Azala / Portada » Y a pesar de todo, más y mejor Europa

José Manuel Bujanda Arizmendi

“Un mundo capaz de ser un ordenado tapiz de diversos colores, en el que cada fragmento desarrolla su propia y original identidad cultural y sea tolerante de los demás”  (Isaiah Berlin)

more_europeUn pueblo es historia, es una cultura. Y ésta a su vez es la historia de un pueblo. La cultura, como principio de continuidad histórica de un pueblo puede significar tanto la transmisión efectiva de un patrimonio, como el deseo de que “aquello” surgido en el pasado sobreviva y tenga la posibilidad para hacerse futuro. La cultura como instrumento y testigo para entender el pasado y como signo a su vez de nuevas posibilidades futuras. La historia del conjunto de Europa es la historia de las culturas y de las tradiciones de sus naciones, es la historia de la huella y la vocación sus pueblos, de los grandes y de los pequeños, de los sometidos y de los sometedores, es la suma poliédrica y peculiar de aciertos y errores, de bellas y gloriosas páginas pero también de vergonzantes y oscuros nubarrones, es la suma de anhelos y frustraciones.

Culturas diversas europeas todas ellas, reflejo de conflictos, constatación de la existencia de naciones, pueblos y estados que generan una comunidad formada por múltiples relaciones y comunicaciones a modo de una tela de araña gigante tejida por muchos hilos, relaciones solidarias, encuentros y desencuentros colectivos, fracasos de convivencia y lazos vecinales más o menos confusos. Europa se ha ido haciendo en todos y cada uno de esos estados, naciones y pueblos. Todos han dado a todos y han recibido de todos. Historia conformada con la argamasa de la historia de cada uno de los colectivos que la integran, balance histórico, debe y haber, de lo que dieron y recibieron en ese regazo cultural común.

El hecho de estar juntos obliga a organizar conjuntamente la convivencia, a reorganizar más el espacio como condición. Espacio que crea comunicación entre los hombres por encima de lenguas, razas, religiones o creencias. Europa como espacio histórico abierto, integración respetuosa de pueblos y culturas. Espacio histórico abierto que se define por analogía de principios políticos, sociales y culturales que crean una civilización común y una situación que los enfrenta a los mismos problemas. Historias y proyectos, culturas grandes y pequeñas, poderosas y humildes, que deberían poder manifestarse en esa estructura europea como unidas por una íntima y respetuosa solidaridad vecinal, abiertas y permeables a otras historias y culturas. Hoy y aquí vivimos en una Europa de identidades compartidas, de pertenencias múltiples, de dependencias dispersas, de soberanías complejas con perfiles difuminados.

Ojalá que lo que se valore sean aquellas ideas y actitudes, susceptibles de recibirse, asimilarse e incluso de apropiarse por otros, en otros, y de otros, sea aquello que se funde respetuosa y armoniosamente en el patrimonio común de una cultura más global en su diversidad, más comprensiva en su multiplicidad. Lo que representa el sentido de un pueblo en la comunidad humana no es exclusivamente lo peculiar, lo distintivo, lo aislado, lo aislante, sino aquello que se funde aportando y enriqueciendo el cauce de la historia universal. Porque más allá de todo está en la persona el deseo de sobrepasar sus límites y una aspiración a un más allá colectivo por mucho que parezca inaccesible e indefinible.

Europa ha sido en los últimos cuatrocientos años solar, testigo, concierto y conflicto entre estados, naciones y pueblos, tendríamos que buscar en la historia de esos mismos colectivos, en sus concordias y en sus discrepancias, la comunidad de un patrimonio cultural y de anhelos comunes. Lo multiétnico, pluricultural y plurilingüe será la única forma de aglutinación de los pueblos de Europa, cada uno con sus lenguas, sus idiosincrasias, sus religiones y sus culturas. Europa deberá ser consecuencia del diálogo, hija del respeto y de la tolerancia, producto de la igualdad y fraternidad entre la diversidad de sus paisajes. Euskadi en Europa.

La facultad de soñar” nos permite sumergirnos con cierta dulzura en esas regiones oníricas y beber de sus fuentes, trastocar y mejorar virtualmente la razón humana, su gusto más secreto y su ideal más claro y ambicioso. Nos permite recrear en nuestra imaginación ciudades espléndidas, ventiladas, regadas por aguas limpias, pobladas por ciudadanos cuyo cuerpo no se viera estropeado por las marcas de la miseria, la servidumbre, ni la hinchazón de la riqueza impúdica, imaginar a los escolares recitando con voz justa las lecciones del buen saber, mujeres moviéndose con dignidad social y con una calma llena de fuerza vital, huertos con hermosas frutas y campos con cosechas ricas y abundantes.

Nos permite desear que a todos los pueblos, naciones y estados les llegue la paz con su inmensa majestad, que el viajero más humilde pudiera errar, perderse y viajar, de un país, de un continente a otro, sin formalidades vejatorias, sin peligros por doquier, seguro de un mínimo de legalidad, que todo funcionara sin inconvenientes, que en el mar se trazara la estela de hermosos navíos y frecuentaran las rutas numerosos vehículos. Soñar con un mundo bien ordenado en el que todos los ciudadanos tuvieran un trabajo digno y en el que los pueblos, naciones y estados se respetasen. Todo esto, y algunas cosas más, podrían llegar a cumplirse si las personas pusiéramos a su servicio parte de la energía que gastamos en trabajos estúpidos. Soñar (Adriano en sus “Memorias”) que toda iniquidad fuera nota falsa en la armonía y solidaridad de la humanidad.

Pero. Siempre surge un “pero” impertinente y enredador que se antepone burdamente a la facultad de soñar, es un “pero” imprevisible y odioso que lo estropea todo. Es un “pero” que impide soñar. Y así ciertamente, el “pero” en esta ocasión es la llegada masiva de cientos de miles de refugiados a Europa huyendo desesperadamente de sus países en busca de una vida lo menos indigna posible y el aturdimiento ante ello de los gobiernos europeos que proyecta una larga sombra de estupor por todo el viejo continente y donde no proceden, por impropias a su posición y responsabilidades, declaraciones muy desafortunadas como las del Cardenal Cañizares o del Obispo de Donostia Juan Ignacio Munilla en una muy manifiesta contraposición y oposición a las fraternalmente humanas y sentidas realizadas por el Papa Francisco. El “pero” es el terrorismo canalla y despiadado golpeando en capitales europeas y que hace peligrar el binomio “libertad-seguridad” siempre tan en equilibrio inestable, un terrorismo que, como bien manifiesta el filósofo Daniel Innerarity, deconstruye no solo la distinción entre civil y militar, sino también la distinción entre victoria y derrota, e incluso entre vencedor y perdedor en una Europa miedosa, herencia y/o esencia, acosada por fanáticos con buenas redes sociales. Ya nada será lo mismo.

“El “pero” se llama la política internacional, zigzagueante, dubitativa, cuando no irresponsable y contradictoria para con otros países convulsos, fracturados y sangrantes que se encuentran en África y Oriente Medio, cuando lo que se requiere, como bien dice el portavoz del Gobierno Vasco Josu Erkoreka, es dotar de contenido real a las cláusulas de los tratados que contemplen intervenciones conjuntas en política exterior. El “pero” es la crisis económica sacudiendo inmisericorde a grandes capas de la población y a algunos de los países del sur en particular que cubren con un manto de escepticismo el futuro compartido, donde nadie, ni la socialdemocracia, ha opuesto resistencia solvente alguna. El “pero” es el auge de la extrema derecha que cabalga cual tigre a los lomos del miedo y a la que no se le puede asignar la bandera de la seguridad, la xenofobia repudiable, obscena y vergonzante y el populismo racista que invita a los europeos blancos a blanquear más su blanco pasado colonial. Es balbucear si todos somos culpables o nadie lo es directamente, es no ver claro que la solución es política, es la integración efectiva de la diversidad religiosa y cultural. El “pero”, se llama egoísmo, rancias y caducas soberanías estatales que resistiéndose encasquetadas a delegar competencias, y ser así sujetos colectivos de un auténtico proyecto continental europeo harían entristecer y lamentar a insignes europeístas y padres de Europa como lo fueron entre otros los Adenauer, Monnet, Schuman, Gasperi y en casa vasca los José Antonio Aguirre, Irujo o Landaburu.

Ojalá la historia más próxima demuestre que estos “pero”s son coyunturales y por tanto superables. Porque a pesar de todo la apuesta es clara: más y mejor Europa. Y que lo veamos.

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15 comentarios en «Y a pesar de todo, más y mejor Europa»

  1. Esta es la Europa que se está construyendo. No es la Europa de los pueblos , fraterna y solidaria , es una vieja Europa dividida y torpe que está resucitando los viejos demonios del fascismo y nazismo , que por otro lado siempre estuvieron ahí , nunca se habían ido , España es un buen ejemplo de ello.

    http://elmonitor.com.ve/wp-content/uploads/2014/09/NeoNazis090920141.jpg

    http://www.corrienteroja.net/wp-content/uploads/2015/07/20150705neonazis-grecia.jpg

    http://estaticos.elmundo.es/assets/multimedia/imagenes/2015/09/08/14417215351836.jpg

  2. «Ciudadanos deja fuera de su demanda de supresión a las diputaciones forales del País Vasco y Navarra, que nada tienen que ver ni por composición, ni por forma de elección, así como a los cabildos de las islas Canarias.»

    Cuando la obsesión por dar malas noticas es inagotable se dan estas cosas que nada tienen que ver con nosotros. ¿Sería mucho pedir qué se leyese lo que se pone?

    Cartulinas?, mejor lo «muros populares» de jóvenes. Los maduros, antes de que la «confrontación democrática» les afecte ya aceptarán pulpo como animal de compañía.

  3. Bueno, parece que ya hay pacto PSOE Ciudadanos, ahora a esperar si el PP se suma o se abstiene.
    Yo no conocía esas veleidades foralistas de ciudadanos de respetar las diputaciones vascas. Infórmame de dónde se puede leer esa declaración de respeto a las instituciones vascas porque no lo veo por ningún lado. si es así y es eso cierto, guardaremos las cartulinas para otra ocasión.

  4. Lo que quieras Larburu, la marca de la marea ya ha llegado hasta las diputaciones del resto del reino. Sabeis que el objetivo ultimo de Ciudadanos es la foralidad… si no os parece preocupante es que sois unos frivolos.

  5. Lo más inimaginable del foro era que uno de sus puntales absolviese de culpa a C,s y ( lo que es todavía más chocante) lo igualase con una formación abertzale e independentista.

    Confirma todo ello la burbuja en la que hibernan estos elementos.
    Rizar el rizo se llama.

  6. Tambien sería muy interesante analizar si la nueva propuesta en Jel de una Seguridad Social propia, posee algún tipo de compatibilidad en un pacto con el falangismo rampante de Rivera and boys.

    A no ser que este partido emergente tuviese alguna influencia en la historia del cooperativismo vasco y/o del movimiento de las ikastolas.
    Redondo nos lo podría aclarar.

  7. A ver, los de Ciudadanos serán lo que sean, vosotros sois una pandilla de tíos que justifican el tiro en la nuca y la bomba lapa. Siempre habrá una diferencia entre lo que entra dentro de lo previsible, un partido nacionalista-constitucionalista español como Ciudadanos, o unos pelaos ansiosos de gresca y sangre como vosotros. Juanito, los de Ciudadanos son tan españoles como los de Podemos y estos son vuestros aliados.

  8. VitorIII, la noticia, hasta en el link que ponías, era que el partido de Rivera metía en el cajón de Ciudadanos la supresión de las diputaciones forales.

    No hace falta que nadie nos diga que este partido no renuncia a su ambición de erradicar lo que consideran «privilegios» de Euskadi. Pero de momento no se atreven a lanzarse a la tarea.

    Yo no estaría todo el día mirando a Madrid, muchas cosas que están gure esku. Mi posición es conocida agenda vasca, unión vasca e independencia mental. Los vascos debemos de buscar la formula de convivencia para los tres “modelos económicos” y para las tres grandes culturas que conviven en nuestro suelo. La confrontación permanente nos debilita, la convivencia de modelos y culturas se debe de hacer de abajo arriba, para ello hay que dar libertad a las personas y respetar su voluntad.

    Y el entrono de la IA, mientras no se democratice, es de los que más problemas plantea, hay que terminar con el centralismo democrático:

    “En última instancia, las decisiones las deberá tomar la militancia en su correspondiente organización, SIEMPRE EN COHERENCIA CON las decisiones tomadas en EL PROCESO Abian.

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