Azala / Portada » ¿Y una Ley de Garantías Democráticas?

Ander Muruzabal Nafar Herria blogean

revocacic3b3n-de-mandatoMucho se ha hablado y se sigue hablando en los últimos tiempos de la regeneración democrática, de gobiernos abiertos y de transformación de los partidos políticos e, incluso, la progresiva sustitución de la democracia representativa por introducción de fórmulas de democracia directa basadas en las tecnologías de la comunicación y la información, y yo no soy una excepción, pero creo que partimos de una base falsa como es pretender que esa regeneración venga de los propios estamentos a regenerar que viven cómodamente instalados en la situación actual.

Es evidente, y la última conferencia del PSOE es un magnífico ejemplo de ello, que esa regeneración solo es una preocupación para los partidos políticos cuando los mecanismos de la democracia representativa hacen temblar el status establecido, luego resulta más evidente aún que el ansiado cambio solo puede venir de dotar a la ciudadanía del empoderamiento suficiente como para forzarlo.

Y es en este contexto donde podemos plantearnos la cuestión fundamental ¿Por qué no dar un paso adelante y dotarnos de una Ley que garantice la democracia y el poder de los ciudadanos?

Pero el problema es definir cuales son los elementos que debiera contemplar una Ley de estas características para evitar el secuestro del poder por unas minorías profesionalizadas y, sobre todo, la disociación entre sus compromisos electorales, a la postre los que les han otorgado el poder, con el ejercicio posterior de este.

En todo caso, una Ley de Garantías Democráticas debería contemplar dos derechos fundamentales de los ciudadanos; el derecho a la información y a la participación, y un mecanismo de protección de estos derechos.

El derecho a la información, probablemente el eje sobre el que se sustenta cualquier proceso de empoderamiento de los ciudadanos, debe estar basado en la transparencia de la Administración Pública y esta no puede ser una mera regulación por parte de la misma de las materias objeto de información pública y los mecanismos para su acceso, algo completamente habitual en todas las leyes de transparencia que han ido desfilando últimamente por el Congreso, los Parlamentos autonómicos o los Plenos municipales, sino en el reconocimiento de que la información que genera la Administración Pública es propiedad de los ciudadanos y que no tiene más límites que la protección de datos personales y la confidencialidad en alguna fase de procedimientos de contratación. Y una vez reconocido ese derecho se trata de articularlo.

De la misma manera, la participación política no puede reducirse a determinadas materias “graciables” por parte de los poderes públicos sino que debe estar reglamentada en cuanto a su objeto y sus mecanismos de ejercicio, así como contemplar procedimientos de iniciativa ciudadana en todo el proceso político; proposición, debate y decisión, articulando y legalizando mecanismos como la Iniciativa Legislativa Popular, el Escaño Ciudadano y el Referendum.

Y como garante de estos derechos ciudadanos se podría recuperar una figura denostada en la actualidad y que ha sido vaciada de contenido como es el Defensor del Pueblo que sería el encargado de velar por estos derechos, iniciar su activación en función de las previsiones que establezca esa Ley de Garantías Democráticas y controlar los mecanismos de participación y transparencia. Para ello habría que dotarlo de independencia tanto del poder ejecutivo como del legislativo mediante su elección directa por sufragio universal.

Pero una verdadera Ley de Garantías Democráticas no estaría completa sin dotar a la ciudadanía de la capacidad de completar el círculo democrático. Si en cualquier organización representativa es lo normal que quien ha efectuado un nombramiento sea el capacitado para revocarlo ¿Por qué en un sistema democrático nos vamos a contentar con ejercer ese derecho cada cuatro años? ¿Por qué no articular un procedimiento de revocación?

Resulta evidente que la revocación de un gobierno no es cosa baladí pero existen circunstancias; incumplimiento grave del “contrato electoral”, cambio ostensible en las mayorías electorales, situaciones procesales protegidas por aforamiento… que debidamente reglamentadas y cuantificadas debieran poder dar inicio a un procedimiento de revocación que concluyese en el mayor ejercicio democrático en una democracia representativa que es devolver la voz a los ciudadanos. Algunos casos conocemos donde este procedimiento pondría fin a la parálisis institucional provocada por intereses partidistas o personales ajenos a los ciudadanos y a la democracia.

Y sobre estos tres pilares; transparencia, participación, revocación y su mecanismo de control independiente de los poderes legislativo y ejecutivo… es sobre los que construir esa Ley de Garantías Democráticas que nos garantice una democracia más acorde con los tiempos en que vivimos.

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3 comentarios en «¿Y una Ley de Garantías Democráticas?»

  1. Antes de nada darte las gracias por tu claridad, lo de foralista ha sido, en verdad rompedor.
    En esta cruzada contra el aparatxik que has iniciado hace ya un buen tiempo, me pregunto que sera de aquel PNV y sus famosas INCOMPATIBILIDADES.Te deseo una feliz travesia.

    No obstante el problema no esta solamente en las partes mas agudas de la estructura piramidal, es tambien que mutxa gente pasa de «participar», osea no le interesa perder su precioso tiempo discutiendo sobre los problemas sociales, sin recibir nada a cambio.Ademas puede pasar que a mutxa participacion acabe en un rollo asambleario desmadrau, tipo izquierda hundida.

    Antes la peña pegaba los carteles, ahora se contratan empresas, y se compran espacios con dinero publico.

    Creo que no puede haber una transformación, siento discrepar Ander.No hace falta una nueva ley de garantias, pues tenemos una inflacción legislativa al respecto que no se cumple, porque no interesa y los jueces estan compraus o nombrados por el aparatxik y el que se revela, al desierto, cuarentena larga.

    Saludos.

  2. Creo, mi estimado Arrano, que partes de dos premisas falsas;

    «Que mutxa gente pasa de participar, osea no le interesa perder su precioso tiempo discutiendo sobre los problemas sociales, sin recibir nada a cambio»

    Mi experiencia particular zabalkide me dice que la gente que pasa de participar cuando sus opiniones no son tenidas en cuenta y/o ni siquiera escuchadas, son entusiastas participantes cuando se abren los canales de debate y sienten que su aportación tiene valor para la organización.

    «Puede pasar que a mutxa participación acabe en un rollo asambleario desmadrau, tipo Izquierda Hundida»

    Eso, que ha sido verdad y uno de los orígenes de la legitimidad de la democracia representativa, tiene muy poco que ver con las posibilidades comunicativas y de interacción del S. XXI, no hace falta más que articular los canales y procedimientos adecuados, y para eso, afortunadamente, hoy tenemos la tecnología adecuada. Acuerdate de la Encarta y la Wikipedia que yo creo que es más facil gobernar Mungia que elaborar el compendio del conocimiento universal.

    Ambas me parecen simples excusas de quien no quiere que las cosas cambien o de quien ha asumido los argumentos de los que no quieren que las cosas cambien.

    En todo caso esta no es una cruzada anti «aparatxik» sino a favor del «aparatxik» del que me preocupa puedan acabar en la cola del paro sino tienen la suficiente inteligencia para comprenderlo y ponerlo en marcha.

    En cuanto a la Travesía del Desierto no te preocupes mucho por mi que despues de una primera de más de 25 años soy capaz de superar a Moises sin despintar el gesto.

    P.D. Tengo pendiente ese análisis que me pedías el otro día sobre el problema de la inmigración, que me parece interesantísimo siendo, como somos, vascos.

    JELen agur

  3. Magnifico post Ander, como siempre. Espero que no te importe que entre en él como elefante en cacharrería y de mi opinión sobre la Justicia
    Un saludo
    Josemi

    JUSTICIA RESTAURATIVA O RESTAURADORA

    Mientras desayunaba, la radio lanzaba una entrevista con un ilustre Magistrado y he aquí que me ha enseñado un nuevo concepto de la Justicia; la Restaurativa o Restauradora. Inmediatamente he encendido la computadora y he viajado hacia el significado de este tipo de justicia, ya que mi ignorancia tan sólo me dejaba ver que como Justicia únicamente existe una. Craso error por mi parte, ya que, efectivamente existe esta definición y utilización de la misma:
    • Justicia restaurativa es una teoría de justicia que enfatiza en la reparación del daño causado o presentado por una conducta delictiva. Se alcanza mejor a través de procesos cooperativos que incluyen a todos los interesados.
    • Es una nueva manera de entender la Justicia, que se basa en, reparar el daño causado y no en, castigar al delincuente. Reconocimiento del daño causado (conciliación con el sujeto dañado) como así mismo, la reparación del daño con indemnizaciones al damnificado.
    Esta entrevista no estaba dirigida, según he escuchado, sobre jóvenes delincuentes introducidos en el mundo de la droga y sus consecuencias; que es sobre quienes más se utiliza esta ley, sino que la dirigía a los presos de ETA que han salido y van a salir de prisión que tras veintimuchos años en la cárcel salen de la misma sin reparar a la víctima y sin ninguna intención de admitir el daño causado.
    Al margen de mi posición personal; ya que yo sí que estoy por la labor de admitir el daño causado, cosa que ya he realizado más de una vez, y de intentar restaurar o reparar el daño causado, cosa que estoy en ello; quiero y deseo referirme a otro colectivo que ni ha estado, ni está por la labor de aplicar o mejor, de utilizar este tipo de Justicia, ya que han cumplido su condena y estiman que ya han cumplido.
    En toda la historia de ETA y su entorno y con ello quiero decir, todo aquello que ha conllevado dolor y sufrimiento; nadie ha pedido perdón. Ni ETA (pm), ni la Guerra Sucia en todos sus conceptos, ni la actual ETA (m):
    • Los polimilis salieron de la cárcel, casi como victoriosos, con un bagaje en su historia de casi la mitad de muertos de los cerca de novecientos que se le imputan a ETA y es más, muchos de sus miembros han hecho carrera política y nadie se ha rasgado las vestiduras.
    • Qué hablar de la Guerra Sucia y del escaso o nulo tiempo que han pasado en prisión quienes la practicaron, sin que nadie haya levantado la voz; claro, si, quienes padecieron sus desmanes.
    • Por último queda la ETA actual, que sobre esta si que está cayendo todo el peso de la Ley y de la Sociedad y sobre todo sobre sus presos y sobre esta voy a ampliar mis impresiones, unidas al comentario del Magistrado
    El mayor desastre que la lucha contra ETA ha cometido en toda su historia, fue la Dispersión, allá por 1988. Aquella forma de castigo añadido al preso, fue un fallo terrible que lo único que consiguió fue endurecer las tesis de los propios presos. De una situación de debate continuo (al estar juntos) y que poco a poco se reconducía a una situación similar a la de los polimilis y que, sin duda, llevaba al camino de una posible tregua y con ello una posible resolución del conflicto, dio paso a un colectivo dispersado que cerró filas.
    El castigo añadido sobre unos presos que fueron clasificados en un régimen durísimo de estancia en la cárcel a cientos de kilómetros lo que unía a este castigo el de sus familiares que semana tras semana tenían que desplazarse; dio la vuelta a lo que pretendían las Instituciones y en vez de ablandar al preso, le endureció mucho más. Creando un monstruo en el que los duros siguieron siendo duros y los blandos se hicieron duros; o sea, todo lo contrario de lo que pretendían.
    Hoy, 25 años más tarde, estos presos, que han cumplido día a día su condena y con la derogación de la Doctrina llamada Parot (STS 197/2006) han pasado unos cuantos años de propina en prisión salen a la calle, libres y como ciudadanos normales y corrientes.
    Podrá gustar poco, menos o nada que estos presos deambulen por las calles, pero la Justicia es clara y concisa al respecto y tienen todo el derecho del mundo a caminar por ella.
    He aquí cuando uno el hilo de la Justicia Restaurativa o Reparadora y el Magistrado que achacaba a estos presos que no reparaban el daño causado de ninguna manera y pregunto:
    • ¿Cómo pretende este Juez, que un individuo repare un hecho causado, si no se le ha aplicado este tipo de Justicia?
    • ¿No quedamos que esta justicia se basaba en no castigar al preso?, que se trataba de suplir el castigo por la reparación?
    • ¿Cuándo se ha aplicado esta Justicia al preso de ETA?
    • ¿Mantener a un delincuente 8.000 días en la cárcel y luego aplicarle una nueva ley (la Parot) y ampliarle hasta 2.000 días más su condena es suplir el castigo por la reparación?.
    Seamos cabales y serios. Yo ya he dejado bien claro que en mi caso tengo decidido mi manera de actuar y jamás me meteré en la que el resto decida. Los presos de ETA que salgan de prisión, serán hombres y mujeres libres y harán lo que su conciencia les dicte y la Sociedad tendrá que admitir esta situación le guste o no la misma, o nos vamos a convertir en más papistas que el Papa al final de este túnel que tanto sufrimiento ha acarreado. Quien tenga que pagar, que pague su deuda y quien ha cumplido, libre está.
    Josemi
    Gasteizen, San Martín eguna

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