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Activar nuestra memoria biocultural

Joxan Rekondo Pyrenaeus-eko Talaian

bioculturalCrisis de civilización, crisis sistémica, crisis global… Son denominaciones que buscan atizar y logran sacar a muchos espíritus del relajamiento y la comodidad en los que viven o vivimos. Pero, también pueden ser interpretadas en un sentido contrario. Por ejemplo, si se entiende como una convocatoria a cambiarlo todo o no cambiar nada. Lo que nos lleva a creer que solo es posible afrontar todas esas crisis desde un proyecto determinado a escala igualmente civilizatoria, sistémica, global. Entonces, se puede pensar que lo que se necesita es un poder global, sistémico, civilizatorio que organice desde arriba hasta el último detalle de un mundo que se nos va de las manos. Así, con la mera calificación de las crisis como sistémicas, globales y civilizatorias estaríamos apuntando que la solución de un nuevo mundo en el que las dichas  crisis se hayan resuelto no está al alcance de las personas y de su conducta libre y responsable.

Primero, ¿es necesario realizar una tabla rasa? ¿Hay que demolerlo todo para crear un nuevo ‘modus vivendi’ desde cero? Nadie lo ha hecho nunca. Además, son las transformaciones más radicales las que han puesto en grave riesgo la Casa Común. Podríamos decir que hoy y aquí tenemos muchas cosas que transformar y otras muchas que conservar.

Es importante conservar para transformar. Y esto es más que una frase. En muchos lugares, la modernidad ha destruido usos y tradiciones culturales, exponentes de las relaciones entre personas y del acceso de estas a los bienes económicos, de naturaleza más avanzada que las que predominan ahora en el planeta, más basadas estas en el derroche y el puro beneficio material. Un ejemplo, el premio Nobel a Ostrom (2009) ha hecho que por fin muchos académicos se abran a la consideración de que la gestión comunal de los bienes (un uso ancestral todavía vivo) puede responder más eficazmente a las necesidades sociales y a la sostenibilidad de los recursos naturales que la explotación privada o pública de los mismos. Y también es importante saber transformar para conservar. La capacidad de ‘renacer y adaptarse para perpetuarse’, que diría Arizmendiarrieta en frase que resume las paradojas entre las que se desenvuelve todo organismo con vida.

Es innegable que la gestión de las grandes crisis (sobre todo la ecológica, aunque también la crisis social y la económica) exige una implicación de fuerzas a escala global. La fórmula de Kant –“la mutua convivencia y provecho” une a los pueblos en una sociedad mundial- nunca ha sido refutada, sino solo obstaculizada por un ejercicio espurio del poder.

Sin embargo, las consecuencias de esas crisis que se extienden globalmente operan ‘localizadas’ sobre el terreno y los agentes que las avivan también. Y es aquí –sobre el terreno- donde se necesita el compromiso del máximo de fuerzas sociales. Aquí vale también el pensamiento Arizmendiarrieta: carece de sentido que se le hable de responsabilidad a quien carece de participación”. En efecto, la jerarquía y la tutela no son eficaces a la hora de maximizar esos compromisos. No hay mejor activo para actuar sobre el terreno que la posibilidad de instar a la cooperación entre las personas. En el marco, desde luego, de una cultura que otorga primacía al trabajo como medio de acceder a los bienes, y que practica la autorresponsabilidad en relación con el medio social y natural del que se beneficia el factor trabajo.

Entre esos dos niveles –mundial y local-, habría de conjugarse la gama de niveles decisivos para responder a los grandes riesgos antes nombrados, actuando de acuerdo con el principio de subsidiariedad. Este principio es descentralización operativa, debiendo cada escala resolver aquellas cuestiones para las que no está capacitada la escala inmediatamente inferior. Y es también algo más. Las soluciones no pueden seguir un único y definitivo modelo, aplicable uniformemente en todos los lugares. Así lo cree el Papa Francisco, que aboga por recurrir a las “diversas riquezas culturales de los pueblos”.

Definitivamente, debiéramos entregar a nuestros sucesores el medio social y natural en un mejor estado del que lo recibimos. Nuestras apuestas económicas, energéticas y sociales no deben poner en riesgo los intereses de los otros, de los que vendrán. Este es un principio ético orientado al futuro, que habríamos de vivir como una responsabilidad personal y colectiva respecto al medio. Responsabilidad que nos evoca a una institución que forma parte de nuestra memoria biocultural: la troncalidad del caserío vasco.

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22 comentarios en «Activar nuestra memoria biocultural»

  1. Si analizamos el estado actual del sistema mundial y del Estado global , observamos que todas sus esferas de reproducción esenciales están organizadas de forma jerárquica, antidemocrática y explotativa. El orden mundial constituye hoy en día un régimen internacional , cuya cúspide de poder político , económico , cultural , social y militar se encuentra en manos de una pequeña oligarquía o , mejor dicho , plutocracia internacional.
    El efecto debilitante de la expansión del capital transnacional sobre la capacidad de autodeterminación nacional es más notable en los países del tercer mundo que constituyen el esalabón más endeble en la cadena de explotación planetaria y en la jerarquía de poder internacional ( Son los convidados de piedra en la ONU ) De hecho , la erosión de su potestad alcanza ya tal dimensión que puede afirmarse positivamente que su gobernabilidad ha sido expropiada sustancialmente y depositada en los centros de poder internacionales.
    El ejemplo más claro lo tenemos en la crisis griega y en el trágala que hemos tenido que aceptar los vascos en asuntos como la OTAN , Maastritch y , ahora , con el secretísimo y controvertido TTPI , ejemplos claros de hurto de la soberanía al pueblo. Lo mismo cabe decir de los cuantiosísimos rescates a la banca a cuenta del ciudadano medio. A los ciudadanos no los ha rescatado nadie , si pierden el trabajo van a vivir debajo de un puente.
    Puede que haya crisis de civilización , que estemos ya incursos en la sexta extinción masiva y que hayamos degradado la Tierra hasta tal punto que hayamos cruzado el punto de no retorno , pero a mi me parece que lo que hay fundamentalmente es una crisis total de democracia.
    Estamos ante el fascismo de los banqueros , financieros y grandes magnates de las transnacionales, servidos por políticos serviles.
    Y la muchachada del PNV está con esa gente , señor Rekondo , asi que por ahí no vendrá ninguna corriente renovadora , pierdan ustedes toda esperanza.

  2. puede que sean mis obsesiones, pero….a nadie le preocupa que el GV no implemente ningun plan de caracter urgentisimo para fomentar la natalidad vasca?

    indiferentemente de nuestras tradicionales cuitas, yo diria que para los vascos quedarnos sin vascos es sinomino de debilitamiento nacional.

  3. “Es innegable que la gestión de las grandes crisis (sobre todo la ecológica, aunque también la crisis social y la económica) exige una implicación de fuerzas a escala global.”

    “Entre esos dos niveles –mundial y local-, habría de conjugarse la gama de niveles decisivos para responder a los grandes riesgos antes nombrados, actuando de acuerdo con el principio de subsidiariedad.”

    Me parece la manera más acertada de combinar lo universal y lo particular.

  4. Sí , Kaleume , pero hay que hacerlo. Obras son amores y no buenas prédicas y razones . Y los hechos desmienten a los proponentes.

  5. Resulta evidente la existencia de graves problemas (ecológicos, sociales, económicos) y la necesidad urgente de abordarlos. Podemos hacerlo de dos maneras:

    Planteando unas formas de resolución de corte vertical, siguiendo el desprestigiado concepto de soberanía basado en un solo centro de decisión, al que tan aferrado está el poder central.

    O bien desde el principio de subsidiariedad, con fórmulas basadas en la participación directa mayor posible, de abajo arriba. Es cierto que sin planificación general la libertad se convierte en puro anarquismo, pero es enriquecedor dejar plena libertad e iniciativa a las entidades inferiores, para que estas estudien y decidan según sus posibilidades las cuestiones que les afectan y puedan solucionar.

    Yo pienso como Arizmendiarrieta: “carece de sentido que se le hable de responsabilidad a quien carece de participación”.

    Tienes razón Liztor cuando dices que obras son amores. Un buen ejemplo ha sido el sistema descentralizado tradicional vasco, que tan bien supo resistir en el terreno ecológico, social y económico el embate de los tiempos.

  6. Buen ejemplo de ello es pactar y repartirse cargitos con partido tan abertzale como el PSOE.

    Claro que si seguimos el catecismo del padre Astete, perdón Arizmendiarreta eso no es pecado grave que no pueda arreglarse con confesión.

  7. Es mejor pactar con el PSOE que pactar con la baturrada que tanto nos quiere y nos ama, como por ejemplo Juan de Arana.

  8. Liztor, te escudas en lo que crees, sin saber que hacen los demás, para no debatir lo que te propone Arantza.

  9. Arantza es otra forofa del talismán que acaban de sacar del cajón de los trastos viejos los burgueses capitalistas del PNV , el cooperativismo.
    Si de verdad creyeran en él, han tenido muchos años para promoverlo , podían haber invertido el dinero de las cajas vascas en proyectos industriales pioneros de alto valor añadido , en lugar de irse a Murcia a especular con el ladrillazo o a Andalucía a comprar cajas arruinadas.
    Por eso Koldo Sratxaga y sus colaboradores de Ner Group se han visto obligados a crear Kutxa Ner.

    http://www.nergroup.org/es-es/PonenciaAutogobierno.aspx

    Te lo vuelvo a repetir, el movimiento se demuestra andando , los hechos de los peneuvistas de los últimos 40 años les desmienten sistemáticamente.

  10. Burgueses, capitalistas, ¿pero qué es lo que son los baturros? funcionarios o tíos que viven de subvenciones públicas. ¿Y que modo de producción nos ofrecen? ¿cuál es tu modelo, el tuyo, el de arrascarte el huevamen hasta que se te caigan las uñas mientras chupas de alguna parte para dar el turre en foros enemigos?

  11. No te sulfures Azitain , pedazo de langille stajanovista que solito sostiene la nación , y responde razonadamente a lo que se te plantea.
    Cada vez que abres la boca te calificas . Algo similar ocurre con Fétido de España.

  12. baturro, rra.

    (De bato1).

    1. adj. Rústico aragonés. U. t. c. s.

    2. adj. Perteneciente o relativo al baturro. Cuento baturro.

    Yo soy vasco de nacimiento y vocación ergo no puedo ser baturro , alcornoque , a ver si aprendes a hablar con propiedad.

  13. VitorIIi, si esas afirmaciones, que son abominables para la mayoría de los vascos (para ti parece que están mal si son inventadas y justificables si son ciertas) son falsas, ¿por qué no las desmienten y nos explican que querían decir con «socializar el sufrimiento»?

  14. Un respeto , fétido picoleto español , a mi no me manches con ese apelativo.
    Yo soy vasco , solamente vasco y nada más que vasco.
    Ni por todo el oro del mundo me haría español , no todos somos borbónicos colaboracionistas del PNV.

  15. Es verdad, los verdaderos abertzales del PNV no son como los baturros histéricos internacionalistas como Liztor,

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