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Koldo San Sebastián

Destino era el órgano de los falangistas catalanes en la década de los 1930 que, luego, se reconvirtió en semanario. El semanario, por cierto, está en el origen de la Editorial Destino impulsora de los premios Nadal y Josep Pla. Entre los falangistas catalanes de aquel momento estaban, entre otros, Ignacio Agustí o Eugenio D’Ors (que escribió un Glosario en el diario Arriba España, de Iruñea). Eso sí, eran conocidos como el “grupo de Burgos”.

Pues bien, los falangistas catalanes, en una de sus peroratas sobre el Estatuto de Cataluña, decían cosas como: “En esta España de hoy, que no es simplemente una unidad geográfica, el mayor castigo para Cataluña hubiera sido la conservación de su Estatuto. Por eso en el decreto que se dicta su derogación se dice que ‘se devuelva a las provincias catalanas el honor de ser gobernadas en pie de igualdad con sus hermanas del resto de España’, porque no podríamos, en efecto, concebir ya otro honor, ni otra preeminencia en nuestro esfuerzo que el que nos lleva con él resurgimiento de una misma tarea a una verdadera y más bella unidad”.

Hoy, el discurso de aquellos falangistas catalanes del “Grupo de Burgos” forma parte del ADN esencial de Ciudadanos y, aunque ni Rivera, ni Arrimadas no son ni Agustí, ni D’Ors, su discurso es cada vez más joseantoniano, acompañados, claro, del inefable secretario Villegas que augura una vuelta a aquel “hable en cristiano” de nuestra infancia. Los neofalangistas de C’s, hasta la fecha, sabemos que están en contra de todos (es esencial tener un buen catálogo de enemigos), pero nadie sabe cómo van a solucionar los problemas.

Pero, vayamos a lo concreto. Tengo mis dudas de que unos y otros sepan leer. Me refiero, ya no a los neofalangistas, sino a los voceros de la Conferencia Espiscopal española (de tipo tertuliano, como el inefable Santiago González), a políticos profesionales o a periódicos tan serios como ese que acoge al siempre negativo “Don Celes”. Escuchar o leer a Ramón Jauregui o a Alfonso Alonso produce pavor (y cansancio).

Comencemos por el principio: ¿Estarían dispuestos el PP, el PSOE y Podemos a restaurar el texto del Estatuto tal y como se aprobó en su día por la Asamblea de Parlamentarios Vascos? ¿Estarían el PP, el PSOE y Podemos a devolver las competencias seccionadas o “recuperadas” por leyes orgánicas y de bases, como la ley Ledesma? ¿Estarían dispuestos a defender, con mismo vigor que defienden otras cosas, la integridad de sus propias leyes? A ver si va a resultar que la ley orgánica 3/1979 no es una ley española. ¿Estarán dispuestos a comenzar a actualizar en serio los derechos históricos de los territorios forales? La bilateralidad es uno de esos  derechos históricos. También es un derecho lo recogido en la Disposición Adicional de esa ley 3/1979:   La aceptación del régimen de autonomía (…) no implica renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico”. ¡Encima una ley orgánica española reconoce la existencia de un Pueblo Vasco!

¿No habíamos quedado en que la cuestión estaba en lo que Xabier Arzalluz llamaba el “sin perjuicio”? Arzalluz se refería al Artículo 1 de la ley de 25 de octubre de 1839: “Se confirman los Fueros de las provincias Vascongadas y de Navarra, sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía”. La amenaza al sistema foral viene hoy de un partido politico que no llega al 3 % de los votos: 2,96 (9.993) en la Comunidad Foral de Navarra y el 2 (21.362) en la Comunidad Autónoma Vasca. Parece claro que única alternative que le queda a Rivera es el barco “Piolín”. Los ciudadanos no le quieren (tampoco le quieren los gallegos, por cierto).

Yo he leído con sumo cuidado la propuesta de nuevo estatus del PNV y no he podido encontrar algunas de las cosas que dicen que dice. Por el contrario, con la transferencia de todas y cada una de las competencias pendientes, y la asunción de otras que, como puertos y aeropuertos estaban militarizadas en 1978, supodría un avance que afectaría a la calidad de vida de los ciudadanos vascos ¿que se pide su blindaje? ¿Y? Nadie puede planear un futuro serio cuando se está al albur de las ocurrencias de Ledesma, Wert, Rivera o la ínclita Susana. Con un autogobierno amplio, sostenible y blindado los vascos  (no el PNV, como sostiene el popular Alonso) serían sujeto o no objeto de aquello que les afecta, financiándose con sus propios recursos y sin pedir nada al ministro de Hacienda de turno. ¿Los conflictos o las diferencias de criterio se dirimen entre dos (como ocurre con lo relacionado con el concierto), en esa bilateralidad respaldada por la repetida Disposición Adicional de la Constitución?

Lees estos días cosas que demuestran el nivel de los neofalangistas de C’s. Prece ser que Rivera, con la ayuda de su hombre en Cantabria, un showman de medio pelo que responde a los nombre de Felisuco, quiere que Revilla se sume a su campaña antivasca. Y es que, en este caso, una fuerza que va contra el 98 por ciento de los ciudadanos, no tiene más  calificación que “antivasca”. ¿Está dispuesta Cantabria a iniciar una guerra contra los vascos?

Yo creo que el personal debería leer más. No solo las propuestas, las leyes o algunas proclamas. También un poco de historia. El neofalangismo quiere crecer a costa de acentuar el problema vasco. Veremos en qué acaba esto.

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8 comentarios en «Neofalangistas»

  1. Parece evidente que nos encontramos en una coyuntura de ofensiva por parte de los sectores más extremos de la derecha española. Ahora con la ayuda de un partido virgen de corruptelas que si toca poder o ayuda a tocarlo podrá cometer todos los errores posibles.

  2. Pero, ¿quién es ese genio de Zorrilla? ¿Un descendiente del autor de Don Juan Tenorio? Pero que cosas dice, que el PNV se quiere tirar al monte… Esta gente tan obsesionada con lo identitario (tu mismo Manu, y ya sabes que cuando te llamo español simplemente describo tu prosapia identitaria que te salta como al jefe del inspector Closseau le salta la vena cuando le dicen «Closseau»).

    ¡Pero que chorradas dice este hombre! ¡Qué Euskadi sería democrática sin estatuto pero dentro de España! ¡Cómo se puede ser tan incomprensiblemente españolista! ¿Con Franco Euskadi era democrática sin concierto? Y siempre con la amenaza. Es que a vosotros los españolistas os sale el gen fascista a la primera de cambio.

  3. Ya ves Txantxillo, Resulta que Zorrilla es un sencillo y muy culto bilbaíno cuya familia ya lo era en el XIX y que lo pasó mal con Franco.
    El ciclo está cambiando porque el nacionalismo gobernante ya tiene historia y hechos. Ya hay un «relato» contrastado.
    Estos hechos en algunas ocasiones no respetan la libertad ajena en aspectos que importan mucho a la gente.
    Esto habría que corregirlo con más libertad, no con menos.
    Si el sistema sigue así, con polladas como la de Santimami –y otras mucho peores–, la gente callará, como callaba en otros tiempos, pero la procesión va por dentro y un día revienta. Justo cuando alguien comience a decir en voz alta lo que mucha gente piensa. Como le ha pasado a Inés Arrimadas.
    Zure esku dago

  4. Menudo panorama tenemos por delante, por un lado los personajes como el Zorrilla este, con su despliegue de fanatismo y verborrea para unineuronales. Por otro, los neoburgueses exHBeros, que por un lado corren como pollos sin cabeza sin saber si apoyan el estatuto o la independencia a la vez que están en récords de gasto de sprays saboteadores.

  5. No entiendo “Santimami” como un problema, aunque no guste, hay que ser muy tiquis miquis para estar enfadado por ello. Hay cosas más serías para sentirse defraudado o preocupado, por ej. la interpretación arbitraria y restrictiva que del Estatuto de Gernika, siempre que puede, realiza unilateralmente el centralismo español. El centralismo español se convierte en el mejor aliado de los que desean la confrontación antagónica llevando a todo un pueblo a la desconfianza, a no creer que el Estado cumplirá voluntariamente su parte de lo acordado.

    A los gobernantes de España ha habido que arrancarles poco a poco lo comprometido, aprovechando sus momentos de crisis política o debilidad parlamentaria. ¿Se extrañan de que los vascos pidamos mecanismos de garantía para hacer frente al poder arbitrario del Estado?, sigo pensando que nuestra fuerza no esta en la “vía jurídica” sino en la social en la Herrigintza.

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