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¿Es posible la Democracia Participativa?

Ander Muruzabal

(Siguiendo con el ciclo que empezamos con el artículo “Del e-government al Open government” en este artículo analizaremos las claves para una verdadera “democracia participativa”, y este mismo blog podía ser un buen ejemplo de la misma.)

“Los ingleses se creen libres, pero se equivocan, porque solo lo son durante las elecciones de los miembros del Parlamento; desde que estas terminan vuelven a ser esclavos, no son nadie. Y en el corto tiempo de su libertad, el uso que de ella hacen bien merece que la pierdan.” 

Jean Jacques Rousseau

Resulta, cuando menos curioso, constatar que mientras que la mitad del mundo islámico arde en llamas pidiendo un modelo democrático de gobierno, en los países en los que este modelo existe; los que genéricamente denominamos occidente, la abstención en las elecciones legislativas, sindicales y hasta en los mismos referendums aumenta día a día y elección tras elección en una muestra palpable del desapego de la ciudadanía con respecto a su sistema político. Pero no es solo eso, sino que las organizaciones sociales; partidos, sindicatos, organizaciones ciudadanas… son cada día más cotos cerrados a un élite profesionalizada que cuentan cada vez menos con la participación de los ciudadanos.

Tanto es así que movimientos como el 15M o los “indignados” han pillado a toda nuestra clase política con el pié cambiado al no reclamar unas u otras políticas, unos u otros derechos, todas y todos ellos vapuleados por la crisis, sino una democracia participativa, lo que Joan Prats califica de republicanismo cívico; los derechos y las libertades de los ciudadanos no son objeto de cultivo por parte de los profesionales de la política sino de la virtud cívica de los propios ciudadanos que se quieren comportar como agentes políticos activos y tomar parte en las decisiones que les afectan. No son pues movimientos antisistema como algunas voces interesadas nos han querido hacer creer sino movimientos de reforma del sistema desde el propio sistema.

¿Qué es pues lo que ha pasado para que la democracia representativa haya entrado en fase terminal cuando aun hoy es anhelada por gran parte de los que no la disfrutan?

Desde mi punto de vista son dos las claves de este impulso de cambio:

La globalización, que ha llevado a que las grandes decisiones se tomen más allá del ámbito político que nos concierne directamente, lo que anula gran parte de nuestra capacidad de decisión, con el agravante de que las decisiones de alto nivel no pueden ser aplicadas de manera uniforme en todos los ámbitos sino que deben de ser reinventadas acorde con las características de los lugares donde se pretenden aplicar; no es lo mismo aplicar una política de reducción de déficit público en Madrid con una deuda de más de 2.000 euros por habitante que en Bilbao donde apenas llega a los 10 euros.

La socialización de la comunicación producida por las nuevas tecnologías y en especial Internet y las redes sociales, que contrariamente a lo que se pudiera predecir no ha llevado a una uniformización del pensamiento sino a la individualización, al trabajo en red y a lo que se ha venido en denominar la “ética hacker”. La capacidad de comunicación, de intercambio de ideas y de creación de proyectos colaborativos que proporciona la web 2.0 a cualquiera que este a este lado de la brecha digital hace que una idea, una reivindicación o un proyecto común pueda ser creada, difundida y exigida socialmente en un momento dado constituyendo una red o grupo de apoyo, facebook o twitter son auténticos hervideros de grupos de este tipo con mayor o menor seriedad,  que se disolverá inmediatamente después de conseguido el objetivo particular sin dejar rastro. Y esto es algo que desborda cualquier organización social tradicional.

Así pues, la pregunta es ¿Cual debe ser la actitud desde la política ante esta nueva situación?

Y la respuesta es igual de clara; la PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA.

Pero la participación implica una redistribución del poder. La soberanía ya no reside en el conjunto del estado representado por una clase política por muy democrática que esta sea sino que es la suma de voluntades individuales que puede dar un resultado u otro en función del tema concreto de que se trate. Por ello es responsabilidad de quienes gobiernan, o pretenden hacerlo, articular los cauces para esa participación so pena de que sea la propia sociedad la que los articule barriendo a toda la clase política y sustituyéndola por otra nueva. Es una cuestión de supervivencia. Y a día de hoy existen suficientes cauces tecnológicos para articularla como ha quedado suficientemente atestiguado por los ejemplos que he expuesto más arriba.

Si el e-government se caracterizó por transformar el papel del ciudadano de “gobernado” a “cliente”, la nueva gobernanza lo va a convertir en ciudadano cívico y como tal en participante directo en el diseño y las características del producto político que va a consumir y en integrante de la propia organización que presta el servicio.

En la economía productiva o financiera esto ya es un hecho…

¿A qué espera la política?

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15 comentarios en «¿Es posible la Democracia Participativa?»

  1. permitidme que le de la vuelta a la tortilla:
    ¿no será que el sistema representativo es demasiado participativo?
    Me refiero a que el alejamiento pueblo-representantes coincide con la gestión pública demasiado condicionado por los medios, las encuestas, etc… Sugiero que nuestros representantes se «fían» o dirigen a golpe de encuestas, de sensibilidades, etc… y de allí el alejamiento.
    Y digo esto porque hay cosas que no pueden / deben ser cuestión de votación popular. Hace falta criterio, a veces técnico, a veces económico, etc… A su vez, el representante tiene que tener equipo, criterio pero sobre todo valentía y liderazgo.
    Más participación podría significar una deriva de nuestra civilización al albur de tendencias cambiantes según las modas, no basados en estudios, análisis ni de valentía política.
    ¿o no?

  2. ¿Hasta cuando pues, bb, hemos de considerar a la sociedad civil menor de edad?

  3. Disiento profundamente. En la actualidad existe un desapego hacia la política no porque haya ganas de participar de otra manera, sino porque las decisiones que toman y han tomado los políticos que ejercen el poder han sido malas y nos han llevado a una situación económica lamentable.

    El problema no está, en ningún caso, en las formas de participación política sino en tener claros los objetivos y las metas que se buscan con la actividad política.

    A lo largo de la historia ha quedado demostrado que todas las rebeliones son corrientes y extremadamente aburridas. Todas están copiadas del mismo modelo, y todas se parecen la una a la otra. Su fuerza motriz es la adicción a la adrenalina y el deseo de adquirir poder personal. Todos los rebeldes son pequeños aristócratas.

    Nuestro problema, y el del mundo en general, es que hay una evidente falta de proyecto político, falta ideología y sobran las ganas de decir siempre aquello que los demás quieren escuchar.

    ¿de qué sirve una gobernanza que haga que el ciudadano sea participante directo en el diseño y las características del producto político que va a consumir y en integrante de la propia organización que presta el servicio, si NO HAY UN PROYECTO POLÍTICO?

    ¿Un diseño es mejor si lo hacen 1000 en vez de uno?. Creo que las cosas no son así.

    Por otra parte, se confunde creo que interesadamente el deseo de participación política de la ciudadanía? ¿Cuánta ciudadanía estaría dispuesta a dedicar parte de su tiempo diario a la participación política? ¿Un 2%? ¿Un 5%?¿Eso es «participación de la ciudadanía en la política» o son ganas de convertirse en parte de la nueva aristocracia?¿De qué economía productiva o financiera hablas?¿De Apple, Toyota, VW, General Electric, ….?

    No confundamos la realidad, porque esa es la mejor forma de tomar decisiones equivocadas.

  4. Hay un montón de cosas interesantes en la respuesta que das a mi artículo y voy a ver si soy capaz de responderlas todas de forma coherente y ordenada.

    Estoy totalmente de acuerdo en que ha habido decisiones lamentables por parte de la cúpula política, y no solo de la política puesto que el mundo económico ha colaborado activamente, que nos han llevado a una situación realmente grave, pero disiento en que esa sea la causa del desapego hacia la participación política de la manera en que la conocemos puesto que este desapego se da de igual manera en sociedades que han vivido la crisis de muy distinta manera. Es verdad que la demanda de otro tipo de participación política es mucho mayor en tanto en cuanto son mayores las consecuencias de la crisis, pero el artículo no habla de eso sino del desapego y ese es igual en todos los sitios independientemente de su afectación por la crisis.

    Dices que el problema no son las formas de participación política sino en la falta de claridad en los objetivos y las metas de la acción política, y es verdad que hemos asistido a un proceso de desideologización de la política pero ¿A que se ha debido ese proceso?. Creo que la respuesta es clara, a la desconexión entre la clase política y la calle y sus problemas reales, luego también para ese problema de falta de objetivos y metas es absolutamente necesaria otra forma de participación política. La participación política tiene grados y no solo se trata en participar en la toma de decisiones de forma directa sino que una buena forma de participación puede ser la de abrir cauces para que el Gobierno escuche a la calle.

    Creo que por primera vez en la historia estamos asistiendo, y más que lo vamos a hacer, a una revolución por la inteligencia y no por la fuerza.
    Dices que sobran las ganas de decir siempre aquello que los demás quieren escuchar y no puedo estar más de acuerdo contigo, es más sobran ganas de hacer aquello que la sociedad quiere que se haga; el gobierno por sondeo de Zapatero ha sido una auténtica lección magistral sobre ello, pero creo sinceramente que la clave no está en dar a la gente lo que quiere sino en que la gente se de a si misma lo que quiera darse.
    ¿Y para que sirve un proyecto político si este no satisface las necesidades de la ciudadanía? ¿Hasta cuando vamos a considerar a la sociedad civil menor de edad? La clave, una vez más, es la educación y la formación.
    Te preguntas si un diseño es mejor si lo hacen 1000 que si lo hace uno, y yo me pregunto ¿Qué clase de pregunta es esa en pleno S. XXI? ¿No han respondido a ella los macroproyectos colaborativos en red como el software de código libre o proyectos como la Wikipedia? ¿Qué se usa más en el mundo Linux o Windows, la Wiki o la Encarta? Y eso que estamos hablando de la que sea probablemente la empresa tecnológica más potente del mundo.

    El problema no es que cantidad de gente estaría dispuesta a participar sino porque no se les deja a quienes si estan dispuestos. ¿Crees que hay alguien, con canal abierto, que no quiera participar en un problema que le afecte directamente? ¿Por qué obligar a participar en todo a quien solo quiere hacerlo en parte?

    En lo último estoy completamente en desacuerdo contigo, la mejor manera de tomar decisiones equivocadas no es confundir la realidad sino desconocerla.

    Casi me sale otro artículo pero espero que la respuesta sea suficientemente clarificadora.

  5. Interesante artículo que nos pone sobre la mesa la cuestión de la democracia representativa (casi siempre parlamentaria), su debatible salud y el posble futuro de la misma. Respecto a esta cuestión sigue gozando de gran actualidad el ya clásico libro de «El futuro de la democracia» de Bobbio traducido también al euskara por la editorial Klasikoak.
    Está claro que lo que en un momento supuso un gran logro hoy no rezuma de la salud que cabría esperar. Urtine apuntaba al gran desacierto de muchas de las decisiones de nuestro políticos a la hora de valorar el porqué de esa capacaida en la fe que los ciudadanos tienen respecto a la democracia y la adhesión o participación que muestran. Disiento en parte, pues pienso que ésta relativa crisis recae, si bien en parte en los resultados concreto y coyunturales que está dando en nuestras sociedades, en gran medida cojea por debilidades (o cuestiones pendientes a enmendar) a nivel formal.
    Y es que, en mi opinión, hay que distinguir dos aspectos cuando nos referimos a la democracia como sistema: ésta en cuanto mero proceso o en su mero aspecto procedimental, por un lado, pero, por otro, junto con ello, la democracia en tanto espíritu que poco a poco debe empapar los dinferentes niveles de nuestras sociedades. Si bien a día de hoy la democracia en su ejercicio procedimental a nivel institucional funcioa (con una participación cuestionables eso sí), el buen funcionamiento de la misma está supeditado a que con el avanzar de la historia, la misma fuera imperando en los diferentes niveles de nuestra sociedad; si bien, no tendía sentido que esperaramos que mediante la democracia instiucional se controlaran nuestra sociedad, nuestro mundo laberal, las decisiones de nuestras empresas, nuestros circulos de ocio, familia…, si que deberíamos aspirar a que si biene la democracia institucional debe dejar sitio y espacio para lo meramente social, lo meramente social, en cada uno de los ámbitos de expresión, debe funcionar cada vez más democraticamente; así nuestros círuclos, nuestras empresas se guien desde sus propios ámbitos por criterios democráticos. Estaríamos hablando de la democratización paulatina de todoas y cada una de las capas que componen nuestras sociedades, cosa muy diferente del imperio omni-absoluto de la democracia institucional o, por otro, lado de la falacia que cada vez más resuena de la democracia participativa.
    Y es que si bien, los primero caminares de la democracia (la Grecia clásica) fueron participativos, si bien la democraciá teórica que Rousseau fue participativa, ésta a día de hoy no pude sino no ser más que una mera postualcion teórica de imposible praxis, por:
    -sólo funciona en las sociedades de tamaño pequeño.
    -y a su vez en sociedades relativamente pequeñas cual la griega.
    Por eso cuando oimos ferreas defensas de la democracia participativa sobre todo de boca del MLNV no nos encontramos sino un vez más ante una trampa que pretende arremeter contra las mismas bases de la democracia formal, parlamentaria y representativa, plantear la democracia participativa como auténtico embate contra nuestras instituciones y como antagónica de la forma y base de nuestro mundo.

    Por finalizar, decir, que ante las debilidades que innegablemente muestra la nuestra democracia, la solución, o el paulatino enmiendo no puede venir sino de la mano de:

    -Una mayor democratización de otras capas de la sociedad (por debajo del alcance de la institución).
    -Una mayor difunsión de la cultura de la democracia; ya que de anda vale una maquineria de democracia formal que no esté de continuo alimentada por una cultura y espíritu (la propia democracia podría ser abolidad por la democarcia).
    -Si bien no existe el mandato impertivo en nuestras democracias (es decir, que el electo no da cuenta de lo que hace al representado), habría que trabajr por mecanismos que nos acercaran algo a las cargas del mandato impertivo, a saber, que hicieran que electo no se obligara de sus compromisos frente al representado.

  6. No sé si vamos a llegar a un acuerdo o no, pero sigo estando muy en desacuerdo con algunas de las cosas que dices y creo que contestar a un blog a ese desacuerdo no es la mejor manera de explicarse.

    En cualquier caso, vamos por partes:

    1. Participación política de la ciudadanía: no todo el mundo tiene algo que decir al respecto, y de hecho la mayoría ni tan siquiera escucha y analiza racionalmente lo que dicen los políticos. Las decisiones políticas de la gente se toman muchas veces en base a criterios no políticos (me cae bien, es de los «míos», etc.). No es un crítica a nadie, es la constatación de un hecho. Si preguntáramos a toda la ciudadanía sobre cuál es el modelo político mejor y cuál debiera de ser el proyecto político a seguir obtendríamos una «apología de lo obvio» en grado superlativo. Para opinar de algo hay que haber pensado en ello y tener cierta formación que no todo el mundo tiene (el empeño de la clase política en mantenernos a todos en el analfabetismo político funcional es la prueba del nueve de lo que digo).

    2. En momentos de crisis lo que se pide es liderazgo, ideas claras para salir de la misma y actuación coherente. El desapego viene por ahí, no porque se permita participar más o menos a los ciudadanos. De qué sirve escuchar a la «calle» si la calle no dice más que obviedades?. Preguntas hasta cuándo vamos a considerar a la sociedad civil «menor de edad»; te contesto: hasta que se haga mayor. ¿Cuántos votos tendría Belen Esteban en una elecciones?¿Y el Jonnan de «Vaya Semanita»?. Es lo que hay. Dices que entre la clase política y la ciudadanía y sus «problemas reales» hay mucha distancia y desconocimiento. Yo también creo que existe desconocimiento de la realidad social entre muchas de nuestras «élites». Por temas laborales me toca estar siempre en contacto con la realidad: con la presentable y con la que no lo es tanto. Y mi conclusión es que NADIE puede decir que conoce lo que son la «necesidades reales de la gente». Sin acritud, pero eso me parece demagógico.

    3. Desconfío por sistema de cualquier intento de hacer «ingeniería social». Y, en efecto, creo que la MAYORÍA de la gente no está dispuesta a participar en política, les afecte o no directamente el problema. La mayoría quiere que les resuelvan sus problemas (para eso les pagan a los políticos). Si la casta política es incapaz de hacerlo la solución no pasa por que lo resuelvan los ciudadanos por ellos. Primeramente habrá que sustituir de manera sumarísima a los políticos por otros mejores. No confundamos los términos.

    4. Los sistemas de representación política se basan en la eficiencia a la hora de tomar decisiones. En una crisis hace falta que alguien asuma el mando y decida. Si se equivoca lo que hay que hacer es cortarle la cabeza (metafóricamente). Otra cosa es definir las estrategias a largo plazo, en donde sí que es necesario dar voz y voto a todo el mundo. Es el problema clasico de confundir GOBIERNO y PROPIEDAD: una gran empresa siempre tiene un gobierno encargado de ejecutar las políticas y acciones que se deriven de la estrategia que ha definido la propiedad. Si el gobierno se equivoca (y hay que tener siempre sistemas de alerta para detectarlo a tiempo) simplemente se le cambia. Ahora bien, la propiedad es la que define la estrategia a tomar. En un País la propiedad somos los ciudadanos; el gobierno es el que nosotros elegimos. El problema está en que la propiedad lleva ya muchos años sin estrategia compartida y así nos «gobierna» quien todos sabemos (el ilegítimo).

    Podría teorizar mucho sobre este tema, pero siento que no serviría de mucho.

    Un saludo

  7. Yo lo que digo es que el setenta por ciento en Euskalerria, tenemos un concepto de los politicos la politica y los partidos DEPLORABLE, ante lo cual yo, en parte discrepo, ha ganado las elecciones en Euskalerria un partido, que no es antisistema, pero si que pone sobre la mesa una forma de hacer la politica, diferente a la de los partidos del ESTABILISMENT.

    Ander has escrito un articulo, actual, real, y centrado, y no lo digo porque estan en boga los llamados perroflautas, hay corrupcion en España, en Gran Bretaña , en Francia y los partidos pokiticos NO SE VAN A TRANSFORMAR, no va a haber cambios en la politica, puede haber unos pequeños liftings, pero la peña esta muy cabreada, se palpa en la calle.

    El sistema democartico, no es perfecto, nunca lo ha sido, pero ya lo que nos deja patidifusos, es peña como el URTINE, QUE TE HABLA DE «CONSUMIR», NOS HABLA DE «productos politicos», un lenguaje mercantil, este tenia que estar vendiendo tomate orlando, o caldo maggi, pero este tio esta en las nubes, confunde los ciudadnos portadores de la SOBERANIA, y ACREEDORES DE DERETXOS, nada mas y nada menos que con CONSUMIDORES, pero, como se puede ser tan mal estratega, como se puede ser tan fatxa, como el BB, este, que lo que nos reivindica es nada mas y nada menos que el DESPOTISMO ILUSTRADO en Euskalerria, pero de que vais.

    Urtine, te sigo leyendo y confundes la politica al servicio de la sociedda nada mas y nada menos que con una EMPRESA MERCANTIL, pero en que mundo vives, no me atrevo a llamrte fatxa.

    Ander, siempre sera vienvenido desde mi punto de vista tu ESPIRITU CRITICO, pero ten cuidadito eh, que en los partidos, no quieren CRITICOS, quieren personas obedientes y si es posible, que levantemn el dedito, cuando lo dice el BOSS.

    saludos, creo que hay politicos honrados, currantes y preparados, pero me da la impresion de que cada vez SON MENOS, OSEA QUE ESTAN EN MINORIA.

  8. Urtine, de acuerdo con tus comentarios.
    Por cierto, al hilo de lo de Belen, os recuerdo que el difunto cómico francés Coluche se presentó a las presidenciales, desnudo y con plumas en el culo (con perdón). Una azul, una blanca y, por supuesto, otra roja.
    Se tuvo que retirar de la carrera «política» porque los sondeos le daban muy buenos resultados …

  9. ¿Te has preguntado en algún momento quién era el rival de Coluche en aquellas presidenciales y cual fue su historia posterior? ¿Te has preguntado por qué se retiró Coluche?

    Y si las respuestas a las que llegas son las mismas a las que llegó yo…

    ¿Te has preguntado quién era más digno de ostentar la Presidencia de Francia?

  10. el amigo François…
    Especular sobre la retirada de Coluche es, eso, especular.
    Nada se sabrá.
    Pero no nos perdamos, todos sabemos lo que Urtine ha querido decir: la Belen, Coluche, …. confabulaciones a parte, son una amenaza para todos.

  11. Pues no, yo no se lo que Urtine ha querido decir…

    ¿Qué la política, o la gestión de lo público, es algo más serio que el populismo demagógico que pueden generar algunos «personajes» públicos que además pueden resultar peligrosos?

    Si es eso, desde luego, no estoy de acuerdo y menos en un día como hoy en que un político «serio», de un partido «serio», aclamado por sus votantes y con mayoría absoluta, ha tenido que salir por la puerta de atras por delincuente… pero vamos, que los casos son legión.

    En todo caso el artículo no trata de eso, ni la democracia representativa más estricta y cerrada podría evitarlo, ni de democracia asamblearia revolucionaria al más puro estilo MLNV donde la «vanguardia» propone y los demás acatan a la bulgara. Eso sí muy asambleariamiente.

    Lo que propone el artículo es la implantación del trabajo político en red, la transormación de las organizaciones sociales políticas o sindicales de estructuras jerarquicas cerradas a estructuras horizontales colaborativas y abiertas, el fin de las «castas» políticas profesionalizadas, la recuperación de la calle por la participación, la implantación de proyectos y objetivos políticos escuchando a la calle…

    Resumiendo… la «revolución de la inteligencia y el conocimiento». Y se puede…

  12. Estimado Ander:

    No pretendo sentar cátedra en temas de este tipo, simplemente pongo en duda la validez de eso que se llama «política 2.0» para realizar lo que comentas. El ejemplo de IREKIA es paradigmático en este sentido.

    Hablas de «la implantación del trabajo político en red, la transormación de las organizaciones sociales políticas o sindicales de estructuras jerarquicas cerradas a estructuras horizontales colaborativas y abiertas, el fin de las “castas” políticas profesionalizadas, la recuperación de la calle por la participación, la implantación de proyectos y objetivos políticos escuchando a la calle…». Desde mi punto de vista, eso es precísamente crear una nueva casta de políticos 2.0 que asumen la representatividad de la sociedad (cuando en realidad nadie les ha elegido para ello). Tienes el ejemplo en un comentario faltón, como en él es habitual, del tal Arrano: «…la peña esta muy cabreada, se palpa en la calle». Es decir, este personaje incapaz de escribir una frase coherente (sujeto-verbo-predicado), se arroga el derecho a interpretar el sentir de la mayoría social. Yo, desde luego, jamás hablaré en nombre de nadie que no me haya dado atribuciones para ello; simplemente puedo dar mi opinión y sólo la mía.

    Para mí es una cuestión conceptual: la democracia es, por definición, una forma de organización política de la ciudadanía cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo. Es decir, las decisiones que se adopten e democracia responden a la voluntad política de la mayoría, estando esa voluntad representada mediante mecanismos de participación directa ó indirecta (en éste último caso los representantes de la voluntad ciudadana adquieren legitimidad a través del voto).

    Ahora bien, lo que no vale es un sistema que sea de partidos (por definición una PARTE de la sociedad) mezclado con una participación directa de «algunos» ciudadanos. Tu modelo falla estrepitosamente en esta parte: o todo el mundo, no sólo los dispuestos a ello, puede participar en todas las decisiones y proyectos ó se opta por lo que decidan los representantes elegidos. Una cosa o la otra. Es decir, no me vale un modelo que opte por la democracia asamblearia sólo para unos pocos elegidos de entre los ciudadanos (los mal llamados políticos 2.0).

    Lamento ser tan caústico, pero creo que lo que tu propones es un cambio radical de modelo político sin proponerlo formalmente.

    Estoy de acuerdo en que hay muchos problemas de legitimidad democrática con el sistema actual (mira sino el gobierno absolutamente ilegítimo que hay en Euskadi dado que la legitimidad la dan los votos y ellos nunca los han tenido), pero eso no implica que el modelo en sí sea malo. Los problemas vienen por otro lado.

    Un saludo

  13. «Tu modelo falla estrepitosamente en esta parte: o todo el mundo, no sólo los dispuestos a ello, puede participar en todas las decisiones y proyectos ó se opta por lo que decidan los representantes elegidos. Una cosa o la otra. Es decir, no me vale un modelo que opte por la democracia asamblearia sólo para unos pocos elegidos de entre los ciudadanos (los mal llamados políticos 2.0)».

    Esta frase me ha dejado completamente anonadado y es la prueba definitiva de que el modelo democratico en que vivimos, además de fracasado, ha interiorizado sus propias falacias como verdades inmutables.

    ¿O es que acaso en una democracia representativa «vota» todo el mundo? ¿O solo votan los dispuestos a ello?

  14. Evidentemente no vota todo el mundo, pero todo el mundo tiene derecho a hacerlo. Esa es la gran diferencia.

    Sinceramente, creo que la llamada poítica 2.0 no propone nada positivo para el conjunto de la sociedad: realmente implica establecer una nueva casta de gente influyente en base a su conocimiento y a su capacidad para manejarse con las nuevas tecnologías.

    Te pongo un ejemplo: cuando el ministerio de cultura negoció la Ley Sinde, unos pocos elegidos de la asociación de internautas se erigieron en representantes del «sentir popular» y negociaron con Alex de la Iglesia y la Sinde el nuevo texto de la Ley …. A eso se le llamó en su momento «trabajo en red» del ministerio de cultura dando voz a la ciudadanía. Pero el caso es que fueron tres tíos con cierto ascendiente en las redes sociales los que se comieron y guisaron todo. Eso no es dar participación a la gente, eso es reirse a la cara de todo el mundo.

    Te propongo un tema: ¿cómo organizarías un debate participativo sobre, por ejemplo, el futuro del estado el bienestar? ¿cuántos deberían de participar?¿1000?¿100.000?¿10.000.000 de personas?. Es un tema que nos afecta a todos. Dentro de 15 años el porcentaje de gente jubilada en Euskadi será mayoritario y creo que todos tenemos derecho a opinar.

    Me parece que todo esto de la «participación social» y el 2.0 se presta a la manipulación más burda, dando además un barniz de legitimidad a algo que evidentemente no lo tiene.

    Repito, si de lo que se trata es de dar voz y voto a la ciudadanía creo que el sistema ya está «inventado». Para tí será un modelo fracasado, pero todavía no he oído a nadie decir que existe un modelo mejor.

  15. Yo estoy con URTINE. Lo del 2.0 es un aderezo.

    Lo que tiene que cambiar y abrirse son los mecanismo tradicionales.

    En el PNV en las grandes capitales la forma en la que se elige a los candidatos con un ente intermedio como es Interjunta que con el BB o GBB ello se lo asan y ellos se lo guisan y que los demás sólo pintemos para ratificar esa decisión o proponer algún nombre, me parece impropia de un partido democrático del Siglo XXI.

    La elección de los candidatos internamente tiene que ser más abierta.

    Los candidatos a su vez tienen que ser para circunscripciones, con lo cual se refuerza el caracter personal de estos, y su responsabilidad ante su electorado.

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