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¿Ética ‘versus’ política? A José Ángel Saiz, concejal de Bildu

Mikel Aramburu Zudaire miembro de Zabaltzen en la web zabaltzen.net

Por alusiones personales en relación a un escrito mío anterior («Memoria y reparación, el nuevo nombre del perdón»), me siento obligado a responder al de José Ángel Saiz Aranguren, profesor y concejal de Bildu en Zizur. En primer lugar, me alegro sinceramente que, como signo de los nuevos tiempos tras el fin de la violencia etarra, podamos debatir con la única arma de la palabra. Todo un gran avance ético y político.

Para empezar, y hablando de colega a colega, opino que la pretensión del señor Saiz de contraponer ética y política con cierta argumentación filosófica («Ética versus política», 2012-03-19 Gara), no deja de ser otra forma del habitual malabarismo dialéctico de la izquierda abertzale (IA) para eludir responsabilidades. Esa contraposición, llevada al extremo, podría significar una grave perversión de conceptos y valores.

Así, me parece poco honrado intelectualmente que omita la larga tradición clásica que, desde Platón y Aristóteles, hace inseparables ética y política. Este pensamiento práctico, constitutivo de Occidente y enriquecido con el cristianismo político medieval y las ideas ilustradas, sobre todo de Kant, creo que aún tiene plena vigencia y no debe ser obviado para citar solo a Spinoza y Schopenhauer. Es muy libre de elegir su guía particular de pensadores pero, para la res pública, hay otras referencias de al menos igual valor y relevancia en la historia de la filosofía. Por otro lado, resulta curioso que una de las autoridades en que apoya su argumentario sea nada menos que el españolista centralista Savater. Aplaudo, en todo caso, la apertura de mente al enemigo (¿por fin adversario?).

Desde luego soy de quienes opinan que la política es algo demasiado importante para dejarla en manos de meros gestores o administradores que cumplen unos requisitos deontológicos. ¿Dónde queda una ética política que amplíe las responsabilidades personales al espacio de lo público?

Por poner un ejemplo: en el nazismo había muchas personas normales, incluso con un comportamiento ético privado intachable, pero callaron ante las atrocidades cometidas pues, como confesaron al ser juzgadas, actuaban por obediencia al superior o por un ideal político. Esto tal vez fue un comportamiento políticamente correcto pero éticamente, estaremos de acuerdo, resulta muy reprobable. López Aranguren escribe precisamente sobre la tensión y contradicción permanentes entre ética y política, pero concluye que es un imperativo la conjunción de ambas, eso sí, sin fusión ni confusión, lo que llevaría a la negación de una por otra, es decir, o al fundamentalismo ético o al dogmatismo pragmático.

Urge, por tanto, no perder una visión antropológica de la acción, sea ética o política, sin compartimentos-estanco. La persona es una en sus diversas dimensiones, con sus contradicciones y limitaciones, y cuando actúa lo hace en todos los ámbitos tal cual es. Puestos a preferir, no me parece indiferente que quien pretenda mejorar las instituciones sea alguien que intenta también mejorarse como persona desde su moral privada. Todo servicio público ha de aspirar a ser desempeñado por quien en su vida personal procura encarnar, al menos, lo que pide a los demás y de lo cual debe dar cuenta. Es un compromiso que, ya en NaBai, llamábamos poliético.

Por último, sobre aquello en que me alude más expresamente, me parece que el señor Saiz no ha entendido o no ha querido entender mi posición. Escribí sobre la declaración de la portavoz de la IA al carácter exclusivamente religioso del perdón, y traté de explicar el origen de este siguiendo a Amelia Valcárcel, catedrática feminista y creo no muy religiosa. Ella afirma que es “la gran innovación del cristianismo, su triunfo como religión”.

Por descontado, no he propuesto introducir la religión en la política como poder confesional, aunque sí opino, desde una laicidad abierta, que las religiones han de ocupar su espacio social público, si bien separado y sin imposiciones, donde hagan sus aportaciones libremente. A ver cuándo abordamos en serio y con respeto (¿quién habla de rezar de forma laica y con guitarra cinco padrenuestros?) -también desde la izquierda-, la política, la ética y la religión sin mezclarlas pero sin ocultar sus estrechas relaciones.

Lo que planteo en mi escrito no admite justificaciones falaces del tipo “en política no existe el perdón. Tampoco el arrepentimiento… algunos han sido condenados y otros han salido condecorados”. ¿Y los muchos que fueron asesinados? No permitamos que se banalice así el mal. Matar, torturar o extorsionar son violaciones de los Derechos Humanos y condenables, y sus víctimas merecen igual consideración y reparación, aunque esta se haga conforme al mal sufrido. ¡He aquí la importancia de la memoria basada en la verdad!

Y para ello es ineludible el diálogo con todos/as, sin exclusiones, porque el camino de la paz y la reconciliación, como el de la justicia, que es el mismo, no se acaba nunca y nadie tiene la última palabra. Pero, por favor, partamos de unos mínimos, hoy más necesarios que nunca: no a una ética versus política, solo política con ética en toda su complejidad. De momento, queda patente por este tema la distancia que nos separa a los dos proyectos, Geroa Bai y Bildu/Amaiur, y es clarificador de cara a la sociedad y al electorado de Navarra. ¡Que cada cual saque sus conclusiones!

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14 comentarios en «¿Ética ‘versus’ política? A José Ángel Saiz, concejal de Bildu»

  1. Kaixo Lagunas

    Gran aportación dialéctica (dicho sea sin connotación marxista). No queremos palabrería, no queremos argumentos políticos ni razonamiento ético, queremos condenas, y las queremos ya. De su presente, pasado y futuro. Lo demás son añagazas, vacuidades y retórica para soslayar su responsabilidad. Los malos no dejarán de ser malos nunca, salvo que comprendan la esencia de la riqueza política: la inversión en infraestructuras. Solo cuando construyan puentes, túneles, puertos y plantas térmicas de alimentación múltiple incluyendo residuos sólidos urbanos, entenderán la esencia de la ética política.

    JEL-en agur Jaunak

  2. Lo cortes no quita lo valiente, todos estamos contentos de poder debatir sin miedo a que los policias comandados por gentes de aquel partido reparta ostias, es un avance, sin duda. Que se mantenga.
    Respecto al articulo poco mas que añadir, fuegos de artificio, ganas de reescribir el pasado para ocupar supuestas posiciones fuertes en el presente, un ejercicio inutil. El articulero no parece tener tantos remilgos con los muy franquistas de UPN ni mucho menos con los responsables de la represion del PSOE o PP.
    En cualquier caso de perdon nada, justicia.

  3. Me acuerdo del debate que tuvo el obispo José María Setién con Fernando Savater en un número de la revista Talaia. Uno de los apartados se refería a las relaciones entre la ética y la política.

    Savater decía que la ética y la política iban separadas. El concejal de Bildu Saiz lo cita dos veces para subrayar ese aspecto. Una cosa es la ética, los valores personales, y otra la política, con sus funciones específicas. Pedir ética a un político, desde este punto de vista, es como pedir a un albañil que sea ético a la hora de construir paredes.

    Setién le replicaba diciendo que si bien es verdad que la ética y la política son diferentes y que los problemas políticos se resuelven con soluciones políticas, la ética servía para juzgar a la política. Y servía, sobre todo, para que las decisiones políticas tengan restricciones, para que el poder de la política no sea ilimitado.

    Para el tema del que estamos hablando, la religión y la ética son prácticamente la misma cosas: un intangible que exige una justicia, quizá ideal en el mundo de los hombres, pero que tiene que subrayarse, para que seamos conscientes del mal o el bien que se hace.

    Un ejemplo: no es ético que una pesona que ha asesinado a otra sea indultada por motivos políticos, pero si es la solución política a un conflicto que causa muertos, es una solución política aceptable.

    La ética es un criterio de restricción de la política. En ese sentido, para el MLNV, la política lo es todo, y, al revés de lo que dice Setién, desde el punto de vista del MLNV, es la política la que juzga a la ética, la ética es un ente manipulable en función de los intereses políticos.

    De esa manera, por poner un ejemplo, está justificado jalear la ecología en el caso de la lucha en contra del TAV y asesinar a Inaxio Uria, una persona. La ética está al servicio de la política, pues los pájaros y flores están por encima de la vida humana por que el MLNV lo ha decretado así.

    Muy interesante el artículo y también el de Saiz.

  4. Etica y moral son la misma cosa. Una palabra tiene origen griego y la otra latino.

    La contraposición entre moral y ética es algo que fue promovido en los años 60 en el pensamiento estructuralista. Es una forma de dividir los valores éticos, entre los valores éticos de los opresores y los oprimidos. Una forma de convertir a la ética en la criada de la política.

  5. Si son lo mismo es posible entonces que una persona en Somalia obre de un modo moralmente irreprochable cuando procede a la mutiliacion genital de una hija suya en el contexto cultural y social en el que se desenvuelve sin embargo es eticamente insostenible.
    La confusion se pretende desde la edad media donde a algunos espabilados les interesaba que no cupiera mas etica y moral que la que ellos dictaban.

  6. Repito, ética es una palabra griega y moral es una palabra latina. Los romanos traducían la palabra griega ética por moral. Por tanto, la ética y la moral son la misma cosa.

    ¿A quién le interesa decir que es una cosa distinta? Ese es nuestro debate contemporáneo.

    En el tema de la mutilación genital, contraponer ética y moral es absurdo. La sociedad somalí tiene unos valores éticos en los que hay valores por encima de la persona (la disciplina de la tribu, el control de las mujeres consideradas como un bien…).

    En todo caso, lo que podemos afirmar es que la ética de los somalíes que practican ese tipo de mutilación, no es una ética personalista, que pone a la persona como sujeto por encima de las exigencias que le plantea el colectivo.

    Dicho sea de paso, el MLNV en ningún momento ha planteado que la persona humana sea el centro de su ética. Su ética es la de los intereses políticos del colectivo, el propio MLNV, al que se subordinan las personas. Por eso está justificado matar a «traidores» (como Yoyes) y «enemigos».

  7. La ética del MLNV es la ética revolucionaria. El fin justifica los medios y eso justifica cualquier cosa según convenga. Así, serían éticos los tiros en la nuca porque luchaban contra una «opresión estructural» del estado y de los políticos, serían éticos el robo a mano armada, extorsionar a las empresas (incluso a comercios de barrio) para recaudar dinero para la «vanguardia liberadora».

    Por eso ahora sólo van a «reconocer el daño causado». Lo que no dicen es que consideran que dicho daño fue «ético» revolucionariamente hablando, sin remordimiento o perdón, como si fueran accidentes de tráfico o precipitaciones metereológicas.

  8. Pronto veremos a Rufi «rekonociendo el daño y el sufrimiento» kausado x las inundanciones en los pueblos y el granizo en las kosechas. Es k es 1 tio muy sensible.

  9. Buen e interesante debate; sin embargo, qué otra arma habrá utilizado en su vida el bueno de José Angel Saiz Aranguren?, cuando se empieza un debate sobre esa «superioridad moral», algo empieza a corromper (el mismo debate).
    Acaso, ahora que siguen las detenciones arbitrarias de jóvenes (sangrante en Nafarroa), Otegi y otros dirigentes independentistas siguen en la cárcel, la IA sigue ilegalizada, el Estado no ha cesado en sus ataques, la dispersión, doctrina Parot, etabar.. persisten, podrá José Angel ponerse en el lado de «damnficicados», digo yo, y alguién deberá reconocer también el trabajo político de muchísimas personas (de todos los espectros, pero me acuerdo de los que hoy revisan el Juicio del caso Bateragune) para llegar a este escenario, al menos ilusionante y sin violencia política (la del Estado, sin duda, sigue).

  10. La situación de los presos de ETA no es independiente de la acción de ETA, que mató a mucha gente. Y siguen existiendo grupos de kale borroka y sigue kale borroka (oye Isuntza, eso no es violencia del estado y sigue y tu no lo dices), así como ETA sigue existiendo y teniendo comandos. Que el gobierno respete los derechos humanos, es lo que podemos pedir.

    La IA plantea su relación con el estado y con el resto de los partidos como una confrontación y un enfrentamiento. ¿Eso es ético, me pregunto yo? Si es la ética de la lucha, en la ética de la lucha siempre gana el más fuerte o el más listo. Cuando usas todos los medios (incluso los violentos) plantear que el enemigo es muy malito, eso es simplemente engañar.

  11. Nestor, tengo una duda. No estoy tan puesto como tú en la diferencia entre la ética y la moral. Yo pensaba que la ética era algo así como «los valores por los que debería regirse la sociedad» y la moral «los valores por los que se rige». ¿Ando muy desencaminado?

    De todos modos, creo que la política debe estar delimitada por una serie de valores. Para mí el fin no justifica los medios y creo que es lo que distingue al Señor Aramburu y al Señor Saiz. Arnaldo Otegi dirán que «vencerán», pero yo creo que perderán, la ciudadanía vasca no es tonta.

  12. Los usos de las palabras han llegado a eso de distinguir entre la justicia como idea (la ética) y la justicia como costumbre (la moral). En ese sentido, la moral sería como la política, algo acotado y relacionado con lo jurídico. Pero no hay diferencia etimológica entre ética y moral.

    Es evidente que la política democrática se basa en unos valores. La aplicación de esos valores será imperfecta muchas veces, por que la condición humana es conflictiva y contradictoria. Por eso Setién establecía el criterio ético como una forma de juicio colectivo por encima de los arreglos a los que tenga que llevar la politica. Un criterio que debe resaltarse, a riesgo de olvidar los valores que constituyen la sociedad.

    En este caso, los fines políticos justifican los medios, con lo que la ética tiene que aplicarse al servicio de una determinada política. Eso es una aberración desde el punto de vista de la existencia de valores universales como la dignidad humana, su libertad, su integridad física…

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