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Mi experiencia cooperativa (y 2)

Antton Costa

Comenzamos siendo caldereros; esto quiere decir que el trabajo lo empezabas y acababas tu mismo. Hoy, en cambio, existe una cadena productiva de hacer ascensores. Como ejemplo de esto, en Ergobia para descargar las chapas se introducía el camión marcha atrás en un solar, se ataba la chapa con sargentas y un extremo de una cuerda dando vueltas en un árbol grande, sujetábamos el otro extremo de la cuerda entre unos cuantos, y cuando el camión echaba para adelante, las chapas se descargaban solas, con su propio peso caían al suelo. Así con todas hasta el final.

Hoy en día, por el contrario, está todo mecanizado y con capacidad para fabricar 80 ascensores al día. ¡Casi nada! Como es lógico, ha habido en el ánimo de mi persona de todo, pero lo que no cabe duda es que me ha ayudado a pasar los momentos difíciles mi filosofía general: esto es de todos y hay que mirar el bien general antes que el particular, aunque a veces es duro admitirlo.

Siguiendo con este tema, en Orona como en todas las empresas creo yo, ha habido personas que han intentado sobresalir y prosperar en la empresa a cuenta de dejar mal a otros. Estas personas siempre me han tenido en contra y a veces enérgicamente. Esta forma de ser, y según un gran amigo de la empresa siendo él presidente de Orona, me comentó como crítica que quizá yo no había dedicado todo el tiempo posible a la empresa, ya que tenía vida política fuera de ella. Con lo cual, no pasé de ser un operario de producción con un coeficiente más bien bajo, pero que me ha dado por lo menos para vivir y colaborar en la creación de una familia. ¿Hace falta más? Para los que no lo sepan, dentro del cooperativismo hay dos formas de remunerar el trabajo: con el coeficiente estructural y el coeficiente funcional. El primero, hace referencia al valor que se le da a tu trabajo en la empresa, y el segundo, el funcional es como funcionas tú en ese trabajo. Los coeficientes se utilizan para definir cada cobro al mes como anticipo y la forma de distribuir el dinero al año por tu trabajo en la empresa. En la crítica que me hizo mi amigo tenía parte de razón, no toda, porque para mí las personas tienen que abarcar cuantas más cuestiones posibles para el desarrollo general en la sociedad y no solo dedicarlo a la empresa.

Desde esa posición también colabore indirectamente en dos temas fundamentales del desarrollo de Orona. La primera, tiene que ver con un problema existente: la empresa se estaba quedando pequeña habría que ampliarla para mejorarla, pero eso sí cerca de donde estaba. Y la segunda, colaboré en la resolución de los problemas que existían donde luego se construyó el Orona Ideo. Evidentemente, no fui una figura relevante en estas decisiones, pero aporté mi granito de arena a las soluciones que nos permitieron seguir avanzando, de lo cual me siento orgulloso.

Cabe también reseñar otra aportación positiva del cooperativismo es que, en los momentos malos de poco trabajo en la cooperativa, antes de ir al paro te reubican en otras cooperativas. En mi caso, me ha tocado ir reubicado a otra empresa, una cooperativa que en la actualidad no existe. Cogiendo la parte positiva de la reubicación, me valió también para ver que esta cooperativa funcionaba en la práctica más como una empresa donde no había ese compromiso que se tiene que tener en una cooperativa: por ejemplo, la gente sólo trabajaba cuando estaba el encargado delante y además como no hacían en trabajo en su horario habitual, tenían que meter a parte horas extra y así cobraban más. Esto me enseñó que una cosa era la filosofía y otra cosa era la practica real de esta.

Otro ejemplo más clarificador que el anterior en cuanto a no cumplir en la práctica con la filosofía del cooperativismo es la realidad de la empresa cooperativa Elektra de Gasteiz. Quiero remarcar que las cantidades que voy a proporcionar no son exactas, pero nos puede valer para explicar el ejemplo. Esta empresa hacía el mismo trabajo que Orona y por ello se propuso unidad de trabajo manteniendo cada una su idiosincrasia. Cuando se unieron se vieron los balances de empresa hasta entonces y hubo un detalle que me llamó la atención. Primero, que eran dos empresas con la misma antigüedad. Orona, tendría entonces unos 800 socios y Elektra unos 100. Los socios de Orona tenían un capital social medio de unos 4 millones de pesetas, mientras que los de Elektra unos 12 millones de pesetas. Aquí se pude ver en mi opinión que unos habían primado más el capital y otros el trabajo. Hoy en día, todos son Orona, el pez grande se comió al pequeño, pero Orona se hizo grande por aplicar, desde mi punto de vista, el concepto acertado de que por encima del capital debe prevalecer el trabajo y su potenciación.

Todos estos ejemplos mencionados, habría que exponerlos y sacarlos a la luz pública para que la generación posterior a la nuestra tenga su conocimiento y actúen con conocimiento de causa.

Hay un tema que también me gustaría mencionar. Después de 45 años trabajando en la misma empresa he conseguido nada más y nada menos un trabajo que me ha permitido vivir y sacar adelante a una familia, con la ayuda de la señora por supuesto, pero a la hora de hacerse rico en dinero, claro que nada de nada. En las cooperativas antes de cobrar el anticipo mensual, el dinero se destina para las inversiones, para generar más trabajo y lo que sobra va a una cartilla para cada socio, que es el capital de la empresa. En mi caso, mi capital social como se denomina, me sirvió cuando me prejubilé para comprarnos un coche, el primero nuevo que teníamos en la familia, y pagar la mitad de la hipoteca que teníamos de la casa; para eso me sirvió. A, eso sí, pero hay una satisfacción que como persona y como cooperativista me siento muy orgulloso de haber tomado parte en esto y saber que cuando empezamos en Orona éramos unos 30 socios y ver que hoy en día ya son unos 2.000. El haber colaborado en todo este proceso es algo que si no se vive es difícil saber lo que se siente. Este ha sido el verdadero objetivo de mis 45 años empleados en Orona para el bien de los demás. Cooperativismo puro y duro, la filosofía, la cooperación, la solidaridad y la autogestión mencionados anteriormente han válido para algo, a la práctica me remito.

            Esta experiencia es mi experiencia, mi aportación desde lo vivido, pero hay varias personas en Orona y en el cooperativismo en general que podrían contar lo mismo.

            Y para terminar diré que hubo un acuerdo entre la empresa y el operario (en este caso yo) para que después de 45 años trabajando y tener secuelas, sobre todo por los esfuerzos físicos realizados, en un principio optar por una invalidez total y con un convenio especial, que consistía en coger la prejubilación y hoy en día tener la jubilación total con 63 años. Aún y todo, me sigo considerando militante del cooperativismo y seguiré aportando lo que pueda para que esa revolución social denominada LA TERCERA VÍA, O SEA EN EL CUAL DONDE EL TRABAJO NO ES DEL CAPITALISTA NI DEL SOCIALISMO DE ESTADO SINO QUE ESTÁ EN MANOS DEL QUE LO TRABAJA, ESPERANDO QUE ESTA IDEA SEA FUNDAMENTAL EN EL FUTURO DE ESTE PAÍS.

            Así mismo, también seguiré trabajando para abrir el cooperativismo a las sociedades presentes y venideras: zabal zazu fruitua! dice una canción popular vasca, hagámoslo pues; seguir contando conmigo.

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6 comentarios en «Mi experiencia cooperativa (y 2)»

  1. Zorionak Antton!
    El modelo cooperativista euskeldun es ampliamente conocido en todos los rincones del mundo.
    Sin embargo copiar / pegar ese modelo, tan nuestro … bertakua, resulta tarea difícil.
    Pero tu experiencia en ella, magníficamente compartida, nos debe servir de estímulo para seguir desarrollandonos, creciendo de la mano del trabajo bien hecho y lejos de los contínuos intentos neo-liberales y socialistas (los de corte marxista) de explotar al ser humano.

  2. JELen agur

    Un desastre. Es cierto.
    Supongo que tienes ya cierta edad, y ahora te preocupas por esto, por tu pensión próxima.
    En tus tiempos jóvenes lo más progre era control de natalidad, aborto libre, vive y deja vivir… y la tasa de natalidad más baja del mundo. Porque era lo progre.
    Todo un plan de egoísmo social, que ahora se vuelve en nuestra contra.

    Se pretendió vivir al máximo entonces, sin ataduras, y ahora preocupa no hacerlo en el futuro. Hay que sembrar para cosechar.

    Por eso la filosofía cooperativa que subyace en el testimonio de Antton es el de la,generosidad en el esfuerzo, el trabajo bien hecho, beneficio para la comunidad, autogestión y renuncia a grandes salarios por un proyecto dirigido al bien común.

  3. JELen agur

    Los gobiernos jeltzales han influído? en qué? En poca capacidad de respuesta, quizá, pero la basura historica (porque ya 40 años son historia), del pseudoprogresismo de la izquierda, de las ideas a la contra del sentido comun, de las libertades, de las responsabilidades, más preocupadas por dar la nota y desplazar al arcaismo de jel, son las que a la postre han llevado donde estamos.
    Mala gestión del PNV en este tema? Seguramente insuficiente.
    Pero la corriente iba en contra de la natalidad, auspiciado por esos movimientos de seudoprogresia de izquierda. Y ha sido muy complicado mantener postulados clásicos natalistas y defensa de la familia como entorno natural de procreacion y desarrollo de hijos.

    Otra mentalidad tiene que impregnar a nuestra sociedad. Será la izquierda del MLNV la que abandere ese cambio?

    O es que están los revolucionarios envejeciendo y perdiendo ese juvenismo del que en tiempos hizo gala?

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