¡Ay Jesús!

Jon Inchaurraga

Leyendo entrevistas como la que le han hecho a Jesús Egiguren en Público, uno se explica por qué la gente pasa cada día más de los políticos. Esta vez no es culpa de los periodistas, sino del propio Eguiguren y sus respuestas. Parece que para el político socialista en Euskadi vivimos en un paraíso y que la gente ha asumido el cambio. Afirma, en relación con el último Euskobarómetro, que “haces un sondeo y el 40% de los votantes del PNV te dice que le parece bien que Patxi López sea lehendakari”, aunque añadan que “no es el que les gusta”. Ver para creer. Y por si fuera poco, en una borrachera de triunfalismo, nos cuenta que la“misión histórica (del PSE-EE) de pacificar el país y poner en marcha la reconciliación”, lo cual se haría con el resultado de un pueblo unido “que no olvide lo que pasó, pero que tenga capacidad de olvido”. En otras palabras, que se olvide del GAL y de ETA (pm), pero que no lo haga de ETA. Este análisis subyace de la exigencia a Batasuna de condenar a ETA y Eguiguren responde que “cuando hablan de rechazo a todo tipo de violencia, meten la violencia del Estado, de la Policía, de la Guardia Civil” y que sólo vale la apuesta por las vías políticas si Batasuna para a ETA o la condena.

Es el tema de la pacificación de Euskadi en el que “el hombre proceso” hace sus pinitos y demuestra que a veces la realidad supera la ficción. El titular es claro; Batasuna tiene voluntad de dejar la violencia. No basta que los dirigentes de Batasuna no hayan condenado la violencia de ETA ni hayan actuado contra ella con la misma virulencia con la que atacan a la violencia del Estado, tampoco basta que entre los últimos detenidos por pertenencia a banda armada haya ex-candidatos de Batasuna. Y parece que tampoco es suficiente que la presión en los pueblos no haya descendido, que la voluntad es clara y el debate sigue adelante. Unas discusiones que no han sido entorpecidas por las detenciones de Arnaldo Otegi y Rafa Díez, según el político socialista. Que Otegi haya comenzado una huelga de hambre propuesta por el EPPK, tampoco influye. Parece ser que Eguiguren, a quien abrazan ciertos familiares de presos, está bien informado. Tan bien informado que afirma sin paliativos que la iniciativa de Alsasua es la “Tabla de Moisés” de  ETA. Una iniciativa que, recordemos, reafirma los principios de Anoeta, aquellos en los que se basó aquel proceso fallido de Loyola, cuyo colofón fueron dos muertos en la T-2 en Madrid.

Lo más chocante de la entrevista es la visión de la realidad que defiende Eguiguren. Primero, explica que la catarsis sumida por la izquierda abertzale es fruto del “cambio” en Euskadi que les ha hecho ver que ya no está en 1977. Unas explicaciones arrogantes y superficiales si se lee el documento de Alsasua y si se ve el resultado de las políticas de deslegitimación del Gobierno vasco. Políticas que han consistido en quitar carteles delante de cámaras y sacar al MLNV de EiTB, unos logros formales, pero sin mayor recorrido que el del carrete de la cámara que los saca. Segundo, defiende la mesa de diálogo que propuso Batasuna (si ETA deja las armas), pero a la vez las políticas de Rubalcaba y Zapatero (Ley de Partidos). Esta postura es contradictoria, ya que está defendiendo una mesa de partidos en la que se sentaría un grupo terrorista, Batasuna, ya que recordemos que está en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea gracias al afán del PSOE y el PP de pagar su inoperancia política en la CAV con ilegalizaciones a la carta. Concluye Eguiguren que está convencido de que “el climax” de la paz llegará en un par de años. Declaraciones que seguramente escuchamos hace unos años al referirse el inminente proceso de Loyola.

Aun así, sería injusto terminar este análisis sin añadir cuatro perlas de Eguiguren. Primero, Eguiguren afirma que “el nacionalismo vasco tiene una visión conspirativa de la historia” y que “eso le debilita”. Una opinión que deja a las claras su opinión sobre el nacionalismo vasco. Quizá es por eso que siempre su partido reprocha al PNV que no haga lo que ellos hacen. Puede que por eso pidan al PNV la lealtad que ellos no tuvieron al anterior Gobierno vasco y lo vilipendien con tanta patosidad. Segundo, que el problema vasco es “entre vascos” y que no “tiene que ver con España”. Parece que el Estatuto o los Derechos Históricos no tienen significación para este hombre, historiador de estudios, que ignora (o parece ignorar) que el conflicto político vasco nace de la incomprensión del Estado hacia los fueros vascos. Una incomprensión de la que nació el Partido Nacionalismo Vasco y que es el eje de cualquier partido nacionalista vasco.

Esta afirmación deja a las claras por qué el conflicto vasco parece no tener fin. Hay dos razones principales; una la identificación errónea de éste  con el nacimiento de ETA y dos, la negación de un conflicto territorial dentro del Estado. Tercero, que si explica las condiciones en las que fraguaría el próximo proceso de paz, todos los partidos se sumarían. Ha olvidado Eguiguren que a veces los intereses políticos están por encima de los intereses sociales. No hay más que mirar al Estatuto de Gernika para darnos cuenta de ello. Una ley incumplida sistemáticamente porque no interesa que el nacionalismo vasco tenga las cuotas de poder que le corresponde. Cuarto, que el PSE-EE tiene un proyecto de país y “no viene a gestionar cuatro cosas”. Por eso lo primero que han hecho ha sido poner banderas españolas por todos lados y emitir el discurso del Rey por ETB2, por no hablar de las transferencias que aún esperamos. No sé cuál de las cuatro afirmaciones es más hilarante. Juzguen ustedes mismos.

En fin, Jesús Eguiguren parece vivir en un mundo diferente al nuestro. Sus afirmaciones cargadas de triunfalismo y de prepotencia nos muestran la cara más desagradable del PSOE. Un partido que, para lo que está haciendo, está demasiado orgulloso de su gestión. Sin embargo, la calle no engaña. El hastío de los vascos ante la inactividad del PSOE es notable y la presión contra los objetivos del MLNV no ha medrado. Media Euzkadi sigue en el punto de mira de la violencia política del MLNV, lo que hace difícil de creer que ETA vaya a dejar las armas. Estos hechos demuestran que la Historia suele ser cíclica y, si lo trasladamos a Euzkadi, podemos afirmar que entre la declaración de Alsasua y la de Anoeta no dista más que la denominación geográfica. Puede que el debate interno sea cierto y que las bases del MLNV quieran dejar la lucha armada, pero parece irrisorio que los dirigentes del MLNV quieran acabar con el “acontecimiento fundador de ETA” (Política y Nacionalismo, J. Agirre) puesto que es la organización quién “ha iniciado, dirigido, impulsado y desarrollado el proceso revolucionario de Liberación en su conjunto”. Por eso, prefiero pensar que las cosas van a seguir igual y equivocarme a vender humo o que me engañen otra vez más. Cautela Sr, Eguiguren, que estos señores no son tan tontos como ustedes piensan.