Azala / Portada » El populismo como síntoma

Gabriel Otalora

populismo_1La historia de los movimientos populistas se remonta a la Inglaterra del siglo XVII y la Revolución Industrial. Naturalmente que ahora tienen otro sesgo, pero la historia sirve para comprobar cómo se repiten los comportamientos humanos. El populismo se define como la doctrina política que dice defender las aspiraciones e intereses del pueblo. Sin embargo, es evidente el rechazo que tiene este vocablo y lo que supone para una mayoría, sea el populismo de derechas o de izquierdas, político o incluso sindical. Porque se trata básicamente de una estrategia para acceder o conservar el poder, lo cual permite mostrarse en ideologías muy distintas.

¿Cómo es que el populismo de nuevo cuño prende tan fácilmente? La razón está en su origen. Se justifica porque el sistema político de un determinado país o conjunto de países funciona mal, como sería el caso de la Unión Europea, básicamente ante las excesivas diferencias e injusticias sociales, el desprestigio de la política, con la corrupción entremedio, y la crisis económica a la que no es ajena la globalización de los mercados que prima las ganancias selectivas y la socialización de las pérdidas.

Ha sido la crisis deshonesta del sistema la que ha abierto la puerta a los peores populismos en Europa. Cierto es que todos son demagógicos por definición, pero algunos presionan al menos por una regeneración democrática que no permita detentar el poder a fuerzas económicas ajenas a la representación parlamentaria.

¿Responde el ascenso de fuerzas populistas a unas mismas causas en Europa y en Estados Unidos? Existen dos razones que se repiten en ambos casos. En primer lugar, se tambalea la fe en el crecimiento económico, que se creía indefinido, mientras se va instalando la impresión cada vez más generalizada, de que las nuevas generaciones vivirán peor que las precedentes. Por eso, Donald Trump pretende una huida hacia adelante con un plan estúpido de crecimiento insostenible. Y, en segundo lugar, ha crecido el miedo a la pérdida de identidad nacional de las naciones con Estado vinculada con los cambios culturales provocados por la globalización, fallida en sus promesas, y con la presencia inmigrante, aunque esta sea fruto de las guerras y pandemias. El miedo al diferente -no solo a los terroristas islámicos- atrae muchísimos votos aun si se presenta con tintes de xenofobia.

La crisis de la socialdemocracia ha hecho mucho daño, así como la falta de controles democráticos sin responsabilidades penales ni políticas. No es de recibo aceptar como ley natural la avaricia de los bancos y los especuladores que desestabilizan a la economía real, ni obviar el sufrimiento diario de asilados e inmigrantes que nos interpelan sobre las injusticias planetarias de nuestro sistema. Todo esto favorece a los extremismos populistas de nuevo cuño.

Extremismos ambos que apelan a la víscera centrados siempre en el corto plazo, tratando de envenenar a la opinión pública desde el miedo. Y unos lo hacen aprovechando las graves fallas que observan en los partidos y gobiernos que se dicen no populistas; los nuevos populismos han llegado a la política para quedarse mientras la base de votantes no vea razones para la recuperación de la confianza en las instituciones. Mientras los otros, dirigentes europeos empeñados en legitimar la realidad sociopolítica actual como inmutable, actúan como verdaderos populistas cuando se enfrentan a los populismos de signo contrario. Ambos se mueven en los extremos de la superficialidad de la política -la “política líquida” que diría el malogrado Bauman- sin aportar soluciones a los problemas de fondo. Y cuando algún gobierno al menos encara la realidad sin actitudes populistas intentando una democracia más social, el camino se oscurece adrede sin que se adivinen las zancadillas, bien cerca tenemos algún ejemplo.

Así las cosas, intuyo larga vida a los populismos de un tipo o de otro, afanados en sacudirse la inmigración masiva de nuestras fronteras con torpeza y prácticas inhumanas; una injusticia consecuencia clara de graves ¿errores? estructurales, pero que da votos, ¡ay!

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22 comentarios en «El populismo como síntoma»

  1. Te olvidas, Otalora, de mencionar la enorme ignorancia de la gente en asuntos politicos, económicos y tecnológicos. Campo abonado para los populistas. Por ejemplo, una gran masa de gente de Cleveland ( o de Sestao ) no se ha enterado que su anticuada y poco interesante industria tradicional ha sido arrumbada por los avances tecnologícos y que no volverá ( ni falta que hace ). El populismo se combate con mas educación.

  2. Pero hombre , Odriozola , como pretendes que los poderes hegemónicos del capitalismo más inhumano quieran invertir en educación de las masas ignorantes , ¿ en qué estas pensando , hombre ?
    Les sale mucho más barato promocionar a cuatro charlatanes populacheros como Iglesias , para que canalicen la frustración y mala uva de la gente defraudada en sus expectativas. Se repite la historia de los trileros González y Guerra.

  3. Sin embargo, las personas humildes tenemos la esperanza blanca de Otegi, Beitialarrangoitia y todos esos genios de Sortu que estaos seguros que pese a los desvelos del capital por marginarlos al fin conseguirán esbozar los trasuntos de una sociedad perfecta con un sistema de basuras puerta a puerta totalmente universalizado.

  4. Populismos siempre ha habido y siempre habrá, fuera de casa y dentro. De qué si no iban a aparecer tantos submarinos batasunis como Gurasos, Gipuzkoa Zutik, Gidari y patochadas parecidas, concebidas únicamente para tergiversar la información y confundir al ciudadano… Populismo de manual y con euskolabel.

  5. Por cierto que seguimos con otra nueva performance de los amigos bildurtis, ahora les ha dado por apuntar con el dedo a las ertzain-etxeak, como en los viejos tiempos. Cuanto nostálgico…

  6. …dejate de escribir idioteces inconexas , sin sentido…con la única motivación de parecer ocurrente…

  7. Que Mas nos explique donde está Convergencia. Donde los baturros quisieran que estuviera el PNV.

  8. Lo primero el partido antes que nada, ganar y ganar a costa de dejarse los ideales por el camino.

  9. Lo primero joder al PNV con cualquier excusa abertzaloide y joder a costa de engañar, el baturrismo de siempre.

  10. Para mi, los partidos son meros instrumentos más o menos utilizables en defensa de un ideal. Me parece ridículo y patético convertir unas siglas en religión.

  11. Zuringo, no digas sandeces ¿por qué la izquierda baturra no se inmola por Euskadi? ¿Por qué ETA no se disuelve? ¿Por qué no os tiráis de un precipicio? Sería la mejor aportación que podrías hacer a la liberación nacional vasca.

  12. Hace falta ser imbécil para escribir tantas estupideces seguidas en tan poco espacio. Dicen que había uno más tonto, (no me lo puedo creer), pero que ya murió.

  13. Anda chavalín, antes de ir al batzoki, pásate por la iglesia para rezar y pedir a San Peneuve que te ilumine.

  14. Soroak-entzako, Gurasos, Gipuzkoa zutik ta horrelakoek, datuetan oinarritzen dira ez zuek bezala EAJk esaten duena dezutela oinarri.
    Demostratua dago erraustegi guztiak minbizi sortzaileak direla, bakarrik espertu bat aurkitu dute (erraustegientzako lan egiten duena) diona ez dela hain gatza (gezurra da baina tira), hori bai, gero errateko berak ez dula nahi erraustegi baten alboan bizitzea.
    Gero ehundaka ikerketa daude diotenak erraustegi guztiak minbizi kasuak asko igoarazten dutenak.
    Baina ziur egia , datuak, ikerketak, meikuen iritziak… populismoa dela, kar kar.

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