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Los hermanos Garat y la Revolución que acabó con las Viejas Libertades (1)

Ion Gaztañaga

Los hermanos Garat, hijos de un médico de Ustaritze, han marcado uno de los capítulos más interesantes de la historia vasca, especialmente la que en hegoalde menos conocemos, la de nuestros hermanos del otro lado del Bidasoa. Lapurditarras ámbos (el hermano mayor Dominique nació en 1735 en Ustaritze, el hermano menor, Joseph Dominique, nació el año 1749 en Bayona) sufrieron no sólo la abolición de la instituciones vascas sino que dieron comienzo a la reclamación de un deseo hoy aún vivo: la institucionalización del país de los vascos continentales.

Los dos hermanos estudiaron Derecho y se dedicaron a la abogacía. El mayor una vez terminó los estudios en Burdeos se instaló allí mismo y ejerció destacando como orador en el parlamento de Burdeos como muestran sus protestas contra la trata de esclavos negros, el llamado «comercio de ébano». Su hermano menor siguió el mismo camino llegando a acompañarlo en el despacho de Burdeos pero pronto se dirige a París, donde se relaciona con los círculos literarios e intelectuales (con publicaciones que tienen una acogida positiva) e imparte a partir de 1786 clases de filosofía y literatura. Además trabajó como lobbista en París para el Biltzar de Bapurdi (el equivalente de las juntas generales en Lapurdi). En su labor tuvo tanto talento para el discurso que fue premiado por su elocuencia en tres ocasiones por la Academia.

La parte más interesante de sus vidas comienza el año 1789, casi 30 años antes de que el centralismo afrancesado sacudiera hegoalde, pues por primera vez desde 1614, el Rey de Francia Luis XVI convoca los Estados Generales en Versalles para discutir los graves problemas económicos que tenía el Estado Francés. Dicha asamblea reunía a los tres estados: nobleza, clero y el tercer estado.

En Lapurdi los tres estados se reunieron en Abril en la iglesia de Ustaritze para elegir sus delegados a estos Estados Generales y en estas elecciones se eligió en representación del clero al párroco de Ziburu Luis Xavier de San Esteban y por la nobleza al vizconde de Makea Nicolás de Haraneder. Hay que tener en cuenta que esta división era de cara al estado francés, pues internamente como en la mayoría de los territorios vascos, en Lapurdi los nobles no tenían privilegio institucional alguno y se sentaban en el Biltzar con las mismas condiciones que los demás (el clero no tenía representación en el Biltzar).

Por el tercer estado parecía que iban a ser seleccionados el menor de los Garat y su benefactor y principal impulsor de que Lapurdi tuviera su propia representación en dicha asamblea, Pierre d’Ithurbide. De hecho se desarrolló una gran campaña a favor de ambos de cara a las elecciones.

Sin embargo, el talento de los Garat se pondría de nuevo de manifiesto tal y como cuenta el clérigo y poeta vasco natural de Isturitze Salvat Monho (1749-1821), en su poema «Ihardestea». La gran capacidad oratoria de Dominique («lengoaia berri bat», un nuevo lenguaje) cautivó y finalmente ámbos hermanos fueron los elegidos como representantes del tercer estado. Así lo cuenta el poema de Monho:

«Koplari aprendiz batek gogoan pasatu badu
Bertsu hotz batzuen bidez Lapurdi gobernatu,
Sinets beza frogaturik enganioan zela,
Lapurtarren xoratzeko bertzerik behar dela.
Bordaletik etorri den hitz-egile handiak,
Ithurbideren alde mintzo ziren guziak,
Agertu den bezain sarri, ditu ixil-arazi:
Eta lengoaia berri bat diote irakatsi.
Uztarizko parketaren inguru gehienak,
Tabernako salak eta zokorik ilunenak
Errepikaz egon dire gabaz eta egunaz
Garatentzat egin diren botuen oiharzunaz.
(…)»

Los tres estados redactaron el llamado Cuaderno de Quejas del territorio siendo las principales reivindicaciones mantener el régimen particular de Lapurdi, representado por su Biltzar y garantizar las características particulares del país, sobre todo el idioma. Como dato adicional el clero demandó un obispo que supiera euskera.

Los diputados de Zuberoa redactaron unas quejas similares y los de Nafarroa Beherea, aunque no podían enviar diputados porque Nafarroa Beherea era el reducto del legítimo Reino de Navarra y por tanto no formaba parte del Reino de Francia, redactó un cuaderno de quejas para pedir una derogación de los abusos de los borbones.

La desaparición por anexión de la Navarra continental y la desaparición de los fueros de Lapurdi y Zuberoa pueden dar para una larga serie de artículos pero es interesante dar estas pinceladas para observar el paralelismo con la serie «Sobre las Constituciones Vascas» pues 30 años antes de Bayona ya se enarboló la reclamación de que se mantuviera la independencia de los territorios vascos «en tanto que los Estados Generales de la Nación Francesa no se hayan dado una Constitución tan buena o mejor que la de los vascos y hayan tomado las medidas convenientes para rendirla firme y estable».

Como sabemos, el tercer estado reunido París se recluyó en el edificio del Juego de la Pelota, y se autoproclamó Asamblea Constituyente. El mayor, Dominique Garat formó parte de la comisión que planteó a Luis XVI las exigencias de la Asamblea, en la elaboración y ejecución del nuevo sistema institucional judicial y administrativo y asumiría la secretaría de la Asamblea Nacional Constituyente en la parte final de los debates desde Junio de 1790 hasta Septiembre de 1791, cuando conocería el lado oscuro de la revolución.

Como adelanto para el mismo proceso que los españoles copiarían con entusiasmo, el primer paso a la uniformización, la Ley de 4 de agosto de 1789, bajo la excusa de acabar con todo tipo de privilegios, se abolen todas las diferencias entre regiones y provincias incluyendo los fueros de Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Beherea, siendo esta última anexionada definitivamente a Francia. Se daba comienzo así al proceso de demolición de las leyes vascas que culminaría en hegoalde en 1876.

En el tumulto de dicha sesión, el silencio de los diputados enviados por el Biltzar tuvo como consecuencia una severa llamada de atención del Biltzar a sus representantes mediante carta en Septiembre. Conocemos sin embargo la justicia de la razón de la fuerza y por ello, después de intentar convencer infructuosamente a la Asamblea Nacional francesa, el Biltzar y sus representantes se prepararon para pedir que en la próxima partición departamental francesa que todas las provincias vascas formaran un solo departamento. Deseo mayoritario entonces y ahora que sigue incumplido a pesar de las promesas de presidentes como Mitterrand.

El centralismo francés empezó a caminar con una reorganización territorial que dividía Francia no por criterios geográficos ni culturales, sino por criterios políticos revolucionarios: la creación de departamentos ajena a las divisiones políticas e históricas, pues se consideraban como un elemento contrarrevolucionario que iba a mantener los privilegios de la aristocracia. Por lo tanto, cuando el proyecto se discute el 12 de enero de 1790, la Asamblea Nacional decreta que Navarra (Nafarroa Beherea), las provincias vascas y el Bearne se junten para hacer un solo departamento llamado Bajos Pirineos.

Las enérgicas protestas de los hermanos Garat ante esta organización territorial para las provincias vascas quedaron reflejadas en las actas de Enero y Febrero de 1790 con las reclamaciones de Dominique pidiendo repetidamente la creación de un departament0 propio para las provincias vascas. Incluso los últimos intentos y protestas de los Garat fueron abucheados en la Asamblea. De las cuarenta intervenciones que realizó Dominique Garat son conocidas las cuatro en las que reclamó el departamento propio. Veamos algunos de los argumentos.

Para Dominique Garat la unión con Bearn representaría el fin de las libertades y costumbres vascas, de la tradición de la libertad que representaba el Biltzar y en su correspondencia con el comité lo dejó claro:

«Es un hecho aceptado en todas las regiones francófonas y gascones que nos rodean que es imposible aprender vasco si no vives con los habitantes de esta provincia desde una edad muy temprana»

Añadía que si los vascos y los bearneses se vieran forzados a esta unión no habría entendimiento entre ellos: «Se terminarán separando como los hombres de la Torre de Babel».

También harían uso de argumentos sociales para presionar a los diputados pues hacían saber que los vascos eran pobres y debían labrar su propia tierra. Como consecuencia, sería «muy difícil encontrar familias que pudieran proveer hombres para la Asamblea Nacional. Si los vascos y los bearneses son forzados a la unión, entonces el Bearn nominará todos los diputados y el País Vasco se quedará sin ninguno». Cuando el comité decidió contra estos argumentos Garat adoptó una postura más dura, convencido de que las identidades provinciales de Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Beherea y Bearn se perdería en el «desierto de Aquitania»:

«Sólo me queda realizar un último servicio (…), prescrito por mis constituyentes, por mi razón y por mi conciencia, nada en el mundo podría hacer que lo olvidara. En una decisión unánime, mi provincia registra su más enérgica protesta»

(Continuará…)

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4 comentarios en «Los hermanos Garat y la Revolución que acabó con las Viejas Libertades (1)»

  1. Nere idatzi honek ez dauka zerikusirik Jonen artikuluarekin.Gaur ospatu dira Gazteizko katedral berrian, frankistek 1936-39 gerratean fusilatu zituezten 14 apaiz euskaldunen aldeko eleizkizunak.Beren errua euskaldunak izatea eta ideologiaren gainetik gizonenganako errespetua erakustea izan zen.Nere ustez berandu bada ere ,merezitako omenaldia gaur eskeinitakoa.

  2. JELen agur

    Desde luego, gusta decir al nacionalismo español, que los vascos somo los verdaderos españoles. Los primeros.
    Tambien habria que decir los mismo de Francia.
    Entonces, ¿Que somos, españoles, francese o las cosas?
    Pues no somos ninguna de las dos. Somos vascos.

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