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Joxan Rekondo Pyrenaeus-eko  Talaian

economia_bien_comunEn el año escaso que discurre desde que se produjo la presentación pública de la ‘Nueva Cultura de Empresa’, Adegi ha conseguido que germine, en mayor o menor medida, en la mayoría de las empresas guipuzcoanas. El secretario general de la patronal guipuzcoana ha declarado que “ha habido una pérdida de valores y un distanciamiento del sentido de pertenencia de los trabajadores a la empresa… intentamos recuperar valores que históricamente ha tenido la empresa guipuzcoana: confianza y respeto mutuo”.

Desde luego, los términos con los que se quiere caracterizar esta ‘Nueva Cultura’ – sentido de pertenencia, confianza y respeto mutuo- son ingredientes necesarios que, adecuadamente cultivados, pueden transformar la empresa en un proyecto compartido por todos sus miembros. Pasar de una imagen de empresa exclusivamente identificada con los representantes del capital a formularla como un proyecto compartido, en el que la valoración del trabajo humano –“lo más valioso y sagrado que tenemos entre manos”, según Arizmendiarrieta- se eleve a la altura que le corresponde, es una evolución muy interesante.

Puede ser cierto que innovar las relaciones sociales dentro de la empresa sea un factor de competitividad extraordinario. Pero, considerar que solo es eso confinaría el alcance de la ‘Nueva Cultura de Empresa’ al limitado ámbito de la reingeniería humana. No es solo gestionar procesos humanos para multiplicar las capacidades de la empresa. La empresa debe aspirar a ser competitiva, aunque también redistributiva (frente a una desigualdad que sigue creciendo a ritmos acelerados) y debe aspirar a abrirse a la participación del trabajo (junto con el capital) en todos sus ámbitos internos. De esta manera, la empresa podría abrirse a un cambio de paradigma, actualizando en ella nuestra concepción tradicional de jabetza, bajo la que es el trabajo el título más válido para acceder a la responsabilidad en la gestión y la distribución de los bienes.

Del cierre de Adegi a algunas de las posibilidades que derivarían de  llevar hasta el final la idea de ‘proyecto conjunto’ provienen algunas de las dudas que se habrán de despejar en el camino. Tradicionalmente, empresarios y trabajadores han descargado en las organizaciones sindicales la responsabilidad de representar las relaciones laborales, pero este modelo podría quedar viejo y descartado de triunfar un modelo de empresa como proyecto participado y compartido. Ayerza apunta en esa dirección cuando dice que en el nuevo modelo no hay “pauta sindical, volvemos a las personas”. Sin embargo, refiriéndonos a un modelo de relaciones laborales que aspira a implantarse en empresas en las que hay relaciones sindicales muy afianzadas, podría ser un error no contemplar esa variable sindical.

Es cierto que las organizaciones laborales están en una clave de choque frontal. Pese a ello, es entendible que recelen de una participación directa de los obreros que, centrada en las necesidades de la empresa concreta de la que forman parte, pueda desincentivar la participación sindical, o desvincular a los obreros sindicados de la disciplina interna del sindicato. ¿Es inconcebible acaso una cultura participativa de empresa abierta a la representación sindical? El primer sindicato del país acaba de significar su disposición abierta al diálogo y la participación en las empresas. ¿Es una primera señal?

La participación en el capital parece ser el límite que el plan de Adegi no quiere cruzar: “asociar la nueva cultura a la entrada de los trabajadores en el capital es un error”. Sus argumentos no son comprensibles. La participación en el capital puede incrementar la confianza que busca la ‘nueva cultura’ en la medida en que es un factor de seguridad que ayudaría a consolidar la visión de proyecto compartido, además de arraigar la empresa en el territorio. Además no es cierto que los “que promueven la participación en el capital no tienen capital”. Los trabajadores, tengan o no disposición inmediata de capital, son poseedores de una facultad creadora de actividad económica y capital, que es el trabajo.

Se arguye también que abrir la puerta a la participación de los trabajadores en el capital de la empresa puede ser “un freno” para la implantación de la ‘nueva cultura’. Puede entenderse que entre los poseedores del capital no haya por ahora disposición subjetiva para llegar a ese punto, y podríamos imaginar que, avanzada la transición cultural que se propone, podría llegar a abrirse un nuevo escenario…   Así y todo, no es concebible que este plan que busca establecer un sentido de ‘proyecto compartido’ en todos los que hacen viable la empresa se cierre a la posibilidad de que los agentes del trabajo accedan a compartir lo más comprometido del proyecto empresarial, que es el riesgo financiero.

Finalmente, no conviene olvidar que la empresa no es un espacio desterritorializado. Lo social vuelve a ser lo más relevante con lo que se identifican las personas y esto es en gran medida efecto de la crisis, aunque no solo de ella. Hay un deseo de comunidad. Se habla cada vez más del servicio a lo común de todos. Por eso, la idea de ‘proyecto compartido’ debería implicar una imbricación corresponsable entre la empresa y la comunidad en la que se inserta. Tendríamos así una empresa participada, abierta a comprometerse con su territorio y con sus personas, que se identifica con ellas en un mismo ‘nosotros’, y que habría de gozar de la protección y las ataduras que corresponderían a su condición de bien social o bien comunal, no liquidable ni enajenable por mero interés especulativo.

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14 comentarios en «¿Empresa como bien común?»

  1. No sería malo que los promotores empresariales abriesen la empresa a la participación de los obreros en la propiedad de la misma.
    Habida cuenta que la riqueza proviene del trabajo primordialmente y que no hay capital ( bienes creados por el trabajo , que sirven para crear otros bienes duraderos , de consumo o servicios ) si no hay trabajo previo capitalizado no parece descabellado que los obreros tengan su parte de participación en el capital de una empresa , junto con los accionistas fundadores o emprendedores , asi de esa forma la empresa pertenecerá al emprendedor , al equipo de dirección y a todos los trabajadores que participen en el proyecto.

    Además de la cuenta de resultados y las utilidadades generadas , en una empresa inserta en el modelo de la economía del bien común, han de tenerse en cuenta cosas tan importantes o más que aquellas.

    http://economia-del-bien-comun.org/es/content/la-idea

  2. No es necesario que una empresa esté inscrita en la franquicia de Felber para considerar que no es de tipo capitalista,…

  3. Evidentemente , Muro , pero ha introducido elementos de juicio , parámetros fundamentales que han de tenerse en cuenta para saber si estamos en presencia de una empresa regida por los principios de la economía del bien común.Eso creo que está fuera de toda duda.

  4. “Orain dela egun batzuk Azcue y Cía enpresara joateko aukera izan dut, Markel Olanorekin batera, zuzenean jakiteko Azpeitiko enpresa historiko horretan lan egin zuten langile batzuk berriro enpresan lanean hasteko gauzatzen ari diren proiektua ezagutzeko. Eskerrak eman nahi dizkiet, publikoki, bilera eskatu nien unetik beretik sustatzaile horien aldetik izan dugun jarrera eta erantzun positiboagatik. Bileran egin genuen ordu eta erdi luzean egoeraren berri zehatz eta mehatza jaso genuen eta elkarlanerako izan litezkeen bideak ere aztertu genituen. Ondo dakit, bai, zein neurritakoa den une hauetan, etsipenean erori gabe, denak jartzen ari diren ahalegina, kemena eta gogoa, hartzekodunen lehiaketa edota beste erabakiren bat exekutatzea ekarriko duen epai baten zain dauden bitartean, enpresa horrentzat bigarren aukera bat gauzatzen hasteko. Baina, aterako den epaia edozein eratakoa izanda ere, erabakigarria izango dena, Azcue y Cía enpresarentzako etorkizunaren bila pertsona horiek –beraien etorkizuna ere lantegiarenarekin elkartuz–, agertu duten konpromiso eta inplikazioak nire hurbiltasuna, sintonia eta miresmena agertzera bultzatzen nau. Azpeitiaren izaeraren erakusle beti izan den izaera ekintzaile horren adibide ezin hobea baita. Batzuen ekimena eta kemena, eta gehiengoaren laguntza eta konpromisoa –azpimarratu egin nahi ditut kontzeptu horiek– eta ez beste gauza batzuk, dira gaur egun ditugun bizi-maila eta gizarte-ongizateko neurriak lortzeko aukera eman digutenak:” (Aitor Gorrotxategi Larrañaga)

    Zorte on eta aurrera lagunak!

  5. No se qué habrá podido ocurrir , no se puede juzgar sin tener elementos de juicio , y aunque es verdad que un empresario ha de aprovechar las oportunidades que se le ofrezcan , es posible que en el fondo haya una motivación de otra índole ,como puediera ser la cuestión salarial. Habrá que estar atentos a las retribuciones que percibirán los trabajadores cántabros en la nueva andadura de la empresa por tierras del bocazas y omnipresente Revilla , el nuevo gurú económico y hermanita de la caridad del panorama mediático celtibérico.
    Estos cantabrones siempre haciendo honor al adjetivo con el que rima su nombre.

  6. Entonces, como es posible que empresas vascasimportantes , contraten trabajadores del este y pakistaníes, en obra pública, Rompiendo precios, saludos

  7. eso es por solidaridad con los currelas rumanos, pakistanies y portugueses, arrano. que pasa, que no se puede ser solidario internacionalista con los pueblos trabajadores del mundo?

  8. Hay que poner más fronteras a la emigración,y a la importación de productos txinos, nos están arruinando a Euskalherria, saludos,ahí queda.

  9. bueno a la emigracion puede ser, pero a los currelas baratos no por dios, la diputacion vizcaina se resentiria muy mucho. y el athletic.

  10. Qué tipo de «aberriberri» pensáis implantar desde posiciones xenófobas, cainitas, meapilistas, neoliberales, foralistas… para ese viaje no hacen falta alforjas.

  11. Oiga Oscar, como plañia la sra Valenciano cuando vio las cuchillas en la berja que habían puesto los soziatas,zapatodos al frente y la lleno de polis a la berja, pa que no pasara ni cristo, xenofobia se llama

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