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El Alarde como sentimiento ritual identitario

Mikel Arriaga (*)

Mucho se ha hablado del Alarde de Irún, concretamente de los dos Alardes, pero en pocos casos se ha subrayado la idoneidad y la necesidad de ambos. Por una de las partes se hace hincapié en la tradición histórica, y por otra en la no discriminación femenina. Ambas se equivocan en su premisa principal y también en sus deseos de prioridad excluyente. No son excluyentes, sencillamente ambas posiciones y planteamientos son diferentes.

Todo análisis y descripción de cualquier acto o celebración de carácter antropológico requiere una aproximación desde múltiples perspectivas. La vida en sí es compleja, no todo es dos más dos, y los asuntos humanos son aún más complejos. El intentar aproximarnos a un evento de carácter humano necesita por definición tener en cuenta como mínimo condicionantes que respondan al cómo, dónde, cuándo, por qué, para qué, y quizá un largo etcétera más, para llegar a entender las intenciones, las causas, la finalidad y otros efectos que pudieran estar asociados a dichos eventos o celebraciones.

Para llegar a dilucidar de forma clara y diáfana estas cuestiones hay que intentar sumar toda una serie de puntos de vista que intenten aunar e integrar toda la gama de colores presentes en una cuestión de difícil acercamiento como ésta. En el caso del Alarde tradicional, el motivo principal de la adhesión de una mayoría de la población a este evento viene dado por el carácter ritual que este tiene, íntimamente unido al concepto de ethos. El ethos de un pueblo es el tono y el carácter de su vida, su estilo moral y estético, así como la disposición de su ánimo. Se trata de la actitud subyacente que un pueblo tiene ante sí mismo y ante el mundo que la vida refleja. Su cosmovisión es su retrato de la manera en que las cosas son en su pura efectividad; es su concepción de la naturaleza, de la persona y de la sociedad. Así nos dice Clifford Geertz en su libro La interpretación de las culturas sobre los rituales y actos sagrados que “…tienen la función de sintetizar el ethos de un pueblo —el tono, el carácter y la calidad de su vida, su estilo moral y estético— y su cosmovisión, el cuadro que ese pueblo se forja de cómo son las cosas en la realidad, sus ideas más abarcativas acerca del orden.”

El tener tal o cual visión de la realidad, un ethos determinado u otro, no tiene nada que ver con elevar un acto humano a categoría absoluta. Sospecho que en parte es esto lo que intentan algunas personas de una u otra visión: instaurar una única visión de un acto cultural antropológico y darle carácter único y absoluto. Para ello, utilizarán diversas argucias y artimañas a fin de poder manipular y dejar en evidencia su visión como la única válida, real y respetuosa (sinónimo esta última de lo políticamente correcto). La realidad es otra, el universo cultural humano es tremendamente vasto y amplio, y desde esta posición toda postura u opinión es válida. Y mientras una visión de la celebración de una fiesta hace referencia predominante al ethos y a ese sentimiento de pertenencia a una comunidad determinada con una cantidad de ritos concretos expresados en una representación ritual, la otra visión hace referencia a la total inclusión paritaria (hasta ahora incompleta, ya que todavía no han desfilado hombres en la figura de la cantinera) de todas las personas sin distinción de género. Intuyo en cierto modo, que parte de las personas que desfilan en el alarde de este segundo caso, más que querer sentir y disfrutar la fiesta, lo que subyace en su actitud es el compromiso de estar luchando por una reivindicación de tipo social -opción errónea a mi entender para este caso concreto-, y quizá sea por esta actitud que surgen todas las disputas reflejadas en los medios de comunicación.

En el caso de las diferentes posturas de los Alardes de Irún, podemos encontrarnos con un problema, o supuesto problema. Los dos alardes, cada uno de ellos, tienen por definición por lo menos una visión (si no más) diferente de lo que tiene que ser este evento de corte antropológico (además de otros); cada punto de vista sigue un patrón diferente en el cual resulta imposible que la visión de uno se pueda encuadrar, reducir o ajustar en las coordenadas o patrón de la óptica del otro.

Lo expuesto hasta ahora nos lleva a concluir que una parte de la población tiene una visión estrictamente social (y además reivindicativa) con una aplicación de la igualdad hacia el Alarde como si de un puesto de trabajo se tratara, o como si fuera la representación social de un estamento público (craso error: es un acto ritual y festivo con connotaciones estético-folklóricas). Si añadimos la manipulación de algunos medios de comunicación haciendo eco y caja de resonancia de la idea de que el Alarde tradicional es sinónimo de machista y retrógrado, nos encontramos ante una manipulación de la realidad al más puro estilo de Goebbels. Por lo tanto, cualquier afirmación de que el Alarde tradicional es machista no obedece sino a una intención manipuladora, tramposa y torticera de unos hechos, que a día de hoy, ya están tajantemente definidos jurídicamente. Desde otro punto de vista, sea estético, folklórico o de representación ritual, no tiene sentido aplicar las connotaciones machistas que sí pudieran tenerlas desde el punto de vista únicamente social y reivindicativo. Volvemos pues a lo mismo, no existe una única visión de esta celebración, las aproximaciones son múltiples y variadas. Por ello, es labor de las autoridades públicas dar cauce a la manifestación de este acto desde cuantas visiones sean posibles y permitir a la ciudadanía expresar en libertad su sentir más profundo sin que se tenga que coartar ninguna de ellas por intereses políticos, sociales o simplemente de imagen, aduciendo irregularidades en la paridad de género (estas últimas casi siempre motivadas por intereses concretos y por la corrección política coyuntural).

Difícilmente se entiende, a estas alturas, que todavía se esté discutiendo sobre la naturaleza machista o no del Alarde tradicional. Lo más claro sería intentar explicar y enseñar a esta parte de la sociedad que solo lo ve desde la aplicación del pensamiento único, es decir, desde la visión social reivindicativa, y que todavía achaca esta naturaleza machista al Alarde tradicional, que en el fondo lo único que radica es una diferente interpretación, diferentes visiones de la realidad, y que la aproximación, vivencia y celebración de este acto es completamente subjetiva, siendo todas las interpretaciones lícitas, posibles, y válidas. Indudablemente, esta postura de pensamiento único de una parte de la población, la cual determina sin fisuras que el Alarde tradicional es machista, es además excluyente, y no hace ningún gesto para admitir diferentes visiones de la realidad y compartir una postura incluyente y tolerante que promueva el pluralismo. Creo que ya va siendo hora de intentar una pedagogía que incluya la pluralidad y el admitir todos los puntos de vista posibles, sin entrar en discusiones maniqueas que no tienen un verdadero sentir y reflejo ni en la realidad ni en la sociedad. Nos va en ello la futura cohesión social de nuestro pueblo. ¿No es tiempo ya de concordia, coexistencia, respeto y tolerancia?

(*) Profesor e investigador

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21 comentarios en «El Alarde como sentimiento ritual identitario»

  1. desgraciadamente el único partido independentista que tenemos se encuentra atrapado en la moda de la revolución femenina (mal entendida y fatalmente desarrollada) y en lo que es peor, en el irresponsable efecto llamada de la inmigración, delictiva en buena parte, con los estragos que esto puede causar a un pueblo pequeño como el vasco de aquí a 15 años.
    el Pnv es rehén del Psoe-pse en este asunto y tiene las calles de los nucleos vizcainos que son una «fiesta» moruna….
    añadamos los niveles indigentes de natalidad vasca, y tenemos una bomba que estallara.

  2. Artículo bien planteado, el conflicto es consustancial a la persona y a las comunidades que forma. La cuestión está en saber sí el mismo se quiere resolver a través de la confrontación, la eliminación de una de las partes, o por la convivencia, dando cauce a todas las partes.

    En conflicto que nos ocupa ambas posiciones están en ambos lados esperemos que este artículo permita que triunfe la convivencia. No es de recibo que se marquen líneas rojas, las únicas aceptables son las se trazan contra la vulneración de los derechos humanos.

  3. De acuerdo con el artículo. No es de recibo utilizar los «derechos humanos» para negar al prójimo la facultad de montar un festival folklórico de la forma que le dé la gana, como quieren los representantes del alarde «feminista» (es decir, quieren que su alarde sea el único). Como bien dice Olaizola las únicas líneas rojas aceptables sólo se deben trazar contra la vulneración de los derechos humanos. Que cosas que sea el partido que apoyó la lucha de ETA el que sea el adalid de la intolerancia.

  4. JELen agur

    Si es que a cualquier cosa se le llama ya independentista. No me extraña que vengan los de la ideología de género y cambien las cosas a su gusto. Y todo el mundo a callar. Aunque sea folclore tradicional.

    Independentistas pero no separatistas…,¡qué cosa!
    Lo que les obliga el pensamiento marxista internacional.

  5. De mear y no echar gota, ahora resulta que el » pensamiento unico» es el que define al alarde como machista, pues si no lo es no se sabe muy bien porqué no pueden desfilar las mujeres en el…¿?
    Lo de único también tiene su aquél, cuando durante años ha sido efectivamente el Único y cuando si cogemos en su conjunto a la población su opinión al respecto es casi » unica», no se entiende el porqué de esa aversión al mixto sino desde una óptica de Torquemada que dice muy poco del carácter abierto y democrático de la ciudadanía…vasca aunque aquí se parecería más a la española.
    El autor del artículo más parece guiado de la intención de blanquear la postura de algún partido sobre la cuestión que de analizar el hecho en sí mismo, y no es de extrañar pues desde la España más profunda y reaccionaria no dan crédito a lo que ven, una especie de fiesta como la del toro de la vega pero en plena Euskal Herria.

  6. JELen agur

    Quien se comporta como Torquemada?
    Será el que te señala como machista por una tradición que NADA tiene que ver con el sexo de los participantes.
    Aquí viene los nazis de turno, te ponen la estrella de machista…y a la hoguera.

  7. Pero si lo de menos es la razon o el motivo. Gracias al Athletic entedi como eramos los vascos. Le pregunte a mi aita: «Por que unos Clemente si / Clemente no. Y Sarabia si / Sarabia no. Por que no todos Aupa Athletic?»

    Aita : «Y asi somos con todo. Ya lo veras».

    Y lo vi.

  8. JELen agur

    Pero en política es dictadura o democracia.
    Es imposición o respeto.
    Es mandato o pacto.
    Es exigencia o compromiso.

  9. Andoni, son los del mixto los que quieren eliminar e ilegalizar al alarde tradicional. El pensamiento único es que unos cuantos pelaos junto contigo hagan eso una bandera de la cuestión de género. Comparar el alarde de Irún con el toro de la vega es ser español por los cuatro costados, Andoni. Cámbiate de nombre.

  10. A ver Hector, nombre abertzale donde los haya, te contesto con un documento de Eusko Ikaskuntza autoridad reconocida en el tema sin ningún género de dudas

    » Varias relaciones, algunas de ellas ya examinadas, se refieren al valor de las mujeres y su participación activa en la defensa de Hondarribia. Así, en la Carta qve escrivio, del Exercito, el P. Fr. Francisco de Tarazona, Letor de Artes, en el Conuento de los Capuchinos de Pamplona, al Padre Guardian de los Capuchinos del Conuento de Çaragoça, su autor relata que: Asseguraronme muchos de la plaça que se huuiera perdido sino por las mugeres, que han andado alentadissimas, haziendo las trincheras, cargando los mosquetes al tiempo de los assaltos; otras lleuaban la poluora, la valas en la falda, para que los hombres tirassen con presteza; y vltimamente resoluieron todas vestirse el habito (pues no les faltaua la valentia) de hombres para pelear, al tiempo que el enemigo diesse el assalto riguroso que esperauan. »

    Sobre el sitio de Hondarribi, donde no escatima ningún tipo de importancia a la presencia de la mujer, por lo que no habría ninguna razón histórica para negarles su presencia.

    Pero y ahondando en el asunto, celebrar una fiesta donde el rey español era el jefe de los ejércitos y el que en realidad se apropió de su victoria, les parece superguay a los partidos gobernantes de la CAV, o sea PNV y PSE , olvidando incluso sus rencillas en el ayuntamiento de Irún, todo sea para la gloria del Reyno de España.

    No parece no el toro de la vega, tira más a la tradición de echar a la cabra desde el campanario, a mayor gloria eso sí del Reyno de España.

  11. Me parece muy bien que estés en contra de una fiesta de un pueblo y por ello que te metas a aconsejar quienes tienen que asistir a la misma es algo totalmente inconsecuente. Deja en paz a los iruneses a que se lo pasen bien con el pretexto que quieran. Pienso que en eso está el quid de la cuestión, unos y unas a los que la festividad ni les iba ni les venía vieron que con el filón de la ideología de género podían condicionar la vida de un pueblo (es el caso de la izquierda abertzale) y lo hicieron, destruyendo la convivencia y eternizando un conflicto durante décadas. Es el modelo social de la izquierda abertzale, imposición, sabotaje, destrucción de tradiciones populares, montaje de grupos inquisitoriales….

  12. Soy irundarra y hablo con conocimiento de causa. Esto último que acaba de describir Hector es lo que ocurre desde los inicios del problema. Algunos lo conocemos desde sus origenes, y también conocemos a toda esa gente que ni les va ni les viene la fiesta, pero se apuntan a una reivindicación, cualquiera que sea, con ese afán justiciero, diciendo que están en la verdad absoluta, y haciendo uso de acciones totalitarias. Lo de siempre.

    Y si tantas ganas hay de llegar a una participación mixta completa, ¿por qué no reivindicar traineras mixtas, una Clásica San Sebastián mixta, parejas de frotón mixtas, etc? ¿Por qué tanta inquina e interés con los Alardes de Irun y Hondarribia?

  13. Para el irundarra, se te ha pasado que hay deportes donde se hacen parejas mixtas como el tenis.

    Pero hablando de deportes…

    » Kathrine Switzer fue la primera mujer en correr una maratón con dorsal, prueba que estaba entonces destinada exclusivamente a los deportistas varones. Kathrine Switzer se inscribió como KV Switzer en el maratón de Boston de 1967 consiguiendo el dorsal 261.
    En el transcurso de la carrera, uno de los comisarios del maratón que ejercía de codirector de la carrera, Jock Semple, detectó que Kathrine Switzer era una mujer e intentó detenerla y sacarla de la carrera a empujones. Switzer no cesó en su empeñó y con la colaboración de su compañero y de algunos corredores, que la escoltaron hasta la meta, impididieron que la atleta fuera retirada de la competición. Switzer logró cruzar la línea final después de 4 horas y 20 minutos.
    Con motivo de la carrera popular Behobia-Donostia, la atleta se encuentra estos días en tierras vascas. El sábado se encontraba concretamente en Irun, en la feria celebrada en Ficoba, y algunas integrantes del Alarde igualitario no dudaron en rendirle su particular homenaje. Una docena de mujeres le entregaron un ramo de flores y una txapela roja. Switzer por su parte, dedicó una frase a todas las mujeres. «Be fearless!» –¡No tengas miedo!-.
    La imagen de Kathrine Switzer zarandeada en el maratón de Boston ha sido empleada en numerosas campañas en favor de la participación de las mujeres en el alarde de Irun y Hondarribia.
    Además de presenciar la carrera, fue una de las encargadas de entregar los premios a los ganadores de la prueba popular. Sin embargo, Switzer no se fue con las manos vacías y es que la ganadora de la Behobia San Sebastián le entregó su trofeo.

  14. Para el defensor de las esencias con nombre tradicional irunés

    Markel Olano, en Irun: «La gesta de las chicas de la Real es muy importante, simbólica, pero queda mucho para lograr una igualdad real de mujeres y hombres en Gipuzkoa. Ese es el compromiso que asume EAJ-PNV”
    Lo dijo en IRUN, donde su partido apoya a un alarde en el que las mujeres no pueden participar en igualdad, ese día no estuvo muy afortunado Markel que digamos aunque ya nos tiene bastante acostumbrados.

  15. JELen agur

    Olano pueda decir lo que quiera.
    La igualdad es una entelequia.
    Las actividades desarrolladas en el alarde, en su momento, lo ejecutaban hombres.
    La presencia de la mujer siempre ha sido muy relevante en todos los ámbitos Vascos, innegable. Y merecen un reconocimiento. O muchos.
    Pero en concreto lo que se ejecuta en Irun solo lo practicaban hombres. Se puede enriquecer con más actividades de mujeres…
    Pero la distorsión del desfile con el entremezclamiento con mujeres, creo que en el fondo es una manipulación despectiva a la mujer.
    La mujer como juguete de ideologías tiránicas.
    Y la munir vasca fue de todo menos juguete de manipuladores extranjeros.

  16. Pienso que es necesario aludir al recorrido histórico del conflicto del Alarde en Irun y en Hondarribia.
    Hace falta recordar que eso ocurrió en los años 90, cuando la izquierda abertzale puso en marcha la socialización del sufrimiento.
    La cuestión de género, creada por los teóricos del Queer Theory que eran discípulos de Althusser, formularon la lucha de los géneros como una forma de acción revolucionaria.
    La izquierda abertzale utilizó la cuestión de género en esos dos lugares para conseguir la «hegemonía» (es decir, que dos poblaciones enteras cumplieran sus dictados).
    Los métodos que utilizó la izquierda abertzale fueron los de la época: aparecieron carteles insultantes con las fotos de los promotores del alarde tradicional y consignas de que fueran atacados. Comercios y tabernas de esa gente fueron atacados y trataron de hacerse campañas de boicott.
    Es necesario traer a colación que la izquierda abertzale traía a sus militantes de otros sitios a Irún y a Hondarribia con la intención de «tomar» las poblaciones.
    La reacción popular contra la intromisión de la izquierda abertzale fue fulminante. Moscú (la plaza de Irun donde alternaban los borrokas) se vació. La izquierda abertzale perdió gran parte de su representación en Hondarribia (incluso se escindió por esta razon). Ahora que la lucha la tienen perdida la izquierda abertzale y sus aliados pretenden utilizar la legalidad para forzar una salida en el que el alarde tradicional sea proscrito e Irun y Hondarribia sean públicamente criminalizados.
    Esa es la lucha de la izquierda abertzale, ilegalizar al contrario.
    Esto nada tiene que ver con la historia o con la cuestión hombre/mujer. La izquierda abertzale quiere imponer su modelo dictatorial utilizando la cuestión de genero como algo instrumental (ya lo hace con la cuestión, que ha sido el pretexto de la lucha armada, siendo instrumental de su ideología marxista).
    Sabe que no puede conseguir la voluntad del pueblo, pero puede frustrarla mediante la manipulación de los medios legales y publicitarios que quieren convertir esta cuestión en una cuestión de «derechos humanos».
    Es importante denunciar todo este engaño.

  17. Perfecto Andoni. Eres como un libro abierto. Que toda la historia de Switzer que nos cuentas se aplique a la Clasica ciclista de San Sebastian. Donostia pasaría a la Historia con letras doradas dentro de la lucha de la igualdad de género, y a los Donostiarras les encantaría.

    Mientras tanto que nos dejen tranquilos en el Bidasoa.

  18. Más de lo mismo, … , por primera vez, el tradicional ZUBIGAINEKOA se bailará en Lesaka este domingo, 7 de Julio con la participación de chicas.
    El sentimiento ritual al carajo, confundiendo el tocino con la velocidad.
    Qué pena …

  19. En efecto, Irala, y también por primera vez alguien se insulta a sí mismo en este blog. Zorionak!

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