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Pactismo mayor y pactismo menor, la desconocida aportación de NaBai (1)

Ion Gaztañaga

Con la hipótesis de una atomización del espacio electoral vasco en la CAPV debido a las recientes creaciones de Hamaikabat y Alternatiba y los movimientos entorno al llamado polo soberanista (la apuesta de EA y Batasuna) o su alternativa “izquierda abertzale política” (una alternativa en torno a los postulados de Aralar) hemos escuchado muchas voces que nos indican que el escenario vasco camina hacia unas nuevas coaliciones electorales que permitan aprovechar mejor la Ley D’Hont. Y el referente para muchos, especialmente entre la llamada “izquierda abertzale plural” o “izquierda soberanista” es sin duda la coalición Nafarroa Bai.

Dejando a un lado las virtudes o problemas de NaBai como coalición electoral, son menos conocidos los pocos documentos políticos acordados por los miembros de la coalición, donde se pueden observar algunos conceptos que han ido apareciendo, no en las propuestas del polo soberanista o de la nueva izquierda abertzale de Aralar, sino en las ponencias políticas de Hamaikabat (ponencia política) y del PNV («Propuesta de bases ideológicas de EAJ/PNV para Nafarroa Bai»). Estoy hablando del concepto del pactismo como piedra angular de la praxis política del nacionalismo, diferenciando claramente el pactismo propugnado por el nacionalismo histórico frente al pactismo anunciado por los partidos de adscripción española o el navarrismo de UPN.

Como mejor podemos explicar este pactismo es citando la ponencia político-institucional de NaBai, que dentro del apartado “Principios Políticos Y Propuestas Generales” dice así en su tercer párrafo:

3.- En su afirmación básica del derecho a decidir de la sociedad de Navarra, Nafarroa Bai va mucho más lejos del pactismo menor y esencialista que sustentan UPN, CDN e incluso el PSN. Nuestra concepción sobre la facultad de decidir y de pactar de los ciudadanos y ciudadanas de Navarra implica que poseen una capacidad constituyente incondicionada y el derecho a establecer libremente su propio régimen político, así como el derecho de negociación con el Estado español para la creación de instituciones comunes desde una posición de igual a igual. Para Nafarroa Bai, los ciudadanos y ciudadanas de Navarra constituyen su ámbito nuclear y exclusivo de decisión. [Vid. Anexo nº 2.- Fuerismo democrático]

En consecuencia, Nafarroa Bai, en sintonía con su concepción de una democracia avanzada y de continuidad y actualización con la cultura fuerista popular, es partidaria de que en el medio y en el largo plazo la sociedad navarra pueda celebrar un pacto constituyente entre iguales con el Estado español. A corto plazo, y, en concreto, para la próxima legislatura, Nafarroa Bai aboga por dotar a Navarra del máximo nivel competencial posible. Por ello debe procederse a la urgente Reforma de la LORAFNA o Amejoramiento, con amplio respaldo político de todos los partidos, y con sometimiento del nuevo texto al referendum popular (evitando lo ocurrido en 1981).

Como podemos observar, con el llamamiento al acuerdo para una capacidad de decidir por parte de Navarra, evitando lo que se llama el “pactismo menor” y entroncando con el fuerismo popular, NaBai se coloca en la más reconocida tradición del nacionalismo histórico, muy lejos de la política y praxis de lo que se conoce como “izquierda abertzale”, que siempre ha sido un movimiento “rupturista” respecto al tracto histórico y las instituciones forales defendidas por el nacionalismo histórico. Además, pone la capacidad de decisión no en el concepto de un pueblo navarro en el sentido de un “pueblo vasco” o “euskal herria” en el sentido del nacionalismo romántico, sino en un «pueblo» navarro basado en ciudadanos que reconocen un ámbito de decisión que tiene una base político-institucional histórica, compartida e innegable, el tracto histórico-político de Navarra.

El párrafo en cuestión no cita el “pactismo mayor” ni define con precisión el “pactismo menor” de UPN, y esto nos da pie a reproducir uno de los documentos abertzales de los últimos que mejor engarzan con los postulados nucleares del nacionalismo histórico, el anexo 2 de la ponencia político institucional de NaBai: “Sobre el Fuerismo democrático de Nafarroa Bai” de la que citaremos la primera parte en este capítulo:

NAFARROA BAI Y LAS DOS CONCEPCIONES DE LA FORALIDAD.

Desde los años 30 del siglo XIX y hasta hoy, en Navarra han coexistido dos corrientes en lo referente a la conceptuación o idea sobre la foralidad.y al régimen de autogobierno. Aunque hablamos de dos corrientes, hay ocasiones en que se confunden en la praxis social, no son tan nítidas y separables. Pero cabe caracterizarlas.

a) EL PACTISMO MENOR Y ESENCIALISTA

Está en primer lugar, la idea que se impuso entre algunas élites a partir de 1836, y se oficializó en 1840-1841 con la “Ley Paccionada”. Por distintas razones ha ido calando en amplios sectores de la sociedad en el último siglo y medio y se ha convertido en hegemónica. Supone la renuncia a la condición de Navarra como sujeto político pleno, dotado de auténticas instituciones políticas nacidas de su propia voluntad constituyente y posteriormente pactadas con el Estado, desde la libertad y sin condicionamientos previos determinantes. Los cuarentayunistas han propugnado desde el principio la aceptación de la Constitución política del Estado, con la contraprestación de un régimen económicoadministrativo singular, concebido como un privilegio “pactado”.

La postura de la oligarquía navarra de renunciar unilateralmente al estatus de reino está claramente definida en 1838 en el Mensaje o Carta a las Cortes que, en nombre de la Diputación provincial –la Diputación del Reino fue desposeída dos años antes- redactó Yanguas y Miranda como Secretario de la institución. La tesis de rechazo de la foralidad política fue reiterada en el Aviso a los navarros de 1843. Por ello se puede considerar a Yanguas como el ideólogo fundador de esta concepción.

Fue esta parte de la élite navarra interesada en el cambio, la que negoció la reforma de los Fueros aceptando estrictamente el planteamiento de la “unidad constitucional”. La ley de 1841 implicaba la renuncia a las Cortes, a una Diputación salida de la asamblea, al Tribunal–el Consejo Real de Navarra-, al ejército, moneda, etc, todo ello a cambio de la apertura del mercado estatal, de una solución fiscal que preservaba los intereses de los detentadores de la deuda pública, y de un sistema peculiar que permitía a la oligarquía gobernar la provincia sin ningún órgano de control. Pero, al margen de la supresión de las instituciones más relevantes, lo fundamental de la negociación estuvo en la renuncia a la condición de sujeto político con capacidad constituyente y pactante, es decir, el pasar, como se ha dicho, de reino a una provincia provista de algunas peculiaridades.

Sabemos que el régimen de 1841 adolecía de un grave déficit de legitimación, puesto que fue negociado por una Diputación provincial, y no por una Diputación del Reino surgida de las Cortes, como lo exigía la Constitución navarra. Pero su contenido fue interpretado muy pronto, en 1848, en términos “pactistas” por José Alonso, y ya en el siglo XX por Víctor Pradera y Eladio Esparza. Se trata de un pactismo menor, para proteger el resultado de esta negociación a la baja y para cerrar el paso al mismo tiempo al pactismo mayor, el que supone devolver a Navarra el poder originario. La argumentación de los dos últimos autores mencionados fue recuperada durante los años sesenta –vigente todavía el régimen franquista- y en los comienzos de la transición por Jaime Ignacio del Burgo, que asumió la doctrina de Pradera, si bien es cierto que sin mayor originalidad desde el punto de vista de la teoría constitucional.

En 1977 la derecha navarra, electoralmente preponderante, aceptó las tesis delburguistas, que se convirtieron en hegemónicas a partir de 1979 con la aceptación incondicional de las mismas por el Partido Socialista.

Ahora bien, hay que poner de relieve el régimen de 1841 y el pactismo menor en que se basa, ganó fuerza como consecuencia de su supervivencia a lo largo del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Es decir, por una praxis larga. Por otra parte, los mismos que repudiaban el arreglo de 1841 por sus vicios de origen y por el resultado de una negociación a la baja, lo defendieron por entender que durante mucho tiempo (salvo durante la II República) no había otra alternativa de autogobierno al uniformismo estatal puro y duro.

Así y todo, el régimen ha sido objeto del rechazo de la mayor parte de la intelectualidad navarra, al menos hasta que sobrevino la sublevación militar de 1936 y la Dictadura de Franco.

Un pactismo menor que no sólo se atisba en Navarra sino también estimula en la mente de los diversos líderes regionales del PSOE y del PP para caracterizar de “privilegio” el autogobierno vasco, amén de las interpretaciones “cuarentayunistas” de Jesus Eguiguren cuando nos quiere convencer de que la ley de 1839 es esencialmente “confirmatoria” de los fueros y es necesario un “arreglo” en la unidad constitucional española al estilo de la ley “paccionada”. Pues pactismo menor es precisamente el tipo de reforma estatutaria que ronda por las mentes de algunos socialistas, ese que a cambio de alguna que otra cesión, aseguren el fin de la “voluntad constituyente” vasca y entierre cualquier atisbo de capacidad de decisión que ponga en evidencia la ilegalidad de la abolición por la fuerza del régimen juridico-político histórico vasco, aquél que impedía su ansiada unidad constitucional española. Sobre el «pactismo mayor», el objetivo del nacionalismo para que el derecho vasco sea restaurado sobre la imposición de la unidad constitucional española, hablaremos en la segunda parte de esta serie.

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9 comentarios en «Pactismo mayor y pactismo menor, la desconocida aportación de NaBai (1)»

  1. Lo del pactismo queda muy bonito para hablar pero dos no pactan si uno no quiere. Y España no quiere, ya se demostro con el plan Ibarretxe, que ni se sentaron a hablar. Hay que dejar de ser inocentes y plantear una acumulación de fuerzas soberanistas. Ea y Aralar deben dejar las envidias a un lado y unirse para que el voto de izquierdas y abertzale, unido al del voto silenciado por Rubalcaba, sea una gran fuerza en las proximas elecciones.

    En Nafarroa la situacion es diferente porque el abertzalismo en minoria y debe ofrecer algo distinto para avanzar. No veo que sea positivo aplicar el concepto de pactismo para las tres provincias.

  2. Pero Bati pero una cosa es que los españatas no pacten y otra cosa es que los abertzales mostremos que queremos pactar y que ellos no lo quieren. Ese es un tira y afloja que es parte de nuestra lucha política y es que además no tiene fin. Pero no se puede ir de shulo por la vida y decir que no a lo que el pueblo quiere, que es pacto y pacto transversal.
    Luego pues chico pues nos sales con lo del pololo y claro va a ser muy bonito ver las caras de los formantes de ese pololo cada vez que ETA produzca un cadáver.
    Y claro el pactismo significa interlocución con los españatas porque si vamos a conseguir algo habrá que acordarlo con ellos porque es que si no no lo vamos a sacar de ninguna parte, pues no creo que tengas chistera de magia ni una vara que al tocarla saque el agua de la piedra, como la de Moísés.

  3. Zorionak a Ion Gaztañaga por este artículo que con su didáctica contribuye a la recuperación de estos conceptos políticos. Son fundamentales para contribuir al diseño de la necesaria estrategia de relanzamiento del nacionalismo vasco.

  4. merrywether, me ha parecido muy interesante tu observacion de que aunque los españoles no quieran, el nacionalismo debe ofrecer el pacto, pues es lo que los vascos quieren. De todas formas, no siempre se puede tener la mano tendida y no conseguir nunca nada, por lo tanto, es inteligente que al mismo tiempo se negocien partidas menores pero importantes o cuestiones como la del blindaje del concierto. Eso si, no aceptar un «pactismo menor» para cerrar en falso, es decir, que no nos den mercancia averiada ni gato por liebre.

    De todas formas, considero que el pactismo menor, ese que intentan hacer en cataluña, hace cabrear a mucha gente. El sentimiento independentista en cataluña ha crecido una barbaridad desde que el se llevan riendose del Estatut desde el cepillador Guerra hasta el Constitucional, que ha puesto el texto del Estatut debajo de una mesa que cojeaba y ya no se acuerdo ni lo que era.

  5. Pactar con quien no respeta los pactos, es un ejercicio inutil.
    Quedara muy bonito, e ilusionara temporalmente a quien se crea el pacto, pero ademas de ser una fuente inagotable de frustracion, esencialmente es un engaño, en el que una parte, la debil, quiere creer mas alla de la realidad, lo que para empezar es un ejercicio de autoengaño, en el que uno da y se compromete y no recibe.
    Se da el caso actual, en el que los unicos que respatamos la constitucion española somos nosotros, ya que hemos pactado en ese limite, y los españoles se la saltan cuando quieren o no la cumplen sin temor a nada, ya que los que interpretan y dirimen, son españoles.
    En terminos de tenis, sacan y restan tambien, lo que hace que los demas seamos convidados de piedra, obligados a ver el partido por cojones.

    La mejor de las puebas de lo que significa el pacto para los españoles, tambien en la actualidad, es el nuevo estatuto catalan, que se ha renovado dando se la circunstancia anomala de que en la Generalitat esta mandando el PSOE y en el gobierno de España tambien… y aun asi, se estan riendo a la cara de los catalanes sin disimulo ninguno….

    Yo entiendo que para el nacionalismo constitucional, es esencial plantear el pacto menor, mayor, o mediano, ya que aun sabiendo que el mismo es un ejercicio inutil y condenado al fracaso, le permite ganar tiempo de gestion y de mantener cierta ilusion en los que consiga engañar….que todo cabie para que se quede como esta… pero en mi opinion, eso no es mas que una trampa, y con el agravante de que esa trampa ya la conocemos.

    Pactar con quien no respeta los pactos, es un ejercicio inutil y peligroso.
    Para eso es mejor no pactar.

  6. En todo kaso, si se ofrece 1 aktitud de pakto y no se respeta, puede pasar lo d kataluña, k la gente se kabrea y se da kuenta del engaño. Xo la aktitud del nacionalismo debe ser lo k pide el pueblo, k en este kaso es akuerdo. Si el nacionalismo pide akuerdo y el otro da engaño, el primero saldra beneficiado y el segundo denostado. K se lo digan al tripartit d kataluña, k anda en horas bajas despues de vender tanto humo. Y eso le pasara a Lopez, k x mentiroso y frentista, tiene la poka aceptacion k tiene.

  7. Es duro y aburrido estar permanentemente con la mano tendida recibiendo tortazos y humillaciones constantes, pero, como dice Igo, es lo que pide el publo, y dejarles en el NO contantemente, el nacionalismo saldrá beneficiado.

    Un artículo muy interesante ION, ZORIONAK.

  8. Y dice Eakide33: «Pactar con quien no respeta los pactos, es un ejercicio inutil.»

    Y yo lo suscribo, desde el inicio hasta el punto. Lo que no tengo claro es que lo suscriba el enunciador o, al menos, lo asuma en todas sus consecuencias. Claro que a lo mejor sostenemos conceptos distintos sobre lo que es un pacto y sobre lo que significa respetarlo. Y así, un día disfrutamos de los oropeles del poder y al siguiente nos ponemos el palestino antisistémico. ¡Maldito posmodernismo!

  9. Eakide 33: te recuerdo que EA asumió y defendió el Proyecto Político-Institucional de NaBai, que es el que hace esta distinción entre Pactismo Mayor y Menor.
    ¿Crees que es compatible con la aplicación del polo soberanista en Nafarroa de la mano de Batasuna?

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