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Pedro Uriarte: Psicosociología de los vizcaínos (3)

Antton Illarreta, Orixe Taldearen izenean

A lo largo de esta serie de artículos, estamos rescatando la original tesis del sociólogo vizcaíno Pedro Uriarte Zamakona que quiso indagar en el carácter de los vascos examinando la evolución histórica de la vida de los vizcaínos y los guipuzcoanos por medio de recursos antropológicos, psicológicos y sociológicos.

Hemos comenzado con una serie de artículos que se refieren a su obra titulada ‘Psicosociología de los vizcaínos a través de la historia’. En el primero de los artículos, describimos la sistemática de análisis a la que acude Uriarte. En el segundo de la serie, abordamos sus conclusiones respecto a la visión que los vizcaínos tienen de sí mismos y su relación con otros grupos humanos. En este tercero, nos toca desentrañar el ordenamiento consuetudinario de Bizkaia para seguir desvelando el cuadro psicosociológico de sus habitantes.

Formulación popular de los usos y costumbres. La institucionalización de las normas jurídicas puede seguir dos procesos diferentes. Pueden imponerse desde arriba, desde un poder situado encima de la comunidad. O pueden constituirse desde abajo, a partir de los valores y costumbres consolidadas en la propia comunidad.

En Bizkaia, fue el pueblo quien configuró sus reglas de convivencia, sin imposiciones de ningún individuo ni de Corte, y sin una interferencia sustancial de ningún grupo de presión (juristas, eclesiásticos, parientes mayores, Señor). Los Fueros no son concesiones de soberanos. Los propios vizcaínos empezaron por el uso, que instituyeron en costumbre.

El origen de la Junta General parece perderse en la primitiva organización gentilicia, aunque como tal Junta comienza a bosquejarse en el S.XIV. Implica una concepción individual-grupal, puesto que el punto de partida es la persona individual con sus creencias, valores y normas de conducta, mientras que el punto de llegada es el grupo cohesionado por una mentalidad común.

Analizando el modo de redacción del Fuero, podemos inferir que la mente de los vizcaínos era ‘concreta’, ya que no procedía a partir de grandes principios generales, sino que formulaba sus usos y costumbres a partir de unos hechos y circunstancias concretas. Más que por normas directivas y concepciones omnicomprensivas, son respuestas pragmáticas. Así lo afirma el Fuero Nuevo cuando se califica a sí mismo como “más de albedrío que de sotileza y rigor de derecho”. Aquí se pone claramente de manifiesto la oposición entre el término ‘derecho’, que proviene del latín ‘dirigere’, que evoca un orden vertical y significaría dirigir rectamente sin desviación, y el ‘eskubide’ vasco, que es un vocablo más pragmático y refleja un sistema horizontal construido a partir de una libertad de actuar ante situaciones concretas.

En este sentido, a menudo se cuestiona el racionalismo del Fuero. Esto se debe a que se ha identificado lo racional con el proceso que proviene  de una mente universal, a la que normas pragmáticas, ‘más de albedrío que de rigor de derecho’ se les antojan irracionales. En realidad, hay que contemplar los fueros como: “inducidos, pragmáticos y yuxtapuestos”, como fruto de un proceso lógico de una mente concreta.

Una ‘mente concreta’ que no impedía que los vizcaínos, cuando trataban de regular los usos y costumbres de los diversos sujetos (individuo, familia, anteiglesia, Junta, Señorío), en los diversos campos (cívico, penal, económico, político), se guiaran por una misma intuición humanista individual-grupal. Este hecho lleva a Uriarte a concluir que la mente concreta de los vizcaínos era sana. En nuestra opinión, esta misma conclusión podría ser plasmada mediante el conocido aforismo que dice que ‘Dios escribe recto con los renglones torcidos’.

Ante el conflicto individuo-sociedad, ante dos valores que el vizcaíno aprecia, con frecuencia no sabrá que hacer, se mostrará indeciso y tendrá que inclinarse hacia soluciones de equilibrio y compromiso, hacia soluciones pragmáticas. De ese pragmatismo proviene su alejamiento del Derecho latino. Por eso crea un Eskubide, que es un proceso (bide) de libertad (eskuko) para responder ante las diferentes necesidades que se plantean en cada circunstancia histórica. No comprender el fondo de esta concepción antropológica puede conducir a error, y a acusar de irracionalidad a lo que no es sino una clara prueba de una sanidad y racionalidad de lógica concreta muy cualitativa.

Contenido antropológico de los usos y costumbres. Los vizcaínos no escribieron ningún texto o documento en el que expresaran la concepción que tenían del hombre y del grupo humano. Ellos vivían su humanismo y su concepción antropológica en su interior vital, oculto, implícito. Y lo revelaban explícitamente en unos actos que, repetidos por todos sus miembros, dieron lugar a unos usos y costumbres, que constituyen la cultura explicita del pueblo vizcaíno. A partir de esta cultura explícita (Fueros e instituciones) vamos a tratar de inferir la cultura implícita (concepción del hombre y del grupo humano) de los habitantes de Bizkaia.

Debemos saber que para clasificar el humanismo de un pueblo se recurre valorar su concepción antropológica, que puede responder a alguno de los tipos exclusivistas (individualista y colectivista), o al tipo intermedio que equilibra lo individual y colectivo (individual-grupal). Por ello, Uriarte busca las manifestaciones de esa cultura explícita en diferentes ámbitos de la vida cotidiana de los vizcaínos:

Vida cívica. La característica más importante del derecho histórico es el personalismo. Llama la atención la garantía explícita y radical de la persona individual ante los procedimientos judiciales civiles y criminales. La protección de la morada, la prohibición del tormento, el Habeas Corpus,… son determinaciones que ponen de manifiesto la centralidad que tiene en el fuero la defensa de las libertades personales. Uriarte cita también la obligación de suministrar apoyo activo a los vizcaínos agredidos injustamente.  Muestras ambas del humanismo individual-grupal preponderante a lo largo de la historia de Bizkaia.

Vida económica. A lo largo del periodo foral, el principio general era librecambista y en lo relativo al comercio internacional estaba exento de aduanas de entrada. Pero, los usos y costumbres determinan que esta libertad se realice en el respeto del bien económico común. Sin colectivizar ni planificar la vida económica, subordinan la libertad individual a las necesidades comunitarias.

Esta filosofía se podía contemplar, por ejemplo, en las actitudes relativas al control de precios o las limitaciones a la comercialización fuera del Señorío de vena de hierro. Es una economía libre y regulada. Quienes así ordenaban su vida económica tenían que tener una concepción individual-grupal de la realidad humana.

La familia y la casa. La casa podía ser propia o solamente poseída en su usufructo (en el siglo XVI, los arrendatarios vizcaínos eran un 8%), pero las contratas mismas de arrendamiento son prácticamente perpetuas y de ellas disponen en los testamentos y en las capitulaciones matrimoniales.

Este es un tipo de propiedad sui generis que desconcierta a los juristas modernos formados en el derecho romano, o imbuidos por la concepción liberal de una propiedad considerada absoluta porque:

  • no es un derecho individual sino familiar
  • no es un derecho absoluto al estar su uso fuertemente limitado.
  • no es perpetuo, puesto que en casos límite, el viudo o viuda sin hijos podrá ser privado de unos bienes que le eran propios, sin romper la línea de troncalidad familiar.

También desbarata las concepciones colectivistas puesto que todas las limitaciones familiares puestas por el Fuero, únicamente delimitan un amplio campo de acción, dentro del cual marido y mujer podrán tomar sus decisiones sin necesidad de contar con el asentimiento colectivo de la familia.

El tipo de propiedad vizcaína corrobora, en cierto grado, la inferencia del humanismo individual-grupal obtenido del examen del tipo de características por las que se define a la familia.

En la anteiglesia también se descubre una concepción antropológica individual-grupal: la asamblea era abierta y en ella cada uno de los etxeko-jaun participaba en la toma de las decisiones grupales; pero estas decisiones con las que se trata de garantizar el bienestar y la buena marcha de todo el municipio, no anulaban la libertad e iniciativa personal de los caseríos. El régimen de las anteiglesias vizcaínas está igualmente alejado del individualismo atomizado y anárquico, como del centralismo planificador.

SINTESIS FINAL.

Partiendo de que los usos y costumbres eran fruto de las interacciones de los vizcaínos, Pedro Uriarte ha querido, de acuerdo con la metodología (antropológica, psicológica y sociológica) planteada, inferir el humanismo que subyace bajo aquellas.

La inferencia psicológica. A partir del proceso mental que está tras la concepción de los usos y costumbres, de la pragmaticidad de las normas y de la yuxtaposición de todas ellas en los Fueros, Pedro Uriarte llega a la conclusión de que la mente de los vizcaínos era “una mente concreta y sana, aunque inmadura”. Por otra parte, de los procedimientos y trámites seguidos en las causas civiles y criminales, concluye que los vizcaínos poseen un “fuerte sentido de la justicia que penetraba en plenitud y reforzaba el respeto con el que estaba matizado” su egocentrismo.

La inferencia antropológica que ha sido hecha a partir de los Fueros y de las instituciones vizcaínas lleva también a concluir que el humanismo que late en el interior de los vizcaínos es individual-grupal.

La inferencia sociológica. Los vizcaínos tienen un fuerte sentido individual pero al mismo tiempo participan de una mentalidad común que los encuadra en un grupo, donde se da un predominio contractual aunque hay también ciertos rasgos de solidaridad. El grupo vizcaíno es un grupo contractual con una cohesión coexistencial basada en la igualdad.  Pero esta cohesión, al ser filtrada por una psicología de mente concreta y de afectividad egocéntrica y justa, no acaba de madurar hasta un grupo solidario, en el que a los sentimientos interindividuales se agregarían unos objetivos colectivos como pueblo. Bizkaia, concluye Pedro Uriarte, “no se ha propuesto nunca misión a sí misma y [ni] con relación a los otros pueblos”.

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8 comentarios en «Pedro Uriarte: Psicosociología de los vizcaínos (3)»

  1. Los vizcaínos no escribieron ningún texto o documento en el que expresaran la concepción que tenían del hombre y del grupo humano, y es por ello que resulta más fácil y eficaz inventar a gusto del consumidor.

  2. Patxi, no confundas tu ignorancia con la realidad.

    Los vizcainos en plena edad media escribieron el Fuero Viejo y el Fuero Nuevo, la Crónica de Vizcaya, las Bienandanzas y Fortunas de Lope García de Salazar, la monumental crónica de Ibargüen-Cachopín…

    Después están también las obras del licenciado de Poza acerca de la concepción republicana del Fuero de Vizcaya, las noticias de Pedro de Barcellos acerca de los Señores de Vizcaya, la crónica de Pedro Lopez de Ayala… Y otros muchos escritos, entre los que se encuentran las ordenanzas locales de villas y anteiglesias.

    Antes de hablar infórmate un poco.

  3. Me parece bien. Incluso creo que deberían de hacer leer en las escuelas los libros más relevantes escritos en la época y poder recuperar de una vez por todas los usos y costumbres originarios.

  4. Y empezar a devolver a su madre patria a los autosuficientes por paletos españoles que pululan entre nosotros , los vascos , empeñados en tocar las bowlings.

  5. Partiendo esta vez de la formulación popular de los usos y costumbres, Uriarte deduce lo siguiente:

    1.- Por el modo de redacción de sus normas jurídicas: (inducidos, pragmáticos y yuxtapuestos), la mente de los vizcaínos es “concreta y sana, aunque inmadura”

    2.- Afirma que es sana porque: “cuando trataban de regular los usos y costumbres de los diversos sujetos (individuo, familia, anteiglesia, Junta, Señorío), en los diversos campos (cívico, penal, económico, político), se guiaran por una misma intuición humanista individual-grupal” que ha sido “preponderante a lo largo de la historia de Bizkaia.”

    3.- Son respuestas pragmáticas. “Ante el conflicto individuo-sociedad, ante dos valores que el vizcaíno aprecia, con frecuencia no sabrá que hacer, se mostrará indeciso y tendrá que inclinarse hacia soluciones de equilibrio y compromiso, hacia soluciones pragmáticas.”

    A mi entender, el humanismo individual-grupal no está caducado: Ante los dos “tipos exclusivistas (individualista y colectivista)” que predominan en la actualidad, sigue siendo una respuesta acertada que equilibra lo individual y lo colectivo.

  6. Teniendo en cuenta los infimos indices de natalidad de los habitantes de Bizkaia ( incluidos los vizcainos), pronto seremos historia junto con nuestros usos y costumbres.
    aunque yo bilbaoino hijo de vitoriano y tataranieto de gipuzcoano lo unico que me queda claro es que soy del Athletic hasta que me muera.

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