Azala / Portada » La sostenibilidad de las energías renovables

La sostenibilidad de las energías renovables

Ion Gaztañaga

El debate sobre las energías renovables ha tomado importancia en el debate público a consecuencia de la preocupación por las emisiones de carbono a la atmósfera, el calentamiento global y por la escalada de precios que sufrió el petróleo antes de la actual crisis económica. Pero al contrario del lo que pudiera pensarse, las llamadas energías renovables tienen aún un largo camino para que puedan ser realmente renovables y sostenibles, principalmente debido a que la tecnología detrás de las actuales energías renovables está basada en recursos no renovables como metales de baja disponibilidad.

El debate sobre la sostenibilidad de las energías renovables comenzó en la opinión pública con los biocombustibles, una energía por la que habían apostado Europa y Estados Unidos. Con gran preocupación se han alzado voces alertando del impacto que los biocombustibles pudieran tener en la producción mundial de maíz y como consecuencia, en la alimentación mundial. Las alternativas como el biocombustible basado en la producción de algas no son a día de hoy alternativas maduras que pudieran superar estos graves condicionantes.

Un ejemplo de la falta de sostenibilidad de la tecnología es la energía fotovoltaica, cuya necesidad de silicio ha superado ya en el año 2008 la demanda de silicio de los dispositivos electrónicos. El problema ciertamente, no esta en el propio silicio, material muy abundante en la tierra, ni en la luz solar, sino en la baja eficiencia de conversión de luz a electricidad de las tradicionales celdas solares del mercado (aproximadamente del 15%). Con las últimas tecnologías la eficiencia de las células solares ha llegado a ser del 25%, y con tecnologías experimentales, hasta del 40%. Sin embargo, este aumento de eficiencia se basa en el uso de metales raros como el Indio, cuya baja disponibilidad ha disparado su precio a mil dólares el kilo.

El uso de metales poco habituales es también una práctica conocida en la tecnología electrónica. Y no debemos olvidar que la baja disponibilidad no solo genera problemas económicos sino que también alimenta conflictos bélicos. Es paradigmático el caso del coltán, un metal muy usado para alargar la vida de las baterías de los dispositivos electrónicos como los móviles, cuyas mayores reservas (el 80% de la reserva mundial) se encuentran en África. El conflicto del Congo es el sangriento escenario donde se establece un intenso tráfico de este deseado metal.

El mismo problema parece estar sufriendo la apuesta por la economía del hidrógeno, cuya generación por electrolisis (división del agua) tiene un alto coste energético. La apuesta por usar bacterias que obtengan hidrógeno desde el agua está lejos de ser comercialmente viable y el paso final de la economía del hidrógeno, el de la transformación del hidrógeno en electricidad que haga mover nuestro mundo, también encuentra un grave problema de sostenibilidad: el uso del platino como catalizador de la reacción para las pilas de combustible. El platino es aún menos abundante y más caro que el indio, unos cincuenta mil dólares el kilo y las alternativas que se ensayan con otros catalizadores obtienen una eficiencia mucho menor. La esperanza está depositada en la nanotecnología, aunque no tiene aún un plazo realista.

Otras prometedoras energías como la energía eólica y mareomotriz tienen en común con la energía solar una producción energética dependiente de la meteorología. Para poder aprovechar los picos de producción de esta tecnología, la opción más lógica sería almacenar la energía no consumida en baterías para que pudiera ser usada en los momentos de mayor demanda. Las baterías son también la herramienta básica para la construcción de coches híbridos, cuya demanda crecerá exponencialmente en los próximos años. El litio es la materia prima principal para la construcción de estas baterías y afortunadamente es mucho más abundante que los metales anteriormente citados. Pero desde luego es conveniente encontrar alternativas que pudieran evitar una dependencia del litio en la economía y tuvieran una toxicidad menor.

Como podemos observar, las energías renovables son la esperanza para un desarrollo sostenible pero será necesaria una auténtica revolución tecnológica para que las energías que hoy conocemos como renovables puedan ser realmente sostenibles. Una advertencia que nos indica que la energía más sostenible es la que no se consume.

Partekatu sare sozalietan / Comparte en redes sociales

Gai honetako beste sarrerak / Otras entradas relacionadas

3 comentarios en «La sostenibilidad de las energías renovables»

  1. Estimado Ion:
    como sin duda conoces el mayor problema de las denominadas energías renovables es la poca capacidad de regulación que poseemos sobre las mismas. De esa forma es muy complicado satisfacer la curva de demanda eléctrica que no obedece, sin duda, a los vientos o a las nubes.

    No estoy de acuerdo con tu última afirmación. La energía se consume para algo (calentarse, producir «trabajo» en el concepto físico del término y en definitiva para vivir). Un ratio interesante y que pocos políticos entienden es el de la EFICIENCIA energética. Te dejo un link que habla de la eficiencia del consumo energético de los países a la hora de producir riqueza: http://epi.yale.edu/CountryScores

    Otro link interesante es este: http://www.energiasrenovables.ciemat.es/especiales/energia/index.htm#intro

    Creo que seríamos muy injustos si pretendiéramos que los que más han aumentado el consumo global en los últimos años (los países emergentes), dejaran de consumir y apostaran por energías renovables (y caras) que no son capaces de satisfacer sus demandas.

    La forma de energía más abundante en el Universo en la energía NUCLEAR procedente de la fusión de los átomos de hidrógeno en las estrellas para producir helio. Natural como la vida… La energía solar que está tan en boga es de origen nuclear. Va siendo hora de ponerle el cascabel al gato…..

  2. Algunas energia alternativas más que ser una solución parecen las causas de nuevos problemas como los biocarburantes.

    Otras pueden ser el origen de nuevas guerras por el control de materiales estatégicos.

    Hasta que se de con la panacea de la fusión fría vamos a tner que seguir pensando mucho.

    ¿mi pregunta es un lugarn tan montañeso y llenos de vaguadas como es Euskadi cabe utilizar más la energía hidroelectrica mediante la construcción de más presas?

    Yo tengo la sensación de que podiamos tener muchas más presas.

  3. Gracias Urtine por el comentario. Creo que la industria ha realizado un gran esfuerzo en la eficiencia energetica pero eso no ha ocurrido en el transporte ni en la economia domestica.

    Ya se oyen voces para incrementar la tarifa energetica y limitar su consumo, pero desde luego hubiera sido mejor asegurar que en la construccion se usan unos criterios de aislamiento y eficiencia optimos. Con la de casas que se han construido y con el paron que hay ahora, igual es tarde.

    Sobre la energia nuclear, al final consumiremos mas que ahora, ya sea porque habra mas centrales o porque comparemos energia de las centrales a otros paises.

    Pero basicamente mi idea con el articulo es ver que no hay soluciones magicas ni «puramente sostenibles», sino que hay un consumo de materiales poco abundantes para aumentar su eficiencia.

    Creo que aqui la clave es una reduccion del consumo, y creo que debera empezar por el transporte de personas y mercancias, penalizando el camion y el transporte individual. En la ciudad, moto y bicicleta en vez del monovolumen. De lo contrario, lo vamos a pasar mal.

    Muy interesantes los links que citas, puede que den para nuevos articulos. Un saludo y gracias!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *