Bixente Arrizabalaga, Imanol Lizarralde
Lo primero es felicitar al actual alcalde Jesús Mari Santos por haber cumplido con la promesa electoral de celebrar una consulta. Ese es el camino por el que las disposiciones populares se tienen que llevar a efecto, probando que el programa debe ser el verdadero contrato social entre los políticos y el pueblo. Todo lo contrario que Andoni Gartzia, que engañó a sus votantes prometiendo que consultaría el sistema de basuras, y que impuso el suyo frente a las protestas de la mayoría del pueblo.
Bildu de Astigarraga no sólo impuso un sistema antipopular sino que también persistió en su apuesta por ese proyecto perdedor. ¿Qué credibilidad puede tener de cara al futuro un partido político posicionado en contra de los intereses de los astigartarras y tan reiterativo en el error? Bildu todavía no se ha curado de la prepotencia que le llevó a su derrota electoral. De esta manera, Bildu potenció la campaña del miedo, moviendo todos sus recursos y organizaciones (entre otros, el sindicato LAB también se ha empleado a fondo), hablando de cáncer (podéis comprobar en las imagenes que acompañan el artículo el nivel panfletario utilizado), de incineradoras, de que no habría sitio para dejar los pañales, de que se perderían doscientas plazas de aparcamiento, que subiría el paro… Una amalgama que entre el boca a boca, los pasquines, pancartas, buzoneo, bocinazos, ha querido inundar y apabullar. Han subestimado al actual Equipo de Gobierno de Jesús Mari Santos y al pueblo de Astigarraga. El resultado de ello es que el quinto contenedor ha sumado 200 más sufragios que los votos juntos del PNV, PSOE y PP.
Es importante la presencia de Podemos en esta consulta. Podemos fue el primer partido en votos de Astigarraga las pasadas elecciones estatales. Pues bien, este partido que dice defender una nueva forma de hacer política se pronunció en un tema que suscita tal interés y que afecta de forma tan directa la vida de los ciudadanos de nuestro municipio diciendo que haría falta incluir “más propuestas y poner en el centro del debate los pros y contras”. Cuatro años de instauración del Puerta a Puerta junto con el debate habido, más las ganas del pueblo para pronunciarse, no le valen. Queda en evidencia que Podemos quiere los votos de los astigartarras (y por ende los de los vascos) para su operación de asalto al cielo en Madrid. Y que las cuestiones concretas del día a día de los ciudadanos, cuando estos son vascos, no merecen un posicionamiento claro. Los resultados de la consulta de Astigarraga son también una derrota a esta táctica de la dilación tan típica de la politiquería que Podemos dice rehusar y que en este caso pone en práctica sin vergüenza alguna.