASKA, como tu IGO, UN AGITADOR DE MASAS, puede, estar DESKONEKTAU, col la ESIKALGIZARTE.

    Pero ke deskarados este LERA y LIZARI, y GAZTAÑAGA, que le bailan el agua y le comen los vientos.

  5. Pero Bati, la chapuza de la consulta es producto del divoricio votantes-militantes y no al contrario. Si Ibarretxe hubiera tenido en cuenta las prioridades de sus votantes, y no se hubiera empeñado en tratar de convercerles de lo importante que era la consultita…

  6. En otros países además de la figura del militante se han «oficializado» otros niveles de adscripcion. Creo recordar que Hamaikabat tiene ademas de afiliados «asociados» o «colaboradores», aunque no se las diferencias.

    Tambien esta el mecanismo de las muchas versiones de primarias americanas, cerradas, abiertas, semi-abeirta….donde no son los afiliados sino tambien los votantes los que eligen el candidato. En fin, que puede haber sistemas donde la distancia votante-afiliado sea menor, pero desde luego eso hace perder poder a un partido politico y los dirigentes no estan por la labor.

  7. Lo peor de todo es cuando hay gente que utiliza no-se-qué supuestas esencias simplemente para mantener batalla política dentro de los partidos. Porque luego si ganan esas batallas internas acaban haciendo lo mismo que criticaban a los dirigentes anteriores…
    En este país ejemplos de eso hay a patadas.

  8. A Batasuna ta Indarra,

    Pero tú de que marcha atrás de los cojones me hablas, si se hizo el plan ibarretxe y se llevo hasta sus ultimas consecuencias hasta Madrid y nos dieron por el culo.

    ¿Qué es para ti las últimas consecuencias, llevar un batallón de tanques Leopard a la Castellana escoltados por varios F-!5?

    Pues no los tenemos tío!, un F-!5 cuesta 300.000.000 de dolares ¿ te enterás?

    El problema aquí no es que nos echemos atrás, el problema es que unos retrasados se nos echan encima a marcarnos la pauta, y no tenemos cojones de colocarlos en sus sitio.

  9. Es que la diferencia es esta

    Antes eramos un partido que cosechaba logras, luego nos y otros nos acusaban de ambiguos .

    Ahora en cambio cosechamos frustaciones por nuestros reiterados fracasos y para unos vendemos victimos y para otros abertzalismo de amagadura.

    Yo quiero estar a los logros, y luego que me digan lo que quieran que ande yo caliete y riase la gente, y estoy cansado de aventuras que no han llevado a ninguna parte, y menos de que autenticos fracasados me tengan que dar lecciones de nada y de ternerlos de maestros.

  10. Preguntas al viento:

    – ¿Son necesarios los Partidos Políticos, es decir, se puede particionar la sociedad desde el punto de vista político para crear organizaciones que respondan a los intereses de esas partes?

    – ¿El liderazgo personal es algo a valorar en los partidos políticos o, por contra, se debe de fomentar el liderazgo de la organización?

    – ¿La política sirve para resolver los problemas de la sociedad o sirve para alimentar eternamente esos problemas?

    – ¿Qué intereses mueven a una persona a meterse en la política? ¿Es la pretensión de saberse en el fondo superior a los demás y de tener la convicción de saber qué es lo que hay que hacer y cómo? ¿Todas las personas están interesadas en la política o existen personas que desean siempre ser «guiadas»?

    – ¿Están vigentes las ideologías o por contra asistimos a un derrumbamiento progresivo de todos los modelos políticos existentes?

    – Una sociedad como la vasca, que está en franca decadencia en cuanto a la proporción de vascos que nacen y mueren cada día, y que ve seriamente amenzada su viabilidad futura por este hecho, ¿se preocupa realmente por su futuro como Pueblo o simplemente se deja llevar por los acontecimientos?

    – ¿Alguien tiene un Proyecto de Futuro para esta Nación?

  11. Te recomiendo el suguiente articulo:

    NACIÓN, ESTADO, PROYECTO
    Por: Ferran Mascarell
    Ya sabemos que Catalunya es una nación. Lo que diga el Constitucional tiene, a estas alturas, una importancia relativa. Percibimos que una nación, sin el servicio de un buen Estado es poca cosa; especialmente en tiempos globales y de colapso sistémico. Conocemos, aunque solemos ignorarlo, que Catalunya es Estado y administra una fracción del mismo. Hemos entendido, por fin, que el conflicto con España es la consecuencia de que el Estado que compartimos no nos satisface. Se cohesiona generando incentivos adversos hacia Catalunya.
    Es lógico, pues, replantear las relaciones de Catalunya con, el Estado. Pero ganar ese pleito nos exige algo más: saber qué proyecto de país estamos construyendo. En Catalunya, hoy, a la vez, está finalizando el ciclo institucional español abierto en 1978 y está emergiendo con toda su crudeza el cataclismo global del sistema de bienestar. Más de medio millón de parados lo atestiguan.
    Es lógico, pues, que Catalunya aspire a tener un Estado más adecuado. Hacer frente a la crisis del modelo de bienestar exige mucho Estado. Exige o bien una Administración general del Estado (el compartido) decidida, positiva y adecuada en términos plurinacionales; o bien exige, claro está, un Estado independiente. Sea como sea, en cualquier caso, exige una Catalunya que combine su anhelo constituyente con un proyecto de país competitivo. De poco sirve proclamar el legítimo deseo de independencia o de federalismo si no se vincula a un proyecto entendible de país, capaz de hacer frente a los retos que impone un mundo que está cambiando y nunca será lo que ha sido. De poco sirve negar el anclaje que representa el Estatut, paradójicamente cuestionado a la vez por el Constitucional y diversos partidos soberanistas.
    Los problemas de hoy exigen un proyecto propio y de futuro pensado para el medio plazo. Nuestro entorno está tratando de descifrar un nuevo paradigma social, económico y cultural. Dentro de 10 años -es decir, ahora- los efectos de la globalización habrán penetrado hasta los cimientos de nuestro país. No cabe esperar a ser independientes o federales para hacer frente al mundo que viene.
    Los retos y las oportunidades son previsibles, pero hay que buscarlas. Catalunya tendrá serios problemas de empleo, energía, envejecimiento, capacidad sanitaria, pensiones, medio ambiente, capacitación tecnológica, competitividad, educación, cultura emprendedora y valores. ¿Cómo lo afrontamos?. ¿Cómo poner en el mundo decenas de empresas cualificadas y competitivas, tecnológicamente avanzadas y presentes en las redes globales?. ¿Cómo convertir la cultura, los valores, conocimientos, ideas y la investigación en el primer capital de la nación? ¿Cómo reiniciar los caducos modos de hacer política?. ¿Cómo, pues, transferir la energía afirmativa del independentismo, el federalismo o el soberanismo a la búsqueda de un paradigma social convincente?.
    El Estado convencional español y el sistema social global han caducado. Catalunya es una nación pequeña; no podrá modificar las fuerzas globales que están determinando el rumbo del mundo. Pero nada le impide influir desde su propio desarrollo como sujeto-político-nación-estado (compartido o independiente) responsable de sí mismo y responsabilizado frente a los problemas globales.
    Una nación, lo sabemos mejor que nadie, es más que una declaración, es un proyecto; un proyecto siempre en construcción basado en una memoria (plural) compartida y un contrato de convivencia. Sin memoria, sin contrato y sin proyecto no hay nación; y por lo tanto es muy difícil que una mayoría suficiente de ciudadanos la sienta como tal.
    Los catalanes necesitamos un Estado eficiente; el que compartimos no lo es. Pero, además, debemos utilizar de modo ejemplar el fragmento de poder de Estado que nos ofrece la autonomía y el Estatut; Catalunya debe actuar como Estado frente a sí misma y frente al Estado compartido. No valen excusas. Catalunya es Estado, tiene un Estatut aprobado por voluntad de su gente y exige una España adecuada, también, a sus necesidades. Hay mimbre para construir un proyecto de futuro que garantice su bienestar y su identidad, y que movilice a una mayoría amplia de sus ciudadanos.
    España, mundo, sí misma: esos son los retos de Catalunya. El debate Catalunya-España es vicioso y, sin más, degrada la vida política. Catalunya precisa una nueva unidad civil y política fundamentada en un proyecto renovado de país. Su identidad solamente se reforzará abriéndose al mundo, actuando como Estado eficaz en las competencias que ya posee, reclamando eficacia en las que mantiene el Estado central y, sobre todo, buscando un proyecto social, económico y cultural que asegure el futuro.
    No habrá federalismo o independencia sin modelo de sociedad. Las etiquetas ya no movilizan mayorías sociales. Hay que imaginar un país real, tangible, mejor. ¿Juntos o separados de los demás ciudadanos españoles?.
    Dependerá del proyecto de Estado y sociedad que compartamos, de si es posible un Estado eficiente, neutral y cooperativo entre iguales.

  12. Interesante artículo. He leído en los últimos años algunos análisis que ahondan en esa línea. Pero, desde mi modesta opinión, todos esos análisis pecan del mismo error: ninguno de ellos analiza el estado de las cosas de la otra «parte contratante de la primera parte ….». Es decir, ¿consideran mayoritariamente los españoles que su modelo de país es un modelo válido y «cerrado» a modificaciones en un periodo medio – largo? ¿Están dispuestos a admitir realidades nacionales distintas a la que consideran suya? ¿Está la sociedad española madura para aceptar la democracia de todos y no sólo de algunos?

    Reconozco que tenemos mucho que analizar y desarrollar para poner encima de la mesa un Proyecto de País ilusionante y aceptable por la mayoría de vascos, pero nos estaremos equivocando de parte a parte si no tenemos en cuenta otras realidades ajenas a nosotros y que sin embrago son decisorias en nuestro futuro.

  13. Ya Lizari, por eso m ismo, no voto la mayoría de cataluña a favor del estatut, no voto nadie el referendum de autodeterminacion, Y ENCIMA TODOS LOS PEWREIODICOS, TODOS, en contra del trib unal constitucional, NI CON FRANCO, habia tal unanimidad en la prensa, y el futbol, el barca era para amansar a las fieras ya los borrgos y hoy el BRASA, es mas que con FRANCO.

    En que quedamos si con Franco el fulbol era el opio del pueblo, que es ahora.

    Tu tiene sun idel LIZARI, desde que te levantas, CUAL ES DESTRUIR LA CONVIVENCIA PACIFICA de los ciudadanos de este ESTADO.

    eRES PERO QUE montilla QUE YA ES DECIR.

    Y la nueva CTALUNYA, sera la del alcalde VICH, majete.

  14. Con permiso señores.

    Yo creo que Cataluña y Euskadi no son independientistas (¿Independencia de Que?) Lo que pasa es que algunos creen que lo son.

    Por ejemplo los independentistas que se esfuerzan en vender el «producto» una y otra vez desde diferentes foros y que aquí se esfuerzan día tras día en convencernos de que hay un Estado vasco (o catalan) esperandonos a todos.

    En ésta sociedad los partidos políticos mandan, la democracia no existe como tal. Nos han hecho creer que los ciudadanos somos soberanos, pero no es cierto.

    Sólo las élites los son.

    Los demás somos los protegidos del sistema, los mamones de la teta y los esclavos de la máquina, todo al mismo tiempo, mientras que los políticos forman parte de la élite y manejan esa máquina.

    Sospecho que ya lo saben, pero es bueno recordarlo para no perder la perspectiva de los hechos.

    Así que, mientras haya gente que acuda cada cierto tiempo a depositar un papelito en una urna de metacrilato el sistema y el futuro de nuestros «representantes» estará bien provisto.

    El resto de debates, genial para pasar el rato y discutir un poco, mientras tanto los dueños de los partidos seguiran brindando con txakoli, Cava o Ribera por todos nosotros.

    Gabon.

  15. Mira Davichu, pero es que el otro día leí en La Vanguardia un artículo de Xavier Bru de Sala y claro el por muy españolista que lo es y lo reconoce, reconoce tambén que claro que es verdad que el independentismo es el veinticinco por ciento (el doble que hace veinte años) sino también otro veinticinco por ciento que no le parecería tan malo, otro casi tanto que pasaría del tema y queda un veinticinco por ciento de españolistas que defenderían a capa y espada la unidad de España. Una minoría más minoritaria que los independentistas que además están en conexión que otros tíos que más o menos comprenden el hecho de la independencia.
    El referendum independentista lo está haciendo en Cataluña gente corriente al margen de los partidos, aunque estos también traten de capitalizarlo. Pero claro el latrocinio fiscal es tan flagrante, el fascismo gerontócratico del tribu constitucional tan patente, que la gente común pues se moviliza como hobby y monta y seguirá montando referendums, por que os jode, igual que la ley de toros. El sentimiento independentista en Cataluña es planta jovén y vigorosa y claro el Barsa es un elemento de reproducción ideológica de límites insospechados. Figúrate, pobre Davichu, losmiles ecuatorianos que se encaramaron en la Cibeles cuando ganó el Barsa. Que humillación, en pleno territorio imperial, una inmensa meada sobre las moquetas de España.
    Vosotros a sufrir que ser español en las condiciones que nos vendes Davichu es ser sufridor de un ente nacional que claro tiene que recurrir al saqueo fiscal, a la criminalización de periféricos y al fascismo constitucional para reprimir las ansias de democracia del pueblo catalán.
    Davichu, todos somos políticos, yo admiro tu entusiasmo españolista aunque claro estéticamente me parece ful y claro eso se traslada en tus reflexiones. Por que claro los españolistas no sabéis hablar de otra cosa. Y claro yo cada vez que te leo, me entran enormes ganas de comprar miles de cirios y pedir a la Virgen por la independencia del estar lo más lejano posible de reflexiones como las tuyas y los seres que las emiten.
    Por cierto que veo que no te gusta el sistema de partidos. Hay que tener en cuenta que España fue pionera con Gonzalez de la Mora en la idea fascista del fin de las ideologías. Y Pako Franko hablaba del politiqueo de las élites. En fin, las ideas se reproducen.

  16. Merry usted rece, rece con fuerza porque será la única manera de mantener viva la fé.

    Porque la Fé flaquea muchas veces, usted lo sabe muy bien y el tiempo pasa para todos, pero para los nacionalistas VUELA.

    Es verdad, no me gusta el sistema de partidos, no me gusta el el inmenso poder que han amasado a lo largo de 3 décadas de ¿democracia?, pero ES LO QUE HAY, y mientras nadie invente nada mejor, pues ajo y agua.

    Merry, y usted me llama pobre a mi, cuando ahora Cataluña es la envidia del abertzale medio.

    Ahora que han visto que después de más de un siglo de defensa de las esencias sabinianas los catalufos les ganan por la mano y les quitan el protagonismo que, gracias a los pistoleros, tuvieron durante muchos años.

  17. Mi idolo es el PRESI DEL BARSA, Juan lapuerta, kiere la indpendentzia jugando en la liga española, y con jugadores de todo el mundo.

    Este es un NACIONALISMO MODERNO, el que brama cada domingo en un CAMPO DE FUTBOL, o unos burros que miran con ansia no a los jugadores si no al cesped para comerselo.

    QUE NO LIZARI QUE NO, por mucho que querais no vas a FABRICAR, un INDPENDENTISMO VASCO.

    Para realista el ALCALDE DE VIC., Y LOS catalanes, QUE NO FUERON A VOTAR EN EL REFERENDUM.

    LIZARI, pero que ganas de poner jaleo.No creo que veamos al ESTADO REDUCIDO A SU MINIMA EXPRESION, un m2 con un hasta de bandsera.

  18. Pero Davichu comprendo que tu sólo comprendes tus propios actos sicomágicos como gritar vivas a españa en funerales. Yo es que soy más íntimo, no tengo tantas ganas de dar la nota y que me reconozcan como el españolazo del barrio, de veras.
    Los catalujos son buenos pero en lo nacional los vascos somos mejores y prueba de ello es la fiebre fiscal que invade Cataluña por el latrocinio al que son sometidos por la corrupta e ineficiente administración española. Ellos buscan algo parecido al concierto y seguro que los abueletes fachosos del consti les joden incluso el sistema de financiación.
    Comprendo que el sistema de partidos no se ajuste a los cánones de tu sensibilidad política y sientas nostalgias por otros tiempos de ordeno y mando. Ya sabes lo que pasa con la libertad, al final la gente hace lo que ella quiere.
    Vosotros a poner un cerco policial a la Cibeles cada vez que el barsa gane. No pue ser que se os pitorreen de esa manera. Que sóis los dueños del Estado, coño!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *