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Dimensión global y local del MLNV (1967-2015). Parte 1: Orígenes y Fase Insurreccional

Imanol Lizarralde

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Nota de Aberriberri: Este trabajo en tres partes es un resumen-elaboración del libro «Teoría Francesa y estrategia del MLNV (1967-2015)”  que se presentará mañana 18 de Octubre a las 18:00 en Bilbao, en el auditorio Arriaga, en el edificio Bizkaia, de la mano de la Universidad del País Vasco.

Este libro constituye la publicación y puesta al día del trabajo de la tesis doctoral de nuestro compañero Imanol, y abarca la trayectoria del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) desde sus orígenes hasta nuestros días. Analiza las fuentes ideológicas que llevan a ETA, organización matriz del MLNV, a conformar su teoría y práctica. 


1) Resumen

El Movimiento de Liberación Nacional Vasco fue un proyecto activado por la organización armada ETA (Euskadi ta Askatasuna, País Vasco y Libertad) en su 5ª Asamblea de 1967-8. Mi intención es poner esta historia en el contexto de una visión general de la primera oleada revolucionaria de la globalización política derivada de la Revolución de Octubre en Rusia en 1917 y la fidelidad del Movimiento Vasco a esa tradición hasta ahora. ETA fue el fruto de la segunda ola de la globalización política del movimiento revolucionario que había llegado en los años sesenta en el momento del ascenso de los movimientos de liberación nacional en el 3er mundo. ETA fue el primero de este tipo producido en la Europa desarrollada. Y estuvo en sintonía con la revalorización de lo que Jean Paul Sartre llama el sano principio de la violencia revolucionaria.

Esta era una cuestión común a la extrema izquierda después de la revolución de mayo de 68. En este sentido, ETA y su rama socio-político paralela eran parte de la creación y ascenso de muchas organizaciones revolucionarias de diferentes tipos en ese momento en Europa. ETA ha mantenido esta naturaleza a lo largo de su historia hasta ahora y ha renovado y adaptado a sus objetivos originales a las circunstancias cambiantes. Voy a describir sumariamente la fuerte relación ideológica y operativa del Movimiento de Liberación Vasco, con sus homólogos en el mundo, así como su vinculación permanente con la teoría revolucionaria más general y los nuevos sujetos anticapitalistas de finales de los 90.

2) Los orígenes y la fase insurreccional (1967-1977)

Según el historiador navarro José María Esparza Zabalegi, miembro de la fundación Euskal Memoria, el MLNV (concretamente su núcleo fundador, ETA) se inscribe “en un proceso de liberación social y nacional que viene de comienzos del siglo XX”. Y prosigue, “de esta manera, en 1917 fue la Revolución Rusa y aquí en 1918 se extendió el movimiento de reintegración foral [1]”. Este organismo, siguiendo la ideología oficial de la izquierda revolucionaria vasca, plantea, pues, un origen local y otro origen global para el fenómeno que estamos describiendo. Esa concepción nace de la dualidad, organizativa y social, que se basa en la síntesis ideológica que ETA iba a aprobar en la V Asamblea de 1967.

El aspecto global tiene una de sus formulaciones en las tesis presentadas al Segundo Congreso de la Tercera Internacional (julio de 1920). El nuevo movimiento comunista, en su carácter internacional hizo ahí una declaración de unión de la lucha revolucionaria con la lucha de las nacionalidades y de los países bajo dominio colonial [2]. El 5º Congreso del Comité Ejecutivo de la Tercer Internacional (junio 1924) abogaba por apoyar el derecho de autodeterminación y de separación de esas entidades como un principio básico del leninismo [3]. De esta forma, el catedrático de Ciencia Política Walker Connor concluye que “los principales éxitos del marxismo-leninismo se deben (…) al poder del etnonacionalismo [4]”.

Uno de los máximos ideólogos de la V Asamblea de ETA, Federico Krutwig, se acogerá a este principio para justificar la creación de una versión vasca del Nacionalismo Revolucionario [5]. ¿Cómo es posible el tránsito de esta idea al ámbito del País Vasco a fines de los 60? Por el surgimiento, tras la 2 Guerra Mundial, de los movimientos de liberación nacional en el Tercer Mundo. Sería Mao Zedong el que elaborase el definitivo encaje ideológico entre nacionalismo y comunismo que luego conformaría la tipología de los movimientos de liberación nacional. El reflejo de la lucha de liberación nacional, con carácter revolucionario, en China, Argelia, Cuba y Vietnam iba a propiciar que un grupo de estudiantes y trabajadores tratara de adaptar esa concepción al contexto vasco [6].

Era la época en la que, citando el testamento político de Che Guevara, se hablaba de que se tenían que generar “Dos, tres… muchos Vietnam [7]. O incluso que tenía que haber “un Vietnam en cada fábrica”. En Francia, el filósofo Jean Paul Sartre declaró: “en la década del 60 no se podía recordar el sano principio de la violencia revolucionaria sin ser tratado de intelectual aventurero [8]. Tanto él como su rival ideológico Michel Foucault coincidieron en reivindicar la restauración de ese principio, convergiendo en su apología en la revista La cause du peuple, bajo la dirección del maoísta Pierre Victor. En Alemania, según Stefan Wisniewski [9], hubo un intenso debate entre miles de militantes de la extrema izquierda antes de que tomaran las armas con la creación del Ejército Rojo de Liberación. En Italia, el proceso de debate y organización se dio alrededor del movimiento autónomo. En China, la Revolución Cultural, con la rebelión juvenil en contra de los cuadros del partido, iba a ser una referencia internacional, junto con el pensamiento Mao Zedong.

La fecha del mayo de 1968 es la que marca la eclosión simultánea de toda una serie de fenómenos en apariencia dispares que tienen en común, primero, su desgajamiento de los partidos comunistas tradicionales de fracciones más radicales, y, segundo, el rechazo, por parte de estas, del monopolio de la violencia que detentaban los estados democráticos surgidos en Europa Occidental después de la Segunda Guerra [10]. A esto habría que añadir la irrupción de nuevos sujetos revolucionarios, por ejemplo, el potente movimiento estudiantil, los movimientos de las minorías sexuales, los activistas ecologistas o los movimientos revolucionarios de las pequeñas nacionalidades. Como escribió el analista de Foucault, Michael Poster, refiriéndose al movimiento del 68:

Durante ese mes nuevos grupos participaron en el movimiento de protesta, grupos que no estaban tradicionalmente asociados con el proletariado. El movimiento feminista, el movimiento de liberación de los homosexuales, el movimiento de reforma de las cárceles, el movimiento ecologista y antinuclear, distintos movimientos regionalistas y el movimiento de antipsiquiatría surgieron todos a comienzos de la década de 1970 como respuesta a los sucesos de mayo [11].

Hay que incluir el componente generacional y de época del movimiento estudiantil y de los otros grupos mencionados. La disposición marxista para destruir el viejo orden fue traducido a la contradicción entre los jóvenes y los viejos. No en vano, los nuevos revolucionarios vascos se llamaban a sí mismos “la nueva generación [12].

José Antonio y Txabi Etxebarrieta, así como el ya mencionado Federico Krutwig serían responsables de desarrollar e implementar en el País Vasco el nuevo concepto de “nacionalismo revolucionario”, derivado de la teoría y la práctica desarrollada por Mao Zedong. ETA hizo suya la aplicación de la lucha de clases maoísta en la lucha de liberación nacional con la definición: “En Euskadi la lucha de clases toma la forma de la lucha por la liberación nacional [13]. El esquema de la guerra popular, la puesta en práctica de la espiral acción-represión-acción, y la división de la lucha en cuatro frentes (políticas, sociales, culturales y militares) fueron algunos de los principios aprobados en la 5ª Asamblea de ETA. La independencia nacional y el socialismo se definen así como diferentes caras de la misma moneda. El tipo de socialismo aprobada en esta Asamblea era explícitamente marxista-leninista [14].

La Guerra Popular también se definió por los líderes de ETA como guerra revolucionaria que significa, como se ha dicho Federico Krutwig, una “espiritualización de la guerra”. El aumento de múltiples frentes, en combinación con una única gestión, esta guerra se extendió a toda la población, lo que era real o potencialmente participante del concurso. Krutwig habló sobre “la fuerza del despliegue de las ideas” contra los “mucho mayores [15] medios del enemigo como la clave de las guerras revolucionarias y sus victorias en China, Vietnam y Cuba.

El nacionalismo vasco, representado por el PNV, era un movimiento democrático “de orden”, representado por el Gobierno Vasco en el exilio, unido con vínculos personales e ideológicos con el catolicismo personalista francés, algunos de cuyos representantes principales, como el novelista Francois Mauriac y el filósofo Jacques Maritain habían defendido y ayudado al PNV tras la derrota de la guerra civil en 1936 [16]. Tras la Segunda Guerra, el PNV sería uno de los partidos fundadores de la Democracia Cristiana, en cuya organización se acomodó [17]. La mayoría de los líderes de ETA nacen y se desenvuelven en familias nacionalistas. Existe, en estos momentos, un factor generacional que promueve una ruptura con los mayores que viene ideológicamente fundamentada por el auge del marxismo, en sus diversas variantes, en Europa, a lo largo de estos años. Txabi Etxebarrieta, futuro líder de ETA, estudió en París y allá se convirtió al marxismo-leninismo en versión maoísta, que luego, junto con otros, implantaría como ideología oficial de la organización armada.

Recordemos la concepción marxista de la historia y su visión tradicional de las pequeñas nacionalidades. En este sentido, utilizando la clasificación de Hegel de las naciones entre los “pueblos con historia” y los “pueblos sin historia”, Federico Engels había situado a los vascos entre las naciones sin historia (“basura de pueblos”) que formarían parte de la reacción contrarrevolucionaria[18]. Los líderes citados de ETA pretendían que el País Vasco, cuya lucha nacional hasta entonces había sido guiada por una burguesía nacional católica, entrara en la “historia” de la mano de la creación de un movimiento revolucionario de liberación nacional en conexión con las luchas de otros grupos revolucionarios de otras nacionalidades.

Por ello dijo el diputado de 1977 de la izquierda revolucionaria vasca, Francisco Letamendia: “Durante muchos años, demasiados, la antorcha de la causa vasca la han llevado manos que querían dar marcha atrás al reloj de los tiempos. Es hora ya de que levantemos a Euskadi sobre nuestros hombros y la lancemos en la dirección en la que sopla sobre los pueblos el viento de la historia. Brazos poderosos han comenzado ya esta tarea; a nuestra generación corresponde terminarla [19]. Por ello, en carta leída en el Primer Congreso Tricontinental de La Habana en 1967 (donde se reunieron 27 organizaciones armadas de todo el mundo), José Antonio Etxebarrieta proclamó que gracias a ETA, Euskadi, “está llamada a ser la Cuba de Europa Occidental, y el punto de partida de su revolución [20]”.

En esta historia nos situamos en una etapa de estabilización, donde el régimen del dictador Francisco Franco había superado los problemas económicos y políticos de su alianza con las potencias del Eje y su régimen era aceptado por las potencias occidentales. Es el último momento del desarrollismo económico de los 60, general en toda Europa Occidental, que había traído prosperidad al País Vasco gracias al crecimiento de su industria. En los años posteriores a la guerra civil la represión y la persecución de la cultura vasca fueron muy duras. Pero en ese momento, el régimen estaba aflojando el control en este tema e incluso los nacionalistas y otros militantes antifranquistas, con la ayuda de la Iglesia Católica, organizó un sistema de Escuela vasca.

La acción de ETA iba a producirse en un momento de estabilidad y de calma política y social. Por ello, Txabi Etxebarrieta no se engañaba en que la puesta en marcha de la “espiral”. Esta consistía en que la acción revolucionaria concitaría la reacción represiva de la dictadura y con ello la integración de las masas en la lucha contra el régimen. Era el modelo de guerra revolucionaria que Mao Zedong y Ho Chi Min habían practicado en sus respectivos países. Un militante de ETA expresó la idea de que “Sartre decía en alguna obra, no recuerdo cuál, que un pequeño burgués está dispuesto a morir antes que a matar [21].  Etxebarrieta era consciente que para detonar esta espiral y quitarse el estigma de clase tenía que matar y morir.

El mismo mató, en un control de carretera al Guardia Civil de tráfico, José Luis Pardines, y murió en otro control en Bentaundi, al lado del pueblo de Tolosa. Sus funerales fueron actos de masas que concitaron la represión y que impulsaron una nueva acción, el asesinato del comisario Melitón Manzanas, famoso torturador del régimen. Si bien al principio el apoyo popular flaqueó, por el recuerdo de la Guerra Civil y por el rechazo de un atentado mortal, la represión desencadenada en los años 1968 y 1969, que afectó a miles de militantes antifranquistas o simples ciudadanos, rellenó las filas de la organización armada. El entonces líder de ETA, Mario Onaindia pudo decir, uniendo los diversos 68: “Un sector social marginal, en Cuba un puñado de guerrilleros, en París los estudiantes, en Euskadi unos cuantos militantes, éramos capaces de poner en jaque a los gobiernos y obligar a los trabajadores a tener que definirse, a “posicionarse”, como empezaba a decirse, o con el poder o con los revolucionarios [22].

La espiral tuvo un gran éxito. Ocasionó una de las derrotas políticas y mediáticas más grandes del franquismo, como fue el juicio de Burgos de 1971 a la plana mayor de ETA. Como dijo uno de los dirigentes de ETA, “hemos utilizado este juicio como plataforma para exponer la teoría revolucionaria y la opresión que sufre nuestro pueblo. De ser simples acusados, pasamos a ser acusadores y gracias a la solidaridad internacional hemos desenmascarado el sistema, hemos celebrado un juicio al fascismo y denunciado la situación que vive nuestro pueblo [23]. Jean Paul Sartre y Michel Foucault defendieron públicamente a los acusados y Sartre, en un prólogo de un libro alusivo al juicio, proclamó la legitimidad de esta vía de utilización de la violencia revolucionaria [24]. El jefe de los abogados defensores fue, además, José Antonio Etxebarrieta, uno de los líderes de ETA. En plena dictadura franquista, la organización armada pudo combinar la legalidad y la clandestinidad armada con efecto demoledor. El otro gran golpe propinado por ETA al régimen fue el asesinato del recién nombrado presidente de Gobierno español y sucesor político de Franco, el almirante Luis Carrero Blanco en 1973 [25]. En poco tiempo, ETA pasó a ser una organización de intelectuales entusiastas a un dispositivo capaz de burlar la vigilancia de la dictadura franquista y de golpear en sus centros neurálgicos.

ETA trató de impulsar la “espiral” en otras partes del Estado español, como Cataluña, Galicia y Madrid, en conexión con militantes revolucionarios de otros territorios, pero sin éxito. En 1973 ocurre da la escisión de ETA, entre militares (partidarios de una actividad militar orgánicamente separada de los otros frentes, para resguardar a estos de la represión) y político-militares (partidarios de la unión orgánica con los otros frentes). La organización político-militar pensó que la situación, en España y Euskadi, era pre-revolucionaria. Los militares, sin embargo, en su Acta de 1974, proclaman que la acción de ETA, no causó la revolución sino la apertura un proceso de formación de una democracia burguesa. Por lo que el MLNV debía de tomar ventaja de la situación y legalizar sus organizaciones políticas y sociales [26]. La puesta en marcha del proceso de reforma política por parte de los herederos del franquismo en 1976 y la convocatoria de unas elecciones democráticas en 1977 daría la razón a estos últimos.

Entendamos también el contexto internacional de los 70. Esta es la década de la primera oleada de “terrorismo global [27]. Hay que comprenderlo en la situación de la lucha de bloques y de la guerra fría. La palabra “terrorismo” está cargada políticamente pero algunos líderes de ETA, por ejemplo Mario Onaindia, la entendían desde la referencia de aquellos “terroristas” que abrieron camino a la revolución de octubre [28]. También por considerar que, como en el caso de la revolución burguesa, el terror era una etapa inevitable en la revolución socialista [29]. La “Carta de Argel” (1976) [30] constituyó una declaración internacional de apoyo a los “movimientos de liberación nacional” de carácter revolucionario en la misma cuna donde nacieron. En este sentido, la política oficial de la Unión Soviética respecto a los movimientos de liberación nacional fue la de diferenciarlos del terrorismo y proclamar la legitimidad de su lucha [31].

(Continuará…)


[1] Berria, 17-8-2015, “Orainaldiaren iraganetik” (Por el presente del pasado).

[2] “Todos los acontecimientos de la política mundial se concentran inevitablemente en torno a un centro de gravedad: la lucha de la burguesía internacional contra la República soviética, que inevitablemente agrupa, por una parte, a los movimientos socialistas de los trabajadores avanzados de todos los países, y por otra a todos los movimientos nacionales de emancipación de colonias y de naciones oprimidas, que han sido convencidas por una amarga experiencia de que no hay salvación para ellas a no ser en la victoria del Gobierno soviético sobre el imperialismo universal (…). Es desde ahora necesario proseguir la realización de la unión más estricta de todos los movimientos nacionales y coloniales de emancipación con la Rusia Soviética”. (Bertrand Russell, Teoría y práctica del bolchevismo, Ariel, 1969, Barcelona, p. 89).

[3] Walker Connor, Etnonacionalismo, Trama editorial, 1994, Madrid, p. 151.

[4] Ibidem, p. 152.

[5] “Sin una tal prédica del derecho de autodeterminación (y para más claridad expone Lenin que: por derecho de autodeterminación se debe entender el derecho que tiene un pueblo oprimido a separarse del pueblo opresor y a crear su propio Estado) afirma Lenin, no hay internacionalismo proletario” (AAVV, Nacionalismo revolucionario, Hordago-Lauburu, 1974, Ziburu, p. 15. Del artículo de F. Sarrailh de Ihartza, -seudónimo de Krutwig-, “Nacionalismo Revolucionario”).

[6] El actual máximo líder de la izquierda revolucionaria vasca, Arnaldo Otegi, dijo recientemente que  “Nosotros somos hijos de la lucha vietnamita, de la lucha argelina, de la revolución cubana… Somos hijos de esas experiencias históricas”. Entrevista a Arnaldo Otegi del programa Salvados, 29-4-2016. También lo reconoció Federico Krutwig en 1967: “El nacionalismo revolucionario vasco como forma característica que debe adoptar la lucha de liberación nacional y liberación social del pueblo vasco, es del tipo del Tercer Mundo, aunque también aquí ofrecerá sus características propias” (Sarrailh de Ihartza/Krutwig, op., cit., p. 16-17.).

[7] Ernesto Che Guevara, “Crear dos, tres… muchos Viet-Nam, es la consigna” Mensaje a la Tricontinental, Revista Cuadernos de Ruedo Ibérico, Paris, Abril-Mayo 1967.

[8] Jean Paul Sartre, Autorretrato a los setenta años, Losada, Buenos Aires, 1977, p. 93.

[9] Stefan Wisniewski, Fuimos tan terriblemente consecuentes… Una conversación acerca de la historia de la RAF, Virus Editorial, 2002, Barcelona, p. 44).

[10] Sobre el 68 (que pone en relación con la Resistencia antinazi y la guerra de Argelia) dice Michel Foucault: “era la reaparición de la clandestinidad, de las armas y de la calle en las luchas” (Microfísica del poder, La Piqueta, 1991, Madrid, p. 59).

[11] M. Poster, Foucault, el marxismo y la historia, Paidos, 1987, Barcelona, p. 19. El autor señala también que “después de 1968 la gélida hostilidad de Foucault contra Sartre y el marxismo occidental se deshizo” (p. 17).

[12] José Antonio Etxebarrieta, No podemos hablar de paz, Likiniano Elkartea, 1995, Bilbao, p. 71.

[13] ETA, Carta a los Makos, 19-5-1970.

[14]  ETA fue definida en esa Asamblea, sin ningún tipo de concesiones, como una organización socialista y no hay ningún tipo de duda en cuanto al tipo de socialismo que definimos: ni humanista, ni reformista, ni nada por el estilo: marxista-leninista” (ETA: Documento de los presos de Burgos”, 1971, p. 5).

[15] Fernando Sarrailh de Ihartza (Federico Krutwig), Vasconia. Estudio dialéctico de una nacionalidad, Norbait, 1963, Buenos Aires, p. 329.

[16] Junto con el Cardenal Verdier y otras figuras católicas formaron parte en diciembre de 1938 la Sección Francesa de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos (Iñaki Anasagasti, “La guerra civil, la democracia cristiana y los vascos”, 5-4-2006).

[17] Cuando en 1947, los diversos democristianos europeos empiezan a reunirse en junio de 1947 en Bélgica para crear los NEI (Nuevos Equipos Internacionales), el PNV, con su representante José Antonio Aguirre, presidente del Gobierno Vasco en el exilio, es el único partido de las naciones sin estado que participa en ellos. En 1961 se integró en la Unión Mundial Demócrata Cristiana (DEIA, 10-6-2013, Iñaki Goikotxeta González, “Historia de los vascos: El nacionalismo vasco en la democracia cristiana del siglo XX”).

[18] “No hay país en Europa que no disponga en alguna de sus esquinas de una o varias ruinas de pueblos, residuos de antiguas poblaciones, arrinconadas y sometidas por la nación que con posterioridad se convierte portadora del desarrollo histórico. Estos restos de una nación machacada sin piedad por la marcha de la historia -Hegel dixit-, estos excrementos de pueblos, se convierten una y otra vez hasta su extinción o desnacionalización en portadores fanáticos de la contrarrevolución. Es más, su propia existencia es una protesta contra la gran revolución histórica. En Escocia los gaélicos, en apoyo de los Estuardo desde 1640 a 1745. En Francia los bretones, en apoyo de los Borbones desde 1792 a 1800. En España los vascos, en apoyo de Don Carlos” (Federico Engels, Neue Rheinische Zeitung No. 194, Enero 13, 1849).

[19] Francisco Letamendia, Historia de Euskadi, Ruedo Ibérico, 1977, Barcelona, p. 431.

[20] José Manuel Azcona, Matteo Re, Guerrilleros, terroristas y revolución (1959-1988). Identidad marxista y violencia política de ETA, Brigadas Rojas, Tupamaros y Montoneros, Thomson Reuters Aranzadi, 2015, Pamplona, p. 80.

[21] Miren Alcedo Moneo, Militar en ETA, historias de vida y muerte, Haranburu, San Sebastián,  1996, p.145).

[22] Mario Onaindia, Memorias (1948-1977),  Espasa, 2001, Madrid, p. 307.

[23] J. Barroeta, “Cuando los mitos se convierten en lanzas”, Goizargi, nº 38, abril 2006.

[24] Gisèle Halimi, Le procès de Burgos, Préface de Jean-Paul Sartre, Gallimard, 1971, Paris.

[25]The Basque killers who murdered a Spanish admiral in 1974 had been trained in Cuba and the South Yemen by East Germans, Palestinians and Cubans, and used explosives acquired from IRA gangsters who first met the Basques in Algiers, under the auspices of the KGB” (Paul Johnson, Modern Times: A History of the  Modern World: From 1979 to the 1988s, Harper and Collins, 1991, p. 688).

[26] ETAren Agiria (ETAm) (1974), p. 24-25.

[27] Según Paul Johnson,  “the Baader-Meinhof gang in West Germany, the IRA in Ulster, the Red Brigades in Italy, Basque separatists in Spain, the PLO and perhaps a score of other Arab, Latin-American and black African terror groups, benefited from an international radical network, whose moving spirits, such as the Venezuelan assassin known as “Carlos”, were all Communists” (Ibid).

[28] Onaindia, p. 253: “El propio término “terrorista” no sonaba mal a nuestros oídos… Al contrario, para mí, al menos, tenía una connotación precisa: la proveniente de los grupos rusos que con su sacrificio prepararon el camino y las condiciones sociales para que surgieran los bolcheviques”.

[29] Igor Blischenko and Nikolai Zhdanov, El terrorismo como crimen internacional (el terrorismo y el derecho internacional), Progreso, 1979, Moscu, p. 20.

[30] Algiers Universal Declaration of the Rights of Peoples, 4 July of 1976.

[31] Blischenko, Zhdanov, p. 46.

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7 comentarios en «Dimensión global y local del MLNV (1967-2015). Parte 1: Orígenes y Fase Insurreccional»

  1. Buen articulo cuya continuación promete.

    Siempre me imaginé que la izquierda abertzale y sus militantes más ideologizados más que nacionalistas frustrados o iracundos eran una de las especies de comunistas revolucionarios que inundaron la actividad política durante los años 70.

    Es lamentable que tanta gente haya sido engañada tanto tiempo sobre la naturaleza de esta cuestión.

  2. Ya era hora, la pena que no se tuviese esa información hace 45 años. Mucha tragedia se hubiera evitado dentro y fuera de nuestros tthh.
    Si qué es lamentable que tanta gente engañada tanto tiempo peor suerte han tenido otros pueblos.
    Se cumple además aquello que dijo un político que no se puede engañar a todo un pueblo siempre, a lo así era.

  3. «En plena dictadura franquista, la organización armada pudo combinar la legalidad y la clandestinidad armada con efecto demoledor».
    Eh???

  4. José Antonio Etxebarrieta, líder de ETA en la V Asamblea, fue el abogado de los presos de Burgos, un abogado legal. En una lucha crucial el militante de ETA «legal» defendió a los clandestinos.

  5. JELen agur

    Es fundamental este tipo de documentos que aclaren el proceso, la ideologia y la estrategia revolucionaria desde una perspectiva democrática y no la de los propios revolucionarios políticos y periodistas de su movimiento que lo ensalzan o justifican.

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